Despierto con el sonido insistente de la alarma y, tras unos segundos de letargo, me incorporo de la cama. Me dirijo al baño para darme una ducha, dejando que el agua tibia me ayude a despejarme.
Al salir, me visto con el atuendo que había elegido la noche anterior: una falda de satén azul con una chaqueta a juego, una blusa blanca debajo y unos hermosos zapatos del mismo color. Suelto mi largo cabello rubio y me maquillo de manera sencilla, lo justo para realzar mis rasgos. Me observo en el espejo, satisfecha con el resultado. Tomo mi bolso y el currículum antes de bajar al comedor para desayunar. Al llegar, me sorprende encontrar a Alexander sentado a la mesa, vestido con un impecable traje de oficina que se ajusta a su cuerpo, destacando la firmeza de sus músculos. Me dedica una mirada de cuerpo entero, escrutadora, pero permanece en silencio. Ignoro su presencia y tomo asiento en la parte más alejada, desayunando rápidamente. Al terminar, me despido de Mary y salgo casi corriendo de la mansión. Al acercarme a la carretera principal, un auto se detiene a mi lado. Reconozco de inmediato al conductor: es el chofer de la mansión. Baja los cristales y me dirige una sonrisa amable. —Señora, por favor, suba. La llevaré a su destino —dice cortésmente. —No, gracias. Ya estoy cerca. Tomaré un taxi —respondo con amabilidad, pero mi mirada se encuentra con unos ojos fríos observándome desde el asiento trasero del vehículo. Es Alexander. Lo ignoro y continúo caminando hasta la carretera, donde detengo un taxi y subo sin dudar. —Mayordomo, quiero que investigues a dónde se dirige mi esposa —ordenó Alexander desde el asiento trasero de su BMW. El taxi se detiene frente a un imponente edificio de veinte plantas. Le pago al conductor y entro rápidamente, maravillada por la decoración sofisticada y moderna del lugar. Me acerco a la recepción, donde una mujer alta de piel morena y cabello castaño me recibe con una sonrisa profesional. —Buenos días. Vengo para una entrevista de trabajo. El señor Colleman me espera —le informo. Ella asiente y me guía hasta el ascensor, llevándome a la última planta. Al llegar, me deja frente a unas grandes puertas de madera marrón. Tomo aire profundamente y golpeo suavemente la puerta. —Adelante —escucho una voz monótona desde el interior. Con el corazón latiendo con fuerza, entro a la oficina y siento un escalofrío cuando el aire frío acaricia mi piel. Detrás del escritorio, un hombre de cabello rubio levanta su mirada azulada y me observa de arriba abajo. Traga grueso antes de levantarse y extenderme la mano. —Bienvenida, señorita… ¿Aslin Ventura? Asiento con la cabeza. —Sí, señor Colleman. Es un placer conocerlo. Él asiente con amabilidad y me invita a sentarme. Le entrego mi currículum, y apenas lo revisa, su expresión se transforma en asombro. —¡Vaya! Veo que eres muy talentosa. Tus diseños son excelentes. Con este portafolio podrías postularte a una empresa más grande, como el Corporativo Líbano. No dudarían en contratarte. Mi rostro palidece, pero mantengo la compostura. Lo último que deseo es que alguien relacione mi nombre con Alexander. —No, señor. Créame, estoy feliz de trabajar con ustedes. No necesito postularme en otra empresa —respondo con una sonrisa medida. Él asiente. —Bien, entonces, señorita Ventura, será un placer para mí recibirla en la empresa. —¿Eso significa que estoy contratada? —pregunto con incredulidad. —Por supuesto, y no solo eso. Estás de suerte: serás la nueva directora del departamento de diseño. Mi corazón salta de alegría. —¿Está seguro? Ni siquiera tengo experiencia en un cargo como este. —La experiencia es lo de menos. Lo que realmente importa es el talento —responde con convicción. Su respuesta me tranquiliza. Toma el teléfono y llama a alguien. Minutos después, la misma recepcionista entra en la oficina. —Katia, lleva a la señorita Ventura al departamento de diseño. —Gracias por todo, señor Colleman —digo, estrechando su mano. —Llámame Erick. Los amigos de Verónica también son mis amigos. Salgo de la oficina y sigo a Katia hasta el ascensor. Ella presiona el botón del piso 15. Al llegar, noto cómo algunas personas me observan y susurran entre ellas. —Señorita, esta será su oficina. Y felicidades nuevamente por el puesto —me informa Katia antes de retirarse. Al entrar, me encuentro con una mujer de cabello negro recogiendo sus pertenencias en cajas. Su mirada es fría y hostil. Sin decir una sola palabra, se marcha. No sé quién es ni por qué me odia, pero decido ignorarla y examinar la oficina. Es espaciosa y tiene una vista hermosa de la ciudad. Con unos pequeños ajustes, será perfecta. Unos minutos después, alguien golpea suavemente la puerta. —Adelante. Una joven simpática entra con una sonrisa. —Señora Ventura, es un placer conocerla. Mi nombre es Filiz, seré su secretaria a partir de ahora. —El placer es mío, Filiz. Confío en ti. Sé que juntas haremos un gran equipo —respondo con calidez. Filiz se sonroja y sonríe. —Me alegra que la hayan nombrado como directora. La señorita Roxana hacía las cosas muy difíciles para todos. —¿Roxana? ¿Era la mujer que estaba aquí recogiendo sus cosas? —pregunto intrigada. —Sí, señora. Era una secretaria, igual que yo, pero el señor Colleman la nombró temporalmente directora de diseño. Al parecer, se acostumbró al puesto y no esperaba que le quitaran el cargo tan rápido. Ahora comprendo su hostilidad. —Gracias por la información, Filiz. Puedes retirarte. El resto del día lo paso familiarizándome con mis nuevas responsabilidades y revisando los diseños que debemos entregar esa semana. Al caer la tarde, recojo mi bolso y salgo de la oficina. Afuera, la lluvia cae torrencialmente. Me paro al borde de la carretera, esperando un taxi, pero después de veinte minutos, ninguno se detiene. De repente, un Ferrari rojo se estaciona frente a mí. Los cristales se bajan, y el rostro de Erick aparece detrás del volante. —Señorita Ventura, ¿qué hace aquí bajo la lluvia? —pregunta sorprendido. —No he podido encontrar un taxi —respondo, cubriéndome el rostro con las manos. —Venga, suba. La llevaré a su casa. Dudo, pero termino aceptando. El trayecto transcurre en silencio hasta que la imponente mansión aparece a lo lejos. —¿Aquí vives? —pregunta Erick, asombrado. —Solo es algo temporal. Muchas gracias por traerme. Nos vemos mañana en el trabajo. Salgo apresurada del auto y camino hacia la entrada. Apenas cruzo la puerta, un fuerte tirón en el brazo me estampa contra la madera. El aire se me escapa al sentir una respiración frenética cerca de mi oído. Levanto la mirada y me encuentro con el rostro de Alexander, sus ojos fríos destilando rabia.Alexander, ¿qué crees que estás haciendo? ¡Suéltame, me estás lastimando! —le grité, pero él me ignoró y me presionó aún más contra la puerta. —Ahora veo que es verdad todo lo que dice Arlette… No eres más que una puta. —Su voz estaba cargada de rabia. Lo empujé con todas mis fuerzas. —¡Estás loco, Alexander! ¡Has enloquecido! —le espeté, intentando evadir su imponente figura, pero fue inútil. Volvió a sujetarme con fuerza por el brazo. —Dime, Aslin, ¿ese hombre que vino a traerte es uno de tus muchos amantes? —Su voz goteaba veneno—. ¿De verdad te has vuelto tan despreciable? Me sacudí de su agarre y lo enfrenté. —¿Y si así fuera, qué? ¿Qué te importa, Alexander? —espeté, sintiendo la rabia ardiendo en mi pecho—. ¿No fuiste tú quien dijo que este matrimonio era solo una farsa ante los demás, que no tenía significado alguno? Puedo hacer lo que quiera con mi vida, no tienes derecho a cuestionarme. —¡Por supuesto que tengo derecho! —rugió—. Soy tu marido, Aslin. Eres mi esposa… —
Roxana, al ver que se trataba de Erick, palideció de inmediato y adoptó una actitud de sumisión. —Señor Erick… —dijo, temblando como una hoja. —Dime, ¿cómo te atreves a causar este tipo de escándalo en mi empresa? Y no solo eso, sino también a esparcir falsos rumores sobre la señorita Ventura y sobre mí —le gritó Erick, visiblemente enojado. —Señor Erick, perdóneme, por favor… Le pido disculpas. Es solo que me molestó que no me avisara antes de que me iba a destituir de mi puesto —dijo tímidamente. —¿Disculpa? ¿Acaso debía pedirte permiso? Quiero que te quede claro que esta es mi empresa y yo hago lo que se me venga en gana. Si decidí despedirte es porque tus diseños son una porquería. Mientras has estado al frente del departamento de diseño, hemos perdido muchos contratos —le gritó Erick, y ella de inmediato empezó a derramar lágrimas. —Ahora, Roxana, quiero que recojas tus cosas y te vayas de mi empresa. Estás despedida —sentenció Erick. Roxana, desesperada, se arrodilló a sus
Lo veo sentarse elegantemente frente a mí, tan imponente como un rey. Desde el momento en que llegó, un silencio perturbador se instaló en la sala de conferencias. Su asistente comenzó de inmediato a plantearnos los términos del contrato y en qué se basaba. Durante toda la conversación, Alexander no pronunció ni una sola palabra. Después de una hora, me extendió el contrato, y lo firmé rápidamente, pues solo quería terminar y salir de allí cuanto antes. No soportaba permanecer en su presencia ni un minuto más. Al terminar de firmar el documento, se lo pasé al asistente, quien se lo entregó a Alexander para que lo firmara de inmediato. Minutos después, unas cinco secretarias entraron en la sala arrastrando carritos con comida. —Bien, ya que hemos firmado el contrato, ahora disfrutaremos de un aperitivo para celebrar —anunció el asistente educadamente. Aprovechando que todos estaban almorzando, me escabullí al baño. Al salir de la oficina de Alexander, pregunté a una de las secreta
Al llegar a la habitación, Mary me ayuda a quitarme la ropa. Entro al baño y me doy una ducha completa. Al salir, me pongo una pijama y me recuesto. Unos diez minutos después, escucho suaves golpes en la puerta. —Adelante —digo con voz apagada. Veo que se trata de Mary, quien trae una bandeja en sus manos. —Señora, le he traído su cena —dice amablemente. —Muchas gracias, Mary, pero no tengo nada de hambre —respondo desanimada. —No diga eso, debe comer o se enfermará. Sin ganas de discutir, hago lo que me pide y empiezo a comer. Veinte minutos después, termino, y Mary se lleva la bandeja, cerrando la puerta tras de sí. Me quedo mirando un punto fijo hasta que escucho unos pasos firmes acercarse a mi habitación. Segundos después, la puerta se abre abruptamente, y en mi campo de visión aparece el rostro frío de Alexander. De inmediato, me incorporo y retrocedo hasta un rincón de la cama. —¿Qué es lo que quieres ahora? —le digo, sintiendo cómo la ira crece dentro de mí. —Te ad
A la mañana siguiente despierto por unas llamadas en mi teléfono. Lo tomo y veo que se trata de Filiz. Un nudo se forma en mi garganta, así que solo dejo que suene hasta que la pantalla deja de parpadear, indicando que la llamada ha terminado. Hoy debía llamar a Erick y decirle que ya no iría a trabajar. Sentía mucha vergüenza, pues él había confiado en mí para este empleo y no sabía cómo lo tomaría. Pero sin duda era peor permitir que Alexander destruyera su empresa. Si eso sucedía, jamás podría con la culpa. Bajo directamente al comedor y encuentro a Mary recogiendo los platos. —Señora, pensé que ya no bajaría a desayunar, por eso decidí levantar la mesa —dice amablemente. —Oh, no, Mary, tranquila. Lo comprendo, la verdad ya es muy tarde —respondo con una pequeña sonrisa. —No se preocupe, ahora mismo le traeré su desayuno —me asegura antes de desaparecer por las puertas que dan a la cocina. Cinco minutos después, regresa con la bandeja. Como rápidamente y vuelvo a subir a mi ha
_ Alexander amigo creo que deberías controlar a tu esposa se me ofreció como si de una prostituta se tratara , mírala nada mas casi desnuda _ dice el desgraciado poniendose a la defensiva _ Alexander no es verdad este maldito está mintiendo trato de violarme tienes que creerme _ le digo con lágrimas en los ojos , tenía la esperanza de que el me creyera por una vez Pero lo que dijo a continuación hizo que se me quebrara el corazón _ lo comprendo Leonardo por favor disculpa el comportamiento de mi esposa _ le dice al hombre y este de inmediato pone una sonrisa triunfante en sus labios y luego sale por la puerta . _ Al quedar solos en el baño Alexander se acerca a mi como un monstruo enfurecido y me toma fuertemente del brazo _ eres una m*****a zorra descarada , no pudiste aguantarte y de una vez te le lanzas como una cualquiera a uno de mis socios eres una perra desvergonzada no se cómo pude ser tan tonto de a verme casado contigo _ me grita furioso a estas alturas mi cuerpo temblaba c
Sintiéndome aburrida de las muestras de amor de Alexander y Arlette decido levantarme de la mesa e ir a mi habitación _ hermanita ya estás satisfecha Pero si ni siquiera as tocado tu plato_ me dice Arlette dándome una sonrisa burlona sin que nadie lo notara yo le dedico una rápida mirada y decido ignorarla _ Déjala querida no te preocupes por ella sabes que tú hermana es una ingrata _ escucho decir a mi padre y aprieto mis manos en puños sintiéndo como las uñas se clavaban en mi palma no presto atención y subo rápido por las escaleras hasta mi habitación cerrando la puerta tras de mi . pero esta se abre de inmediato y Arlette entra a mi habitación _ Que haces lárgate lo menos que quiero es tener que lidiar contigo en estos momentos _ le digo furiosa _ pues lo siento mucho perra tendrás que escucharme aunque no quieras _ me dice mientras desencajaba su bonito rostro _ Que paso no me digas que al fin decides sacar las garras -¿ Que paso con el rostro angelical que tenías hace un momen
Paso toda la tarde viendo series en N*****x , hasta que noto la hora en mi reloj viendo que eran las 7 de la noche , así que perezosamente me Levanto la cama y me dirijo directamente al baño me doy una ducha rápida y al salir voy directo hacia mi armario la verdad no sabía que usar para ir a un Club Nocturno nunca habia tenido la oportunidad de ir a uno . sin más me decido por un vestido celeste con un estampado de flores en el centro y una zapatillas blancas mi cabello rubio lo dejo suelto y me hago un sencillo maquillaje en el rostro unos 40 minutos después ya estaba lista , tomo mi bolsa y mi teléfono y salgo de la mansión viendo el auto de Veronica estacionado a un lado de la carretera , camino Velozmente y entro el auto _ Al fin sales cariño ya iba a llamarte ahora deseo preguntarte algo _ me dice Verónica con una expresión asombrado en su rostro _ UMM ¿ Que sucede?_ le pregunto intrigada _ Amiga ¿ Que rayos es ese atuendo que llevas puesto ? _ me dice mientras me miraba de arri