Mi madre no quiere dejarme ir a la oficina hasta que no le diga quién es la mujer que salió de mi casa esa mañana, ruedo los ojos y bebo café mientras mi padre le dice que me deje en paz, que estoy ocupado y que debe dejar de meterse en mi vida.No debí venir a saludarlos esta mañana, pienso mientras intento levantarme, sin éxito, de la mesa del comedor de nuevo.Siento un enorme alivio al saber que el nombre de Clarissa no ha trascendido a la prensa, no saben que fue ella quien salió de mi casa esa mañana.Sonrío al recordar que pasamos esa noche juntos, relamo mis labios y sonrío como un bobo.—No tienes mucho tiempo en la ciudad y ya te relacionan con alguien, ¿quién es, Daniel? —pregunta mi madre sacándome de mis pensamientos.—Mamá, son chismes de la prensa, no creas en todo lo que dicen.Rueda los ojos.—Ya deberías conseguir una mujer seria con la que casarte de una vez, estás situaciones se prestan para malos entendidos, así es como la gente arruina su reputación.Mi padre se a
Repaso el vestido color verde agua sobre mi cuerpo, me ajusta bastante en las caderas, el discreto escote en el pecho me hace ver más elegante de lo que esperaba, así como la gargantilla de diamantes que Xander me ha mandado para que la use esta noche, la prestó una importante joyería, me advirtió.Me relamo los labios esperando a que pase por mí, me agito de vez en cuando pensando que quiera acostarse conmigo de nuevo, siento que no podría resistirlo más.Cierro los ojos aspirando el aire que siento que me falta, a ratos me atormenta un dolor de cabeza y una taquicardia que hace que mi cuerpo se sienta débil.Debo dinero, mi madre no se recupera, estoy sola.Tocan a la puerta, me llevo una mano al pecho, aprieto los labios en un gesto tenso mientras me acerco a abrir la puerta, al hacerlo me dedica una mirada de arriba abajo y me sonríe con picardía.—¡Qué buena que te ves!Paso saliva para deshacer la tensión de mi cuerpo.Entra y me rodea con sus manos por las caderas, me pega a él
Abro los ojos, decidida a no quebrarme, me exijo mantener la compostura y tomo un par de respiraciones para no echarme a llorar en medio de la fiesta. Me siento pequeña, con la necesidad de esconder la cabeza debajo de la tierra y no salir de allí nunca, pero debo trabajar, alzar el rostro y sonreír.Pienso que el alcohol me ayudará a soportar la noche hasta que pueda volver a mi habitación para echarme a llorar a solas de nuevo.Me atrevo a tomar un whisky más, no tan puro, no con mucha agua, lo suficientemente fuerte para desinhibirme, y sentirme poderosa, y así poder dejar de llorar cada cinco minutos cuando recuerdo la expresión de burla de mi prometido al hablar de mí y de mi madre con su asistente en su despacho.Aspiro aire y me tomo el contenido del vaso de una sola vez, arrugo el rostro al hacerlo, no disfruto del sabor de lo que bebo, pero sé que es lo que necesito para no sentir más dolor, al menos por unas horas.Evito a todos los que conozco, con ellos no podría fingir se
Es Clarissa, mi Clarissa. Su rostro no ha cambiado nada, sin embargo, es diferente, hay en su mirada la misma dulzura y candidez que siempre amé, pero ahora también hay algo de frialdad y tristeza en ellos, su forma de abrazarse, y la manera en la que sus labios tiemblan por el frío de la noche me hizo recordar las veces que la vi así y quise ser quien la abrazara para calmar el frío de su cuerpo y darle calor a su alma también, me acerco a ella de forma instintiva, quiero estar cerca de ella. No me reconoce, no quiero aclararle quién soy, se ve decida a tener su noche de pasión con un desconocido, solo que no soy un desconocido, y ella no lo sabe, o más bien no lo recuerda. La miro atento mientras camina abrazada a ella. Se ve hermosa enfundada en un vestido azul marino de mangas largas y de falda larga hasta las pantorrillas, le acentúa el trasero, calza zapatos azules de terciopelo como su vestido que le queda como un guante y abraza sus pechos llenos y su cadera pronunciada, su
Días atrás.Tomo el almuerzo con mis compañeros de departamento porque mi novio que es el director financiero de la compañía, tiene una junta de trabajo, no quería comer con ellos porque hace unos días fue mi compromiso con Xander y sabía que no dejarían de molestarme y hacerme comentarios al respecto.Miro mi anillo de compromiso y dentro de mi pecho se forma una emoción inmensa. Me voy a casar, pienso y el orgullo que siento se nubla por la tranquilidad de saber que estaré junto a un hombre que se ocupará de mí, de mi familia y que no me abandonará.Temía que me rechazara por el terrible momento personal que estoy pasando: mi madre está enferma y apenas puedo cubrir sus tratamientos médicos, y mi padre está desaparecido desde hace meses, dejó atrás una deuda que nos cobran constantemente a mi madre y a mí, es una deuda importante y no tengo de dónde sacar el dinero, no le dije toda la verdad a Xander.Permití que me ayudara solo con una parte, me daba vergüenza que pagara todo, no te
Tiempo actual.Mientras me baño recuerdo la noche que pasé con ese extraño, fue una buena noche, probé que Xander se equivocaba conmigo, sin embargo, no me siento bien recordando la situación, yo no soy así, solo necesitaba vengarme, y sentirme viva, vaya que me hizo sentir viva.Me demostré a mí misma que puedo seducir a un hombre atractivo, e incluso poderoso, porque ese hombre lo era, al menos puedo deducir que es un millonario.Me digo que dejaré esos pensamientos atrás, no volveré a ver a ese hombre, era solo un invitado más a la fiesta de mercadeo de un pequeño proveedor, quizás era el dueño o un banquero.Tuve que asistir a esa fiesta con el corazón destrozado porque mi jefa no podía ir y no podía faltar también, aunque no estuviera de ánimos.Nadie podía sospechar que algo pasaba entre Xander y yo, ni él mismo, tenía que pensar bien como abordar mi relación con él, mi economía no era la mejor, estaba pasando por demasiadas cosas.Lo descubrí un viernes, y pasé todo el fin de se
Mis manos tiemblan, sus ojos se posan en los míos, se levanta y tiende su mano en mi dirección.—Encantado, Clarissa, mi nombre es Daniel. Ya sabemos nuestros nombres —dice con picardía mostrándome una sonrisa encantadora, asiento con la cabeza, con los ojos muy abiertos.—Un placer —digo con timidez.Puedo sentir la tensión.Siento que el corazón se me va a salir por la boca, miro a Ileana quien sonríe tensa.—Daniel, siéntete en libertad de pedir lo que necesites, Clarissa es nueva en nuestro departamento, pero ya tiene muchos años en la compañía y está familiarizada con todo, en un momento debe subir Benjamín.—Gracias, Ileana, me parece bien que me faciliten este recurso —dice señalándome —, si conoce la compañía, me será muy útil su presencia, además de agradable.Ileana alza una ceja y sonríe.—Para empezar te hará entrar en la red interna —dice, me hace señas, camino con pasos temblorosos hasta él, quien se sienta y me mira con la barbilla alzada.Coloco los datos en la computad
DanielMi cuerpo está alterado por la presencia de Clarissa, deseo besarla y abrazarla, debo controlar mis impulsos, pero, además, veo a este imbécil de Valverde irrumpir en la sala como si fuera el dueño de todo, lo reto con la mirada.—Buenos días, puedes pasar —digo con ironía. Me tenso sin poder deshacer mi incomodidad por su presencia, de los Valderve es el que menos me agradó siempre.Alza la cara, hace un gesto de desagrado con la nariz.—Evans, vine a ver a mi novia, no a hablar contigo, no te lameré los huevos como hacen los demás, para mí no eres más que un bravucón —dice, y yo alzo las cejas ante la noticia de que es el novio de Clarissa, la volteo a ver, parece asustada, baja la cabeza, no me vuelve a mirar.—Está trabajando conmigo, por si no te diste cuenta —respondo molesto.Bufa y sacude la cabeza, siempre fue un malcriado, bueno para nada.—Clarissa, necesitamos hablar, pasa algo, lo sé, no me has respondido los mensajes ni las llamadas, sé que estás molesta por algo.