KIARA
Me subo al vehículo negro de sillones de cuero. Reagan me presenta a Peter, y este último maneja hacia al hospital central.
No sé porque confese eso, pero Reagan me da confianza. Una que nunca antes tuve. Lo miro de reojos, porque va concentrado en su celular tecleando no sé qué.
Suspiro pesadamente. No puedo creer que haya aceptado, pero lo hice. Ahora solo debo afrontar todo lo que venga. Ocho meses que serán una montaña rusa de sentimientos. Lo sé, porque en menos veinticuatro horas ha pasado de todo.
Reí, lloré, peleé, coqueteé y también me genero confianza para ser seria y hablar cosas de las cuales a mi si me importan.
Vuelvo mi vista hacia la ventana. La ciudad iluminada y los recuerdos me golpean la mente, ese suceso sigue estando presente, que de los nervios juego con el anillo que tiene piedritas de circonio negro que llevo en el dedo medio. Es el único regalo que me dejo mi mamá. Su partida fue tremendamente d
REAGANEl sol de la mañana se refleja en los ventanales grande que dan vista a los cientos de edificios. Notando como mi rascacielos es el más alto y moderno de esta zona empresarial. Sorbo el café de grano, pensando en aquella chica de ojos grises salvaje que el destino decidió que conociera, por alguna extraña razón pienso que ella apareció en mi vida para enseñarme algo.Es tan distinta a las demás, que me provoca una real curiosidad.Sin embargo, soy tan cobarde, que llevo seis días sin llamarla ni mandarle un mensaje. Perdí la cuenta de cuantas veces he abierto el whassapp para escribirle, pero nada me convence.No se como escribirle, sin sonar ansioso.Y no sé porque putas me cuesta tanto, decirle que nos veamos otra vez. Tengo la excusa perfecta, sin embargo, no me sabe bien el mentirle tan descaradamente. No con la chica que voy a pasar m&aa
KIARADesde el miércoles que no he sabido nada de Reagan. No es como si me importara, pero se siente raro no tener ni siquiera un mensaje de él o alguna instrucción por cumplir, se supone que este sábado es la subasta y cena de beneficencia que hacen para juntar recursos económicos para la fundación, pero ya estamos a martes y aun no me dice nada.Es casi una semana de ausencia, pero le quito interés y sigo en lo mío, realizando mi rutina diaria, pero de vez en cuando a mi mente le gusta divagar en esa propuesta tan descabellada.Propuesta que me alborota un poco las hormonas poniéndome muy nerviosa, es que odio la seducción del Ceo, una que es de temer. Tiene un encanto difícil de ignorar, porque su sonrisa perfecta y esos ojos azules, te guían al mismo paraíso.Cierro los ojos y me intento concentrar, pensando en mi fin de semana.El doming
KIARASus labios son suaves, a pesar de la fuerza que ejerce contra mí. Reagan me muerde el labio inferior, que suelto un jadeo de la impresión, cosa que aprovecha para saquear mi boca, juega con mi lengua, que se niega a responderle.Mis manos se presionan en su pecho firme y duro e intento alejarlo con todas mis fuerzas, pero no se detiene, sino que lo empeora, cuando baja sus manos grandes acariciándome la espalda y pasa su brazo por detrás pegándome más a su cuerpo. Con una rodilla me separa las piernas y me alza como una pluma a su regazo, que por inercia mis muslos aprisionan sus caderas y mi espalda se golpea con la pared.El bulto de su entrepierna se roza contra mi intimidad, la cual percibo como aflora aquella humedad que me niego a sentir, pero me acalora todo con ese beso ardiente y voraz que me está dando logrando lo inevitable.Lo alejo para tomar aire, pero Reagan me besa el
REAGANLos rayos solares de la mañana se filtran por la ventana dándome en el rostro, que me doy vuelta en la cama para evadirlos porque me molestan, pero termino cayendo al piso con un sonido sordo.—¡Maldita sea! —vocifero cuando me he pegado en todas las costillas. Me siento en el suelo y parpadeo varias veces acostumbrándome a la luz incandescente del lugar, dándome cuenta de que estoy en un sitio desconocido.Una habitación modesta la cual no conozco ni en sueños, pero se que es de mujer por la decoración tan femenina.Hay una cama sencilla de una plaza con cobertores morados y grises. La ventana de la pared izquierda tiene un marco blanco que le dan aspecto angelical y ni de decir del escritorio de madera que está lleno de libros y tubos de pinturas con pinceles desparramados para todos lados.Block de hojas en un rincón, junto a lienzos en blanc
REAGANKiara llega diez minutos después solo con un vestido rojo de tirantes. Sus piernas torneadas, bronceadas y gruesas y el que vaya descalza le dan un aire de inocencia y a la vez picardía que nunca la abandona. Tiene una dualidad exquisita que me hace mirarla como un baboso.—Deja de mirarme así —espeta molesta sentándose en el taburete.—No me darás las gracias —frunzo la frente y muevo mis manos hacia los platillos gourmet de comida—. Mira lo que me esmere en prepararle la cena a mi futura esposa.Se ríe y niega.—Tú definitivamente no tienes remedio.—Soy un chico básico —me encojo de hombros.Su mirada gris me encandila y luego se pasea por mi torso desnudo mordiéndose el labio, que me pongo aún más erguido quedándome de pie al frente de ella. Solo la encimera de la cocina es la
KIARA Entro furiosa al edificio, el pecho me arde y tengo tantas ganas de devolverme y gritarle que es un grandísimo imbécil. ¿Como tan idiota de no acordarse de lo que sucedió anoche? A pesar de las circunstancias, para mi… para mi… «¡Carajo!» para mí fue especial y fingí que no me dolía su m*****a indiferencia. Me comporte como una señorita, porque sé que no tengo derecho a reclamarle absolutamente nada, porque no somos nada. No me debe explicaciones de ningún tipo. Sin embargo, estuve todo el día pensando en ese beso que me provoco de todo. Tan solo imaginarme como me tomo en aquel callejón, las sensaciones que experimento mi cuerpo vuelven como un torbellino cada vez que lo evoco, mis labios arden y el corazón se me acelera como si tuviera taquicardia, generándome ansiedad. Y cuando llegue y vi al lindo ahí de pie semidesnudo, solo quería saltarle encima y que me tomara como un animal. Nunca pensé que esa acción de
REAGAN “Ya me contaron que tu gusto es otro misterio por develar ¿Puedes creer que mi propio empleado me negó la solicitud de aprobar tu vestido? A sí que, como es una elección a ciegas, me toca confiar en tu sentido de la moda, por eso espero que te veas bonita” 10:06 A.M. Le escribo a Kiara después de que Jeremy hoy en la mañana me ha llamado para informarme que el vestido y los accesorios han queda perfecto en ella. Solo falta las joyas para que su atuendo este completo, joyas que pienso regalarle. Aun así, intente de todas las formas posible que me revelara su atuendo, pero se negó pidiéndome disculpas de no cumplir mis órdenes, ya que prefería que fuera un secreto entre ella y él, como si fueran íntimos amigos. Lo único que me dijo fue que era hermosa, como si no lo supiera y que el gusto había sido de la misma Kiara, cosa que me pone inquieto, porque por lo poco que la conozco sé que ama todo lo que es sencillo y odia l
REAGAN Julián sigue riéndose, por la forma en que pare en seco a mi madre y a mi ex. Esta al teléfono, mientras yo manejo directo a una de las joyerías que tengo aquí en Manhattan. —Sus caras fueron épicas —dice mi amigo—. Mañana va arder troya, y no lo digo yo, lo dice la lógica. —Solo espero que Kiara sea lo suficientemente fuerte, para aguantar, porque mi madre si o si le hará la vida imposible. —Pobre chica, deberías avisarle. —Le estoy pagando —digo, pero más haciéndome un recordatorio para mí—. Igual no soy tan cabrón para dejar que alguien la trate mal, pero ella debe aguantar, si no, esta farsa solo será tiempo perdido y dinero gastado para nada. —¿Ya le disté algún adelanto? —cuestiona. —No, le voy a pagar cuando cumplamos un mes juntos. —Suena hasta romántico —se empieza reír—. Ya… me tengo que ir, voy a ir yo a la reunión de socios, pero mañana estaré en primera fila viendo el desmadre que ha