Burka
Coloco los codos en el escritorio y las manos en mi cabeza, el cansancio me pesa, no físico, es agotamiento mental. Suspiro mirando a la ventana cuando ese par de ojos café vuelven a mi mente, es preciosa y no tiene ni la mas remota idea de eso. Pero me he propuesto a solo verla, no es un pecado para una persona como yo el solo ver, porque si la tomo, se que no la voy a soltar y no estoy en condiciones en apoderarme de alguien cuando ya tengo a alguien a mi lado. Es lo que piensa mi lado racional. El irracional me recuerda que mi matrimonio con Liébana a sido por conveniencia y tengo derecho de disfrutar de alguien que si me guste. En su momento Liébana me gustó, pero su actitud caprichosa me agotó rápidamente el gusto y ahora solo me estorba. —Sr Burka, ha llegado su pedido del café Mamá Bella. —Por favor dile que pase adelante. Un sonrisa se dibuja en mi rostro, Savannah pasa a mi oficina con su mirada de confusión, aún así sonríe al verme. —Buenas tardes. Aquí tiene su pedido Sr Burka. El señor llega a partes de mi que no debería. —Buenas tardes señor Burka — Anthony pasa justo detrás de ella borrando me la sonrisa en el acto. Muevo mi cuello y suspiro. Si se da cuenta de este gusto culposo de solo admirar y desear será una patada en el culo constante. —Muchas gracias Savannah, déjala aquí y puedes retirarte. Ella asiente y coloca la comida en el escritorio, sin verme, con las mejillas rojas y mordiéndose su labio inferior, se me olvida la plaga que entró junto a ella y la veo hasta que desaparece por el umbral. —Vaya que le agarraste el gusto a Mamá Bella… Suspiro — ¿Qué coño quieres? —Oh, nada solo hablar de trabajo… pero no quiero incomodarte, cuando tienes en mente el culo de la repartidora en la mente. —Habla lo que tienes que tienes que hablar y vete hacer lo que te corresponde. Para mi suerte no jode más con el tema, Anthony es mi mejor amigo de toda la vida, aunque mis orígenes son Árabes, me crié en norte américa, con mi madre, el es hijo de la mejor amiga de mi progenitora, por lo que hemos estudiado juntos desde la guardería, hasta en la universidad solo que tomamos carreras diferentes. Mi empresa es de importaciones y pertenecía a mi padre, pero el está encargado de la principal ubicada en Turquía. Cómo poco después de las tres cuando la comida está fría, pero aún así deliciosa, conocí el café de mamá bella hace muchos años con mi mamá, cuando aún era un pequeño. Ella es amante es la comida italiana y mamá bella ofrece en su menú comida tradicional de su tierra, inclinándose más a lo original y casero, dejando de lado lo gourmet. Tengo diferentes lugares en dónde me alimento, pero desde que está Savannah allí, se ha convertido en uno de mis favoritos. Su mirada hacia mi es como la de la mayoría de mujeres, pero con respeto, no con zalamería, a pesar de ser joven en sus ojos se ve una madures que pocas veces ves en chicas de su edad, y mas en mi entorno, en donde todo es lujos y caprichos. Es preciosa, ya lo he dicho, me gustan sus curvas, a pesar de que es delgada sus caderas son acentuadas y sus pechos pronunciados, su rostro es angelical, nariz respingona, labios gruesos, cejas y pestañas pobladas y nunca le visto un gramos de maquillaje, es preciosa tal cual es. Mi pantalón se siempre apretado cada vez que pienso en ella últimamente. Mi teléfono suena y se me baja todo al ver el nombre de Liébana. Suspiro. —¿Qué quieres? —Hola amada esposa… así se saluda Burka, ¿No me extrañas? —No, puedes quedarte por allá si te da la gana — la línea se queda en silencio — Di lo que tengas que decir Joder, que estoy trabajando. —Bueno, solo quería saber cómo estaba todo y decirte que vuelvo este fin de semana. Giro mis ojos. —Me da igual Liébana… Se queda de nuevo en silencio y corto la llamada. Termino un poco más tarde de lo normal y me apetece manejar hoy, así que pido las llaves a mi chófer. Illinois es una ciudad hermosa y tranquila, manejo hacia las afueras de la ciudad, la zona rural en dónde está mi casa, tengo un apartamento en medio de Chicago, pero gusta la casa cuando no está Liébana. Por alguna extraña razón ajena a mi sentido común, paso primero frente al café, ya está cerrando, Savannah se despide de Catalina y Lucio, y sola toma el sentido contrario. Recuerda, es solo ver, sin tocar, pero joder… Doy la vuelta y manejo en su dirección. Va moviendo la cabeza, escuchando música, ajena a todo lo que ocurre a su alrededor, ajena a mi que la voy acechando, con ganas de comer, pero teniéndolo totalmente prohibido. No sé que tiempo pasa, solo se que el tiempo acechándola se acaba y ella llega a un edificio de clase baja y entra. Es un buen suburbio. Sigo mi camino y termino decidiéndome por quedarme en el apartamento en medio de la ciudad de Chicago. Me doy una ducha fría y avanzo un poco las cosas para el siguiente día en la oficina. Me levanto temprano para ir a la empresa y paso a darle a mi vista su gusto culposo. Si embargo la consigo con los ojos hinchados, solo me dice “Buenos días” sirve mi comida si siquiera verme a la cara. No he querido meter mis narices en lo que no debería importarme, porque sería empaparme más de ella y no ayudaría para mí estado. El problema de ella va más allá de lo económico, no es la primera vez que la veo así. Deje una suma mas alta de propina y al verla es la primera vez en la mañana que se dedica a verme. —No debería… es demasiado, señor. El señor llegando de nuevo a lugares sensibles. Me acerco un poco a ella quedando justo al frente, debe alzar un poco más su rostro para verme a los ojos, es pequeña y... Veo a Catalina de reojo con toda su atención en nosotros. Inhaló su aroma a frutas y comida. La deseo demasiado… —Resuelve lo que debes resolver, no es bueno trabajar con un rostro triste y demacrado, da mala presentación para el restaurante. Si claro… Ella asiente y se muerde el labio inferior, por inercia lo suelto y ella se sobresalta, quiero mucho incar mis dientes sobre el pobre cervatillo desvalido. Lo devoraría tantas veces, una y otra, y otra, y otra vez, tantas veces hasta que quede satisfecho, la boca se me vuelve agua. Pero no puedo joder! Salgo de allí como alma que lleva el diablo, lo mejor será que no vuelva más, por su bien, por su bien debo alejarme. —¿Qué te ocurre? Hasta aquí se siente tu mal humor, ¿Ya llegó Liébana? Resoplo, mi humor empeora, no recordaba su estúpida existencia, si no fuera por ella, ya tendría a Savannah en mi cama abierta de piernas. —No es de tu incumbencia. —No se porque, llámalo intuición, pero ese mal humor tuyo puede tener que ver con cierta morena… —Cállate joder! —Savannah era su nom… —¿A qué m****a vienes a mi oficina? Déjate de joder. —No te tiene mal, te tiene grave… Lo ignoro y procedo a trabajar que es a lo que vine. Me alejare de ella, la sacaré de mi mente y me dedicaré a lo que debo, que es mi empresa y sus trabajadores.SAVANNAH —Necesitamos ropa urgente, y cosas, el último iPhone, necesito uno de esos.Veo a mi madre, llegaron ayer y creen que cagamos dinero aquí. —Mama, ni Savannah., ni yo, tenemos un teléfono de alta gama como ese.—Pero ya tienen aquí meses, soy su madre, es lo menos que merezco y Rogelio también, ya que el se ha encargado de mi porque ustedes nos estaban. —No te preocupes madre, trabajen y en medio año ya podrás tener uno…—Yo no voy a trabajar, puedo ayudarle en la casa… —¿Qué? No madre, ustedes deben buscar a donde irse, trabajar y mantenerse a si mismos — les digo sin contenerme. —Eres una malagradecida.—y tu una mala madre.—Savannah! — me reprende mi hermana.—De mi no van a tener un céntimo más, ya les mandé todo lo que tenía para que sobrevivieran — miento, ni loca les voy a dar lo que he reunido — Así que mentalicen en que tienen trabajar si van vivir en este país.Rogelio me ve con mala cara, más no dice nada, aquí contamos con solo dos habitaciones, ahora yo dorm
BURKABebo mi sexto trago y me dedico a contemplar un poco más de tiempo los cuerpos danzantes que saltan al ritmo de la música, no soy de beber, tampoco de bailar, pero últimamente es lo que me cansa la suficiente como para caer rendido al tocar la cama. Todo para abstenerme de ir corriendo al café a solo verla, seguirla a su casa tal vez…Mi chófer me espera a la salida y me lleva a casa a la afueras de la ciudad, mientras más lejos mejor.El ver el auto rojo chicle estacionado en la entrada me descompone el cuerpo, ni recordaba su existencia, aún siendo la culpable de mi abstinencia. Me debato entre si devolverme al departamento o quedarme, pero estoy lo suficiente cansado como para solo entrar y dormir. —Amor! — odio su estúpida voz chillona, combinada con su falso amor, es insoportable. —Hablamos mañana, estoy cansado — camino a mi habitación. —Pero si tienes más de tres meses que no me ves! —Déjame en paz, puedes irte con el resto del año si te apetece. Desaparezco por el
Savannah LópezMi corazón retumba en mi caja torácica de manera tan acelerada que siento mi cuerpo vibrar al ritmo alocado que lo maneja. Entretanto mi cerebro me reclama la osadía de haber aceptado en primer lugar ir a un lugar a solas con el, más allá de lo hermoso de su apariencia no se absolutamente nada de el. Mi boca se abre al ver el lugar en el que entramos, no se porque me imaginé que habría una cama en el medio de todo, sin embargo esto parace solo un recibidor, pero no cualquiera recibidor claro está, es uno enorme y elegante, podría jurar que el apartamento en el que vivo con mi hermana es la mitad de este lugar, y me refiero a solo está estancia. —Sientate — mi espalda se yergue al escuchar su orden, trago saliva y asiento, lo veo y su mano me indica la dirección a un juego me muebles azules oscuros . Camino aún indecisa y confundida del porque estoy aquí, pero me siento y espero a lo siguiente que dirá, para mí alivio se sienta en otro mueble alejado de mi, solo que
La revisión para mi suerte es bastante rápida, debido al tiempo que ha pasado desde la paliza que me dieron mi madre y su marido, los moretones ahora solo son un amarillento borroso, aun asi me receta una pomada.—Listo señorita López, no se que ocurrió, pero trate de que no pase nuevo, es usted muy hermosa para que su cuerpo reciba ese tipo de trato. Siento como sube el calor hasta mis mejillas de inmediato.—Bu, bueno, yo no, yo no me lo esperaba, su, supongo que no volverá pasar — suspiro apenada.—¿De dónde conociste a Burka? Y me disculpa mi intromisión, es solo que me causa curiosidad. No respondo de inmediato, la verdad no sé si deba decirle, Pero suspiro y decido contarle —Bueno, trabajo en un restaurante que el visita seguido. Asiente varias veces — ok, entonces eres mesera — sonríe irónico o tal vez burlón, el caso es que me molesta. —¿Es todo? — pregunto para ya librarme de el e irme al departamento a dormir otro rato.—Si, te haré llegar de inmediato la pomada, tengo e
Savannah López Llegó justo a tiempo, Catalina sonríe al verme. —Definitivamente te hacía falta un día para descansar! —Si, muchas gracias, la verdad no fue mi idea, Pero me hacía falta, además no solo fue todo descanso, también me consentí un poco. —Se te nota hija, luces radiante. Sonrío y me pongo hacer mi trabajo, limpiar el área de atención al público, los baños, organizar la barra y los utensilios. Mi ánimo está por las nubes. Ojalá Burka venga a comer algo o que pida para llevar, no se, solo me gustaría agradecerle todo. La mañana pasa rápido y el no aparece, cuando el teléfono suena cerca de la hora de almuerzo, juro que mis bellos se erizan y siento una emoción burbujeando en mi estómago. —Savannah — disimulo la sonrisa antes de voltear a ver al esposo de Cata — por favor ve hacer una entrega para Burka.Asiento y voy por el pedido, el local está lleno, deberían contratar a alguien más para estos casos.Voy al baño antes y me veo bien, hoy me arregle un poco más, suelt
Burka Arslan Estoy al tanto de absolutamente todo lo que Savannah hace en el hotel, me encargo de que solo sean chicas quienes la atiendan y hago que compren lo mejor para ella. Los Abogados de Liébana están pidiendo que las ganancias que he trabajado sean divididas por partes iguales. No pienso darle el gusto. Ofrezco el 10% y no pienso acceder a más.Mi día pasa entre reuniones y demás. Dejo el divorcio en mano de mis abogados, pensar el Liébana me enferma. Savannah tiene el efecto contrario, no sé porque, Pero calo dentro de mi, sin necesidad de un contacto físico, solo con su mirada y sonrisa sincera. Al llegar el día siguiente hago que venga a mi. Me encargo de que mi secretaria se vaya a comer su almuerzo, no quiero interrupciones para cuando la tenga a aquí. Se que estoy jugando con fuego, pero muero maldita mente por quemarme. Su cabello cae como cascada y sus ojos brillan al verme, su sonrisa combina perfectamente con sus mejillas sonrojadas. El olor a comida no opa
Savannah López Soy una zorra, soy una zorra, acabo de meterme con un hombre casadoLos pensamientos me atormentan mientras camino a toda prisa de vuelta al trabajo. Que vergüenza, debe estar pensando que soy una fácil, porque me regaló un para de noches bonitas en un excelente hotel, cree que estoy a su disposición. Niego una y otra vez. No puedo creer lo que hice, en mi defensa solo diré que no lo sabía, no trae anillo de casado. Claro, si eso te hace sentir mejor…¿Qué voy hacer? Entro a la cafetería y plasmo una sonrisa en mi rostro, el sr Lucio me ve con una mirada extraña, joder, sabe que soy una zorra.—¿Está todo bien Savannah?—Si señor Lucio, es solo que, vine caminando rápido y me sofoque un poco. Obviamente no me cree, pero solo lo ignoro y me pongo hacer mi trabajo, La sra Cata no está a la vista, recojo las mesas, limpio el suelo, organizo la barra, atiendo las personas que entran. Eso me ayuda un poco, me distrae de mis pensamientos y hace que el tiempo pase rápid
Burka Arslan —Señor Arslan, la señorita López a salido corriendo.Tocó con mis pulgares la sientes que me palpitan desde que salió corriendo también de mi oficina. Estúpido abogado de mierda.Me encargue de que mi secretaria no estuviera y llega este imbécil a embarrarla a niveles cósmicos. No lo despedí porque ha sido el abogado de mi familia por años, y porque es uno de los mejores del pais, además de que es quien está llevando el tema de mi divorcio. Suspiro y pido las llaves a mi chófer.No pienso esperar que se forme locas ideas en su cabeza, me estoy divorciando y no pienso dar un paso atrás con Savannah. Al llegar al edificio me quedo en la puerta sin saber que hacer para mi suerte llega caminando, solo que en compañía. Veo a todos lados con el show que arma, si embargo Savannah se encarga de calmarla, Pero no puedo estar aquí, necesito privacidad, si alguien graba y algún medio lo ve, sería un escándalo para mí y la empresa. —Sube— la tomo del brazo con delicadeza, Pero