Erikoc estaba muy tranquilo reposando en su sillón. Estaba meditando la situación, lo que más le consumía era pensar en su amada, la extrañaba y deseaba verla. Sabía que no le había pasado nada, la conexión que tenían iba mucho más allá de lo físico, sus almas estaban conectadas y sabía que ella estaba a salvo. Pero su preocupación era muy evidente, sabía que sus hombres intentarían buscarla una vez que les surgiera la idea de que él no hizo nada contra las brujas. Un poder así de grande no se iba a quedar dormido para siempre, sabía que ella despertaría sus poderes en algún momento, la pregunta era ¿Qué haría en un caso así?La magia era el elemento más temido por los licántropos porque era lo único que los podía matar, además de maldecir o hacer ejercicio su reino cayera. Un conjunto de brujas sería lo menos apto para su reino y los intereses.Erikoc bebió de su vaso deseando que aquello nunca sucedería, rogaba porque Penélope nunca recupera su memoria y viviera como humana. Temia
Habían pasado muchos días en los cuales Penélope se sentía vigilada. Desde que vió a aquel hombre sus sentidos estaban alerta pues sabía que no era normal. Después de sus encuentros con los hombres lobo y de que estuvo en peligro, no era para menos.Aquello lo seguía manteniendo en silencio. No deseaba decirle a nadie lo que vivió y mucho menos lo que su amante le dijo, pero en su mente seguía pensando qué podría hacer. Incluso se había planteado la idea de irse de ahí pero se detuvo al considerar que no había un sitio seguro, nada le garantizaba que yéndose incluso a otro reino lejano, estaría fuera de peligro.Confiaba en que Erikoc cumpliría su palabra y la protegería, aunque no estaba claro de que, solo sabía que algo la acechaba y lo único que podía deducir es que tenía que ver con esa raza a la que su amado pertenecía.Esmeralda era la única que sabía y como toda buena confidente le ayudó a saber más del tema. Juntas investigaron las leyendas de los hombres lobo, lugares de res
Su mirada era penetrante, mucho más de lo normal. Se deleitaba con su baile mientras sonreía discretamente.La hermosa Penélope lo había notado. Pasó de ser un espectador más, a alguien que solo la miraba a ella.Hasta cierto punto era placentero tener un fan así. A pesar de estar lejos, podía notar que era un hombre guapo, con mucha personalidad y un estilo único.Lo había visto un par de ocasiones antes como su espectador. "Debe gustarle mucho la obra" Pensó cuando lo vió ahí por tercera vez. Esos fueron los últimos pensamientos que le dedicó para centrarse en su actuación. Estaba por llegar el desenlace y este requería de toda su atención.La función ocurría en el reino de Wurd, uno de los más grandes en el mundo y el que había logrado mantenerse más estable en las últimas décadas.Debido a esto los artistas pudieron progresar pues las personas necesitaban entretenerse. Las obras de teatro así como la música y la danza, sobresalían entre todas las demás ramas, convirtiéndose en l
La noche ya había abrazado a la ciudad por completo. Había poca visibilidad, las antorchas no eran suficientes pero ayudaban a no perderse en el camino.Con el tiempo, los habitantes de esas ciudades que recorrían los caminos desarrollaban un instinto para caminar. Además de un estado de alerta para estar al pendiente no solo de bandidos, también de otros peligros como animales.Erikoc y Penélope se fueron a una posada a las afueras del pueblo, ahí es donde el interesante hombre se había hospedado. Era la más lujosa de aquella zona, el trato que recibían no era para menos así como las intenciones, tenían lo mejor que se podía aportar en toda esa ciudad.Al llegar ahí y ser recibidos como clientes de élite, caminaron hasta la habitación que alquiló, la invitó a pasar muy cortésmente como en todo momento. Una vez dentro la sentó en la cama y después sirvió un poco de agua para ambos. Hacia tanto calor que era necesario.Penélope estaba muy bien atendida pero aún seguía con mucha desconf
La noche había pasado rápidamente, sensación que se obtiene cuando alguien la pasa bien.Penélope ya estaba en su casa, lista para afrontar el día y suspirar con sus recuerdos de la noche anterior.No le importaba haber dormido muy poco, la compañía había valido la pena. No había nada de que arrepentirse, pero el sentimiento de haber hecho algo atrevido comenzaba a molestar en su mente, y más al estar cerca de los que consideraba familia.Salió de su habitación para incorporarse a su rutina. Tenía que ir a desayunar, y de ahí a los ensayos. Se dirigió al comedor y se encontró con su amiga quien ya estaba ahí.Trató de saludarla normalmente, incluso ya había olvidado la adrenalina del momento por el cual pasó cuando se fugó en la noche. Se sintió bien, sin remordimientos, como si nada hubiera sucedido. Su mente suprimió todo para verse lo más natural posible.Desafortunadamente para ella, su amiga se lo recordó de inmediato pues desde que la vió asomó sus reclamos de manera visual y po
Los días pasaron rápidamente.Penélope y Erikoc vieron algunas noches más. El proceso era el mismo. La joven salía de casa y se reunía con el en la posada.En ocasiones podía hacerlo más temprano pues las funciones solo eran el fin de semana. Aunque de no ser así, ella hubiera escapado de igual forma para encontrarse con su amante.Aquella noche de jueves algo diferente ocurrió. Penélope regresa por el sendero a su casa con la mente distraída, como si alguien la hubiera programado para caminar hasta ahí sin detenerse.Pero hubo algo a lo que no le pudo negar su atención.Escuchó la voz de Esmeralda muy alterada. Ese ruido le hizo reaccionar y giró su cabeza hacia donde escuchó aquel grito.Su amiga volvió a quejarse aunque esta vez pudo notar que se movía, como si estuviera huyendo de algo.Con mucha pesadez, Penélope avanzó en dirección de su amiga. Necesitaba ayudarla.La noche había llegado y las antorchas del camino seguían sin proporcionar la luz necesaria.Camino hacia la yerba
Lejos del territorio humano, pasando cientos de kilómetros de bosque y otros lugares naturales que no han sido explorados por ellos, existe el reino de Mnaker, un lugar más antiguo que lo imaginado. Un sitio reinado por los licántropos, seres que saben distinguir muy bien sus tierras y que han definido sus dominios latentemente. De hecho, sus últimas enemigas perecieron al retarlos, mujeres fuertes y regentes en la magia, pero no fue suficiente para sobrevivir... las brujas.Aquel reino había visto levantar a grandes guerreros que aportaron esa estabilidad y paz de la cual ahora gozaban. Diferentes líderes se agrupaban en clanes que rodeaban la gran ciudad, el castillo principal donde regia el lider absoluto... El Alfa rey.En cuanto a su estructura podemos hablar de algo totalmente diferente a lo que los humanos construían. Sus murallas ni templos eran construidos con piedras, existía un mineral muy parecido al cristal, azul brillante que daba luz en cualquier hora del día, además ta
El rey alfa contemplaba por la ventana su vasta ciudad, veía a los cientos de licántropos que ahí habitaban, cada uno leal a su reinado así como también en posible peligro.Sus seguidores cantaban victoria tras derrotar a sus enemigas las brujas pero siempre con el temor que apareciera un nuevo enemigo.En el palacio estaban todos reunidos esperando el reporte de Erikoc, necesitaban escuchar que la presa había sido asesinada. Aunque todos confiaban en su líder y lo daban por hecho.—¿Cómo le fue en su viaje?—Preguntó el más viejo cuyo nombre era Saúl, con un tono pasivo Pero Erikoc no respondió nada, suspiró para seguir mirando por la ventana, parecía que al estar ahí sentía culpa por los suyos, pues que la joven Penélope siguiera viva, era peligroso para ellos aunque ella no lo supiera.—No tenía memoria.—Por fin rompió el silencio para dirigirse a su audiencia.—Para ella solo era una simple humana.Todos los miraron, no sabían el motivo para aquellas palabras, no era común en él ex