La brisa de la tarde jugaba con el vestido de Amelia mientras caminaba por el jardín de rosas de su mansión.
Las flores despedían un perfume embriagador y las risas de los niños jugando en el césped llenaban el aire.
La elegante casa colonial que se alzaba detrás de ella parecía un castillo de ensueño, y lo era, en todos los sentidos.
Ella era Amelia Hastings, heredera de una de las fortunas más grandes de la nación, y esta era su vida: un cuento de hadas hecho realidad.
Las revistas de sociedad se habían rendido ante su belleza y elegancia, y su fortuna la había convertido en la envidia de todos.
Pero Amelia deseaba algo más, deseaba el matrimonio. Deseaba encontrar un amor verdadero, que no la quisiera por su fortuna, sino por quien era ella en realidad.
Y entonces, llegó la noticia que cambiaría su vida para siempre.
Su padre, el poderoso magnate de las finanzas Charles Hastings, había concebido un plan audaz para asegurar el futuro de la familia y la fortuna.
Un matrimonio por contrato con uno de los “solteros” más codiciados y enigmáticos del país.
Sin embargo, Amelia sabía que ese acuerdo matrimonial no era más que un trato de negocios, y eso si que la frustraba, pues nunca había visto ni siquiera por primera vez a aquel hombre con el que estaba a punto de casarse.
—Padre, te juro que no puedo hacerlo ¿Quién en sus cinco sentidos se casa sin conocer al novio? —Amelia se sentó en la silla de al lado de su padre, estaba hecha un mar de frustración.
—Tienes que hacerlo Amelia, es un hombre con demasiado prestigio, la unión de nuestros apellidos hará que nuestro emporio crezca mucho más, serás la envidia de todas las mujeres de la ciudad, además obtendré el puesto en la cancillería que siempre he deseado, el abuelo de Maximilien me lo concederá de inmediato ustedes se casen.
Amelia lo miró con nostalgia y se levantó de su lugar.
—¿Y a cambio de que papá? Mira a tu alrededor padre, mira nada más todo lo que ya tienes en tus manos, tanto poder, tanto dinero, ¿me estás cambiando por un puesto?
—No es un puesto cualquiera, pronto podría llegar a la presidencia, además salvare su empresa con una pequeña financiación que haré, lo salvaré de la quiebra, es un hecho, ya no puedes negarte mi querida Amelia, el contrato está firmado, además su apellido y el nuestro harán que ardamos de poder.
Amelia miró a su padre con demasiada ira, ella era una mujer independiente y madura, fiel creyente en el amor, y el plan de su padre era descabellado.
—¡No estoy de acuerdo papá! ni siquiera lo conozco, ¿acaso ese hombre si está de acuerdo en casarse conmigo? Si es que nunca nos hemos visto en persona, es más, no lo he visto en una sola foto ¡papá por favor!
En ese momento la madre de Amelia se asomó al jardín al escuchar los gritos de su hija.
—¿Qué está pasando aquí?
—Mamá dile a mi padre que no me quiero casar por contrato, dile por favor—la madre de Amelia agachó su cabeza avergonzada y en un hilo de voz le respondió.
—Cariño lo siento demasiado, yo no puedo hacer nada, el contrato ya está firmado, el futuro de esta familia depende de esa boda, lo siento mucho hija.
Amelia los miro a los dos, no comprendía porque sus padres se habían empeñado en esa locura, el matrimonio sería en solo tres semanas y a sus espaldas ya habían hecho todos los preparativos.
Cabizbaja se centró en sus pensamientos sin saber qué decir o hacer.
<<No puedo creer lo que me están haciendo, yo puedo decidir por sí sola, no soy tan frágil como ellos asumen>> Amelia pensó, se paró frente a sus padres y decidida los enfrentó:
—Definitivamente, me tratan como si fuera una niña, ¿se les olvida la edad que tengo? ¡Yo puedo decidir con quien casarme y con quien no!
—¡Pero no te has casado Amelia! —el padre refuto —y en nuestra familia tenemos costumbres, necesitamos que nos des nietos, que tengas una familia, un buen nombre, ¡te casas! No hay vuelta atrás.
Amelia negó con la cabeza y enojada se fue, dejando con la palabra en la boca a sus padres.
Los días pasaron más rápido para ella, el matrimonio era un hecho y el gran día había llegado.
Se miró al espejo, ya estaba vestida de novia, tenía puesto un precioso vestido hecho por un gran diseñador de la ciudad, estaba lleno de detalles y pedrería que iluminaban cada paso que ella daba, pero su cara estaba llena de una tristeza muy marcada.
Mientras tanto en la mansión Archer, Maximilien estaba dándose los últimos retoques, se miraba al espejo y se alababa a sí mismo, su belleza e ímpetu era la envidia de todos los hombres del lugar, acababa de llegar del extranjero, y aunque no conocía su prometida, la había visto en fotos cientos de veces, además, el puesto real que ella ocupaba era realmente conveniente y ni hablar de las condiciones que tenía su abuelo para poder asignarlo como el gran CEO de la más grande empresa exportadora del país, un cargo que no podía darse el lujo de perder.
—Mi amor, estás espectacular, pero no entiendo cómo es que te vas a casar con esa mujer, yo sé que todo es falso, pero no deja de lastimarme—Selene, la novia de Maximilien se abrazó a su espalda y lloró desconsolada
Maximilien se giró hacia ella, tomó su rostro con sus dos manos y le dio un apasionado beso en la boca.
—Preciosa, en cuanto se cumplan los dos años del contrato, me voy a divorciar y me casaré contigo, serás mi mujer, aunque mi familia se oponga, solamente me caso porque mi abuelo está enfermo, y prometí que cuidaría de esta familia, soy el único hombre que queda, debo sacar la cara por ellos.
—Yo no quiero seguir más en esta relación secreta, pero solamente tienes dos años Maximilien, solo dos para que tu esposa sea yo y tengamos la familia que siempre hemos querido, sí, sé que tu abuelo está enfermo, pero quiero ser yo quien ocupe el lugar de esa mujer.
Maximilien se acercó a su novia, le dio un beso en la frente, acarició sus brazos y le sonrío.
—Preciosa, será por poco tiempo, después de que maneje Archer y asociados, mi abuelo no podrá controlar nada en absoluto, quédate tranquila, además mi futura esposa se ve que es una mujer muy sumisa, no tendré problemas con ella al momento de divorciarse, no te preocupes, por eso no he querido conocerla, porque no quiero crear ningún vínculo, es más desde está noche ni siquiera dormiré a su lado, nuestra relación seguirá todo el tiempo, nada ni nadie nos va a separar, me debo solamente a ti.
La novia de Maximilien lo miró angustiada, sabía que él la amaba y estaba enamorado de ella, pero para Selene, el dinero también era muy importante, así que se sacrificaría un par de años.
Christopher, su abuelo, era un controlador empedernido, y haría hasta lo imposible por cumplir con sus objetivos, y no había nada más importante que casar a su nieto con la hija de un prestigioso empresario.
La boda de Amelia y Maximilien retumbaba en toda la ciudad, los hijos de los magnates más poderosos del sector de la exportación unirían sus vidas en una maravillosa boda, todos los hombres y mujeres envidiaban la posición en la que estaban; los medios de comunicación estaban frente a la iglesia, toda la familia de los comprometidos, amigos, conocidos, políticos y empresarios.
Todos estaban reunidos para ser testigos de una de las más grandes uniones en el país.
Mientras tanto Amelia se miraba frente al espejo, no había aceptado a ninguna maquilladora para que la ayudara a arreglarse, lo hizo ella sola, se puso un suave maquillaje y arregló una pequeña maleta. > —Amelia ¿ya estás lista?—su madre entró a su habitación sacándola de sus pensamientos, ella se puso nerviosa y dejó la pequeña maleta a sus pies, le dio una sonrisa a su madre y se levantó. —Sí, ya voy directo a la limusina mamá, nos vemos en la ceremonia. La madre de Amelia asentó con la cabeza y salió de la habitación, Amelia puso el pequeño bolso debajo de la gran falda de su vestido y salió directo hacia el parqueadero, allí su amigo Jonas ya la estaba esperando. —Hija me voy contigo —Eva, su madre insistió en acompañarla hasta la iglesia. —Mamá, no, quiero irme sola, disfrutar estos últimos momentos de soltería
Todos los invitados empezaron a murmurar entre ellos, Maximilien sintió como si un fantasma se hubiera adueñado de su cuerpo, su rostro palideció y todo el mundo a su pies se desmoronó, la mujer que él había esperado para casarse lo había humillado delante de cientos de personas, dejándolo plantado en el altar, su orgullo estaba por el piso, el gran Maximilien Archer fue humillado por una simple mujer. —Hijo, lo siento mucho, yo no me imagine que esto pasaría —Mary, la madre de Maximilien se fue directo a su rescate, al ver como su hijo se descompuso en ese momento. —Mamá, tú no tienes la culpa, lo perdí todo, mi abuelo no me dejará ser el CEO de la compañía. —¡Cálmate por favor! —La madre trató de consolarlo, pero él simplemente se zafó bruscamente de su agarre. En ese momento Christopher, el abuelo de Maximilien se levantó de su lugar, se fue hacia los Hastings y los miró con odio. —Teníamos un acuerdo Hastings, y tu hija ha manchado el nombre de mi familia—espetó el hombre enfu
—Mire señor Campbell esta es su oficina —Amelia le señaló un pequeño cuarto que, hacía las veces de bodega, era un lugar humilde, pero era perfecto para que ella pudiera ocultar su verdadera identidad. Edward (Maximilien) se quedó viéndola perplejo, cómo le gustaría que ella hubiera llegado a la boda, era impresionantemente hermosa, y ahora comprendía porque un matrimonio con ella sería la envidia de muchos. —Gracias señorita, ¿me recuerdas tu nombre por favor? —Soy Amelia señor, Amelia Romero. —Siéntate por favor, quiero conocer más acerca de la administradora del lugar —Amelia se sonrojo por el inesperado comienzo con su jefe, sin embargo, obedeció. —Gracias señor, pues que puedo decirle, soy la persona que lleva las finanzas y la administración de este pequeño negocio, que, aunque usted no lo crea, se mueve bastante bien. —Si, por esa razón lo compre—él no dejaba de mirarla. —Bueno, pero los dueños no lo estaban vendiendo, me sorprendió demasiado la decisión que tomaron de r
Solo hicieron falta un par de meses para que entre Amelia y Edward empezará una nueva relación, ella estaba tan enamorada, los momentos al lado de su jefe se convirtieron en un romance, intenso y apasionado. Amelia jamás había estado tan enamorada como lo estaba en ese momento de ese hombre.Amelia llegó a su puesto de trabajo y un hermoso ramo de flores estaba sobre su escritorio, a ella le encantaban, se acercó y las olió, su nariz absorbió todo su perfume y sintió cómo su pecho se inflo de alegría, se mordió su labio inferior y leyó la tarjeta. “Una flor, para otra flor aún más hermosa, te he pensado demasiado, Edward”. Amelia sonrió encantada y quiso salir a darle las gracias personalmente, pero él ya estaba abriendo la puerta de su despacho, estrellándose con ella. —¿Para donde vas hermosa?—Edward se quedó viéndola, mientras ella se colgó de su cuello y sin más respuesta beso sus labios —iba a agradecerte por ese bello detalle. Edward la siguió besando sin mesura y la llevó ha
Olivia Harris, intrigada por el sobre que había levantado en la iglesia, ni siquiera pudo esperar a que la boda de Maximilien terminará, afortunadamente para ella, era uno de los invitados invisibles, Olivia solo había llegado allí con el objetivo de vengarse de la familia Archer, pero lejos estaba de imaginarse lo que se avecinaba.Cuando se subió en su auto, abrió el sobre y se dio cuenta de que Amelia estaba embarazada, lo que había en este, era una prueba de embarazo positiva, suponía que era para el novio… comenzó a balancear el sobre de un lado para otro tratando de atar cabos, y recordó que ella era la hija de Charles Hastings, pero no tenía su apellido, debía buscarla, pues algo muy extraño estaba pasando allí. —Robert, arranca el auto por favor, llévame a donde el investigador —Olivia dio la orden. —Entendido señora —el chofer arrancó el auto, pero un par de cuadras después, quedaron atascados en el tráfico. —¿Qué está pasando Robert? Tengo mucho afán, debemos irnos. —Seño
Al aeropuerto de la ciudad llegó un avión privado, de este se bajó Olivia y detrás de ella, una imponente y magnífica mujer, vestida con un traje oscuro y zapatos altos. El cambio de Amelia era más que evidente, la inocencia e ingenuidad que había en su rostro se desvaneció por completo, ahora su mirada era un solo reflejo de ímpetu y seguridad. —¡Hemos llegado, mi querida Amelia! —Olivia se quedó viendo encantada a su creación. —Así es Olivia, cuanto tiempo sin venir por aquí —suspiró—. ¿cinco años y tres meses más exactamente? —Amelia espetó mientras subía una ceja. —Si, ese tiempo cariño, ¡cuidado! ¡Ahí vienen! —Olivia advirtió al escuchar unos gritos chillones. Detrás de las mujeres asomaron dos pequeños, dos gemelos idénticos, dos varones que físicamente poco se parecían a su madre, más bien eran el reflejo de su progenitor, de aquel padre ausente que nunca supo de su existencia, y Amelia había decidido que así fuera para siempre. —¡Mami! —gritaron al unísono. Amelia los
Todos los empleados de Archer y asociados fueron convocados para el nombramiento sorpresivo de Amelia, ninguno de ellos conocía a la recién llegada y gran parte olvidaron lo sucedido el día del matrimonio de Maximilien.Amelia llegó a la oficina con una elegancia que parecía estar en perfecta armonía con su aura enigmática, estaba vestida impecable y en seguida su presencia se convirtió en el centro de atención de todos en la compañía.En especial, se estaba convirtiendo en el centro de atención del CEO predecesor, deslumbrar a Jean era casi que imposible, pero ella lo logró con tan solo un encuentro.—Bienvenida mi querida Amelia, me alegra que seas mi nueva sucesora, esta compañía necesita personas como tu para continuar con su expansión y crecimiento.—Me halagas Jean, pero más que eso, se necesita trabajo fuerte, y yo soy experta en eso, te prometo que lo que dejaste construido no será en vano.Ambos estaban hablando amenamente, cuando las puertas del elevador se abrieron llamando
Maximilien se dirigió hacia el elevador para abandonar el edificio, cuando este estaba a punto de abrir sus puertas, él miró atrás y casualmente se chocó con la mirada de Amelia, ella no pudo evitar quedarse viéndolo cuando pasó por su lado. Sin embargo, ella fingió indiferencia, y continuó con lo que estaba haciendo, además le sonrió a Jean, y le acarició el brazo, mostrando felicidad por el nuevo hombre que la pretendía. Maximilien resopló producto de la ira, ella había regresado tan diferente a lo que recordaba, que era como si estuviera presenciando otra mujer. La Amelia que él conoció jamás hubiera actuado de esa manera, coqueta y llamativa. Unos cuantos minutos más tarde, regresó a la gran mansión que compartía con su esposa, pero Selene no estaba, después de la noticia que le dio, lo único que quería era hablar con ella, marcó su teléfono varias veces, pero ella rechazó sus llamadas. Mientras tanto, en la clínica más prestigiosa de la ciudad, Selene estaba ansiosa, desp