VickyHan pasado dos semanas desde que mamá regresó a Luna creciente y no podría extrañarla más. Los días se han vuelto interminables estando encerrada en esta enorme, pero desolada mansión, sin alguien más con quien compartir mi tiempo. Maggie ha sido mi única compañía, no puedo ser injusta; la mujer se ha ganado mi confianza en el poco tiempo que tengo de conocerla y, aunque no siempre puedo decirle todo lo que pasa por mi cabeza, por obvias razones, siento que podría contarle cualquier cosa sin temor a que me juzgue.Ava ha sido otro pilar que ha evitado que me derrumbe como tantas veces he estado a punto de hacer, sin embargo, a ella no puedo decirle la verdad sobre mi unión con su Alfa, no porque no le tenga la suficiente confianza, sino por que tengo miedo de la reacción de este si llegase a descubrir que he hablado de más. Esa fue una de las reglas que acordamos, y debo respetarla.Después de la humillación que recibí por parte de Isaac no hemos vuelto a tener un acercamiento d
Vicky Un cosquilleo en mi nariz me despierta y la dulce risita de Harry, que me observa acariciando mi rostro, es lo más bello que me ha pasado a lo largo de estos días. Me levanto tomándolo en brazos y jugamos un rato con sus juguetes, hasta que comienza a chupar sus manitas como dijo Ava que hace cuando tiene hambre, así que lo cargo, tomo lo necesario para prepararle su mamila y bajo con él a la cocina. Escucho ruidos que provienen de la misma, y veo a Maggie preparándose un té. —Hola, Maggie, ¿me puedes ayudar por favor? —Hola, cariño, no escuché cuando llegaste —dice desde la estufa sin voltear a verme—. ¿En qué te ayudo? Agacho la mirada a la pañalera que he puesto sobre la barra del desayunador, mientras busco la mamila y la leche de fórmula para Harry. —¿Sobró un poco de agua caliente? —pregunto sin recibir respuesta—. ¿Maggie? —Volteo a verla cuando noto que se ha quedado callada. Sus ojos llorosos me alarman de inmediato y me asusto al pensar que pueda sentirse mal—. ¿Qu
VickyDespierto enojada, aburrida y extrañamente acalorada. Bajo a la cocina y tomo el desayuno escuchando a Maggie sin ponerle atención realmente. Isaac no ha bajado aún. Anoche lo escuché gritar de nuevo y a pesar de decir que me alegro de su sufrimiento, en ocasiones me gustaría entrar en su mente y saber qué es lo que lo atormenta de esa manera. Su conciencia, por supuesto, pero; quisiera saber cuál parte de la historia es la que más le duele.Termino de comer y vago un rato por la casa, hasta que escucho su voz desde el pasillo cuando camino frente a su oficina. La empleada le dice algo, y es mi loba quien reacciona como siempre que siente la presencia de Mary.Me quedo de pie junto a la puerta de su despacho, observando cómo la chica lo atiende con esmero y sumisión. Es tan linda, que en otras circunstancias me agradaría conocerla, pero, no hoy; no cuando posa su mirada en mi compañero y le es imposible disimular el amor que se desborda por sus ojos.Isaac no se da cuenta, ni si
VickyAgradezco con el alma que Isaac sea tan grande, y que su saco cubra más debajo de mi trasero, o ahora mismo estaría mostrando mis atributos por toda la casa. No sé de qué manera sentirme con lo que acaba de pasar. Quisiera ser más mojigata y decir que fue un error, que me arrepiento y que no volverá a suceder, pero, la verdad es que lo disfruté bastante.En teoría, no debería de sentir vergüenza o arrepentimiento; es mi esposo después de todo, pero la realidad es que no tengo idea de cómo haré para verlo a la cara de nuevo.El cuerpo me duele con cada paso que doy mientras subo las escaleras hacia mi habitación. No recuerdo la última vez que tuve acción, pero, sin duda, nunca había hecho algo tan intenso como esto. Las pocas veces que tuve sexo con Jonathan fueron… buenas; sin embargo, nunca llegué a sentir nada espectacular. Nada lo suficientemente bueno como para recordarlo, mucho menos para sufrir las consecuencias dolorosas que el encuentro con Isaac me están causando.Con c
VickyPierdo el control de mi cuerpo por unos segundos, para después sentir cómo el otro lobo me hala de una pata haciéndome lloriquear por el dolor. Veo a Holton dejar inconsciente al otro y acercarse apresurado en mi dirección. Me muerde del cuello queriendo recuperarme, haciéndome daño por igual.El lobo me suelta y ataca a mi compañero. Él lo recibe enfurecido y lo último que veo es cómo se debaten en una guerra de mordidas y gruñidos que, estoy segura, resultará en muerte.“Corre” —ordena su voz en mi mente. Dudo de dejarlo aquí, pero reitera su mandato haciéndome reaccionar—. “¿Qué esperas para irte?, ¡Largo!”Corro lo más rápido que me permiten mis heridas y deshago el camino andado con la sensación de ser perseguida, así como el arrepentimiento de haberlo dejado solo después de haberme salvado.Llego a la casa y espero por él en el patio. Retomo mi humanidad y me coloco la bata que se encontraba justo donde la dejé. Pasan largos minutos y comienzo a desesperarme cuando no regr
Isaac El bolígrafo se rompe entre mis dedos por la presión que ejerzo sobre él. Llevo más de una hora intentando firmar la pila de contratos y permisos que se encuentran en el escritorio, pero simplemente no logro concentrarme; todo lo que sucedió ayer me tiene completamente distraído. Sobre todo, lo que pasó aquí mismo con cierta rubia indomable que me saca de mis casillas y me orilla a hacer cosas que no quiero…, bueno, no voy a negar que lo disfruté más de lo que me gustaría admitir. Observo el escritorio y el recuerdo destella en mi memoria. Cada centímetro de su perfecta piel vibrando ante el deseo, cada empuje que me llevó a la locura. Su cuerpo estrujando al mío tan deliciosamente que, de solo pensarlo, mis vellos se erizan y mi miembro palpita con necesidad. Todo deseo se ve opacado cuando pienso en el ataque. El odio que sentí al ver cómo ese bastardo trataba de tomarla por la fuerza… nunca había experimentado algo igual, ni siquiera cuando supe lo de Alicia. En aquella oca
Isaac—¿Harry? —saluda Victoria—. Qué coincidencia, Ava viene de camino para comer.—Buenas tardes, mi luna. —Le da un apretón de manos que ella corresponde—. Justo hablé con ella y me comentó lo mismo.—Victoria. —Llego a su lado y me apodero de su cintura con posesividad—. Te presento a tu nuevo custodio —digo, esperando que arme un berrinche de niña caprichosa y me explique las miles de razones por las que no necesita de un guardaespaldas, pero el reclamo nunca llega, lo cual me sorprende.—Entiendo, entonces, bienvenido, Harry —espeta con formalidad.—Será un honor protegerla, mi luna. —El joven asiente con solemnidad hacia ambos.—Está de más que lo diga, pero, desde ahora tienes completa libertad de elegir a tu equipo y organizarlos como mejor te parezca. —Sujeto a mi compañera por la barbilla y planto un beso sobre sus labios que no hace nada por calmar el hambre que aun siento por ella—. Lo que sea necesario para proteger a mi amada —murmuro, observando cómo se achican sus ojo
Vicky Isaac se queda dormido a mi lado en cuanto toca la cama y me es inevitable observarlo embobada por un momento; su fachada de macho alfa no parece tan amenazante ahora que descansa tranquilo, agotado. Elevo mi mano sin ser consciente y me permito acomodar un mechón de su cabello con el temor de que despierte e intente alejarme por tal atrevimiento. Todo en él exuda dominio: su rostro fuerte, enmarcado por esas cejas pobladas y expresivas que normalmente se encuentran fruncidas con molestia. Esa nariz perfecta que me lleva a repasarla con mi dedo, hasta llegar a sus carnosos labios que he besado más veces de las que alguna vez imaginé hacerlo. No sé de qué manera sentirme con él. Me abruma el ahogo que siento en el pecho cuando no está en casa, así como la forma en que mi corazón se agita al tenerlo cerca. Quiero buscar una explicación coherente y lo único que se me ocurre es el bendito lazo que nos une y nos separa al mismo tiempo. ¿Qué hubiera pasado si Isaac nunca hubiese as