Capitulo 5

SAVANNAH

—Necesitamos ropa urgente, y cosas, el último iPhone, necesito uno de esos.

Veo a mi madre, llegaron ayer y creen que cagamos dinero aquí.

—Mama, ni Savannah., ni yo, tenemos un teléfono de alta gama como ese.

—Pero ya tienen aquí meses, soy su madre, es lo menos que merezco y Rogelio también, ya que el se ha encargado de mi porque ustedes nos estaban.

—No te preocupes madre, trabajen y en medio año ya podrás tener uno…

—Yo no voy a trabajar, puedo ayudarle en la casa…

—¿Qué? No madre, ustedes deben buscar a donde irse, trabajar y mantenerse a si mismos — les digo sin contenerme.

—Eres una malagradecida.

—y tu una mala madre.

—Savannah! — me reprende mi hermana.

—De mi no van a tener un céntimo más, ya les mandé todo lo que tenía para que sobrevivieran — miento, ni loca les voy a dar lo que he reunido — Así que mentalicen en que tienen trabajar si van vivir en este país.

Rogelio me ve con mala cara, más no dice nada, aquí contamos con solo dos habitaciones, ahora yo dormiré con Sandra y ellos se quedarán con mi comodidad.

Me doy un baño y entro a la habitación, no quiero ni verlos.

Al otro día soy abordada antes de salir por Rogelio mientras mi madre y Sandra duerme, me toma por el cuello y tapa mi boca.

—No se quien m****a te crees ahora, pero sigues siendo la misma m****a inservible, la misma escoria sin nadie quien la apoye

Me defiendo dándole una patada es sus partes nobles, logrando que me suelte, lo que aprovecho para gritar, mi hermana es la primera en salir en mi ayida.

—Aquí no me vas joder maldito hijo de puta, ya no soy la niña indefensa que tenía terror en Venezuela, aquí te denunció y te hundo en la cárcel — Grito a todo pulmón.

Sandra me abraza — o te comportas o te atienes a las consecuencias, no volverás a ponerle una mano a Savannah mas nunca en tu vida.

—Ya vas a comenzar con tu drama Savannah, pensé que habías madurado.

Sandra y yo vemos como sale viendo todo como si nada y obviamente apoyando a su marido.

—Vuelve a tocarme y te denunció — le digo al mal nacido que aún se queja en el suelo, salgo de allí llorando de los nervios, me calmo un poco mientras limpio los baños, Cata no me dice nada luego de que le respondo que estoy bien, que solo es alergia lo que tengo.

El sr Burka es el primero en llegar y trato de no verlo al rostro, estando el mío como se que está, mi piel blanca hace que me vea peor de lo que realmente es.

Pero cuando me dice que no estoy presentable y que me veo demacrada mis ánimos terminan de caer por el suelo.

Lo peor de todo no queda ahí, los días pasan, en casa las cosas empeoran y Burka no vuelve a aparecer por el local, lo que me hace sentir mal, ya que por mi culpa mamá bella perdió uno de sus mejor clientes.

Aunque me dice que es normal, que de seguro salió de viaje o algo, que en cualquier momento aparece, pero se que es solo para hacerme sentir bien.

Han pasado ya casi quince días que no me alegra la vista.

Suspiro y llegó a mi calvario, Sandra fue premiada con un curso de actualización en su área de trabajo y llega muy tarde.

Me consigo con lo peor que podría pasarme.

—Yo no te crié así, eres una m*****a egoísta, tenías todo este dinero guardado y nosotros con carencias.

Es mi madre Tiene todo mi dinero ahorrado en sus manos y Veo rojo.

—Es fruto de mi trabajo, dámelo.

—Lo siento pero Rogelio y yo lo necesitamos más que tú.

—No seas una m*****a! — grito — trabajen y gánense lo suyo, ese dinero es mío!

Me lanzó a arrebatarlo de sus miserables manos, pero me toman del cabello haciéndome caer de culo.

Pero me levanto con todas mi fuerzas, pero nunca se van a comparar con la de Rogelio que voltea mi rostro partiéndome el labio, lloro de impotencia, de rabia, de ira.

Me faltaba poco para la inscripción de un curso que estuve investigando.

—Devuélvelo, es mío — digo desde el suelo.

—Puedes recuperarlo trabajando, no te cuesta nada ayudarnos.

—Pero es que tienen que conseguirlo por sus medios, ese dinero es mío — alcanzo a tomarlo, pero es mi madre la que me golpea esta vez y no me importa, lo tomo en mis manos y aunque mi madre me golpea y Rogelio intenta alcanzarlo, hago lo que ellos jamás esperaron, lo rompo, lo rompo en pedazos.

La satisfacción que me da verlos a rostro es indescriptible, me rio al verlos tomar los pedazos del piso. No les daré el placer de gastarse mi trabajo.

Del llanto paso a la risa y al escucharme Rogelio se levanta empujadome con fuerza.

Todo se vuelve negro, hasta que escucho los gritos de Sandra.

—Savannah!! Savannah por favor despierta!

Abro mis ojos con dificultad, con un dolor de cabeza terrible.

—Debemos llevarte al hospital.

—Oh vamos! No le pasó nada, solo fue un desmayo — mi madre es de lo peor y Sandra se sorprende con lo que dice.

—Por Dios! Mira lo que le hicieron, tiene sangre en todo el rostro, con su denuncia los subirán al primer avión y los devolverán a Venezuela.

Eso hace que mamá pierda color.

—Lo sentimos hija, nos dejamos llevar por la rabia, es que eres una egoísta…

—Ladrones, los denunciare, llévame a la policía primero — Digo levantándome.

—No, no, no…. Perdónanos por favor, no excedimos, pero solo fue un momento de descontrol…

—Sandra — mi hermana me ve con pesar y asiente.

—No, te juro hija que no volverá a pasar, perdóname, prometo ser una buena madre a partir de ahora.

Niego, salgo con Sandra ayudándome, pero mi madre se nos adelanta y cae de rodillas al suelo — Hija, no nos denuncies, te juro que no volverá a pasar, agarraremos nuestras cosas y nos vamos ya.

Rogelio sale con las maletas y cuando se van, lejos de mi vista, suelto a llorar desconsolada en los brazos de mi hermana.

—Jamás pensé que serían capaz de algo así.

—Te lo dije mil veces y nunca me creíste…

—Lo siento tanto hermana, perdóname…

Lavo mi rostro, limpio los golpes y me veo terrible… llamo a Catalina y le comento que no podre ir loa siguientes días, pero estos golpes no desaparecerán de un día para otro, así que me maquillo cuando ya se me ha bajado la hinchazón.

Catalina llora al verme y el sr Lucio reniega.

Aún se me nota los golpes, muchos clientes me ven, mas no dicen nada, lo que me alivia, Cata me dice que Burka no ha ido, y se que es mi culpa, lo se.

Mas allá de la una llega un grupo de tres mujeres y saludan a Catalina con todo el cariño, se ve que se conocen desde hace mucho.

La más joven me ve con desagrado, Cata al ver mi incomodidad, me envía para la cocina mientras ella atiende a sus amigas.

Para mi suerte  comen rápido y se van.

Terminamos el día con buenas ventas y me dan un poco de dinero extra para las medicinas, ya que me quede sin medio.

Cuando voy llegando a casa, un auto derrapa justo en frente de mi, de ahí sale Burka caminando furioso hacia mi, mis ojos no lo creen, a pesar de la ira en su rostro sonrío… hasta que llega justo frente a mi y me toma por las mejillas.

—¿Quién m****a se atrevió a hacerte esto?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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