Alma, por un momento, llegó a creer que estaba alucinando. Observó cautelosamente a Andrés y se percató de que él no parecía para nada sorprendido.Así que… ¿La cita entonces era con ella?Doña Manuela continuó: —Alma, como ves, mi hijo es muy apuesto pero adicto al trabajo, al menos alguno de sus hijos será guapo en el futuro.—¿Hijos?Alma se sintió aún más desconcertada, completamente perdida en cuanto a cómo responder.Andrés levantó una ceja: —Mamá, ya es de verdad suficiente, tengo que regresar a la oficina antes de que sea tarde.Doña Manuela frunció el ceño: —Oficina, empresa, mejor cásate con la empresa entonces.Andrés no le prestó atención: —Si fuese posible lo haría. Doña Manuela, ya bastante molesta, se volvió hacia Alma y sonrió: —Alma, no te lo voy a ocultar, después de tanto tiempo de conocerte, siempre he querido que fueras mi nuera y esposa de mi hijo. Pero como tenías novio, solo podía bendecirte y desearte lo mejor en silencio. Pero ahora que tu novio no supo valo
Alma llegó temprano a las afueras de la oficina de registro civil y, después de comer su pan, se sorprendió al ver que doña Manuela también estaba presente.—Doña Manuela, ¿también has venido?—En un día muy importante y no quiero perderme de nada. Con una sonrisa, doña Manuela sacó un pequeño sobre de su bolso y se lo entregó a Alma.—Alma, a partir de ahora, no molestaras más en cuidarla. Esto es solo un pequeño gesto de mi parte como tu suegra.Alma abrió el sobre con sorpresa y sacó un cheque de más de 80,000.—No puedo aceptar tanto, no es necesario.Doña Manuela bloqueó la mano de Alma cuando intentaba devolver el sobre, dándole una sonrisa.—No es mucho dinero y de verdad te lo mereces. —¿Yo merecerme esto? — Los ojos de Alma se abrieron de par en par.En los últimos tiempos, lo que más había escuchado era que pronto sería huérfana, ¿quién querría tenerla? ¿A quién le importaría ella? ¿Quién la protegería?Su novio de tres años la había traicionado, incluso la enfermera consid
Alma ingresó a la empresa para prepararse, apenas se sentó, su colega y amiga, Laura Gamboa, se acercó.—Amiga, hoy vienes bien maquillada. ¿Te reconciliaste acaso con Carla?—Te lo dije. Una gran persona como Carla, romper con él es una verdadera perdida. Los hombres valoran mucho su ego, deberías ceder un poco. No pierdas un gran hombre solo por esas pequeñeces.Laura movió la cabeza, aparentemente inocente pero curiosa. Era como un sabueso detective, en menos de un día se sabía cualquier chisme del edifico. Alma no quería explicar nuevamente la razón de su ruptura con Carla, simplemente negó con la cabeza: —Laura, es enserio terminamos y no quiero hablar más de él.Laura notó la irritación de Alma y cambió rápidamente de tema: —Está bien, no tocaré el tema. Por cierto, según mis informantes, parece que habrá cambios en el personal de nuestra empresa.Alma estaba a punto de preguntar sobre los cambios de personal cuando una notificación de reunión apareció en su panel de trabajo. [N
Este asunto era de suma importancia para Alma, ya que no solo afectaba su ascenso y aumento de salario, sino que también influía directamente en su futuro y en el de su madre. A pesar de estar ya casada con Andrés, no podía dejar de lado su propio desarrollo profesional.Después de dudarlo un poco, Alma decidió que la relación con Andrés era después de todo irrelevante en este asunto, ¿los clientes al fin y al cabo no pasaban siempre después a ser conocidos? Así que tomo su teléfono y le envió un mensaje: —¿Estás ocupado? No respondió al instante por lo que podría estarlo.Al no ver respuesta, media hora después, Alma le envío otro mensaje: —¿Estás en Tecnologías Smart? —Y adjunto una imagen: su tarjeta de información. Un minuto después, la respuesta de Andrés llego tan concisa como siempre: —¿Qué pasa?—Iré al grano, quiero saber, ¿cuáles son las preferencias de tu jefe? Que cosas que le gustan o le interesan, — le pregunto Alma directamente.¿Por qué te interesa tanto mi jefe? —le
Era doña Manuela para decirle en tono de broma:—¿Ya te mudaste a la casa de Andrés? Llamé para asegurarme de que Andrés no te asustara y te salieses de allí corriendo.—¿Ma te prometí que no me echaría para atrás. No te preocupes. Voy a empacar e iré allí enseguida, —¿respondió Alma con determinación.Se notaba que doña Manuela se preocupaba mucho por la relación matrimonial de ellos, y Alma no quería decepcionar a su benefactora. Sin embargo, desconocía los pensamientos de Andrés.—Está bien, ten mucho cuidado en el camino hacia aquí. Si necesitas algo, busca a Andrés, —le aconsejó sonriendo.Al colgar el teléfono, Alma descartó la idea de comprar algo para comer y optó por tomar un taxi directamente a casa antes de que anocheciera. Necesitaba mudarse lo más rápido posible. Una vez en casa, comenzó a empacar sus cosas. Además de artículos de uso diario, solo tenía algunas prendas de trabajo y ropa de casa. Después de empacar todo en dos maletas, observó su hogar. En la pared aún col
Andrés le daba la sensación de ser distante, frío y su vida y cosas siempre cubiertas con una capa impenetrable de niebla, haciendo difícil conocerlo realmente. Pero después de todo, era una buena persona y al menos no la había dejado sola en el hospital. Ella también recordaba una vez mientras estaba trabajando hasta tarde en un proyecto y su estómago le dolía, no se atrevió a decirles a sus padres, así que llamó a Ricardo para que la llevara al hospital. Pero cuando llegaron al hospital, Ricardo dijo que tenía que ir a ver a un cliente y la dejó sola allí. Más tarde descubrió que el supuesto cliente era solo su amigo, y habían estado jugando solo a las cartas durante toda la tarde. Le pidió explicaciones, pero Ricardo solo le salió con que tenía que cultivar sus amistades porque estas podían ayudarle a conseguir clientes. Entendía las ambiciones de Ricardo de avanzar en su carrera y lo apoyaba, por ese no discutió con él en ese momento Pero al recordarlo, se dio dé cuenta de que R
Andrés pensaba encontrarse con el chiquero que había ordenado hacer, pero no esperaba ser recibido por un sutil aroma a lavanda en el aire. En la entrada, todos los zapatos estaban pulcramente ordenados, y el resto de la casa estaba tan impecable como si el desorden nunca hubiera ocurrido. Si no hubiera visto las fotos tomadas por Evaristo, habría comenzado a dudar de si era realmente el mismo lugar. Alma había limpiado y ordenado todo.En ese momento, la puerta del dormitorio principal se abrió y Alma salió de la habitación principal envuelta en una toalla, con su figura delicada capturando la atención de Andrés. Con los mechones húmedos de su cabello pegados a su rostro sonrosado, irradiaba una inexplicable ternura, mucho más hermosa que cuando llevaba el cabello recogido con formalidad.Andrés contuvo la respiración, entrecerrando los ojos. Alma, que estaba secándose el cabello, levantó la cabeza al darse cuenta de la mirada desconocida. Ambos se miraron, y ella apretó nerviosament
La puerta se entreabrió, pero Alma solo extendió su mano para empujar hacia afuera para devolverle su parte del acuerdo.—El abrigo se mojó con mi cabello, yo lo lavo mañana y te lo devuelvo. —También la ropa que dejaste tirada el sofá ya debería estar lavada, pero ponlas tú mismo a secar. Ah, y si tienes algún otro problema difícil de contarle a los demás, solo dime, solía organizar eventos para el hospital y conocí a muchos médicos allí. Puedo presentarte a alguno para que te ayuden.Andrés dudó por un momento. ¿A qué se refería con otro tipo de problemas difíciles de contar? ¿Parecía acaso ese tipo de personas? Justo cuando estaba a punto de preguntar, la puerta de Alma ya se había cerrado. De cualquier manera, realmente no tenía que explicarle lo que había querido decir.Andrés se dio la vuelta y fue al cuarto de lavado en el balcón. Abrió la lavadora y encontró el manojo de ropa vieja que Evaristo había comprado para causar problemas. Sacó las ropas con disgusto, y un sucio bóxe