George.
La marcha nupcial inició, todos estuvieron pendientes de la mujer que comenzó a caminar con una gran sonrisa en el rostro. Posó en cada paso para ser fotografiada de los mejores ángulos.Miré la hora y supe que estaba por llegar. Tej me miró y asintió, Aiden por su parte solo me observó imperturbable en señal muy clara de no estar de acuerdo en lo que estaba haciendo, Isabella, su mujer miró mi acción sin entender.__ No habrá boda, padre. - avisé. El señor de edad me vió sin comprender, pero fue todo lo que recibió. - Ya estoy casado.Levanté la mano mostrando el anillo que me puse horas atrás, el cual Marina también llevaba. Los susurros en alto comenzaron, fotografías fueron tomadas en un pestañeo.Marlene se quedó a medio camino con la mueca de sonrisa queriendo aparecer de nuevo y solo avancé ante la mirada de todos, ella extendió su mano y la ignoré pasando a su lado sin importar los murmullos que se dieron y mi nombre en un pedido disimulado de parte de la mujer de blanco.Llegué hasta la entrada de la capilla, el auto se detuvo y me aproximé a este con la mirada fija en la puerta que abrí.La figura de Marina con un gesto tenso y el vestido de un blanco impoluto, el ramo en su mano y su belleza sin tanto detalle, siendo solo sus labios los que llevaban un poco de brillo llenaron mi vista.__ Podías terminarla y decirle que sabías todo. - reprochó en lo que acomodé el velo en el vehículo para sentarme a su lado.__ ¿También ella pudo decirme que estaba teniendo relaciones con mi primo, pero no lo hizo. - alegué con tono tosco. - Ahora interpreta tu papel muy bien, esposa.Nos habíamos casado horas ante un juez con ayuda de Tej, ya que Aiden no quiso apoyar lo que llamó locura y por ello era hora de irnos. El alboroto se hizo aún más grande cuando los medios me vieron, corriendo hasta el vehículo que rodearon, le pedí al conductor avanzar y así lo hizo, en tanto Marlene apareció con la cara roja de ira, vergüenza y maldiciendome por lo que hice.Recorrimos el camino suficiente para que no nos siguieran más, mi teléfono no dejó de timbrar, sin contestar ninguna de ellas. Tenía una fiesta a la cual asistir.Todos abrieron paso a la limusina, la música inició en tanto llevé de la mano a Marina, quien sonrió en toda la fiesta, actuando como una mujer sin temor a nada pues estaba celebrando una boda en el lugar de otra.__ Debes parar esto. - sugirió Aiden con clara molestia. - ¿No tienes lástima por esa chica al menos? ¿Sabes a qué la estás forzando? Tiene que sonreír aún cuando a leguas se nota que no quiere hacerlo. - señaló a Isabella siendo la única que acompañaba a Marina. - George, basta con esto. No me importa si te enojas, voy a terminar con este festejo sin sentido.__ Haz lo que quieras. Ya obtuve lo que quería, el abogado con las pruebas de mi matrimonio se largó, los periodistas están recibiendo las declaraciones de nuestro "gran amor". Ya todo perdió su chiste. Solo voy a cumplir con el papel de esposo como ella el suyo.__ Si me dices que también vas a obligarla a consumar su matrimonio te parto la cara, idiota. - amenazó enojado.Observé a Marina quitarse el velo harta de la situación en lo que se fijó en mí. Caminó hasta mi lugar con la música aún sonando y todos mirando en nuestra dirección atentos a todo lo que pasaba.__ A tu derecha el socio de Angelo Diheston. - señaló con disimulo mostrando quien acababa de cruzar la entrada. Zac con la frescura de alguien totalmente ignorante a lo que estaba pasando llegó, me miró buscando a Marlene con los ojos, quedándose congelado cuando vio a Marina.También sería uno de los encargados de decirle a su socio sobre quién era mi esposa, pero recibí los documentos que había entregado él días atrás y esperé a que llegara.__ ¿Me puedes explicar lo que ocurre? No entiendo que hace la prometida fugitiva contigo y no Marlene. - exclamó.__ Porque es mi esposa. Aunque me parece curioso que no lo sepas ya si Marlene y tú se entienden muy bien. - puse la carpeta sobre su pecho. - Sociedad cancelada, Zac. Ya no formas parte de mi constructora, ni de algo relacionado directamente conmigo.Su cara se descompuso, perdiendo el color al instante.__ ¿De qué estás hablando? - miró a la mujer atrás de mí. - No entiendo nada. Y nuestra sociedad no puede ser cancelada porque ya todos saben de ella. No me puedes hacer esto.__ Pero tú si pudiste tirarte a mi prometida todo este tiempo. - solté asqueado - Las cosas funcionan así, primo. Un día tienes las cosas y al siguiente no. - tomé el brazo de Marina quien siguió con su papel - No regreses a la casa porque a estas horas ya deben estar sacando tus cosas de casa de la familia.__ Gregory no estaría de acuerdo con esto.__ Lo averiguaremos luego, ahora me voy a mi viaje de bodas porque no puedo perder unos días lejos de un par de traicioneros. - me di la vuelta para ir a la salida, donde ningún periodista pudo pasar por orden mía.Tuvieron un poco de drama, es lo que venden, pero nada más ya que a quien seguirían para preguntar luego de que sus fotos salieran a la luz con Zac era Marlene.__ ¿No crees que todo esto es muy precipitado? - cuestionó Marina al entrar al auto. - Nadie creería una boda tan de imprevisto. No creerán un amor entre los dos porque lo verán como un acto de alguien dolido por una traición. Nada lejos de la realidad.__ Creerán lo que les conviene y con todo lo que ganan al inventarse detalles, ellos mismos nos darán la historia que vamos a completar. - afirmé poniéndo en marcha el vehículo. - Por ahora, solo interpreta tu papel de esposa enamorada, que no me costará nada hacer lo mismo.Debí pensar muy bien mis palabras, pero fue lo que dije sin prestar atención a cuánto dilema interno tenía.__ ¿Porqué yo? - preguntó de nuevo. - Pudiste elegir a alguien más. Alguien de tu entera confianza o una mujer que si te guste y puedas tener una relación real con ella así fuera por meses.__ Porqué es justamente lo que no quiero. - alegué mirando por la ventana un segundo. - No quiero contacto con ninguna mujer por ahora. Tan solo quiero obtener la herencia que me toca, perderme en mis negocios y que mi esposa se distraiga con sus cosas hasta que el contrato culmine.Sentí sus ojos recorrerme en silencio.__ Aparentando un matrimonio feliz por todo ese tiempo, aunque ni nos hablemos o nos veamos. - culminó por mí. Pareció disgustada, pero aceptó el trato y de gratis no sería. No le quedó más alternativa que quitame los ojos de encima e ignorarme como sería todo el tiempo, de un viaje que apenas inició.__ Exacto. - concreté.Es justo lo que se planeó desde un inicio y se debía cumplir hasta el final.MarinaPlaya, desenfreno, calor, risas. Eso es lo suele describir a una luna de miel o lugares fríos también pero siempre llegando con alegría al destino escogido por la pareja. En cambio con nosotros no, no nos dirigimos la palabra en todo el viaje, dormí luego de no querer llorar por lo ya hecho y así llegamos a Cancún. __Escoge el lugar que quieras para dormir. Igual no importa. - dijo George sin mucho interés, pasando de largo hacia el bar. __ Me llevaré esto. - mostré la botella de champagne que nos dieron en el avión. - Quiero emborracharme y dejar de pensar que me casé con alguien que solo se llama George Castelo. __ No me agrada más que a tí este matrimonio así que no te sientas única. - suspiró bebiendo de golpe el trago de licor para llenarlo de nuevo. - Si vas a salir, mide lo que haces afuera. Nada de exponerte a ser fotografiada en situaciones que nos pongan en aprietos.__ Entonces de mi ida a un club de stripper ya no hablamos. - refunfuñé arrastrando la maleta con a
Marina.El dolor de cabeza me estaba matando, los rayos del sol entrando por todos lados no ayudaba en nada a calmar los clavos que sentí entrando en mi sien. Las arcadas continuaron martirizandome, al punto que tuve que aferrarme al retrete al botar el único contenido de mi estómago. Estaba acalorada, sudando, con el estómago quemando y aún así no recordaba cómo había llegado a la casa más que en pequeños fragmentos en mi mente. Desde que desperté lo único que pude hacer fue llegar al baño. Necesitaba agua, en grandes cantidades, con hielo. Para bañarme y beber. Lo que encontrara primero. __ Bebe esto. - alcé la mirada para ver a George con su mano extendida ofreciendo una botella con agua, muy fría que agarré sin pensar para llevarlo a mi boca al tiempo que me incorporé. __ ¿Que sueles ingerir para la resaca? - consultó caminando atrás de mí, dejé la botella a un lado para sentarme en el colchón y caer sobre este.__ No lo sé. Es mi primera vez borracha. - admití. - La primera y l
GeorgeEl cuello empezó a picar, la corbata a cerrarse más y entre más risas el hijo de Daniel no dejaba de recordar sus encuentros con Marina en la universidad. Comenzaba a cansarme de su insistencia, porque de paso ella le seguía la conversación sintiendose cómoda ante la única persona que compartía temas con ella.Era extraño, no debería ni siquiera mosquearme su vida porque en el acuerdo fue especificado, pero la comida me supo a nada, pese a haberlo comido antes y saber que era uno de los mejores en el restaurante.__ Es lo único que recuerdo de tí. - le dijo la que era mi esposa. - Pero puede que tengas razón. Es que hay cosas que las he olvidado, es extraño, pero ocurrió con muchas cosas después de mí...Se calló de golpe, miró a todos en la mesa con nerviosismo. Mis ojos encontraron los suyos y solo sonrió como respuesta a la incógnita que creó en mí.__ Disculpen, es que suelo hablar mucho cuando algo me interesa. - se excusó apenada. - Está es una reunión de ustedes y ya les
George.__ Nunca había estado despierta a estas horas. Menos en el mar. - mencionó la mujer hasta el yate, el cual abordamos. Fueron a dejar las maletas a la habitación, por lo que me despojé de los zapatos y el sacó que dejé a un lado para tomar el mando, y a ver cómo nos alejábamos del puerto. La noche estaba fresca y el tranquilo clima indicaba que sería un buen momento de ver el cielo estrellado. México siempre con sus paisajes monumentales. Por ello elegía destinos iguales al que tenía cubriéndome. Cuando estábamos cerca del punto donde estaría esa noche. La Riviera Maya. __ ¿Puedo nadar un poco? - preguntó Marina cuando me vio llegar a la parte trasera de este, donde ella se encontraba. __ ¿Puedes nadar un poco? - devolví y dejó caer su mirada por mí respuesta. - No lo sé, Marina. Si puedes nadar solo tú lo sabes. __ Me refiero a que sí puedo hacerlo. Que si no te moverás de aquí cuando vaya a la orilla. - explicó con obviedad. __ Si vine fue para nadar. No para quedarme a
Marina.¿Me estaba besando? ¡Estaba besandolo! Lo hacía y me estaba gustando. Como su ritmo lento, atrapante y cegador se ciñó sobre mí con gran poderío, siendo un sujeto capaz de dominar hasta mis neuronas con solo su toque. Metió una rodilla entre las mías para separarlas, aproveché en poner las piernas a cada lado de sus caderas, en tanto sus manos me ahuecaron las caderas al enterrar sus dedos y presionarme con el bulto que palpé directamente con mi centro. Gimoteé de nuevo sin poder evitarlo, me gustó como se sintió que lo hiciera una vez más, como también el que nunca abandone mi boca, dándome la dirección de como hacerlo. Un sonido fuerte salió de su garganta y murió en mi cavidad, sus manos siguieron frotándome contra él, causando un remolino que solo creció con los segundos. Una llama la sentí estallar en mi cara, el aire me faltó y mis piernas flaquearon comenzando un ritmo propio. Su lengua jugó con la mía, nos hizo perdernos en un escenario lleno de un deseo que creó un
George. __ ¿Como pudiste, George? - reclamó sin descaro. - Me dejaste en una iglesia sola, con miles de periodistas ¡humillandome! ¡Todo por esta puta¡ - señaló a Marina. __ La que creyó ingenuamente que me quedaría de brazos cruzados con tu burla, fuiste tú, por lo tanto todo fue tu culpa. - declaré. - ¿De verdad pensaste eso? ¿que aceptaría que te burles de mi de esa forma? !Por Dios, Marlene. ¿Acaso no aprendiste a conocerme?__ Fue un error. - se excusó notablemente angustiada por explicar. - George, tienes que entender que estaba vulnerable... tú no me prestabas atención. Todo era trabajo y más trabajo. - reprochó. - Zac me hizo sentir bien. Fue tan amable que caí y no pude...__ Si ya terminaste te puedes ir. Vengo agotado del viaje y no te quiero ver aquí. - expuse abriendo la puerta. Uno de los sirvientes que pedí se contrataran tomó la maleta de Marina. - Que le dejen donde ella disponga.__ No, ese lugar me corresponde a mí. - se la quitó Marlene. - Yo soy la señora Castelo
GeorgeUna lucha era lo que había entre mi mente y lo que sentí surgiendo dentro de mi pecho. No sabía ni como se originó, pero ahí estaba. Una extraña sensación de alivio al ver a una persona específica y un cuestionamiento de porqué sucedía.De todos modos decidí aplacar las preguntas de mi cabeza con los reclamos de Aiden, quien su descontento aún no desaparecía ni porqué su esposa estuviera a solo semanas de convertirlo en padre. __ ¿No deberías estar preparando todo para el parto de Isabella ? - pregunté para desviar el tema. - Eso sí es importante. Lo mío, es solamente un contrato que no tendrá mayor importancia en sus vidas.__ Solo espero que no haya consecuencias de esto. - repitió Tej. - No me refiero a las económicas, si no a meterte con gente como lo son los Diheston. Son conocidos por su rencor hacia quienes lo desafían y le robaste la esposa al máximo jerarca de esa familia. __ No le harán nada a este tipo. - se metió Aiden. - No, si saben que tiene respaldo legal.__
Marina.Ya estaba en la mesa cuando bajé, con el desayuno servido y un lugar más, el cual supe que era para mí cuando señaló la silla.Extrañada me acerqué y me senté descubriendo un plato de comida que olía extremadamente delicioso. Muy variado, con mezclas que no sabía que supiera me gustaban. Aunque se lo achaqué a que fue mera casualidad.__ Hoy iremos al club. - avisó y asentí. No me gustaba, pero era mi deber, fue lo que acepté en el contrato. - Hay un rumor en ese lugar al que no quiero que le prestes atención.__ ¿Que rumor? - vi mi celular con un mensaje de Víctor a quien me encontré en ese lugar al llegar de nuevo. Gruñó algo inteligible que ignoré porque de seguro no era para o por mí.__ Cuando termines iremos en el mismo auto, iré a dejarte a la universidad. - suspiró siguiendo con su desayuno. Fruncí las cejas.__ ¿Cual es la razón para hacer eso? No le veo necesidad con...__ Eres mi esposa ¿no? Cargas un anillo que dice eres mía...mi esposa. - corrigió. - De seguro te