Hola a todas, disculpen la tardanza, he tenido unos días muy difíciles en casa y no me había sido posible traerles el capítulo antes. Por más que traté de acortarlo, simplemente no pude. Cuando comienzo a escribir sobre mis lobos caprichosos no puedo parar, por lo que, obviamente este no será el último capítulo. Esperen la próxima actualización, donde sabremos cómo tomará Vicky la noticia de su supuesto embarazo. ¿Lo aceptará?
VickyUn mes pasa volando entre el trabajo y la vida cotidiana, Isaac está más complaciente que de costumbre y conforme pasa el tiempo más me gustan sus atenciones. Amo que me mime como lo hace, que me cuide y se preocupe por cada detalle de mi día, así como yo me esmero en demostrarle todo el amor que siento por él. —¿Cómo te sientes hoy? —pregunta acariciando mi espalda desnuda con las yemas de sus dedos. —Bien, ¿por qué lo preguntas? —Elevo mi rostro al suyo, extrañada por la peculiaridad de su pregunta sin contexto. Mis ojos se pasean por su rostro iluminado por la hermosa luna llena que baña el interior de la cueva con su luz, y no puedo evitar soltar un suspiro que infla mi pecho al admirar tanta belleza. Y no me refiero a la luna. —Fue solo una pregunta. —Un poco extraña, la verdad. Estoy bien, supongo. —Suelto un suspiro entrecortado que me delata y, como me conoce tan bien, vuelve a preguntar: —¿Qué te pasa?, te he notado un poco melancólica. Dudo de mi respuesta, pero
Vicky Si ya me dolía la cabeza por el golpe, el malestar solo ha incrementado al escuchar las palabras de Isaac que me han dejado muda de repente. Embarazada. «No puede ser, esto no está pasando, ¿cómo pudo saberlo él antes que yo?» —¿De qué estás hablando, Isaac? —cuestiono seriamente, intentando no desatar la furia que comienzo a sentir conforme pasan los segundos y las miles de preguntas se amontonan en mi cabeza impidiéndome pensar correctamente. —Les daré privacidad, estaré afuera si me necesitan —informa el doctor saliendo de la habitación. —¿Qué estás esperando para comenzar a hablar? —lo presiono. —Iba a decírtelo, no quería que te enteraras así… —¡¿Cuándo?! —grito llena de coraje—. ¿Cuándo ibas a decirme que en mi cuerpo se está gestando un bebé? —pregunto levantándome de la cama. —Ten cuidado. —Se apresura a sostenerme cuando otro mareo me tambalea y debo volver a tomar asiento—. Tenía miedo de tu reacción —confiesa sosteniendo el puente de su nariz. Guardo silencio
La otra cara de la LunaPrefacioLas hojas del bosque crujían bajo sus patas; el sabor metálico de la sangre inundaba sus sentidos mientras caminaba desorientado por aquel territorio desconocido para él, si bien no era la primera vez que se alejaba de su manada, jamás había llegado tan lejos. No sabía cuál era el motivo, pero se sentía verdaderamente atraído hacia ese territorio de lobos, lo sabía por el olor que llenaba el ambiente.Sus patas lo llevaron automáticamente por la vereda que se adentraba hacia la manada que, por alguna razón, le parecía bastante familiar. Una especie de recuerdo le asaltó la mente, haciéndolo retroceder con horror: una familia a la mesa, gritos, un sentimiento de odio proveniente de él, una mujer…Su mujer…Esa maldita pesadilla que se había repetido en su mente por los últimos años, no sabía cuántos, ya había perdido la cuenta, y no era que le importara en realidad… últimamente ya nada lo hacía.Si pudiera terminar con su existencia, hace mucho tiempo l
Isaac HoltonLos hombres caen como moscas a mi alrededor, el sonido de las balas rompiendo el aire zumba en mis oídos, pero, aún con todo el caos que me envuelve, lo único en lo que mi mente puede pensar ahora, es en esos penetrantes ojos azules que me desafían con cada pestañeo.Me importa una mierda esta absurda guerra, tanto, que ni siquiera recuerdo el verdadero motivo de estar aquí; sin embargo, ella me lo pidió. Se atrevió a dejar su orgullo de lado y suplicar por mi ayuda, así que, supongo que es importante.Una bala muerde mi hombro haciéndome gruñir, y debo introducir mis dedos para sacarla antes de que se entierre y me impida continuar. Nada me impedirá regresar hoy mismo a su lado, y hacer cumplir la promesa que ha quedado pendiente entre ambos, una que cambiará nuestra vida para siempre, aunque, no de la manera en que ella piensa.«Voy a disfrutar tanto hacerla sufrir, voy a saborear cada segundo de su presencia en mi casa» esa simple idea me hace burbujear la sangre y me
VictoriaMi habitación se ha vuelto mi refugio desde que ese lobo engreído llegó a casa y su presencia llenó el ambiente de negatividad. Ni siquiera quise preguntar por la cena, y no es que tuviera hambre, pero me intriga pensar cómo se ha desenvuelto en un territorio que no es el suyo, solo por curiosidad. Sé bien cómo es en sus terrenos, y de solo pensar que debo regresar a su casa…«Nuestra casa» parece que lo escucho corregirme y mis ojos ruedan por inercia; me molesta reconocer la influencia que tiene sobre mí, aún cuando no se encuentra en mi presencia, y doy la vuelta sobre mi cama tratando de conciliar el sueño que simplemente no quiere aparecer.Me doy por vencida después de rodar y rodar por lo largo de una hora, y decido salir de la habitación en busca de un poco de agua. Camino a hurtadillas sin saber por qué, y cuando llego a la habitación que se encuentra junto a la mía, un grito me sorprende y debo llevar las manos a mi pecho tratando de controlar los latidos acelerados
ISAAC Si alguien me hubiera dicho que después de los años que he odiado a esta gente, un día me sentaría a su mesa, dormiría bajo su techo y comería su comida, sin duda me habría reído en su cara. Sin embargo, lo he hecho y, a pesar de que pensé que sería satisfactorio incomodarlos, que disfrutaría el hecho de verlos sufrir ante el recuerdo que mi presencia en la mesa desata; no pude estar más equivocado, pues, no solo ha sido difícil para ellos, sino que también lo ha sido para mí, cosa que no me divierte en lo absoluto. La mirada de odio que me brinda la rubia a mi lado es una cosa, sin duda puedo lidiar con ella, pero, confieso que no me esperaba la amabilidad de su madre. De pronto los recuerdos invaden mi mente y es como revivir una y otra vez la misma pesadilla que se ha reproducido en mi cabeza durante la última década. La comida me asquea y aun así me obligo a comer cuanto puedo, me duelen las articulaciones y un dolor punzante atraviesa mis sienes como un puto pájaro carpin
VickySalgo de la oficina con el corazón latiendo con fuerza dentro de mi pecho. No puedo creer lo que acaba de pasar ahí dentro; hemos estado bastante cerca otras veces, nos hemos besado incluso, pero, nunca me había sentido tan acalorada en su presencia como hoy. Puede ser el coraje, la impresión de saber que nos casaremos tan pronto, o quizás sea el hecho de haber tenido su enorme miembro en mi mano lo que me provocó tal bochorno, no estoy segura.Por otro lado, ¿qué fue eso?, no es que deseara una unión romántica entre nosotros, ¡cielos!, si fuera mi decisión, tomaría a mi madre y nos marcharíamos de este lugar cuanto antes, pero ¿una boda entre humanos?, eso sí que es nuevo para mí.¿Cómo se supone que debemos actuar?, jamás he estado presente en una celebración así. Estoy segura de que lo hace solo por joderme y no le voy a dar el gusto de verme asustada por esto. Pensándolo bien, he esquivado una enorme bala; he estado tan preocupada por compartir todo lo que soy con un hombre
VickyMaldita naturaleza que me ata a él, maldito instinto que me hace debatirme entre dejar que Holton se desangre, o bajar y tratar de ayudarle. Asomo mi cabeza por un costado de la columna y lo veo llegar hasta la regadera junto a la piscina, deja de ser un lobo frente a mis ojos y su cuerpo desnudo me hace pasar saliva.Odio la manera en que mi respiración se corta y mi corazón se agita. Doy un paso al frente sin ser apenas consciente de mi movimiento y es mi loba la que me advierte que me detenga; su gruñido me frena en seco y debo sacudir mi cabeza para enfocarme de nuevo en el aquí y el ahora.Holton se coloca de espaldas a mí y, aunque hay buena iluminación en el jardín, la distancia no me permite detallar sus facciones con precisión. El agua diluye la sangre de su cuerpo y el piso se tiñe de rojo, mientras que él sigue tallando sus hombros, pecho, su abdomen, su…—¿Vas a seguir mirándome como una acosadora? —Su ronca voz me sorprende y por inercia doy un pequeño salto que me