George.
__ Solo quiero saber de dónde sacaste esa idea. - reprendió Aiden con un tono neutro. - ¿Sabes lo complejo de la situación? Entiendo que estés enojado por lo de Marlene, pero de eso a buscar un matrimonio por conveniencia, hay mucha diferencia.__ Te casaste por una razón similar. - le recordé. - No tienes derecho a reprocharme nada.__ No te estoy reprochando nada. Quiero que veas cómo esa decisión puede llevarte a tener problemas después. - se recostó en su silla.- ¿Crees que no pensé en cada posible escenario antes de casarme? Lo hice y en todos odié el resultado. Gracias al cielo, nada de lo pensado ocurrió, pero no siempre puede resultar del mismo modo.__ Opino que es una buena opción. - se metió Tej. - Un contrato antes del matrimonio donde se especifique a qué tiene derecho la chica. Sus beneficios, los tuyos también y algunas cláusulas para que en el futuro no haya rencillas. - comentó.__ Al menos uno me apoya. - murmuré. Aiden lo acribilló con la mirada.__ Deja de decir tantas tonterías, Tej. Que estamos hablando de la parte legal, que ya de por sí, tiene grandes incongruencias. - manifestó. - Con está falacia lo único que vas a lograr será tener a una desconocida en tu casa. No conoces ni su nombre. Cuando menos lo esperes filtrará esto a los medios o te va a chantajear con...__ Le decisión ya está tomada. No pienso dar marcha atrás. - me levanté a tiempo que mi celular timbró. Era Marlene, así que solo rechacé la llamada de una sola vez. - Si me quieren acompañar ese día saben fecha y hora. No quiero más reclamos, reproches, porque no voy a desistir de esto.Eran buenos amigos. Nos habíamos acompañado durante años y supe que esa vez también lo harían. Estuvieran o no de acuerdo con mi decisión, no me dejarían solo.Llegué a casa, preparé el documento con el asesoramiento de Tej, el cual terminó de hacer los ajustes que me envió minutos después ya con correcciones y las clausulas que iban a estar presentes.No dormí. No podía con solo un día para que la hora llegase, por ello en la mañana decidí que mi desayuno fuera acompañado por Marina. Así se firmaría el contrato de una vez para que las próximas horas las ocupe en hacer lo que quiera para la boda. No me interesaba saber detalles.No tardé mucho en llegar al lugar, era la cafetería donde trabajaba por las mañanas así que ya estaba en una mesa, con un leve temblor en sus piernas y la vista perdida en el doblez de la hoja de papel al cual le pasaba la uña, una y otra vez al punto de casi cortarlo.La saludé y me senté frente a ella. Enderezó su espalda y aclaró su voz.__ Antes que me hagas escuchar lo que viene en ese contrato, vas a oír mis condiciones y pedidos. ¿Se puede negociar? Sí, pero no rechazarlas del todo. - no dije nada y solo hice la carpeta a un lado, esperando que continúe. - Son cinco.__ Dime. - apoyé mi barbilla en mi mano. De verdad era controlada por los nervios, se le notó desde que llegué.Calmó su respiración y me miró con las mejillas rojas. Tan malas no creí que fueran sus condiciones, pero sus gestos gritaron lo contrario.__ Que sean veinticinco millones en total cuando el tiempo estipulado y el contrato culmine. - enarqué ambas cejas en señal de lo inesperado de ese número tan elevado.Aunque no representaba un problema, ya que era apenas el dos por ciento de lo que recibiría al pasar dos meses de la boda. Solo que me causó curiosidad por saber que la hizo llegar a la conclusión de lo que quería__ Quiero pagar la deuda de mi padre, ayudar a mi amiga y poner mi propio negocio para no quedar a la deriva luego del divorcio. - mencionó.__ Está bien. - acepté sin más. Sus ojos se abrieron con asombro como si no lo creyera, luego se repuso.__ No me vas a tocar. No acercarte a menos que lo autorice primero o sea realmente necesario hacerlo.__ Como en la boda y los eventos. - aclaré y asintió.__ Exacto. Solo en esos casos tienes permiso de hacerlo, si se atora mi cierre o alguna situación que conlleve contacto, tengo que estar de acuerdo que te acerques, después de eso no. - manifestó.__ No hay problema. - aún mejor para mí, dije en mis adentros.__ Tendré libertad absoluta con mi vida. No vas a interferir en lo que haga, diga o mi forma habitual de vivir. Libertad absoluta ¿entiendes? - asentí.__ No me importa que hagas fuera del contrato, si eso no representa un riesgo para que el contrato quede en evidencia, ni salga a la luz.__ Me tomo muy en serio mis obligaciones. - elevó la mirada.__ Espero que todas. - alegué devolviendo su seriedad. Sospechó lo que quise decir, pero prefirió simular que no.__ Me darás del dinero que obtenga para pagar mis estudios, me faltan dos semestres y quiero terminar mi carrera de medicina. - solicitó en un suspiro. - Y el último mi vestido de novia, si me voy a casar quiero que sea como lo quiero.__ Ostentoso y con acabados hechos por grandes diseñadores. - murmuré lo que hizo Marlene con sus pedidos extremos meses atrás, encargando cuánta cosa en tendencia y costoso viera.Hizo mala cara y pareció molesta.__ Solo di lo que quieres y veré si se puede o no. - estaba haciendo un gran esfuerzo de no decir algo al respecto.__ No importa si lo hace el mejor diseñador o la costurera de la esquina, solo quiero que mi velo de novia tenga mariposas azules. - añadió doblando el papel de nuevo. Mi ceño se arrugó y ella sonrió. - No preguntes porqué, si no pusiste peros con lo del dinero, esto será nada comparado a eso.En eso tenía razón, así que acepté enviando a alguien por ese detalle. Mi secretaria dijo que sabía donde podría encontrarlos, a lo cual pedí la dirección que recibí segundos después, no quedando lejos. Nos trasladamos a ese lugar y el solo ver los vestidos me recordó la estupidez que estaba aceptando, aunque mi enojo me llevó a tomar la decisión de hacerlo, la razón principal era que ya había pasado suficiente tiempo para recibir la herencia que me correspondía. Con un matrimonio ya tenía para que en ese tiempo los problemas mermen.La vi revisar entre los percheros, perdida entre las mismas telas con que la conocí. Se metió a un vestidor y se probó varios sin mostrarme nada, igual no era algo importante. Hasta que casi dos horas después la escuché decir que quería el que tenía puesto. Al menos tenía claras sus ideas y sus gustos.__ Ya escuché tus condiciones y cumplí una de ellas recién. - le hablé frente al espejo del vestidor donde acomodaba su cabello ya con su ropa. - Son tres. - levanté la cantidad de dedos - Dormiremos en la misma casa, ya que una pareja lo hace. Así que podrás tomar uno de los dormitorios disponibles, salvo cuando hayan visitas. Y sí que las habrán.__ Lo tenía previsto.__ Este contrato solo debe ser de conocimiento nuestro y dos más que no dirán nada, pero nadie más. Sin excepciones. - esclarecí.__ ¿Ni siquiera Juliana?__ ¿Quién es juliana? - me vi ignorando ese nombre.__ Mi amiga. - me recordó.__ Tampoco ella. - hizo mala cara - Si se filtra puedo perder la herencia. Lo que supondría la perdida de tu dinero también y todo esto será en vano.__ Está bien. No le diré nada. - aceptó a regañadientes. Instó a que dijera la última al ver mi dedo aún arriba.__ Y la tercera condición es que actuarás como la esposa de un magnate de aquí en adelante. Uno del que estás completamente enamorada desde hace mucho. - me acerqué demás, su respiración se volvió casi nula en tanto baje la mano para ponerla en la cómoda atras suyo, encerrando su cuerpo entre mis brazos. - La esposa que dirá qué nos conocimos en tu universidad, aprovechando tu pedido, cariño. - susurré en su oreja y se estremeció.Me separé de golpe al vernos demasiado cerca sin ser necesario.__ Me tomo muy en serio mi papel. - sonrió apenas. - Pero tengo que saber muchas cosas de tí. Así que dime George ¿quién eres y qué te gusta?__ Así me gusta. - toqué la hoja sobre la mesa de la cómoda junto con el bolígrafo, en tanto le di mis datos básicos, para que supiera que responder a los curiosos. Dando incluso las razones por las cuales estaba haciendo todo. Amor, sería la razón que todos iban a saber. Desquite y convenio el nuestro.Pensé que se echaría para atrás, pero firmó. Hice lo mismo y el acuerdo fue sellado despidiéndonos al salir de la tienda cuando subió a un taxi. Solo restaban horas y debía prepararme.George.La marcha nupcial inició, todos estuvieron pendientes de la mujer que comenzó a caminar con una gran sonrisa en el rostro. Posó en cada paso para ser fotografiada de los mejores ángulos. Miré la hora y supe que estaba por llegar. Tej me miró y asintió, Aiden por su parte solo me observó imperturbable en señal muy clara de no estar de acuerdo en lo que estaba haciendo, Isabella, su mujer miró mi acción sin entender. __ No habrá boda, padre. - avisé. El señor de edad me vió sin comprender, pero fue todo lo que recibió. - Ya estoy casado. Levanté la mano mostrando el anillo que me puse horas atrás, el cual Marina también llevaba. Los susurros en alto comenzaron, fotografías fueron tomadas en un pestañeo. Marlene se quedó a medio camino con la mueca de sonrisa queriendo aparecer de nuevo y solo avancé ante la mirada de todos, ella extendió su mano y la ignoré pasando a su lado sin importar los murmullos que se dieron y mi nombre en un pedido disimulado de parte de la mujer de
MarinaPlaya, desenfreno, calor, risas. Eso es lo suele describir a una luna de miel o lugares fríos también pero siempre llegando con alegría al destino escogido por la pareja. En cambio con nosotros no, no nos dirigimos la palabra en todo el viaje, dormí luego de no querer llorar por lo ya hecho y así llegamos a Cancún. __Escoge el lugar que quieras para dormir. Igual no importa. - dijo George sin mucho interés, pasando de largo hacia el bar. __ Me llevaré esto. - mostré la botella de champagne que nos dieron en el avión. - Quiero emborracharme y dejar de pensar que me casé con alguien que solo se llama George Castelo. __ No me agrada más que a tí este matrimonio así que no te sientas única. - suspiró bebiendo de golpe el trago de licor para llenarlo de nuevo. - Si vas a salir, mide lo que haces afuera. Nada de exponerte a ser fotografiada en situaciones que nos pongan en aprietos.__ Entonces de mi ida a un club de stripper ya no hablamos. - refunfuñé arrastrando la maleta con a
Marina.El dolor de cabeza me estaba matando, los rayos del sol entrando por todos lados no ayudaba en nada a calmar los clavos que sentí entrando en mi sien. Las arcadas continuaron martirizandome, al punto que tuve que aferrarme al retrete al botar el único contenido de mi estómago. Estaba acalorada, sudando, con el estómago quemando y aún así no recordaba cómo había llegado a la casa más que en pequeños fragmentos en mi mente. Desde que desperté lo único que pude hacer fue llegar al baño. Necesitaba agua, en grandes cantidades, con hielo. Para bañarme y beber. Lo que encontrara primero. __ Bebe esto. - alcé la mirada para ver a George con su mano extendida ofreciendo una botella con agua, muy fría que agarré sin pensar para llevarlo a mi boca al tiempo que me incorporé. __ ¿Que sueles ingerir para la resaca? - consultó caminando atrás de mí, dejé la botella a un lado para sentarme en el colchón y caer sobre este.__ No lo sé. Es mi primera vez borracha. - admití. - La primera y l
GeorgeEl cuello empezó a picar, la corbata a cerrarse más y entre más risas el hijo de Daniel no dejaba de recordar sus encuentros con Marina en la universidad. Comenzaba a cansarme de su insistencia, porque de paso ella le seguía la conversación sintiendose cómoda ante la única persona que compartía temas con ella.Era extraño, no debería ni siquiera mosquearme su vida porque en el acuerdo fue especificado, pero la comida me supo a nada, pese a haberlo comido antes y saber que era uno de los mejores en el restaurante.__ Es lo único que recuerdo de tí. - le dijo la que era mi esposa. - Pero puede que tengas razón. Es que hay cosas que las he olvidado, es extraño, pero ocurrió con muchas cosas después de mí...Se calló de golpe, miró a todos en la mesa con nerviosismo. Mis ojos encontraron los suyos y solo sonrió como respuesta a la incógnita que creó en mí.__ Disculpen, es que suelo hablar mucho cuando algo me interesa. - se excusó apenada. - Está es una reunión de ustedes y ya les
George.__ Nunca había estado despierta a estas horas. Menos en el mar. - mencionó la mujer hasta el yate, el cual abordamos. Fueron a dejar las maletas a la habitación, por lo que me despojé de los zapatos y el sacó que dejé a un lado para tomar el mando, y a ver cómo nos alejábamos del puerto. La noche estaba fresca y el tranquilo clima indicaba que sería un buen momento de ver el cielo estrellado. México siempre con sus paisajes monumentales. Por ello elegía destinos iguales al que tenía cubriéndome. Cuando estábamos cerca del punto donde estaría esa noche. La Riviera Maya. __ ¿Puedo nadar un poco? - preguntó Marina cuando me vio llegar a la parte trasera de este, donde ella se encontraba. __ ¿Puedes nadar un poco? - devolví y dejó caer su mirada por mí respuesta. - No lo sé, Marina. Si puedes nadar solo tú lo sabes. __ Me refiero a que sí puedo hacerlo. Que si no te moverás de aquí cuando vaya a la orilla. - explicó con obviedad. __ Si vine fue para nadar. No para quedarme a
Marina.¿Me estaba besando? ¡Estaba besandolo! Lo hacía y me estaba gustando. Como su ritmo lento, atrapante y cegador se ciñó sobre mí con gran poderío, siendo un sujeto capaz de dominar hasta mis neuronas con solo su toque. Metió una rodilla entre las mías para separarlas, aproveché en poner las piernas a cada lado de sus caderas, en tanto sus manos me ahuecaron las caderas al enterrar sus dedos y presionarme con el bulto que palpé directamente con mi centro. Gimoteé de nuevo sin poder evitarlo, me gustó como se sintió que lo hiciera una vez más, como también el que nunca abandone mi boca, dándome la dirección de como hacerlo. Un sonido fuerte salió de su garganta y murió en mi cavidad, sus manos siguieron frotándome contra él, causando un remolino que solo creció con los segundos. Una llama la sentí estallar en mi cara, el aire me faltó y mis piernas flaquearon comenzando un ritmo propio. Su lengua jugó con la mía, nos hizo perdernos en un escenario lleno de un deseo que creó un
George. __ ¿Como pudiste, George? - reclamó sin descaro. - Me dejaste en una iglesia sola, con miles de periodistas ¡humillandome! ¡Todo por esta puta¡ - señaló a Marina. __ La que creyó ingenuamente que me quedaría de brazos cruzados con tu burla, fuiste tú, por lo tanto todo fue tu culpa. - declaré. - ¿De verdad pensaste eso? ¿que aceptaría que te burles de mi de esa forma? !Por Dios, Marlene. ¿Acaso no aprendiste a conocerme?__ Fue un error. - se excusó notablemente angustiada por explicar. - George, tienes que entender que estaba vulnerable... tú no me prestabas atención. Todo era trabajo y más trabajo. - reprochó. - Zac me hizo sentir bien. Fue tan amable que caí y no pude...__ Si ya terminaste te puedes ir. Vengo agotado del viaje y no te quiero ver aquí. - expuse abriendo la puerta. Uno de los sirvientes que pedí se contrataran tomó la maleta de Marina. - Que le dejen donde ella disponga.__ No, ese lugar me corresponde a mí. - se la quitó Marlene. - Yo soy la señora Castelo
GeorgeUna lucha era lo que había entre mi mente y lo que sentí surgiendo dentro de mi pecho. No sabía ni como se originó, pero ahí estaba. Una extraña sensación de alivio al ver a una persona específica y un cuestionamiento de porqué sucedía.De todos modos decidí aplacar las preguntas de mi cabeza con los reclamos de Aiden, quien su descontento aún no desaparecía ni porqué su esposa estuviera a solo semanas de convertirlo en padre. __ ¿No deberías estar preparando todo para el parto de Isabella ? - pregunté para desviar el tema. - Eso sí es importante. Lo mío, es solamente un contrato que no tendrá mayor importancia en sus vidas.__ Solo espero que no haya consecuencias de esto. - repitió Tej. - No me refiero a las económicas, si no a meterte con gente como lo son los Diheston. Son conocidos por su rencor hacia quienes lo desafían y le robaste la esposa al máximo jerarca de esa familia. __ No le harán nada a este tipo. - se metió Aiden. - No, si saben que tiene respaldo legal.__