Isaac Holton
Los hombres caen como moscas a mi alrededor, el sonido de las balas rompiendo el aire zumba en mis oídos, pero, aún con todo el caos que me envuelve, lo único en lo que mi mente puede pensar ahora, es en esos penetrantes ojos azules que me desafían con cada pestañeo.
Me importa una m****a esta absurda guerra, tanto, que ni siquiera recuerdo el verdadero motivo de estar aquí; sin embargo, ella me lo pidió. Se atrevió a dejar su orgullo de lado y suplicar por mi ayuda, así que, supongo que es importante.
Una bala muerde mi hombro haciéndome gruñir, y debo introducir mis dedos para sacarla antes de que se entierre y me impida continuar. Nada me impedirá regresar hoy mismo a su lado, y hacer cumplir la promesa que ha quedado pendiente entre ambos, una que cambiará nuestra vida para siempre, aunque, no de la manera en que ella piensa.
«Voy a disfrutar tanto hacerla sufrir, voy a saborear cada segundo de su presencia en mi casa» esa simple idea me hace burbujear la sangre y me transformo con renovada energía, la cual me da el impulso que necesito para desgarrar la garganta de los tres hombres que se abalanzan sobre mí. Su sangre me asquea, los recuerdos me atacan y el sentimiento de soledad me invade, provocando que pierda la concentración y otra bala se incruste en mi espalda.
No la alcanzo, no en esta forma, y debo continuar peleando con ella en mi cuerpo.
No puedo negar el miedo que siento al volver a mi estado salvaje, y no tener la certeza de poder regresar a mi humanidad, pero, no puedo continuar viviendo con el temor de mi naturaleza, así que me olvido de todo por el momento y me concentro en terminar lo más pronto posible con la tarea, con tal de regresar a cobrar mi recompensa.
Entramos a la fortaleza que guarda lo que venimos a buscar, y de inmediato comienzo a preocuparme: son muchos hombres, con muchas armas poderosas que podrían acabarnos en minutos, sin duda debo concentrarme y dejar de fantasear con la vida de m****a que le daré a cierta rubia caprichosa que se ha vuelto mi único incentivo para seguir con vida.
Me sorprende lo bien sincronizado que está el equipo, como si no fuese la primera vez que nuestras manadas se unen en la batalla. Poco a poco vamos acabando con el enemigo en común y cuando parece que hemos ganado, un disparo rompe el silencio y el gruñido de dolor que se escucha tras el impacto, proviene del ser a quien con gusto dejaría morir, sin embargo, un recuerdo invade mi mente y mi cuerpo actúa por inercia yendo a socorrer a uno de los seres que por tantos años he odiado.
«“Cuida de mi hermano, por favor”» La voz de Victoria retumba en mi cabeza y me obliga a actuar como un sirviente de sus órdenes. «“Ya me has arrebatado a uno, no permitas que pierda al único hombre que queda en mi vida”» recuerdo también y la sangre me hierve al saber que para ella no soy nada, pero eso cambiará en cuanto regrese y me una a ella definitivamente.
***
La pelea fue más difícil de lo que pensé que sería, pero, lo que nunca imaginé fue hacer un buen equipo con el enemigo, o, a quien por años creí mi enemigo.
Una vez cumplido el propósito de la misión, reunimos a los hombres -por suerte no perdimos a ninguno-, y regresamos a la manada de Verti, desde donde partió esta aventura que termina hoy.
Una extraña emoción hace latir mi pecho con fuerza con cada kilómetro que nos acercamos al territorio de Luna Creciente. Es de noche para cuando llegamos a la manada y el sabor del triunfo invade mis sentidos y mis manos sudan al ver la casa a lo lejos.
Salgo del auto, mientras que mis hombres sacan a Verti rengueando, debido a la herida de bala que aún lleva incrustada en la cadera y lo hace tambalear. Las mujeres salen de la casa al darse cuenta de nuestra llegada: la Luna de Verti, su madre y… ella, la hermosa rubia caprichosa que sostiene mi mirada por largos segundos, y escanea mi cuerpo en busca de algo que no encuentra, pasa de largo hasta llegar a su hermano herido, dejándome a un lado sin dirigirme la palabra.
—¡Hermano!, ¿estás bien? —inquiere preocupada,
«Yo también lo estoy, por cierto» pienso después de ser vilmente ignorado, pero ¿qué esperaba?, ¿Que corriera a mis brazos y me dijera lo mucho que temió por mi vida?, ¡por favor! Como si en verdad me importaran sus preocupaciones. De cualquier manera, se irá conmigo, quiera o no.
Me doy la vuelta al entender que no pinto nada en esa cursi escena, pero, apenas doy un paso, su voz me detiene haciéndome sonreír para mis adentros:
—Estás herido —dice colocando su pequeña mano sobre mi espalda. Una corriente eléctrica recorre mi columna, pero me obligo a ignorar la sensación y me doy la vuelta para enfrentarme a la dueña de todos mis pensamientos últimamente.
—No es así —desmiento su declaración.
La rubia se acerca a mi pecho, provocando que mi tórax se agite con violencia; rodea mi espalda con su brazo y, cuando pienso que va a besarme, la muy m*****a introduce un dedo en la herida de mi omóplato que no recordaba que seguía ahí.
—Ah, ¿no? —cuestiona mostrándome su mano ensangrentada, haciéndome sisear por el dolor repentino que atraviesa mi piel.
—Perra —susurro solo para que ella me escuche.
—Siempre. —Sonríe altiva obligándome a igualar el gesto.
—¿Me extrañaste, mi luna? —La sonrisa se esfuma de su rostro y retrocede alejándose un paso de mi alcance—. ¿Lista para irnos a casa?
—Aún no —responde seriamente—. Debemos atender a los heridos, no esperarás que nos vayamos así, ¿cierto?, son tu gente…
—Nuestra —la corrijo—. Serás su luna, que no se te olvide —ordeno autoritario, retomando mi camino de nuevo.
—¡Holton! —me llama por mi apellido deteniendo mi paso—. ¿A dónde vas?
—A buscar un lugar donde pasar la noche, o ¿me recibirás en tu cama?
—Idiota —sisea rodando los ojos—. Debes tratarte esa herida, mi madre atenderá a… nuestra gente —murmura con sarcasmo—. Hemos habilitado el gran salón para que puedan descansar, puedes quedarte… si quieres.
—Preferiría tu cama, pero me conformo con una habitación —regreso a su lado—. Siempre puedo escabullirme más tarde —murmuro sobre sus labios.
—¿Sabes qué?, lárgate mejor, no estoy para estupideces —increpa molesta yendo hacia la casa. Ya el resto ha entrado y la sigo unos pasos atrás dejando de lado el juego. En verdad me siento cansado y no puedo negar que un baño y una cama limpia me caerían muy bien.
Entramos a la casa que aun es la protagonista de mis peores pesadillas, y mi mirada trata de evitar a toda costa el enorme comedor que he soñado tantas veces; no es el mismo de aquel entonces, sin embargo, el sentimiento sigue intacto como si la escena hubiese sido ayer.
Retiro la vista con asco y voy hacia el lugar donde están siendo tratados mis hombres. Son alrededor de 15 los que han requerido ayuda, todos con esas malditas balas incrustadas que duelen como la m****a, sin duda no son comunes, sino que fueron diseñadas especialmente para hacer daño a los de mi especie.
—Isaac. —La mujer de mediana edad, tan parecida a cierta rubia caprichosa, me llama desde lo lejos y me acerco a ella sin saber por qué de pronto me siento tan nervioso—. Me informaron que estás herido —dice con incomodidad esperando mi reacción, y me doy cuenta de que es la primera vez que hablamos.
—No es nada —digo restándole importancia al asunto, aunque comienzo a sentirme mareado debido a la pérdida de sangre; sin embargo, lo único que quiero es retirarme de enfrente de la mujer a quien me atreví a arrebatarle un hijo a sangre fría.
—Bueno, déjame decidir eso a mí. —Rodea mi cuerpo deteniéndose en mi espalda y murmura una afirmación—. Permíteme ayudarte —pide con una amabilidad que no me merezco, y no puedo negarme a su generosidad. Acepto a regañadientes y me dejo curar por ella sin decir nada más; el momento es incómodo para ambos y quisiera acelerar el tiempo con tal de huir de su presencia.
Después de aproximadamente media hora en la que retira la bala de mi cuerpo y desinfecta la zona, me levanto de la camilla improvisada, esperando que mi cuerpo haga el resto. Agradezco su ayuda y sigo sus indicaciones que me llevan hacia la habitación donde pasaré la noche sin poder creer en lo irreal de la situación, en la ironía de tener que dormir bajo el mismo techo que mis enemigos.
Llego al cuarto y lo primero que hago es tomar una ducha y salir de nuevo a la habitación, mi maleta ha sido traída por uno de los miembros de mi manada y me visto con algo cómodo antes de recostarme a descansar. No pasa mucho tiempo antes de que logre caer rendido y me dejo llevar por el sueño que me deja en la inconsciencia.
***
—Te amo, mi amor, nunca lo dudes —Sus labios impactaron con los míos en un beso dulce que bajó mi guardia por completo. El cuerpo de la hermosa mujer vibró bajo el mío cuando nos hicimos uno por primera vez, consumando el acto con el que afirmamos nuestro lazo ante la luna.
—Quédate conmigo —le rogué como tantas otras veces lo hice, pero de pronto, sus labios me quemaron, y su cuerpo comenzó a desvanecerse entre mis dedos como la arena.
El escenario cambió y la habitación se transformó en un salón lleno de gente a la mesa, los gritos resonaron en el lugar, y la sangre en mi boca comenzó a asfixiarme al darme cuenta de lo que había hecho. El cuerpo sin vida de un joven yacía en el piso y mi compañera, a la que había tomado tantas veces, se quitaba la vida frente a mis ojos.
—¡¡No!! —El grito que salió de mi garganta estremeció la habitación y el dolor se convirtió en un ente más grande y poderoso que amenazaba con desgarrar mi piel desde el interior de mi cuerpo.—¡¡NO, otra vez no, por favor!!
—Holton, despierta, ¡Hey! —Me doy vuelta sobre la cama, dejando inmóvil a mi oponente. Abro mis ojos con la respiración hecha un desastre y trato de ubicarme en tiempo y espacio; tardo un poco en reaccionar, pero, al ver a la mujer que yace bajo mi cuerpo, la ira se dispara en mis venas y mi grito la hace temblar confundida.
—¡¿Qué haces aquí?! —espeto furioso, cobrándome con ella el desagradable sentimiento que bulle en mi pecho.
—Estabas gritando —responde temblorosa tirando de sus manos que siguen sujetas con fuerza por las mías.
—¡Largo! —grito soltándola y apuntando hacia la puerta de la habitación.
—Solo trataba de ayudar. —Se levanta sobando sus muñecas lastimadas por mi brutalidad, pero no me inmuto, me vale una m****a que le duela, por el contrario, espero que lo haga. Ella y todas las de su clase merecen sufrir eso y más, esto es solo un adelanto de lo que le espera a mi lado.
—¡¡Que te largues he dicho!! —Tiro de ella expulsándola de la habitación y cierro la puerta de un golpe regresando al interior con la cabeza hecha un lío.
Durante años me han visto como el villano del cuento, hoy la luna me ha dado la oportunidad de hacerlo realidad y no pienso desaprovecharla. Les haré pagar cada minuto que tuve que sufrir lejos de casa, lejos de ella… pero, sobre todo…
Lejos de mí.
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Hola mis lobit@s, les doy la bienvenida a esta nueva historia. Sé que dije que podrían leerla sin necesidad de leer las anteriores, pero, después de analizarlo por largo rato, decidí que no es posible, pues tendría que regresarme mucho en la trama y no se me hace justo que vuelvan a leer cosas que ya han leído en las otras novelas. Así que, al grano, continuaremos desde donde nos quedamos y espero que si son nuevos en la manada, no les moleste tener que regresar a leer (si no lo han hecho, claro), de cualquier manera, todo se irá aclarando confrome avance la trama.
Espero que sea de su agrado y, como siempre, me gustaría leer sus comentarios.
Les mando un besote. Muchas gracias por el apoyo ;)
VictoriaMi habitación se ha vuelto mi refugio desde que ese lobo engreído llegó a casa y su presencia llenó el ambiente de negatividad. Ni siquiera quise preguntar por la cena, y no es que tuviera hambre, pero me intriga pensar cómo se ha desenvuelto en un territorio que no es el suyo, solo por curiosidad. Sé bien cómo es en sus terrenos, y de solo pensar que debo regresar a su casa…«Nuestra casa» parece que lo escucho corregirme y mis ojos ruedan por inercia; me molesta reconocer la influencia que tiene sobre mí, aún cuando no se encuentra en mi presencia, y doy la vuelta sobre mi cama tratando de conciliar el sueño que simplemente no quiere aparecer.Me doy por vencida después de rodar y rodar por lo largo de una hora, y decido salir de la habitación en busca de un poco de agua. Camino a hurtadillas sin saber por qué, y cuando llego a la habitación que se encuentra junto a la mía, un grito me sorprende y debo llevar las manos a mi pecho tratando de controlar los latidos acelerados
ISAAC Si alguien me hubiera dicho que después de los años que he odiado a esta gente, un día me sentaría a su mesa, dormiría bajo su techo y comería su comida, sin duda me habría reído en su cara. Sin embargo, lo he hecho y, a pesar de que pensé que sería satisfactorio incomodarlos, que disfrutaría el hecho de verlos sufrir ante el recuerdo que mi presencia en la mesa desata; no pude estar más equivocado, pues, no solo ha sido difícil para ellos, sino que también lo ha sido para mí, cosa que no me divierte en lo absoluto. La mirada de odio que me brinda la rubia a mi lado es una cosa, sin duda puedo lidiar con ella, pero, confieso que no me esperaba la amabilidad de su madre. De pronto los recuerdos invaden mi mente y es como revivir una y otra vez la misma pesadilla que se ha reproducido en mi cabeza durante la última década. La comida me asquea y aun así me obligo a comer cuanto puedo, me duelen las articulaciones y un dolor punzante atraviesa mis sienes como un puto pájaro carpin
VickySalgo de la oficina con el corazón latiendo con fuerza dentro de mi pecho. No puedo creer lo que acaba de pasar ahí dentro; hemos estado bastante cerca otras veces, nos hemos besado incluso, pero, nunca me había sentido tan acalorada en su presencia como hoy. Puede ser el coraje, la impresión de saber que nos casaremos tan pronto, o quizás sea el hecho de haber tenido su enorme miembro en mi mano lo que me provocó tal bochorno, no estoy segura.Por otro lado, ¿qué fue eso?, no es que deseara una unión romántica entre nosotros, ¡cielos!, si fuera mi decisión, tomaría a mi madre y nos marcharíamos de este lugar cuanto antes, pero ¿una boda entre humanos?, eso sí que es nuevo para mí.¿Cómo se supone que debemos actuar?, jamás he estado presente en una celebración así. Estoy segura de que lo hace solo por joderme y no le voy a dar el gusto de verme asustada por esto. Pensándolo bien, he esquivado una enorme bala; he estado tan preocupada por compartir todo lo que soy con un hombre
VickyMaldita naturaleza que me ata a él, maldito instinto que me hace debatirme entre dejar que Holton se desangre, o bajar y tratar de ayudarle. Asomo mi cabeza por un costado de la columna y lo veo llegar hasta la regadera junto a la piscina, deja de ser un lobo frente a mis ojos y su cuerpo desnudo me hace pasar saliva.Odio la manera en que mi respiración se corta y mi corazón se agita. Doy un paso al frente sin ser apenas consciente de mi movimiento y es mi loba la que me advierte que me detenga; su gruñido me frena en seco y debo sacudir mi cabeza para enfocarme de nuevo en el aquí y el ahora.Holton se coloca de espaldas a mí y, aunque hay buena iluminación en el jardín, la distancia no me permite detallar sus facciones con precisión. El agua diluye la sangre de su cuerpo y el piso se tiñe de rojo, mientras que él sigue tallando sus hombros, pecho, su abdomen, su…—¿Vas a seguir mirándome como una acosadora? —Su ronca voz me sorprende y por inercia doy un pequeño salto que me
VickyLa semana se escurrió tan rápido como la arena entre mis dedos, y hoy por fin es el gran día. El día en que uniré mi existencia a la del hombre que odio y me odia por igual. No lo he visto mucho últimamente; sale temprano, llega tarde y nunca comparte la mesa conmigo. Algunas noches lo he visto salir hacia la montaña en su forma lobuna, me he cansado de esperar a que regrese, pero en más de una ocasión lo he escuchado gritar en la madrugada. No niego que me he sentido tentada a ir en su ayuda, pero, después de la última vez, he preferido no hacerlo.Me siento tan cansada ahora mismo, que en lo único en lo que pienso es en que todo esto termine ya. Fue una larga semana entre la prueba del vestido, elegir el salón, las flores, la comida…Jamás pensé decir esto, pero, estoy harta de las compras. Mi cuerpo sin duda necesita un descanso.—Hermosa —pronuncia mi madre llena de sentimiento, mientras la estilista termina de peinar mi cabello—. Sencillamente hermosa.—Estoy de acuerdo —co
IsaacObservo mi reflejo a través del espejo y me siento ridículo. El moño en mi cuello me asfixia casi tanto como la idea de compartir mi vida con esa mujer, y si no fuera por la inquietud que ha demostrado la manada ante su presencia, dejaría las cosas como están sin necesidad de armar todo este circo; pero quieren a su luna, necesitan un ejemplo de estabilidad y compromiso que no puedo darles por mi propia cuenta. Tengo que demostrarles que no volveré a desaparecer, o comenzará la incertidumbre y con ella las traiciones.Salgo de la recámara, escuchando el alboroto tras la puerta frente a mí, observo la pequeña caja que alberga el anillo de compromiso que nunca le di, y pienso en entrar y dárselo ahora, pero es mi tía quien me detiene.—¿Qué haces?, no puedes entrar ahí, es de mala suerte ver a la novia antes de la boda —me explica con horror, como si algo malo pudiera sucedernos si me atrevo a verla solo minutos antes de la ceremonia.—Tonterías —digo. Tomo el pomo de la puerta de
IsaacDejo a Victoria en su habitación y voy a la mía. Intento relajarme y dormir un poco, pero la incomodidad en mi pecho me lo impide. Salgo a la pequeña terraza a tomar aire y la oscuridad de la madrugada en su hora más densa me hace apreciar con mayor facilidad las estrellas en el cielo. Esta noche no hay luna.Mis manos se aferran al barandal con fuerza, el malestar regresa con una punzada que sacude mi cabeza y me hace temblar el cuerpo. No sé cuánto tiempo podré soportar esto, pero a veces solo desearía nunca haber regresado a esta vida.Trato de ignorar la necesidad de cruzar el pasillo y terminar con lo que inicié, pero esa posibilidad murió en el momento en que dejé que el odio que siento hablara por mí. Mi respiración se vuelve pesada y mi animal gruñe desde adentro. La necesita. Yo la necesito. Es indiscutible el maldito lazo que nos une, tanto como el hecho de que detesto todo lo que ella representa.Mis pies me traicionan y salgo de mi habitación enfurecido conmigo mismo
VickyHan pasado dos semanas desde que mamá regresó a Luna creciente y no podría extrañarla más. Los días se han vuelto interminables estando encerrada en esta enorme, pero desolada mansión, sin alguien más con quien compartir mi tiempo. Maggie ha sido mi única compañía, no puedo ser injusta; la mujer se ha ganado mi confianza en el poco tiempo que tengo de conocerla y, aunque no siempre puedo decirle todo lo que pasa por mi cabeza, por obvias razones, siento que podría contarle cualquier cosa sin temor a que me juzgue.Ava ha sido otro pilar que ha evitado que me derrumbe como tantas veces he estado a punto de hacer, sin embargo, a ella no puedo decirle la verdad sobre mi unión con su Alfa, no porque no le tenga la suficiente confianza, sino por que tengo miedo de la reacción de este si llegase a descubrir que he hablado de más. Esa fue una de las reglas que acordamos, y debo respetarla.Después de la humillación que recibí por parte de Isaac no hemos vuelto a tener un acercamiento d