Kiara White es una chica humilde, que trabajaba de camarera en un elegante restaurante de la ciudad de Nueva York. Atenta, carismática y noble, pero con una carga en sus hombros que nadie más que ella conoce y un sueño incumplido que ve fuera de su alcance, pero todo cambiará cuando aparecerá él. El Ceo del Holding Armstrong, un hombre arrogante, egocéntrico y mujeriego que no le importa nada más que su libertad, pero con una cláusula a cuestas que debe acatar para no perder su poder. Sin embargo, las apariencias pueden engañar y sorpresas te puedes llevar. Reagan jura tener un corazón de hielo, pero el alma de Kiara es fuego puro, que derretirá esas paredes de frialdad que construyo por años, pero no todo será fácil, ya que, para vivir un romance perfecto, obstáculos tendrán que afrontar.
Leer másMuchas gracias a todas las personitas que estuvieron desde el comienzo y a los que se sumaron en el camino. Estoy eternamente agradecida con cada una de ustedes que se dieron el tiempo de leer esta historia que es tan especial para mi. Gracias por la paciencia que tuvieron y por el amor que le dieron a esta historia. Es un poco larga, pero autoconclusiva con un final que a mi en lo personal me gusto mucho. Les mando un abrazo grande y nos leemos quizás en otra historia. Quizas en la historia de Julián y Raven, pero esa sera mucho mas corta. Con Amor, se despide Elika Larrea.
“LA FAMILIA ES COMO UN LIENZO LLENO DE MATICES, ALGUNOS DE COLORES BRILLANTES, Y OTROS DE MANCHAS OPACAS, PERO SIEMPRE ES UN ARTE IMPERFECTO Y MÁGICO QUE ADMIRAR"TRES AÑOS DESPÚESREAGAN—¡Joder! —vocifero por toda la casa—¡Vamos a llegar tarde! ¡Apúrense!Me masajeo la sien en medio de la sala de estar, lidiando con las dos pesadillas de tres años que no me dejan tranquilo.Rain, la niña de cabello azabache, con cerquillo y ojos azules como el cielo no deja de tironear mi pantalón tirada en el suelo. Mientras sostengo en mis brazos a Rose, que es idéntica a su gemela, llorando porque quiere ver a su mamá.Ambas me revientan el tímpano con sus escándalos.—¡Quielo a mi mamá! ¿Polque no está con nosotlos? —pregunta Rose entre sollozos, que le enrojecen las mejillas.Le limpio la cara y suspiro para responderle, pero me distraigo cuando aparece Kelly desde el pasillo que viene con mi otro hijo, Kaiden, tomados de la mano.No puedo evitar sonreír.Kelly por fin se curó, está libre de su
KIARAReagan va manejando un poco silencioso. Siento que medita cada acción que tengo para con él, pero no interrumpo sus pensamientos. Se lo que soy y se lo que es él. Lo amo y eso no va a cambiar. Pongo la radio y Lana del Rey vuelve a sonar.—Eres adicta a esa cantante.—La amo —confieso—. Es que su voz es de otro planeta.—¿Me tengo que poner celoso?Me rio y me acerco a dejarle un beso en la mejilla, cuando se estaciona en un semáforo que ha dado rojo. La lluvia sigue golpeando el cristal.—No, porque tú eres la única persona que quiero tener en mi vida. Te amo Reagan y siempre lo voy a ser. Eres mi primer y único amor.Sonríe de medio lado y toma mi mano para dejar un suave beso en mi dorso. Luego llegamos al centro oncológico. Me bajo y corremos a la entrada para no mojarnos, pero un segundo después Reagan tira de mí, que termino chocando en su pecho firme.—¿Qué haces Reagan?Me gira sobre mi eje dándome una vuelta, mientras que la lluvia helada me moja la cara. Él toma mi c
KIARAAun no lo asimilo.¿Multimillonaria yo? Es como si me hubiera sacado la lotería, pero con ese sabor amargo en la lengua. No se siente bien ser dueña de todo, bueno si es que paso aquella prueba. Estoy como en una especie de trance pensando y mirando a la vez, la lluvia que cae y golpea el cristal del ventanal. El cielo gris me da escalofríos en todo mi cuerpo y me abrazo a mí misma buscando calor, sin contar que mi mente no puede dejar se pensar en que el abuelo de Reagan desheredo a medio mundo. Fue como si todo su esfuerzo quisiera tirarlo por la borda.No le importo perder nada. Tan solo lo hizo con un solo fin y es que cada uno busque su propio futuro y trabaje por ello. No le veo otra explicación a donar todo su dinero y sus bienes a una extraña o a una fundación.Y ahora entiendo porque Renata insistía tanto en que Maite, fuera su esposa, si siempre detrás hubo un plan para quedarse con toda la herencia. Maite era manipulable y más fácil de quitarle toda una vez que se c
KIARAEl abogado Harris Hamilton me guía a otra sala, que está en el mismo piso y en el mismo edificio.Entramos a un despacho muy bonito, lleno de antigüedades que me recuerdan como a una casa de un abuelito que colecciona momentos. Hay muebles de roble que brillan y una amplia biblioteca que ocupa toda la pared. La alfombra persa roja ocupa toda la mini sala que hay en un costado y en la cual me lleva para sentarnos en los sillones de cuero blanco.Un tocadiscos hay en un rincón y lámparas de pie que le dan un aire sofisticado con las pantallas artesanales. El abogado me ofrece tomar un café, pero niego ya que con el agua que tome, me van a dar ganas de orinar.Un hombre de gafas y de avanzada edad llega a la sala cargando un maletín negro.El señor Harris me presenta, ya que él es el examinador que tomara la prueba del polígrafo, la cual consiste en un tipo de medición utilizado para el registro de respuestas fisiológicas, registra la variación de la presión arterial, el ritmo car
KIARALlego con la hora justa a la oficina del abogado del señor Royer sosteniendo la carpeta con todos los documentos necesarios. Las puertas dobles de vidrio en el cual tiene el logo de su nombre me reciben. Es un estudio bastante grande, elegante y sofisticado. Camino por el pasillo de mármol y hay dos señoritas de traje negro que están detrás de un mesón de madera de nogal, que parece casi de chocolate. Me dirijo a la de cabello cobrizo, ya que la rubia se ve que esta más ajetreada con el teléfono que tiene en su oreja atendiendo quizás algún cliente malhumorado. —Buenas días ¿En qué puedo ayudarla? —pregunta amable.Me aclaro la garganta para contestarle.—Buenas días. Tengo una cita a las 10:00 de la mañana con el abogado Hamilton. Ella revisa el computador, teclea y verifica las horas en una agenda.—¿Usted es la señora Armstrong?—Si, soy yo. —Espéreme un momento. Hare una llamada para avisar de que usted esta aquí.Asiento, mientras me entretengo mirando los cuadros que
REAGANMe voy al despacho del que fue mi padre y sin mirar más a mi alrededor, camino directo a donde me señalo. En la pared blanca que está detrás de su escritorio, esta colgado aquel cuadro familiar que nos tomaron cuando éramos muy pequeños. Raven tan solo tenía tres años, yo once y Robert quince.Mis padres salen abrazados, tan sonrientes que nunca podre dimensionar del todo la maldad que ocultaban esas sonrisas que creí sinceras. Mi abuelo Royer me está abrazando, mientras Robert le hace caras graciosas a Raven que llora en la falda de la abuela. Es la única fotografía que tenemos los seis juntos, como una familia aparentemente normal.El fotógrafo que saco aquella sesión nos hizo distintos ángulos y tomas, pero cada una de las imágenes terminaron guardadas en el baúl de la abuela, que cuando la esposa de mi abuelo murió, nos encontramos con todos sus tesoros más bonitos. Por eso papá decidió mandar a agrandar aquella fotografía haciendo alusión a la familia que siempre fuimos
REAGANMe estaciono frente de la propiedad de los Armstrong con un nudo en la garganta, ya que desde que ocurrió todo, es que no he pisado este lugar que ya no me gusta, porque me trae malos recuerdos.Me bajo del McLaren y camino por aquellos caminos de piedras, que alrededor están los jardines llenos de rosales rojos, blancos y amarillos junto al césped verde, que el olor dulce de los pétalos se filtra por mis fosas nasales, mientras que llego a la entrada.Ahora que estoy en la terraza, me doy cuenta que todo este tiempo, aislé de mi memoria todo lo que me provocaba dolor, preferí enfocarme en el trabajo, en el pequeño departamento que aún no dejamos con Kiara, ni con Raven y en el centro oncológico de Kelly, rogando por su recuperación, que por fin ocurrió, dejándome más tranquilo.Pero todo lo demás lo dejé lado, aislé el dolor, aislé la frustración de no poder lidiar con las pérdidas y aislé la ira de saber que hay cosas que simplemente nunca voy a poder controlar.Gracias a Kia
KIARAReagan sale del ascensor, vistiendo con un traje azul rey, camisa blanca con colleras de plata y su corbata rayada azul. Luce unos zapatos café claro bien lustrado, que prácticamente brillan.Me quedo observándolo, porque esa estampa y postura sexy nunca desaparece. Camina con una seguridad que te hace temblar y una altivez superior a todos los que le rodean. Una mano en su bolsillo y se peina el cabello con la otra.Es un ser de otro planeta, que incluso algunas chicas que están en la sala de espera se dan vuelta a mirarlo, babeando sobre él. A veces los celos me invaden un poquito generándome esa sensación en medio del pecho, pero cuando me mira como lo hace ahora, todo enojo e inseguridad desaparece, ya que siempre me muestra que tan solo tiene ojos para mí.Me levanto a recibirlo y me cuelgo de su cuello en medio del pasillo. Su sonrisa me hace delirar y ansiarlo cada día más, que estampo mis labios en los suyos. Sus manos se enredan en mi cabello largo empuñando mis hebras