VickyDespierto enojada, aburrida y extrañamente acalorada. Bajo a la cocina y tomo el desayuno escuchando a Maggie sin ponerle atención realmente. Isaac no ha bajado aún. Anoche lo escuché gritar de nuevo y a pesar de decir que me alegro de su sufrimiento, en ocasiones me gustaría entrar en su mente y saber qué es lo que lo atormenta de esa manera. Su conciencia, por supuesto, pero; quisiera saber cuál parte de la historia es la que más le duele.Termino de comer y vago un rato por la casa, hasta que escucho su voz desde el pasillo cuando camino frente a su oficina. La empleada le dice algo, y es mi loba quien reacciona como siempre que siente la presencia de Mary.Me quedo de pie junto a la puerta de su despacho, observando cómo la chica lo atiende con esmero y sumisión. Es tan linda, que en otras circunstancias me agradaría conocerla, pero, no hoy; no cuando posa su mirada en mi compañero y le es imposible disimular el amor que se desborda por sus ojos.Isaac no se da cuenta, ni si
VickyAgradezco con el alma que Isaac sea tan grande, y que su saco cubra más debajo de mi trasero, o ahora mismo estaría mostrando mis atributos por toda la casa. No sé de qué manera sentirme con lo que acaba de pasar. Quisiera ser más mojigata y decir que fue un error, que me arrepiento y que no volverá a suceder, pero, la verdad es que lo disfruté bastante.En teoría, no debería de sentir vergüenza o arrepentimiento; es mi esposo después de todo, pero la realidad es que no tengo idea de cómo haré para verlo a la cara de nuevo.El cuerpo me duele con cada paso que doy mientras subo las escaleras hacia mi habitación. No recuerdo la última vez que tuve acción, pero, sin duda, nunca había hecho algo tan intenso como esto. Las pocas veces que tuve sexo con Jonathan fueron… buenas; sin embargo, nunca llegué a sentir nada espectacular. Nada lo suficientemente bueno como para recordarlo, mucho menos para sufrir las consecuencias dolorosas que el encuentro con Isaac me están causando.Con c
VickyPierdo el control de mi cuerpo por unos segundos, para después sentir cómo el otro lobo me hala de una pata haciéndome lloriquear por el dolor. Veo a Holton dejar inconsciente al otro y acercarse apresurado en mi dirección. Me muerde del cuello queriendo recuperarme, haciéndome daño por igual.El lobo me suelta y ataca a mi compañero. Él lo recibe enfurecido y lo último que veo es cómo se debaten en una guerra de mordidas y gruñidos que, estoy segura, resultará en muerte.“Corre” —ordena su voz en mi mente. Dudo de dejarlo aquí, pero reitera su mandato haciéndome reaccionar—. “¿Qué esperas para irte?, ¡Largo!”Corro lo más rápido que me permiten mis heridas y deshago el camino andado con la sensación de ser perseguida, así como el arrepentimiento de haberlo dejado solo después de haberme salvado.Llego a la casa y espero por él en el patio. Retomo mi humanidad y me coloco la bata que se encontraba justo donde la dejé. Pasan largos minutos y comienzo a desesperarme cuando no regr
Isaac El bolígrafo se rompe entre mis dedos por la presión que ejerzo sobre él. Llevo más de una hora intentando firmar la pila de contratos y permisos que se encuentran en el escritorio, pero simplemente no logro concentrarme; todo lo que sucedió ayer me tiene completamente distraído. Sobre todo, lo que pasó aquí mismo con cierta rubia indomable que me saca de mis casillas y me orilla a hacer cosas que no quiero…, bueno, no voy a negar que lo disfruté más de lo que me gustaría admitir. Observo el escritorio y el recuerdo destella en mi memoria. Cada centímetro de su perfecta piel vibrando ante el deseo, cada empuje que me llevó a la locura. Su cuerpo estrujando al mío tan deliciosamente que, de solo pensarlo, mis vellos se erizan y mi miembro palpita con necesidad. Todo deseo se ve opacado cuando pienso en el ataque. El odio que sentí al ver cómo ese bastardo trataba de tomarla por la fuerza… nunca había experimentado algo igual, ni siquiera cuando supe lo de Alicia. En aquella oca
Isaac—¿Harry? —saluda Victoria—. Qué coincidencia, Ava viene de camino para comer.—Buenas tardes, mi luna. —Le da un apretón de manos que ella corresponde—. Justo hablé con ella y me comentó lo mismo.—Victoria. —Llego a su lado y me apodero de su cintura con posesividad—. Te presento a tu nuevo custodio —digo, esperando que arme un berrinche de niña caprichosa y me explique las miles de razones por las que no necesita de un guardaespaldas, pero el reclamo nunca llega, lo cual me sorprende.—Entiendo, entonces, bienvenido, Harry —espeta con formalidad.—Será un honor protegerla, mi luna. —El joven asiente con solemnidad hacia ambos.—Está de más que lo diga, pero, desde ahora tienes completa libertad de elegir a tu equipo y organizarlos como mejor te parezca. —Sujeto a mi compañera por la barbilla y planto un beso sobre sus labios que no hace nada por calmar el hambre que aun siento por ella—. Lo que sea necesario para proteger a mi amada —murmuro, observando cómo se achican sus ojo
Vicky Isaac se queda dormido a mi lado en cuanto toca la cama y me es inevitable observarlo embobada por un momento; su fachada de macho alfa no parece tan amenazante ahora que descansa tranquilo, agotado. Elevo mi mano sin ser consciente y me permito acomodar un mechón de su cabello con el temor de que despierte e intente alejarme por tal atrevimiento. Todo en él exuda dominio: su rostro fuerte, enmarcado por esas cejas pobladas y expresivas que normalmente se encuentran fruncidas con molestia. Esa nariz perfecta que me lleva a repasarla con mi dedo, hasta llegar a sus carnosos labios que he besado más veces de las que alguna vez imaginé hacerlo. No sé de qué manera sentirme con él. Me abruma el ahogo que siento en el pecho cuando no está en casa, así como la forma en que mi corazón se agita al tenerlo cerca. Quiero buscar una explicación coherente y lo único que se me ocurre es el bendito lazo que nos une y nos separa al mismo tiempo. ¿Qué hubiera pasado si Isaac nunca hubiese as
VickyMe levanto apresurada de la cama al escuchar los pasos fuertes y furiosos de Isaac en el pasillo, y limpio mis lágrimas para que no se dé cuenta de que he estado llorando. Él abre la puerta sin pedir permiso y llega hasta donde me encuentro frente al tocador, fingiendo acomodar mi cabello.—¿Qué haces aquí? —cuestiono tratando de sonar firme, pero hay un leve temblor en mi voz que espero no haya notado.—Solo vine a aclararte algo —dice cruzando los brazos frente a su pecho—: A mí nadie me prohíbe la entrada a Ningún rincón de mí casa —declara poniendo demasiado énfasis a la palabra Mí.—Nuestra —lo contradigo con valentía—. Es nuestra casa. Yo no vine aquí en calidad de invitada, soy tu esposa, me lo has repetido hasta el cansancio y como tal, todo lo tuyo me pertenece: esta casa, tus negocios y tú. —Golpeo su pecho con mi dedo índice de manera amenazante.Si él cree tener derechos sobre mi cuerpo y sobre mis actos, no veo por qué yo no puedo exigir lo mismo de su parte.Isaac
VickyEl agua de la ducha cae por mi cuerpo, llevándose los restos de lo sucedido hace un momento. Ha pasado una semana desde que me enfrenté a Isaac y le exigí tratarme como su igual. Ha sido una semana llena de emociones y de trabajo con los preparativos para la lunación, pero sobretodo, han sido días intensos y llenos de encuentros sexuales furtivos entre Isaac y yo. Siento pena por Maggie y todo el personal que han tenido que escuchar cada una de nuestras sesiones, y es que no ha habido rincón de la casa en donde no lo hayamos hecho. Tallo mi cuerpo adolorido y cuando me agacho un poco para enjabonar mis piernas, una leve punzada atraviesa mi vientre bajo. No es para menos con tanto ajetreo que ha habido en esa zona durante los últimos días. Salgo de la regadera y comienzo a secar mi cuerpo. Cuando llego al lugar entre mis piernas, la toalla se mancha de un poco de sangre que me avisa la llegada de mi periodo. Por una parte, siento alivio, pero por otra, me pesa el tener qu