Los preparativos para la boda fueron la causa de tantos viajes, eso según mi prometida. Pero tal cosa quedó descartado cuando sostuve en mis manos las pruebas de su engaño. Fotografías de ella por diversos lugares en situaciones comprometedoras con quien menos imaginé. Zac Russell, mi primo.
La rabia hizo que lanzara las cosas de mi escritorio al suelo. Lleno de furia por no haberme dado cuenta antes.Me jode su infidelidad porque un día la quise, dispuesto a formar una familia con ella por la relación de tres años que tuvimos, pero la muy descarada en el piso inferior sigue presumiendo que en una semana será la esposa de George Castelo, mientras esté tiempo se encamó con mi primo.__¿Que harás ahora? - preguntó, Gregory mi hermano. - El motivo para casarte también era recibir la herencia de nuestros padres. Tengo la mía pero si no te casas en el tiempo estipulado y procreas un hijo tardará más tiempo en obtener tu parte.__ Me las arreglaré. - dije tomando el último sorbo de mi vaso. Salí escaleras abajo con la cabeza en alto, no tenía porqué sentirme mal. Yo fui a quien le vieron la cara de idiota, pero ella sería la que perdería todo lo que presume que tendrá al decir su deseado "sí" frente al altar.La miré sonriente, como siempre que estaba contando cómo le propuse matrimonio. Aunque exageraba siempre y no contaba que solo le di la piedra en una cena junto a la familia. Para ella todo siempre debía ser espectacular y envidiado.Saludó desde la distancia, me lanzó un beso actuando como la mujer enamorada que siempre se decía y todo ahogaron un suspiro en conjunto al ver "la pareja perfecta".Pasé de largo y no dije absolutamente nada. Fiel creyente que la venganza era un plato que se prepara en el hielo y se da cuando más frío tenga el objetivo.Salí rumbo al bar de siempre. Esta vez solo, mis amigos tenían muchas cosas que hacer y el asunto de su padre lo tenía igual o peor que yo. No quería verme como un pobre desolado así que pedí la botella de whisky más cara del lugar y me dediqué a hablar con mi abogado, ordenando que rompa el documento de sociedad con ese traidor. No iba a firmar tal cosa cuando se dijo leal a su sangre y fue capaz de burlarse de mí.Pasada la media noche ya tenía más alcohol en mi sistema que nunca antes. Solía hacerlo, pero en esta ocasión no había llevado chófer y era consciente que podía morir en un accidente. Miré mis llaves llegando a la conclusión que no iba a ser tan imbécil como para conducir estando en ese estado.Podía pagarle a alguien que me llevase a mi casa, más no sería confiable. Ser un presa de ladrones era fácil estando borracho.Busqué un taxi y al subir le dije la dirección donde debía dejarme. La cabeza me daba vueltas, estaba enojado y con náuseas. Todo junto era un completo desastre.Le indiqué al taxista que se detuviera cuando no pude detener el vómito. Tanto alcohol tenía a mi estómago quemando, así que botar todo el contenido de mis intestinos fue un alivio. Limpié mi boca con el dorso de la mano, tomando un poco de agua para quitar el mal sabor hasta que alguien tropezó deliberadamente conmigo.La inestabilidad por estar borracho no me permitió verla a tiempo y cayó sobre mí con un golpe en mi pecho que no pude detener.La maraña de telas cayó en mi cara impidiendo que pudiera ver con claridad. La vi y la vi y no fui capaz de comprender qué es lo que me obligó a seguir viéndola, inclusive toque su rostro y en menos de nada con un manotazo me apartó levantándose con rapidez.El rostro con rasgos suaves, labios delgados y rosados me dieron una imagen que creí era una alucinación por las telas blancas que llevaba encima. Su toque ardió en mi piel, su boca se movió más no entendí que dijo. Las hebras de cabello olían a barro, y cuando noté tenía los ojos cerrados buscando que desapareciera.__ Lo lamento... ¿estás bien? - preguntó tocando mis pómulos. - Estás borracho, eso lo explica.Se puso derecha con rapidez diciendo al taxista que la llevara consigo, ofreciendo un par de billetes, pero este al verla sucia accedió a hacerlo sin ningún tipo de pago.Volví a sentarme tratando de no verla más en tanto nos aproximamos a las cercanías de mi casa. No conseguí ver con claridad, pero reconocí mi propiedad y esa carretera llevaba a la que quería ir.__ Puedo llevarte a un hotel que no cobra mucho. Pasas la noche ahí si quieres o ¿ hay algún sitio al que quieras ir? - preguntó el hombre en tanto me limpié la nariz y saqué unos billetes para pagar el viaje.__ No creo que alguien me quiera cerca. - dijo la chica de cabello castaño y ojos marrones. - Me escapé de mi boda y de seguro me deben estar buscando por todos lados, pero no para darme un sitio donde descansar.__ Odio las bodas. - dije bajándome del vehículo. Los dos me vieron - Las voy a odiar en esta y todas las vidas.__ ¿Vives aquí? - preguntó bajando también.__ Eso quiero creer. - contesté sacando las llaves. Miró a todos lados, asegurándose de no sé qué, en lo que estaba queriendo meter la llave en la cerradura.__ Si me dejas quedarme te limpio la piscina. - ofreció.__ Le pago a alguien para que haga eso. - decliné.__ Te hago desayuno y me voy antes que despiertes. - insistió.__ No.__ Señorita si quiere que la lleve...__ Un minuto por favor. - se giró hacia mí de nuevo.__ Si me das ese vestido te puedes quedar y te doy desayuno. - replanteé.__ ¿Mi vestido? - se miró. - ¿para que...con que me iré vestida. Dame cien dólares por él. - su contrapropuesta me tomó por sorpresa pero no me negué.__ Hecho. - rebusqué en mi bolsillo.__ ¿Es en serio? ¿Ya viste lo maltratado que está?__ No lo quiero para ponérmelo. - extendí el billete. Ella lo tomó casi horrorizada. Me ayudó a entrar y me siguió, no sin antes agradecer al hombre que la llevó. - Duerme en donde sea, pero si te robas algo, tengo cámaras y te voy a buscar hasta que te encuentre. - dije enmedio de la borrachera.__ Gruñón. - murmuró. Medio giré para verla, pero me fue imposible distinguir más en la oscuridad.La ignoré y me fui a dormir activando la seguridad antirrobo que tenía en mi casa. No pensé en nada, solo era un borracho que necesitaba caer en una cama. Así muriera en manos de una loca vestida de novia.George.Me froté la cara, el dolor martilló mi cabeza al solo ver la luz del sol. Mi estómago quemaba exigiendo que tomara un poco de agua para que la garganta no se me agriete. Como pude me levanté y bajé agarrado de las paredes por el intenso mareo que me mantenía con la mano en mi sien. Llegué hasta el refrigerador, saqué un jarrón que me empiné para beber la mayor cantidad de agua posible. Me urgía, tanto que por poco acabé con el contenido del recipiente. Solté un suspiro, pensé. Siempre estaba Gregory o Aiden conmigo. Incluso Tej se sumaba cuando el trabajo no lo absorbía y lo perdía del mundo exterior. __ ¡Santa madre de...Giré sobre mis talones para ver a la mujer vestida de blanco con sus ojos clavados en mí, con un bocado a medio camino y cara de no haber dormido. __ ¿Quién demonios eres tú? - pregunté a la defensiva. __ ¿Porqué no traes ropa? - preguntó reparando mi torso sin nada de disimulo. __ Porque estoy en mi casa. ¿Quién eres y qué haces aquí? - agregué. Solt
Marina. Me preparé para muchas cosas, entre esas estaban, ser asaltada, quedarme varada en la calle, mecánica, sobrevivir cuando practicamos senderismo, incluso hacer origamis me salían muy bien. Porqué sencillamente vi muchos panoramas en la vida, llegué al punto de que cuando mi padre me propuso ser la esposa de uno de sus socios a quien le debía dinero, dije que sí, pero en mi cabeza ya tenía la idea de escapar. Solo me avisaron con dos semanas de antelación y no pude sacar dinero porque me canceló las tarjetas y el poco dinero que me daba era para gastos diarios. Mi única opción fue escaparme de la limosina que me llevó a la iglesia. Preparada para muchas cosas, no para recibir una segunda propuesta de matrimonio en menos de una semana. Pero ahí estaba, con un hombre de mirada color miel proponiendo que fuera su esposa. Mi respuesta estaba dicha, por ello me incorporé para alejarme de alguien extraño que me compró mi primer vestido de novia. __ Es conveniente para tí - insisti
George.__ Solo quiero saber de dónde sacaste esa idea. - reprendió Aiden con un tono neutro. - ¿Sabes lo complejo de la situación? Entiendo que estés enojado por lo de Marlene, pero de eso a buscar un matrimonio por conveniencia, hay mucha diferencia. __ Te casaste por una razón similar. - le recordé. - No tienes derecho a reprocharme nada.__ No te estoy reprochando nada. Quiero que veas cómo esa decisión puede llevarte a tener problemas después. - se recostó en su silla.- ¿Crees que no pensé en cada posible escenario antes de casarme? Lo hice y en todos odié el resultado. Gracias al cielo, nada de lo pensado ocurrió, pero no siempre puede resultar del mismo modo.__ Opino que es una buena opción. - se metió Tej. - Un contrato antes del matrimonio donde se especifique a qué tiene derecho la chica. Sus beneficios, los tuyos también y algunas cláusulas para que en el futuro no haya rencillas. - comentó. __ Al menos uno me apoya. - murmuré. Aiden lo acribilló con la mirada. __ Deja
George.La marcha nupcial inició, todos estuvieron pendientes de la mujer que comenzó a caminar con una gran sonrisa en el rostro. Posó en cada paso para ser fotografiada de los mejores ángulos. Miré la hora y supe que estaba por llegar. Tej me miró y asintió, Aiden por su parte solo me observó imperturbable en señal muy clara de no estar de acuerdo en lo que estaba haciendo, Isabella, su mujer miró mi acción sin entender. __ No habrá boda, padre. - avisé. El señor de edad me vió sin comprender, pero fue todo lo que recibió. - Ya estoy casado. Levanté la mano mostrando el anillo que me puse horas atrás, el cual Marina también llevaba. Los susurros en alto comenzaron, fotografías fueron tomadas en un pestañeo. Marlene se quedó a medio camino con la mueca de sonrisa queriendo aparecer de nuevo y solo avancé ante la mirada de todos, ella extendió su mano y la ignoré pasando a su lado sin importar los murmullos que se dieron y mi nombre en un pedido disimulado de parte de la mujer de
MarinaPlaya, desenfreno, calor, risas. Eso es lo suele describir a una luna de miel o lugares fríos también pero siempre llegando con alegría al destino escogido por la pareja. En cambio con nosotros no, no nos dirigimos la palabra en todo el viaje, dormí luego de no querer llorar por lo ya hecho y así llegamos a Cancún. __Escoge el lugar que quieras para dormir. Igual no importa. - dijo George sin mucho interés, pasando de largo hacia el bar. __ Me llevaré esto. - mostré la botella de champagne que nos dieron en el avión. - Quiero emborracharme y dejar de pensar que me casé con alguien que solo se llama George Castelo. __ No me agrada más que a tí este matrimonio así que no te sientas única. - suspiró bebiendo de golpe el trago de licor para llenarlo de nuevo. - Si vas a salir, mide lo que haces afuera. Nada de exponerte a ser fotografiada en situaciones que nos pongan en aprietos.__ Entonces de mi ida a un club de stripper ya no hablamos. - refunfuñé arrastrando la maleta con a
Marina.El dolor de cabeza me estaba matando, los rayos del sol entrando por todos lados no ayudaba en nada a calmar los clavos que sentí entrando en mi sien. Las arcadas continuaron martirizandome, al punto que tuve que aferrarme al retrete al botar el único contenido de mi estómago. Estaba acalorada, sudando, con el estómago quemando y aún así no recordaba cómo había llegado a la casa más que en pequeños fragmentos en mi mente. Desde que desperté lo único que pude hacer fue llegar al baño. Necesitaba agua, en grandes cantidades, con hielo. Para bañarme y beber. Lo que encontrara primero. __ Bebe esto. - alcé la mirada para ver a George con su mano extendida ofreciendo una botella con agua, muy fría que agarré sin pensar para llevarlo a mi boca al tiempo que me incorporé. __ ¿Que sueles ingerir para la resaca? - consultó caminando atrás de mí, dejé la botella a un lado para sentarme en el colchón y caer sobre este.__ No lo sé. Es mi primera vez borracha. - admití. - La primera y l
GeorgeEl cuello empezó a picar, la corbata a cerrarse más y entre más risas el hijo de Daniel no dejaba de recordar sus encuentros con Marina en la universidad. Comenzaba a cansarme de su insistencia, porque de paso ella le seguía la conversación sintiendose cómoda ante la única persona que compartía temas con ella.Era extraño, no debería ni siquiera mosquearme su vida porque en el acuerdo fue especificado, pero la comida me supo a nada, pese a haberlo comido antes y saber que era uno de los mejores en el restaurante.__ Es lo único que recuerdo de tí. - le dijo la que era mi esposa. - Pero puede que tengas razón. Es que hay cosas que las he olvidado, es extraño, pero ocurrió con muchas cosas después de mí...Se calló de golpe, miró a todos en la mesa con nerviosismo. Mis ojos encontraron los suyos y solo sonrió como respuesta a la incógnita que creó en mí.__ Disculpen, es que suelo hablar mucho cuando algo me interesa. - se excusó apenada. - Está es una reunión de ustedes y ya les
George.__ Nunca había estado despierta a estas horas. Menos en el mar. - mencionó la mujer hasta el yate, el cual abordamos. Fueron a dejar las maletas a la habitación, por lo que me despojé de los zapatos y el sacó que dejé a un lado para tomar el mando, y a ver cómo nos alejábamos del puerto. La noche estaba fresca y el tranquilo clima indicaba que sería un buen momento de ver el cielo estrellado. México siempre con sus paisajes monumentales. Por ello elegía destinos iguales al que tenía cubriéndome. Cuando estábamos cerca del punto donde estaría esa noche. La Riviera Maya. __ ¿Puedo nadar un poco? - preguntó Marina cuando me vio llegar a la parte trasera de este, donde ella se encontraba. __ ¿Puedes nadar un poco? - devolví y dejó caer su mirada por mí respuesta. - No lo sé, Marina. Si puedes nadar solo tú lo sabes. __ Me refiero a que sí puedo hacerlo. Que si no te moverás de aquí cuando vaya a la orilla. - explicó con obviedad. __ Si vine fue para nadar. No para quedarme a