134. MISTERIO

—¡No niña, si le cuento la verdad! —Dijo muy seria. —Cuando ya faltaban tres días para regresar y separarnos de ella, él se negaba a comer y lloraba en silencio sin decir nada a nadie.

—¿De veras?

—Sí, el niño Lorencito se enamoró de Luz, desde que la vio en la playa. Cuando se enteró lo que pasaron a los abuelos de usted, padres de su mamá; corrió a donde estaba su abuela y prácticamente la obligó hacerse cargo de la niña Luz. Y desde entonces solamente se separó de ella, cuando era estrictamente necesario. La de veces que yo me los encontraba extasiados en cualquier lugar de la casa o la finca, leyéndole historias o poemas de amor a la niña Lucecita.

—¿Lucecita?

—Así le decíamos aquí en la casa, pues como era tan blanca, rubia y con aquellos ojazos enormes que parecían dos diamantes que iluminaban a su paso y su nombre era Luz, de cariño le decíamos así, a ella le hacía mucha gracia, pero sabía que era una demostración de lo mucho que la queríamos. Ella se ganó a todos en la casa
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo