La noche ya había abrazado a la ciudad por completo. Había poca visibilidad, las antorchas no eran suficientes pero ayudaban a no perderse en el camino.
Con el tiempo, los habitantes de esas ciudades que recorrían los caminos desarrollaban un instinto para caminar. Además de un estado de alerta para estar al pendiente no solo de bandidos, también de otros peligros como animales. Erikoc y Penélope se fueron a una posada a las afueras del pueblo, ahí es donde el interesante hombre se había hospedado. Era la más lujosa de aquella zona, el trato que recibían no era para menos así como las intenciones, tenían lo mejor que se podía aportar en toda esa ciudad. Al llegar ahí y ser recibidos como clientes de élite, caminaron hasta la habitación que alquiló, la invitó a pasar muy cortésmente como en todo momento. Una vez dentro la sentó en la cama y después sirvió un poco de agua para ambos. Hacia tanto calor que era necesario. Penélope estaba muy bien atendida pero aún seguía con mucha desconfianza. Esa que por más que quieras dejarte envolver por una aventura loca o turbolenta, no se va. Está ahí constantemente haciendo equipo con tu mente para decirte "precaución, precaución, precaución" No sabes de qué o si deberías tenerla, lo único que sabes es que está ahí, latente sin permitirte disfrutar el momento. Erikoc lo sabía perfectamente. Era como si pudiera leer los pensamientos a través de los ojos de su acompañante. Un talento que parecía dominar muy bien y sacaba provecho, pues jugó cada uno de sus movimientos, cada una de sus fichas en hacer que ella se sintiera confiada, quería envolverla en un ambiente único, un espacio mágico. Se apoyó con conversaciones interesantes, habló de sus viajes, de las muchas personas que conocía. Nuevamente se hizo sentir muy viejo, de lo cual Penélope se reía pues se veía apenas un hombre maduro, algo que aumentaba su atractivo. También sabía cómo utilizar el cuerpo para llevar a cabo ese ambiente. Sus gestos, sus manos, cada movimiento eran un complemento ideal para que ella quedara envuelta dándole su atención totalmente. Penélope rara vez estuvo participativa, al menos con palabras pues si timidez a la hora de hablar era sustituida por las miradas candentes y seductoras que lanzaba a su acompañante, quien se sentía cada vez mas confiado al recibirlas. Pasó un rato con esta situación, la conversación, la seducción, las miradas reveladoras, todo con un tiempo perfecto. Pero llegó el momento que ambos sabían que debía trancender, sabían que habían ido a algo y esperaban ese momento. Penélope pudo fingir que no sabía, solo quería pasar un rato agradable conversando con un desconocido pero no pudo negar el deseo que ella sentía porque algo más pasara. Guardaron silencio y el segundo nivel llegó. La miró fijamente mientras se acercaba a ella y sin demora se apresuró a besarla. Lo hizo como un halcón atrapando en sus alas a su víctima. En esta ocasión no hubo nada que los interrumpiera, pudieron saciar sus deseos primeramente con sus labios. Ambos disfrutaron de ese primer contacto. Dejaron de pensar para hacer caso a ese instinto que te obliga a hacerlo. Él la tomó con fuerza de la cintura envolviendola con sus fuertes brazos. Esto provocó un ligero placer en ella, sentirse presionada, muy cerca de aquel hombre, con la fuerza necesaria para tenerla entre su pecho pero seguirse moviendo lentamente para seguir tocando sus labios. Penélope al fin se animó a tocar los brazos que tanta tentación le habían dado, y no solo eso, también acarició todo su cuerpo mientras se dejaba llevar por la pasión y la excitación. Eran caricias seductoras, de esas con las que acercas el cuerpo de la otra persona hacia ti mientras recorres su cuerpo para hacer contacto. Erikoc no tardó en continuar y la desprendió de su ropa, lo hizo con mucha agilidad, la había dejado sin defensa ni reacción ante esos movimientos. No hubo tiempo para sentirse ultrajada, al contrario, se sentía muy bien de poder liberar su pudor para entregarse por completo. Ya estaba en una situación en la que la mente deja de funcionar cuestionar lo que estás haciendo, simplemente se relaja y mueve tu cuerpo para seguir sintiendo ese placer. Ahora solo quería seguirse guiando por su compañero. Él mismo se quitó su playera dejando al descubierto su poderoso abdomen. Penélope comenzó a besarlo lentamente pero él no estaba dispuesto a soportar ese ritmo. Necesitaba algo más para saciar los instintos que en ese momento le sobrepasaban. La cargó y la arrinconó sobre la cabecera mientras la seguía besando. La tenía en el lugar perfecto. Acompañó este acto con sus manos, lo hizo para tocar todo su cuerpo mientras la respiración de ambos aumentaba. Sus pieles ya estaban totalmente en contacto, cálidas y listas para seguirse rozando con cada caricia. Penélope se sintió muy atraída, ya no se detuvo, permitió que el momento se apoderara de ambos. Tenía ganas de hablar, de pedir, pero no pudo hacerlo. Cada vez que lo intentaba, sus palabras se ahogaban en su garganta mientras veía a su amante a los ojos. Seguían siendo penetrantes aunque en ese momento, en la raíz de la oscuridad, pudo notar un tono dorado en ellos, tenían un brillo inusual, uno que solo había visto en algunos animales nocturnos. El placer que sentía al ser besada por él pudo más que cualquier pensamiento, se entregó completamente al acto. Deseaba ser penetrada y él quería hacerlo. La situación estaba marcada, el camino que ambos eligieron estaba siendo su guia en ese mágico momento. No se dieron más tiempo para seguir excitandose. Simplemente se hicieron uno mismo en aquella habitación. Saciaron su deseo como aquella persona que no ha comido en días y le sirven un banquete. Se devoraron como dos personas que se conocen lo bastante para saber que les gusta. El acto comenzó con mucha pasión y así terminó, una noche inesperada que los llevó a ser unos apasionados amantes de esa noche.La noche había pasado rápidamente, sensación que se obtiene cuando alguien la pasa bien.Penélope ya estaba en su casa, lista para afrontar el día y suspirar con sus recuerdos de la noche anterior.No le importaba haber dormido muy poco, la compañía había valido la pena. No había nada de que arrepentirse, pero el sentimiento de haber hecho algo atrevido comenzaba a molestar en su mente, y más al estar cerca de los que consideraba familia.Salió de su habitación para incorporarse a su rutina. Tenía que ir a desayunar, y de ahí a los ensayos. Se dirigió al comedor y se encontró con su amiga quien ya estaba ahí.Trató de saludarla normalmente, incluso ya había olvidado la adrenalina del momento por el cual pasó cuando se fugó en la noche. Se sintió bien, sin remordimientos, como si nada hubiera sucedido. Su mente suprimió todo para verse lo más natural posible.Desafortunadamente para ella, su amiga se lo recordó de inmediato pues desde que la vió asomó sus reclamos de manera visual y po
Los días pasaron rápidamente.Penélope y Erikoc vieron algunas noches más. El proceso era el mismo. La joven salía de casa y se reunía con el en la posada.En ocasiones podía hacerlo más temprano pues las funciones solo eran el fin de semana. Aunque de no ser así, ella hubiera escapado de igual forma para encontrarse con su amante.Aquella noche de jueves algo diferente ocurrió. Penélope regresa por el sendero a su casa con la mente distraída, como si alguien la hubiera programado para caminar hasta ahí sin detenerse.Pero hubo algo a lo que no le pudo negar su atención.Escuchó la voz de Esmeralda muy alterada. Ese ruido le hizo reaccionar y giró su cabeza hacia donde escuchó aquel grito.Su amiga volvió a quejarse aunque esta vez pudo notar que se movía, como si estuviera huyendo de algo.Con mucha pesadez, Penélope avanzó en dirección de su amiga. Necesitaba ayudarla.La noche había llegado y las antorchas del camino seguían sin proporcionar la luz necesaria.Camino hacia la yerba
Lejos del territorio humano, pasando cientos de kilómetros de bosque y otros lugares naturales que no han sido explorados por ellos, existe el reino de Mnaker, un lugar más antiguo que lo imaginado. Un sitio reinado por los licántropos, seres que saben distinguir muy bien sus tierras y que han definido sus dominios latentemente. De hecho, sus últimas enemigas perecieron al retarlos, mujeres fuertes y regentes en la magia, pero no fue suficiente para sobrevivir... las brujas.Aquel reino había visto levantar a grandes guerreros que aportaron esa estabilidad y paz de la cual ahora gozaban. Diferentes líderes se agrupaban en clanes que rodeaban la gran ciudad, el castillo principal donde regia el lider absoluto... El Alfa rey.En cuanto a su estructura podemos hablar de algo totalmente diferente a lo que los humanos construían. Sus murallas ni templos eran construidos con piedras, existía un mineral muy parecido al cristal, azul brillante que daba luz en cualquier hora del día, además ta
El rey alfa contemplaba por la ventana su vasta ciudad, veía a los cientos de licántropos que ahí habitaban, cada uno leal a su reinado así como también en posible peligro.Sus seguidores cantaban victoria tras derrotar a sus enemigas las brujas pero siempre con el temor que apareciera un nuevo enemigo.En el palacio estaban todos reunidos esperando el reporte de Erikoc, necesitaban escuchar que la presa había sido asesinada. Aunque todos confiaban en su líder y lo daban por hecho.—¿Cómo le fue en su viaje?—Preguntó el más viejo cuyo nombre era Saúl, con un tono pasivo Pero Erikoc no respondió nada, suspiró para seguir mirando por la ventana, parecía que al estar ahí sentía culpa por los suyos, pues que la joven Penélope siguiera viva, era peligroso para ellos aunque ella no lo supiera.—No tenía memoria.—Por fin rompió el silencio para dirigirse a su audiencia.—Para ella solo era una simple humana.Todos los miraron, no sabían el motivo para aquellas palabras, no era común en él ex
—Quitate la ropa por favor,—la respiración de Penélope era muy agitada—quiero que me hagas tuya como la última vez.El momento cumbre estaba a punto de llegar. Los dos amantes se habían estado besando apasionadamente por algunos minutos. Estaban en una habitación de una posada lujosa, había velas rosas y fragancias cítricas como en las ocasiones anteriores, eran las favoritas de ella.Llegaron ahí dispuestos a entregarse su amor mutuamente, después de varios días el deseo aumentaba y hacia que cuando estaban juntos no perdieran el tiempo en absoluto.—Quitatela, quiero tocar tu pecho ...—Insistió ella mientras le quitaba a jalones la camisa azul qué traía puesta.—Tus brazos, quiero que me presionen con fuerza, la justa para atraparme en ti.Erikoc solo la observaba excitado mientras cumplía sus deseos. Él también deseaba quitarle la ropa y sacarse con ella, pero como todo buen amante, permanecía paciente.Penélope cumplió su objetivo arrancándole por completo la camisa, lo despojó de
Un sueño, así es como Penélope le llamaba a sus experiencias con Erikoc. Desde que se fue, esa era la forma en que se comunicaban. Aunque ocurría mientras dormía, no sabía si era exactamente un sueño pues se sentía tan real, de hecho esas experiencias sexuales que ocurrían durante ese periodo eran como si las tuviera realmente. Amanecia satisfecha, exaltada, relajada, tanto como si hubiera pasado la noche con un gran amante.Quizá era un tipo de telepatía que solo dos almas gemelas podían tener. Una experiencia única pero que era tan rara y pensaba en ella cada día al despertar. ¿Estaré obsesionada?, ¿será real?, ¿existirá eso realmente? Eran solo algunas de las preguntas que se hacía al abrir los ojos. Mientras contemplaba el sol entrar por la ventana, tocaba su cuerpo, estaba muy cálido y no era solo por las cobijas, era como si realmente hubiera dormido con alguien.Estaba un poco abrumada, podía incluso sentir el olor del hombre lobo, algo que le hacía cuestionar si en realidad e
Una broma... De eso es lo que se trataba, una muy mala para quienes se habían encontrado con esos seres como era el caso de las dos amigas que estaban resguardadas con mucho miedo.La broma de le había ocurrido a unos artistas que trabajaban en una taberna, hicieron el disfraz de una bestia y se la pusieron para andar por la calle jugando. Todo eso con la intención de hacer publicidad. Incluso el nombre de aquella taberna fue cambiado a "licor de la bestia" Ese lugar estaba haciendo todo lo posible por resurgir de entre las cenizas y de nueva cuenta comenzar a vender más. Algo que era posible en una grande y poblada ciudad, solo necesitaba el empuje y la reciente situación con los rumores de aquel ser les daba la oportunidad.En las calles al inicio pensaron que era verdad, muchos vieron el disfraz y se asustaron. Las personas estaban en guardia pues un rumor así generalmente llevaba algo de verdad, así que nadie estaba dispuesto a arriesgarse y averiguar. En cuanto se dieron cuenta d
Erikoc estaba muy tranquilo reposando en su sillón. Estaba meditando la situación, lo que más le consumía era pensar en su amada, la extrañaba y deseaba verla. Sabía que no le había pasado nada, la conexión que tenían iba mucho más allá de lo físico, sus almas estaban conectadas y sabía que ella estaba a salvo. Pero su preocupación era muy evidente, sabía que sus hombres intentarían buscarla una vez que les surgiera la idea de que él no hizo nada contra las brujas. Un poder así de grande no se iba a quedar dormido para siempre, sabía que ella despertaría sus poderes en algún momento, la pregunta era ¿Qué haría en un caso así?La magia era el elemento más temido por los licántropos porque era lo único que los podía matar, además de maldecir o hacer ejercicio su reino cayera. Un conjunto de brujas sería lo menos apto para su reino y los intereses.Erikoc bebió de su vaso deseando que aquello nunca sucedería, rogaba porque Penélope nunca recupera su memoria y viviera como humana. Temia