Lejos del territorio humano, pasando cientos de kilómetros de bosque y otros lugares naturales que no han sido explorados por ellos, existe el reino de Mnaker, un lugar más antiguo que lo imaginado. Un sitio reinado por los licántropos, seres que saben distinguir muy bien sus tierras y que han definido sus dominios latentemente. De hecho, sus últimas enemigas perecieron al retarlos, mujeres fuertes y regentes en la magia, pero no fue suficiente para sobrevivir... las brujas.
Aquel reino había visto levantar a grandes guerreros que aportaron esa estabilidad y paz de la cual ahora gozaban. Diferentes líderes se agrupaban en clanes que rodeaban la gran ciudad, el castillo principal donde regia el lider absoluto... El Alfa rey. En cuanto a su estructura podemos hablar de algo totalmente diferente a lo que los humanos construían. Sus murallas ni templos eran construidos con piedras, existía un mineral muy parecido al cristal, azul brillante que daba luz en cualquier hora del día, además tan resistente para evitar ataques enemigos. Las luces podrían sustituir perfectamente la luz solar pero la dejaban correr pues los árboles aún la necesitaban. Los lobos dependían de la tierra y de otros elementos que esta les brindaba. Pero el espectáculo principal llegaba con la noche. Los cristales reaccionaban con la luna brillando aún más, pues de esta energía se cargaban, era algo digno de apreciar. Sus calendarios estaban basados en esas etapas de la luna y sus poderes estaban totalmente vinculados desde que la magia les dió sus poderes. Una raza que fué evolucionando a tal grado de convertirse en el pilar del mundo, aunque estuvieran escondidos y aislados. Su política era involucrarse lo menos posible con otras especies. Hubo algunos casos de lobos que salieron a explorar y no les fue nada bien. No solo porque las otras especies los veían como monstruos, también porque sin la magia de aquel lugar, perdían muchas virtudes, habilidades que los definían como especie y les permitan alzarse. La ciudad principal llamada Kripolis, estaba en el centro de todo aquello. Edificios altos, con los mayores lujos que se pudieran obtener. Ahí había representantes de todos los clanes, y por supuesto el hogar del alfa rey quien desde ahí dirigía todo. Un palacio tan alto que podía verse el país entero. Los cristales, más duros que el acero habían sido moldeados para construirlos de esa forma. Las aguas que recorrían el país tenían lo necesario para hidratar aquellos cuerpos mágicos, mantenerlos jóvenes y con virtud. Pero había algunos que deseaban verse más maduros. Aquellos que habían optado por no procrear ni casarse, entonces no bebian esa agua tan seguido para poder madurar. En cambio, los que deseaban procrear, la bebian constantemente para mantenerse jóvenes y poder hacer una especie fuerte. Era una sociedad perfectamente destruida y establecida, aunque también tenía fama de ser muy impulsivos y solución todo por la fuerza, era parte de su naturaleza, pero no por eso debía descartarse la gran inteligencia y habilidad que tenían para enfrentarse al mundo. En aquella cúspide, el congreso de Lobos se reunía en el gran salón. Un lugar con él piso menos brilloso que las paredes pero aún más lujoso pues era de plata en su totalidad, un mineral que mantenía en calma a los licántropos y hacia bien a sus pies, una buena circulación. En el extremo norte, pegados a la ventana, estaba una gran mesa redonda de oro, a su alrededor había trece sillas de las cuales doce estaban ocupadas, dejando el espacio vacío para el alfa rey. Los ahí reunidos parecían preocupados, incluso un poco desesperados por estar ahí. —Llevamos muchas horas esperando.—Dijo uno de ellos, el más joven.—Estoy aburrido. —Solo han pasado tres horas desde que nos pidieron venir.—Le respondiendo uno que estaba a su lado cuyos ojos eran los más resaltantes por su color rojo. El silencio se hizo presente nuevamente, era cierto que habían estado esperando bastante por noticas, estas se habían retrasado, algo poco común en ese tiempo. Habían bebido una "guarana" bebida típica elegida solo por los altos mandos. Elaborada de una fruta mágica muy rica con un baño de cristales. Un deleite y un estimulante de fuerza. —El rey ya tardó demasiado.—Continúo el más joven.—Era una tarea muy sencilla. Todos los miraron, pensaron que era muy desafiante al decir esas palabras, sonaba a que él podría hacer algo mejor que el mismo rey, un acto de soberbia muy marcado. Aunque algunos lo pensaban, nadie se atrevía a decirlo. Algunos más estaban en contra, sabían que no existía nadie mejor que el rey alfa, entre este grupo estaba el más anciano de todos y que era el encargado de poner orden así que tuvo que intervenir para que no se saliera de control la reunión. —Nuestro rey quizo hacer esta misión precisamos para garantizar el éxito.—Los miró a todos muy profundo mientras hablaba con un tono seco.—El reino de los humanos está lejos, él es muy cauteloso, confiemos en él. —Son tres días de camino para nosotros.—Insistió el lobo joven.—Matar a una mujer casi humana debe ser rápido, una presa fácil.—Suspiró para golpear la mesa.—Han pasado 30 días y aún nos sabemos de él. El silencio se hizo presente, todos tenían distintas teorías en sus cabezas para determinar lo que sucedía. Desde que el rey estaba perdiendo tiempo para ponerlos a prueba, hasta que la bruja fue más astuta que él y lo mató. Cualquiera que fuera la situación, nadie tenía la certeza. El viejo lobo quería intervenir de nuevo en favor del rey para calmar las aguas. Afortunadamente para él no fue necesario pues un ruido les alertó que alguien estaba cruzando las puertas del reino. Era el rugir de los lobos que presenciaban como si rey entraba. Las grandes puertas se abrieron dejándolo pasar. Esto provocó un gran alivio en todos, principalmente en el viejo lobo que no sabía cómo calmar a todos los reunidos. El rey alfa cruzó y puso rumbo hacia el gran salón dispuesto a reunirse con quienes lo esperaban. Erikoc estaba en casa.El rey alfa contemplaba por la ventana su vasta ciudad, veía a los cientos de licántropos que ahí habitaban, cada uno leal a su reinado así como también en posible peligro.Sus seguidores cantaban victoria tras derrotar a sus enemigas las brujas pero siempre con el temor que apareciera un nuevo enemigo.En el palacio estaban todos reunidos esperando el reporte de Erikoc, necesitaban escuchar que la presa había sido asesinada. Aunque todos confiaban en su líder y lo daban por hecho.—¿Cómo le fue en su viaje?—Preguntó el más viejo cuyo nombre era Saúl, con un tono pasivo Pero Erikoc no respondió nada, suspiró para seguir mirando por la ventana, parecía que al estar ahí sentía culpa por los suyos, pues que la joven Penélope siguiera viva, era peligroso para ellos aunque ella no lo supiera.—No tenía memoria.—Por fin rompió el silencio para dirigirse a su audiencia.—Para ella solo era una simple humana.Todos los miraron, no sabían el motivo para aquellas palabras, no era común en él ex
—Quitate la ropa por favor,—la respiración de Penélope era muy agitada—quiero que me hagas tuya como la última vez.El momento cumbre estaba a punto de llegar. Los dos amantes se habían estado besando apasionadamente por algunos minutos. Estaban en una habitación de una posada lujosa, había velas rosas y fragancias cítricas como en las ocasiones anteriores, eran las favoritas de ella.Llegaron ahí dispuestos a entregarse su amor mutuamente, después de varios días el deseo aumentaba y hacia que cuando estaban juntos no perdieran el tiempo en absoluto.—Quitatela, quiero tocar tu pecho ...—Insistió ella mientras le quitaba a jalones la camisa azul qué traía puesta.—Tus brazos, quiero que me presionen con fuerza, la justa para atraparme en ti.Erikoc solo la observaba excitado mientras cumplía sus deseos. Él también deseaba quitarle la ropa y sacarse con ella, pero como todo buen amante, permanecía paciente.Penélope cumplió su objetivo arrancándole por completo la camisa, lo despojó de
Un sueño, así es como Penélope le llamaba a sus experiencias con Erikoc. Desde que se fue, esa era la forma en que se comunicaban. Aunque ocurría mientras dormía, no sabía si era exactamente un sueño pues se sentía tan real, de hecho esas experiencias sexuales que ocurrían durante ese periodo eran como si las tuviera realmente. Amanecia satisfecha, exaltada, relajada, tanto como si hubiera pasado la noche con un gran amante.Quizá era un tipo de telepatía que solo dos almas gemelas podían tener. Una experiencia única pero que era tan rara y pensaba en ella cada día al despertar. ¿Estaré obsesionada?, ¿será real?, ¿existirá eso realmente? Eran solo algunas de las preguntas que se hacía al abrir los ojos. Mientras contemplaba el sol entrar por la ventana, tocaba su cuerpo, estaba muy cálido y no era solo por las cobijas, era como si realmente hubiera dormido con alguien.Estaba un poco abrumada, podía incluso sentir el olor del hombre lobo, algo que le hacía cuestionar si en realidad e
Una broma... De eso es lo que se trataba, una muy mala para quienes se habían encontrado con esos seres como era el caso de las dos amigas que estaban resguardadas con mucho miedo.La broma de le había ocurrido a unos artistas que trabajaban en una taberna, hicieron el disfraz de una bestia y se la pusieron para andar por la calle jugando. Todo eso con la intención de hacer publicidad. Incluso el nombre de aquella taberna fue cambiado a "licor de la bestia" Ese lugar estaba haciendo todo lo posible por resurgir de entre las cenizas y de nueva cuenta comenzar a vender más. Algo que era posible en una grande y poblada ciudad, solo necesitaba el empuje y la reciente situación con los rumores de aquel ser les daba la oportunidad.En las calles al inicio pensaron que era verdad, muchos vieron el disfraz y se asustaron. Las personas estaban en guardia pues un rumor así generalmente llevaba algo de verdad, así que nadie estaba dispuesto a arriesgarse y averiguar. En cuanto se dieron cuenta d
Erikoc estaba muy tranquilo reposando en su sillón. Estaba meditando la situación, lo que más le consumía era pensar en su amada, la extrañaba y deseaba verla. Sabía que no le había pasado nada, la conexión que tenían iba mucho más allá de lo físico, sus almas estaban conectadas y sabía que ella estaba a salvo. Pero su preocupación era muy evidente, sabía que sus hombres intentarían buscarla una vez que les surgiera la idea de que él no hizo nada contra las brujas. Un poder así de grande no se iba a quedar dormido para siempre, sabía que ella despertaría sus poderes en algún momento, la pregunta era ¿Qué haría en un caso así?La magia era el elemento más temido por los licántropos porque era lo único que los podía matar, además de maldecir o hacer ejercicio su reino cayera. Un conjunto de brujas sería lo menos apto para su reino y los intereses.Erikoc bebió de su vaso deseando que aquello nunca sucedería, rogaba porque Penélope nunca recupera su memoria y viviera como humana. Temia
Habían pasado muchos días en los cuales Penélope se sentía vigilada. Desde que vió a aquel hombre sus sentidos estaban alerta pues sabía que no era normal. Después de sus encuentros con los hombres lobo y de que estuvo en peligro, no era para menos.Aquello lo seguía manteniendo en silencio. No deseaba decirle a nadie lo que vivió y mucho menos lo que su amante le dijo, pero en su mente seguía pensando qué podría hacer. Incluso se había planteado la idea de irse de ahí pero se detuvo al considerar que no había un sitio seguro, nada le garantizaba que yéndose incluso a otro reino lejano, estaría fuera de peligro.Confiaba en que Erikoc cumpliría su palabra y la protegería, aunque no estaba claro de que, solo sabía que algo la acechaba y lo único que podía deducir es que tenía que ver con esa raza a la que su amado pertenecía.Esmeralda era la única que sabía y como toda buena confidente le ayudó a saber más del tema. Juntas investigaron las leyendas de los hombres lobo, lugares de res
Su mirada era penetrante, mucho más de lo normal. Se deleitaba con su baile mientras sonreía discretamente.La hermosa Penélope lo había notado. Pasó de ser un espectador más, a alguien que solo la miraba a ella.Hasta cierto punto era placentero tener un fan así. A pesar de estar lejos, podía notar que era un hombre guapo, con mucha personalidad y un estilo único.Lo había visto un par de ocasiones antes como su espectador. "Debe gustarle mucho la obra" Pensó cuando lo vió ahí por tercera vez. Esos fueron los últimos pensamientos que le dedicó para centrarse en su actuación. Estaba por llegar el desenlace y este requería de toda su atención.La función ocurría en el reino de Wurd, uno de los más grandes en el mundo y el que había logrado mantenerse más estable en las últimas décadas.Debido a esto los artistas pudieron progresar pues las personas necesitaban entretenerse. Las obras de teatro así como la música y la danza, sobresalían entre todas las demás ramas, convirtiéndose en l
La noche ya había abrazado a la ciudad por completo. Había poca visibilidad, las antorchas no eran suficientes pero ayudaban a no perderse en el camino.Con el tiempo, los habitantes de esas ciudades que recorrían los caminos desarrollaban un instinto para caminar. Además de un estado de alerta para estar al pendiente no solo de bandidos, también de otros peligros como animales.Erikoc y Penélope se fueron a una posada a las afueras del pueblo, ahí es donde el interesante hombre se había hospedado. Era la más lujosa de aquella zona, el trato que recibían no era para menos así como las intenciones, tenían lo mejor que se podía aportar en toda esa ciudad.Al llegar ahí y ser recibidos como clientes de élite, caminaron hasta la habitación que alquiló, la invitó a pasar muy cortésmente como en todo momento. Una vez dentro la sentó en la cama y después sirvió un poco de agua para ambos. Hacia tanto calor que era necesario.Penélope estaba muy bien atendida pero aún seguía con mucha desconf