Capitulo 2

SAVANNAH

Mi respiración se atasca y mi mente se confunde al sentir todo lo que me embarca en sentimientos contradictorios y nuevos para mí.

Para mi suerte su mirada me libera y camina hacia al rincón, el sr Lucio es quien lo atiende.

Se sienta en la silla de la equina y de allí saa su teléfono y no ve otra cosas por n rato, toma su café, come su desayuno y sale de allí solo asintiendo al señor lucio y la señora catalina. A mi ni me depara.

Para el almuerzo me sirven un plato de asado negro en lo que la clientela merma, me sorprende ver la cantidad de personas qur llegan al lugar, la mayoría empleados de las grandes empresas que hay alrededor.

Mi felicidad es plena al terminar oficialmente mi primer día de trabajo, llegó a casa con un agotamiento físico lleno de suficiencia por lo bien en que lo hice.

Cuento todo a mi hermana quien solo sonríe a escuchar parlotear.

Los siguientes días pasan de la misma forma, establezco un rutina confortable para mí, salgo temprano, llegó de noche y por fin, recibo mi primer pago, invito a mi hermana a un lugar de comida rápida bastante famoso y cómodo para mis bolsillos quien tiene muchas cosas pendientes.

Insisto en ir a una tienda de segunda mano para que el dinero no se me acabe tan rápido, compro pantalones, franelas, suéteres, chaquetas, botines, zapatos deportivos, gorros, todo económico, para poder además ayudar en el primer me a de renta.

Guardo un poco para cumplir mi mayor meta. Estudiar.

—Mama quiere hablar contigo.

Respiro profundamente y niego.

—Savannah, no debes ser rencorosa, mi mamá hizo todo lo que pudo por nosotras.

—Todo, todo menos defenderme de su marido.

—Solo te disciplinaba para que hicieras las cosas bien.

—A ti porque te conoció después de grande, si te hubiera hecho la mitad de lo que me hizo a mi, no dijeras los mismo.

—Arregla las cosas con mamá, igualmente ya estamos a Miles de kilómetros, y no sabemos si algún día volveremos a verla.

Eso me llega y asiento, pero mi mente evoca todos los últimos malos recuerdos que tengo de ella, en dónde dejaba que su marido me golpeara por no atenderlo, como si eso alguna vez hubiera Sido mi deber, por eso escape apenas cumplí la mayoría de edad, conseguí dinero y escape como lo hacía mucha gente para llegar hasta aquí.

Mis lágrimas bañan mi cara, todo lo que aguante sus golpes, sus maltratos y humillaciones, y luego mi travesía para llegar a estar con mi hermana. Todo para librarme de ellos.

No la llamo.

Aún no estoy lista para hacerlo, porque ella permitió cosas que jamás debió.

Arreglo mi ropa nueva y mi ánimo sube, me coloco algunas cosas solo para ver cómo quedan juntas.

Ya recupere parte de todo el peso que había perdido, aunque sigo estando bastante delgada, mi ropa interior luce espectacular en mi, porque hasta loas viejo de hermana me tocó usar.

Mi cabello está mucho más largo, está reviviendo, el negro azabache deslumbra, me gusta al natural, las suaves ondas la de más vida, mis pomulos tienws color de nuevo, ya que mi piel había tomado un color olivaceo nada agradable, ahora luce trigueña como siempre lo ha sido, mi ojos color café brillan como tenían años que no lo hacían.

Una verdadera latina, con curvas en los lugares correctos y ahora relucen más con la ropa en la talla adecuada.

En el trabajo ese día es más suave a primera hora, pero llega el hombre de ojos como el hielo.

No venía desde aquella vez, hoy luce traje negro que puedo jurar está hecho a la medida, es alto, aunque  cualquiera lo es con mi 1.65

Se sienta tal cual en el lugar de la vez pasada, hoy el sr Lucio no está ya que se encuentra comprando la materia prima y veo a la señora Catalina para ver qué hacer.

Ella asiente hacia a mi ya que está ocupada con la cafetera.

Respiro profundamente, y camino hacia su mesa.

—Buenos días, ¿que le puedo ofrecer?

Frunce el entrecejo y me ve de arriba hasta abajo volviendo a mis ojos.

— ¿Y tú quién eres?

Trago al ver más de cerca su facciones, es tremenda atractivo, de es tipo de seres que se prestan para pinturas y hacen historia a ser tan hermosos.

Sus cejas son gruesas y bien formadas, al ser tan negra como sus pestañas, hacen que sus ojos grises se vean fuera de este mundo, su labios no son tan delgados ni tan gruesos, pero si quisiera aje mi primer beso fuera con  unos labios así, con un hombre así.

Trago y muevo mi cabeza para despabilarme.

—Mi nombre es Savannah, señor y hoy seré quien lo atienda.

Me sorprendo de que voz se escuche fuerte y claro, espero su respuesta, me da otra mirada y…

—Ya Cata sabe lo que me gusta, así que será lo de siempre.

—Si señor.

Camino hasta la barra con un pequeño de temblor en el cuerpo que no entiendo.

—El señor dice que lo mismo de siempre.

—Me lo imaginé, ya lo sirvo.

Llevo su café y su croissant.

No hay más nadie, así que aprovecho de limpiar y organizar las sillas que los clientes han dejado desacomodadas, siempre echando un vistazo al lugar en dónde se encuentra.

Se levanta y sale del lugar, no se despide, no dice un “gracias”, nada, solo sale y desaparece.

No vuelve en los siguientes días, no voy a decir que no entiendo mi atracción, lógicamente me atrae ese hombre ,oh por Dios, si! Me atrae, sonrió sola como idiota mientras Camino a casa, pero y es que, a quien no le ha de gustar un tipo así, alto, atractivo, con un perfume que le alborota las hormonas a chicas pendejas como yo.

Pff! Resoplo, obviamente que no se va a fijar en mi, debe llevarme unos diez años y por como viste se ve que le sobra el dinero.

—Hasta que llegas, necesitas un teléfono urgente.

La cara de preocupación de mi hermana hace que yo sienta lo mismo de inmediato.

—Mama y Rogelio se vinieron, ahorita mismo vienen por la selva.

Siento un vacío infinito en mi estómago y cierro mis ojos.

—¿Por qué hicieron eso? Mamá no está en edad para pasar por ahí.

—Acabo de depositarle dinero porque se vinieron si nada.

Niego con la cabeza, me preocupa mi madre y lo que pueda pasar, pero mas me preocupa que llegue aquí con el mal nacido que la acompaña.

—¿A dónde piensan llegar? — Sandra me conoce y sabe bien que le tengo pánico a Rogelio.

—Aquí, pero no debes preocuparte que estoy yo y aquí si hace algo fuera de lugar se va a hundir en la cárcel.

—Ojala se lo lleve el río y llegué solo mamá.

—¡SAVANNAH!

—Lo odio, desde hace meses que no lo veo y apenas estoy superando todo el daño que me hizo, como para que llegue aquí muy campante, no pienso recibirlo, buscaré a dónde irme porque no lo quiero ver.

Camino a recoger mis cosas.

—Cálmate, cálmate apenas vienen por Colombia, ni siquiera han entrado en la selva del Darién, vienen sin coyote, así que aún faltan días…

Pienso en mi madre y la conciencia me pesa, pero es que no puedo superarlo, no es fácil que alguien te haga daño y tu madre, la persona que se supone debe ayudarte y defenderte se haga de la vista gorda y permita todo el maltrato.

 

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