Solo hicieron falta un par de meses para que entre Amelia y Edward empezará una nueva relación, ella estaba tan enamorada, los momentos al lado de su jefe se convirtieron en un romance, intenso y apasionado. Amelia jamás había estado tan enamorada como lo estaba en ese momento de ese hombre.
Amelia llegó a su puesto de trabajo y un hermoso ramo de flores estaba sobre su escritorio, a ella le encantaban, se acercó y las olió, su nariz absorbió todo su perfume y sintió cómo su pecho se inflo de alegría, se mordió su labio inferior y leyó la tarjeta.“Una flor, para otra flor aún más hermosa, te he pensado demasiado, Edward”.Amelia sonrió encantada y quiso salir a darle las gracias personalmente, pero él ya estaba abriendo la puerta de su despacho, estrellándose con ella.—¿Para donde vas hermosa?—Edward se quedó viéndola, mientras ella se colgó de su cuello y sin más respuesta beso sus labios —iba a agradecerte por ese bello detalle.Edward la siguió besando sin mesura y la llevó hasta el asiento de la oficina.—Eso no es nada en comparación a lo que tu te mereces Amelia —Edward tomó un mechón de su cabello y lo puso detrás de su oreja, ella sonrió encantada.—No puedo creer que la vida me haya premiado con alguien como tú Edward, eres lo que siempre soñé, lo que anhele toda mi vida.Edward se sintió un poco mal por sus palabras, aunque su única intención al comienzo de todo era hacerle daño, había momentos en los que dudaba de si mismo, pues la presencia de Amelia inexplicablemente alegraba sus días.—No digas eso Amelia, soy un hombre como cualquiera, pero quiero hacerte feliz siempre —se acercó a ella y tomó su rostro a dos manos, la beso apasionado, la comenzó a acariciar, sus manos estaban recorriendo sus piernas y cada vez que lo hacía, él sentía un calor inexplicable.Le gustaba su piel, le encantaba su aroma, su cuerpo le fascinaba, pero su orgullo era más poderoso que cualquier sentimiento que ella le incitará, además estaba comprometido con Selene.De repente la puerta de la oficina de Amelia sonó, interrumpiendolos de inmediato, se trataba de la otra auxiliar que ellos habían contratado.Ambos sonrieron llenos de complicidad, pero ese no fue el único momento en el que su romance estuvo a flor de piel.Todos los días los detalles por parte de Edward iban y venían, él ni siquiera se explicaba porque lo hacía, solamente tenía presente que quería que ella se enamorara de él perdidamente.Salían todos los días, iban al cine, a comer, a caminar, hablaban todo el tiempo, y aunque él estaba con otra identidad, indirectamente le contaba lo verdadero de su vida, y ella igual, la confianza que había entre los dos era mágica.Una noche estaban sentados bajo la luz de la luna, ella miró al cielo y en ese instante pasó una estrella fugaz.—¡Preciosa! ¿la has visto?—Edward le preguntó como si se tratara de un niño pequeño.—¡Por su puesto! —respondió ella.—¿Has pedido un deseo?—él se acercó y le dio un beso en la nariz .—Sí, claro que lo he pedido, pero no necesito ocultarlo.—¿Ah no? entonces dime,. ¿que has pedido?—¡Que te quedes siempre!—Edward sintió como un puñal atravesó en el fondo de su pecho, ahora estaba más confundido que nunca, pero no se desviará de su objetivo, sin importar lo que estuviera pasando entre él y Amelia.Selene se estaba vistiendo delante de Maximilien, lo tomó por la espalda y le dio un beso en el cuello.—¿Cuándo harás que esa mujer pague todo lo que te hizo?—Maximilien le dio un beso sobre su mano, y se giró hacia ella.—Está misma noche le pediré matrimonio, y será el mismo día en el que tú y yo nos casemos preciosa, le daré la sorpresa de su vida.Selene beso de nuevo a Maximilien y sonrió satisfecha, aunque ella no tenía nada que ver con Amelia, disfrutaba su dolor.***Edward pasó por la joyería antes de llegar al supermercado, reclamó su pedido y llegó hasta donde estaba Amelia, se saludaron como de costumbre y siguió con su plan.—Cariño, quiero que esta noche salgamos a celebrar nuestro quinto mes juntos —Edward tomó por la espalda a Amelia y la abrazó.Ella se giró, mirándolo complacida y le besó la boca apasionada.—Me parece una excelente idea ¿A dónde iremos?—Beberemos un par de copas.—Me pondré bella para ti, te amo —era la primera vez que Amelia le decía que lo amaba, y le salió tan espontáneo.Edward se aprovechó de su ingenuidad para hacerle creer que sentía lo mismo por ella, mientras que a sus espaldas ya tenía todo preparado para causarle un gran dolor.—También te amo preciosa —respondió en medio de un abrazo.La noche llegó y los enamorados salieron directo a un precioso lugar que él había reservado, una mesa para dos, con dos copas, una fina botella de champagne y velas.—Edward, todo está precioso, no me digas ¿hiciste todo esto por mí?—Amelia, estoy completamente convencido que te mereces esto y mucho más, eres tan hermosa —Edward sirvió dos copas de champagne y brindaron.Detrás de la primera copa llegaron muchas más, ella estaba poco acostumbrada a beber, y ya estaba un poco entonada producto del efecto del alcohol, se desinhibió por completo y atraída por el amor que sentía por su novio, se acercó y lo besó.Pero fue un beso distinto, uno apasionado, y dentro de su interior comenzaron a florecer los deseos, Edward por su parte pensó que era la oportunidad perfecta para empezar con el sufrimiento de la pobre Amelia.—Preciosa, tus besos me encantan, juro que muero porque seas mía, estos meses han sido hermosos a tu lado, pero la idea de tener tu cuerpo, de verdad que me emociona.—Mi amor, yo nunca he estado con otro hombre—ella respondió nerviosa, Edward sonrió encantado al escuchar que Amelia era virgen, era melodía para sus oídos.—¿Quieres decir que yo seré tu primer hombre? —Amelia se alejó un poco de él, ella no quería entregarse sino hasta el matrimonio.—Es que yo… yo quiero entregarme por primera vez en el matrimonio—le respondió sonrojada.Edward la tomó de la mano y la acarició, la besó de nuevo y luego de brindarle seguridad, sacó una cajita de su bolsillo, cuando la abrió, los ojos de Amelia se deslumbraron al ver el brillo de la piedra preciosa del anillo.—Justamente esta noche quería decirte algo muy importante, Amelia Romero, ¿te quieres casar conmigo?Amelia abrió sus ojos con sorpresa, y de ellos escapó un par de lágrimas, se abrazó fuerte a Edward y lo beso frenética.—Dime que no estoy soñando, repítelo, Edward, por favor, dime que esto no es un sueño —le suplico mientras encantada miraba su anillo en el dedo.—No mi preciosa, es una realidad, una hermosa realidad, te haré mía por siempre y será la boda más maravillosa, ahora brindemos.Consumidos por el deseo, la felicidad y el alcohol, Amelia se entregó esa misma noche a su amado.Edward recorrió su cuerpo como si la amara de verdad, fue tierno, amante y delicado, hizo que la primera vez de Amelia fuera especial e inolvidable, ella estaba completamente convencida, de que él era el amor de su vida.Los días siguientes fijaron la fecha de la boda, Amelia puso todo su empeño para organizar el matrimonio de sus sueños, la decoración, la fiesta y el lugar, todos ellos estaban llenos de preciosos detalles, era el día más importante de su vida, y se sentía tan feliz porque se iba a casar con el hombre que amaba, con el dueño de su virginidad, de su alma y de su cuerpo.Se miró al espejo, puso un poco de rubor en las mejillas, un labial suave y se bajo su velo, el gran día había llegado, aunque le hubiera encantado que sus padres la estuvieran acompañando en su preciado día, estaba sola y solo unos cuantos invitados del pueblo serían su compañía.Pero Amelia estaba completamente feliz, después de la entrega infinita que había hecho a su amor, no solamente estaba dispuesta a casarse con él, sino que en sus manos tenía un sobre con una gran sorpresa para Edward.De camino a la iglesia, solamente centraba su mirada en el sobre y en las imágenes a futuro de su nueva familia, las ansias la estaban consumiendo y la ilusión por estar por fin frente al altar con el hombre de su vida, era lo mejor que le había pasado.—Señorita, hemos llegado a la iglesia—el hombre que contrató para ser su conductor la sacó de sus pensamientos.Amelia suspiró cuando vio la puerta del lugar donde entregaría su amor, su corazón estaba acelerado y las manos le temblaban, apretó el ramo de flores y el sobre. Con paso firme se bajó del auto, la iglesia estaba preciosa por fuera, pero ella se había encargado que por dentro estuviera mejor.Cuando dio los primeros pasos, supo que algo no estaba bien, pensó que se había equivocado de lugar, y por supuesto de matrimonio, la iglesia estaba llena y frente al altar había una pareja, ya se estaba celebrando una boda.El novio se giró de reojo al escuchar los susurros de los invitados por ver llegar a una nueva mujer vestida de blanco.Amelia sintió cómo su mundo se desmoronó a sus pies, y todo lo que había soñado se estaba convirtiendo en una pesadilla, sacudió su cabeza y se enloqueció de inmediato.—¡Edward!—dijo con su voz temblorosa, al darse cuenta de quien se estaba casando con otra mujer, era su amado novio.—Amelia ¿qué necesitas?—respondió arrogante.—¿Qué está pasando?— la voz de Amelia se quebró por completo, mientras que Selene la miraba de arriba abajo.—Recuerdas hace once meses, cuando debías llegar a la iglesia ¿recuerdas a Maximilien Archer? —Edward le dijo delante de todos los invitados, quienes miraban sorprendidos a Amelia, pero nadie decía nada.—No—Amelia quiso desfallecer —¡No! ¿De qué estás hablando?—Yo nunca te he amado Amelia, ni siquiera soy Edward Campbell, soy Maximilien Archer, y si me voy a casar , pero no contigo—Amelia sintió un escalofrío que recorrió su ser, sus piernas empezaron a temblar, y palidecer.<Olivia Harris, intrigada por el sobre que había levantado en la iglesia, ni siquiera pudo esperar a que la boda de Maximilien terminará, afortunadamente para ella, era uno de los invitados invisibles, Olivia solo había llegado allí con el objetivo de vengarse de la familia Archer, pero lejos estaba de imaginarse lo que se avecinaba.Cuando se subió en su auto, abrió el sobre y se dio cuenta de que Amelia estaba embarazada, lo que había en este, era una prueba de embarazo positiva, suponía que era para el novio… comenzó a balancear el sobre de un lado para otro tratando de atar cabos, y recordó que ella era la hija de Charles Hastings, pero no tenía su apellido, debía buscarla, pues algo muy extraño estaba pasando allí. —Robert, arranca el auto por favor, llévame a donde el investigador —Olivia dio la orden. —Entendido señora —el chofer arrancó el auto, pero un par de cuadras después, quedaron atascados en el tráfico. —¿Qué está pasando Robert? Tengo mucho afán, debemos irnos. —Seño
Al aeropuerto de la ciudad llegó un avión privado, de este se bajó Olivia y detrás de ella, una imponente y magnífica mujer, vestida con un traje oscuro y zapatos altos. El cambio de Amelia era más que evidente, la inocencia e ingenuidad que había en su rostro se desvaneció por completo, ahora su mirada era un solo reflejo de ímpetu y seguridad. —¡Hemos llegado, mi querida Amelia! —Olivia se quedó viendo encantada a su creación. —Así es Olivia, cuanto tiempo sin venir por aquí —suspiró—. ¿cinco años y tres meses más exactamente? —Amelia espetó mientras subía una ceja. —Si, ese tiempo cariño, ¡cuidado! ¡Ahí vienen! —Olivia advirtió al escuchar unos gritos chillones. Detrás de las mujeres asomaron dos pequeños, dos gemelos idénticos, dos varones que físicamente poco se parecían a su madre, más bien eran el reflejo de su progenitor, de aquel padre ausente que nunca supo de su existencia, y Amelia había decidido que así fuera para siempre. —¡Mami! —gritaron al unísono. Amelia los
Todos los empleados de Archer y asociados fueron convocados para el nombramiento sorpresivo de Amelia, ninguno de ellos conocía a la recién llegada y gran parte olvidaron lo sucedido el día del matrimonio de Maximilien.Amelia llegó a la oficina con una elegancia que parecía estar en perfecta armonía con su aura enigmática, estaba vestida impecable y en seguida su presencia se convirtió en el centro de atención de todos en la compañía.En especial, se estaba convirtiendo en el centro de atención del CEO predecesor, deslumbrar a Jean era casi que imposible, pero ella lo logró con tan solo un encuentro.—Bienvenida mi querida Amelia, me alegra que seas mi nueva sucesora, esta compañía necesita personas como tu para continuar con su expansión y crecimiento.—Me halagas Jean, pero más que eso, se necesita trabajo fuerte, y yo soy experta en eso, te prometo que lo que dejaste construido no será en vano.Ambos estaban hablando amenamente, cuando las puertas del elevador se abrieron llamando
Maximilien se dirigió hacia el elevador para abandonar el edificio, cuando este estaba a punto de abrir sus puertas, él miró atrás y casualmente se chocó con la mirada de Amelia, ella no pudo evitar quedarse viéndolo cuando pasó por su lado. Sin embargo, ella fingió indiferencia, y continuó con lo que estaba haciendo, además le sonrió a Jean, y le acarició el brazo, mostrando felicidad por el nuevo hombre que la pretendía. Maximilien resopló producto de la ira, ella había regresado tan diferente a lo que recordaba, que era como si estuviera presenciando otra mujer. La Amelia que él conoció jamás hubiera actuado de esa manera, coqueta y llamativa. Unos cuantos minutos más tarde, regresó a la gran mansión que compartía con su esposa, pero Selene no estaba, después de la noticia que le dio, lo único que quería era hablar con ella, marcó su teléfono varias veces, pero ella rechazó sus llamadas. Mientras tanto, en la clínica más prestigiosa de la ciudad, Selene estaba ansiosa, desp
Un par de días más tarde, Maximilien estaba en su oficina esperando por la llegada de Amelia, no dejaba de ver por su ventana, las ansias lo estaban consumiendo, era como si en su pecho algo lo incitará a reclamar por lo visto en la clínica. —¡Antonia! ¿ya llegó la señora Hastings?—Maximilien preguntó por quinta vez a su secretaria —Señor Archer, ya le dije que no ha llegado, en cuanto llegue le aviso, pero eso sí, ella tiene su agenda completamente copada, no creo que lo atienda. —¿Se te olvida con quién hablas? si quieres conservar tu puesto, no le vas a decir que yo la estoy buscando, simplemente me avisas cuando llegue, y está bien ¿entendido? —¡Entendido señor!—respondió Antonia cabizbaja, cuando de repente la puerta del elevador se abrió, y quien arribó era Amelia. —¡Señor! Acabó de llegar la señora Hastings—alcanzó a decirle antes de que le colgara. Maximilien colgó la llamada, ansioso se fue hacia su baño personal, se miró al espejo, arregló su cabello, se aseguro de
Amelia, consumida por los nervios que le causó la discusión con Maximilien, ni siquiera esperó que el día de trabajo terminara, salió corriendo directo a su nueva casa, lo único que anhelaba, era ver a sus pequeños, pues se sintió amenazada por Maximilien. Al cruzar el umbral de la puerta, lo primero que hizo fue recibir el abrazo de Eithan y Lucien, los brazos de sus hijos fueron tan reconfortantes en ese instante, que ni siquiera se dio cuenta de que Olivia la estaba observando. —¡Amelia! cariño, has regresado temprano del trabajo ¿pasó algo?—Olivia se acercó preocupada al ver lo pálido de su rostro. —Niños, vayan al cuarto de juegos, en un momento estoy con ustedes, debo hablar con la tía Olivia—Amelia ordenó a sus hijos, los niños asintieron y se fueron de allí. Las dos mujeres se sentaron en la sala de estar, mientras que Olivia servía un par de tazas de té, Amelia seguía con cara de angustia. —¿Vas a decirme que está pasando Amelia?—Olivia la miró a los ojos—Olivia, cuando
Mientras tanto, Maximilien no la estaba pasando nada bien, los dos días de espera fueron eternos, y la ansiedad, por saber los resultados de la investigación, lo estaba carcomiendo. —Dorian, dime que has conseguido lo que te pedí—miró a su investigador con ansias —No fue tan fácil, pero si lo logre, hay algo muy importante que sucedió el día de tu matrimonio. —¡¿Ah sí?! ¿que?—preguntó Maximilien sarcástico, lejos de imaginar la realidad —Ese día, después de que Amelia salió corriendo de la iglesia, tuvo un accidente demasiado grave, está viva de milagro —¡¿Qué?!—para Maximilien la noticia le caía como un balde de agua fría, ella pudo haber muerto por su culpa, tomó aire y se sentó de nuevo en su silla. —¿como que un accidente? no puede ser, ¿qué pasó después? —Pues Olivia fue quien la llevó al hospital en ese momento, fue una casualidad me imagino, porque Olivia estaba en tu boda ese día, tal vez la vio, no lo sé, pero fue ella finalmente quien ayudó a Amelia, luego salió del pa
Cabizbajo y malhumorado, Maximilien se encerró en su despacho, los celos lo estaban consumiendo por completo, después de que se casó con Selene, buscó a Amelia por más de tres años, cuando pensó que jamás sabría de ella, regresó de repente para volver su vida un laberinto.Sirvió una copa de vino, pero este le sabía más amargo de lo normal, con ira, estrelló la copa contra la pared manchando todo con el color vinotinto de la bebida, mientras que la puerta de su despacho se abría. Selene y su madre se quedaron atónitas al ver el espectáculo. —¡Hijo! ¿qué está pasando aquí?—Mary le gritó a Maximilien confundida—¿Qué? ¿acaso no les enseñaron a golpear la puerta primero?—refunfuño Maximilien Selene se quedó viéndolo también con algo de enojo y se cruzó de brazos—No sabíamos que debíamos entrar a tu oficina con permiso, soy tu esposa y ella tu madre, ahora dime ¿qué es lo que está pasando?—Maximilien tomó aire, y sin saber que responder, simplemente mintió—Un negocio que salió mal y