Fingí estar durmiendo y salí corriendo por la puerta mientras las dos preparaban la medicación que esa bestia quería darme.
—¡¿A dónde vas…?! —Lidia me vio y gritó enfadada.
Ignoré sus gritos y corrí con todas mis fuerzas hacia el bosque, sintiendo que el corazón me latía cada vez más deprisa.
Estaba llena de determinación e ira pues jamás permitiría que ese bastardo me arruinara de tal manera, primero debía matarme.
Mi respiración cada vez era más acelerada a medida que me adentro en el bosque, escucho aullidos cerca.
De repente, recibí un golpe en mis costillas por un lobo.
Derrapo a punto de caer a un acantilado pero soy rápida y me aferro al tronco del árbol más cercano reprimiendo un gemido.
—Maldita sea…
Un nuevo lobo se lanza sobre mí clavándome las garras en el abdomen y por el ardor sé que tiene plata en estas.
Pateo su boca y este cae sin remedio por el acantilado, escucho su gemido pero es ignorado rápidamente pues el primer lobo que me había atacado se lanza una vez más sobre mí, solo que está vez está totalmente furioso. Quizás por lo que le hice a su amigo.
Como puedo salto a la tierra firme e intento huir de él esquivándolo en zigzag, soy buena, pero él está en su forma de lobo.
Da un salto cayendo sobre mí y ambos rodamos por el suelo.
Lo golpeo con una piedra en la cabeza haciéndolo gimotear pero solo logro que su rabia aumente, sus patas se clavan con furia en mi pecho quitándome la respiración y hago como si me hubiera desmayado para tomarlo por sorpresa.
Está a punto de morderme la garganta, escucho pasos viniendo, sin embargo, no entro en pánico.
Golpeo una vez más con la piedra el cráneo del lobo de manera certera y finalmente este cae inconsciente sobre mí.
—Muy bien para una Omega ¿No? —suelto antes de correr una vez más.
Me detengo en seco a punto de chocar con un cuerpo al ser interceptada por un hombre.
—Lo siento —murmura con voz amable.
Me quedo helada un momento, el hombre me resulta un poco familiar pero no tengo tiempo para desconcertarme por este hecho, me doy la vuelta para continuar, pero una vez más, se interpuso en mi camino.
—Maldición…
Recuerdo ahora que ese hombre es el Beta de Alfa Kian.
Él está cruzado de brazos.
Arquea una ceja por mi palabrota pero su semblante es imperturbable, aunque no parece tan peligroso como el Alfa.
¿También viene el Alfa Kian? Ya no me da tiempo…
Calculo si podré saltar desde aquí y aterrizar al otro lado pero si hay una mínima y alocada manera de hacerlo, él no me lo permite.
Reprimo un gemido de sorpresa cuando a mi alrededor se forma un círculo de fuego que me atrapa en el lugar.
—¿Ibas a alguna parte? —sonó una voz digna y familiar.
—¡Libérame!
Miré con rabia las llamas que me rodeaban, intentando encontrar el origen del sonido.
—Omega tonta —escucho el susurro del macho.
A través de las llamas, veo como su mandíbula se tensa y sus ojos se oscurecen por la forma en la que le hablo pero no me importa.
Ahora mismo estoy odiándolo.
—¿Qué harás si no lo hago?
—¡No soy tu juguete Alfa Kian!
De repente el fuego se desvanece y con una rapidez alucinante ya está frente a mí tomando mi cuello con una mano cortándome la respiración gracias a su agarre doloroso.
—Eres lo que yo quiero que seas.
Mis manos cubren las suyas intentando liberarme en busca de oxígeno pero esto solo hace que él se enfurezca mucho más.
—¡No me toques!
Lo suelto de inmediato y él gruñe descontrolado.
Mis piernas están cediendo, mientras que abro mis ojos desesperada encontrándome con los suyos salvajes.
—Mon-struo —murmuro con las pocas fuerzas que me quedan.
Él me suelta de golpe y yo caigo al suelo buscando bocanadas de aire mientras que llevo una de mis manos temblorosa hasta mi cuello.
—Te advertí lo que pasaría si tratabas de escapar una vez más y no quisiste escucharme. No sé si se te ha olvidado quién soy yo y porqué me llaman un Alfa bestial pero te lo mostraré. ¿Quieres ver un monstruo? Te lo mostraré ¡Levántate!
Kian me observa furibundo aunque cuando sus orbes se detienen en mi cuello parece tenso.
Al levantarme hace que lo siga al calabozo y enseguida me inquieto.
Escucho llantos, gemidos, lamentos y golpes. Mi corazón se detiene ante el horror de lo que mis ojos comienzan a observar mientras veo celda por celda a hombres siendo torturados de la peor manera posible. Sabía sobre su crueldad pero verlo era otra cosa.
—Bienvenida al infierno, Omega. ¿Lista para ser parte de él?
Cada parte de mi cuerpo se estremeció ante su amenaza pero cuando no respondí Kian me giró bruscamente ocasionando que nuestros ojos se miraran.
Intenté dejar de verlo, aunque él no me dejó hacerlo sosteniendo con firmeza mi barbilla.
—Entenderás que no tienes escapatoria, para los de tu manada estás muerta, será mucho mejor así.
—Quiero que la entrenes.Seguido de las palabras del Alfa, el Beta parpadeó aturdido.¿Qué había pasado para que decidiera tal cosa?—Haré lo que me pide, Alfa.Kian levantó la mano y su Beta se detuvo abruptamente.—Una cosa más, Van. Advierte a los guardias que nadie la tocará. No permitiré que el suceso de la última vez se repita. Y no le digas a ella que fui yo quien te envió a entrenarla, no seas condescendiente o serás tú quien pagará.—Como ordene, Alfa.El segundo al mando salió de la habitación bajando su rostro en señal de respeto mientras que el Alfa daba un sorbo a su bebida.—Sorprendente... para ser una Omega.A través del cristal podía ver a la hembra quien no dejaba de caminar por la habitación luciendo histérica.Él mismo había presenciado como se había enfrentado a dos machos resultando victoriosa.—Actúas bajo presión. Bien, veamos de qué estás hecha. Dana.El Alfa quería el control total sobre aquella mujer.*Ese hombre la había encerrado en un calabozo distinto a
—¿Esta es tu fuerza?Él me empuja contra la pared de inmediato reacciono empujando con mis antebrazos los suyos que no me habían liberado los hombros.Tomo su muñeca antes de girar el cuerpo y golpear con mi codo su cuello, el cual empujo hacia abajo, alzo mi pierna y mi rodilla impacta con su estómago dejándolo sin aliento.—Eso ha sido bueno…Una sonrisa se extiende por mi rostro llena de orgullo.—Básico. ¿Eso es todo lo que puedes hacer?La voz del Alfa Kian suena aburrida detrás de mí.Aparto la mirada de Van para girarme a donde está él y no puedo evitar sentirme incómoda bajo su mirada imperturbable.Al parecer no se había sorprendido por mi entrenamiento y tampoco parecía molesto por eso, cosa que me desconcertó. Desde hace más de dos semanas he estado aquí encerrada a base de pan y agua por este bastardo, sin embargo, ahora lo agradezco a pesar de que el entrenamiento ha sido más duro de lo que imaginaba.El cambio que ha habido en mí es sorprendente aunque Kian no parezca con
Había fracasado, y ante el poder absoluto, todos los trucos eran inútiles. De un momento a otro el Alfa estaba sentando a la hembra sobre una mesa mientras se colaba entre sus piernas.Ella era receptiva a cada toque suyo.Jamás se había permitido acariciar a una mujer de esta manera pues hace mucho tiempo el toque de una mujer fue su perdición. Estuvo a punto de perder su manada por la tentación femenina. Lo emboscaron cuando era apenas un adolescente y yacía en los brazos de una hembra. Desde ese momento las aborrece pues todas siempre han querido una cosa de él.Poder.Kian no está dispuesto a perderlo todo por lujuria. Las hembras son demasiado traicioneras, una y otra vez lo había descubierto. Solo podía confiar en una de ellas pues cuando era un cachorro lo había salvado, pero esa hembras jamás había aparecido otra vez, a pesar de que la buscó hasta el cansancio. Y sin embargo, aquí estaba él.Tocando a su enemiga como si le perteneciera.Aunque cada parte de él creía que era as
—Dana…Quiero descansar, he sido torturada por todas partes por el Alfa y sin embargo, estoy bloqueada a mitad de camino por Lidia y unas doncellas.Frunzo el ceño al escuchar su llamada y doy un paso atrás.Aquel incidente en el bosque me había provocado tal aversión física hacia aquella mujer que casi vomité.—No te acerques a mí —declaro con voz firme.Lidia estaba visiblemente enfadada, pero no lo demostró.—Lo mejor es que vengas conmigo.Tira una mirada de orden y las criadas me agarraron del brazo.—¡Suéltame! ¡No lo quiero, no lo quiero!—No duele mucho, Dana. Todo es por la manada.Estaba a punto de ser arrastrado por ellas cuando de repente sonó una voz fría.—¿Qué está pasando aquí?El gruñido del Alfa hace que ambas nos sobresaltamos. Ninguna de las dos lo habíamos escuchado venir y ni siquiera habíamos captado su olor.—Mátame. Alfa Kian ¡En vez de hacerme esto deberías matarme!—¡¿Qué estás diciendo?! Lidia, ¿Dónde la llevas sin mi permiso?Veo como Lidia palidece y me g
Al despertar mi corazón dio un vuelco al verme justo al lado del Alfa. Anoche me hizo suya más veces de las que puedo contar y al parecer ambos nos quedamos dormidos.—Si él me ve aquí me matará.Doy una mirada rápida por su cuerpo notando que comienza a endurecerse incluso aunque aún sigue dormido. Su cuerpo es como una roca. Completamente duro y firme, demasiado grande para un lobo normal. Kian es hermosamente aterrador gracias a esa cicatriz que cruza su pómulo pareciendo tan peligroso como realmente es.Antes había escuchado cuchicheando a las otras doncellas que en cualquier momento se desharía de mí pues sus amantes nunca le duraban demasiado y eso no era bueno para mi plan. Pero también había oído que él nunca dejaba que lo tocaran ni él tocaba a ninguna mujer.Tengo curiosidad del porqué pero sé que jamás lo sabré. Sin embargo, el Alfa Kian sí se permite tocarme. Me pregunto si esto lo ha hecho con otras amantes o si yo tendré una ventaja que ellas nunca han tenido.Debería ha
Alfa Kian—Eso no va a pasar.El estruendo de la taza metálica arrojada al suelo hizo estremecerse a todos.Aprieto la mandíbula sintiendo la ira embargarme.No es la primera vez que los gobernantes del Oeste quieren que el Norte se una, aunque jamás de esta manera.—Alfa Kian, después de la muerte desafortunada de nuestros gobernantes y de la princesa Dana, estamos tratando de fortificar el Oeste. Es por eso que nuestro señor, Owen, ha hecho esta oferta de paz. Traje conmigo a la princesa Asling, así puede recibirla como su futura esposa.Con cada segundo que pasa me siento mucho más irritado con aquel palabreo incesante aunque la ironía se refleja en mi expresión.—¿Futura esposa? ¿Acaso he pedido su mano?El Beta palidece notablemente.—Alfa, quizás cuando vea la belleza de la princesa Asling…—No.Es mi última palabra.Después de terminar la reunión general con los demás Betas estableciendo una nueva ley contra los lobos desterrados que se acercan a nuestros límites, el Beta del O
De repente sus ojos fríos se clavan sobre mi rostro y finalmente me permito mirarlo pues su cuerpo grande ha bloqueado a todos los que tiene detrás, incluyendo a mi caprichosa prima.Su mirada provoca confusión dentro de mí, inquietándome.—Y tú —Hay fuego en su mirada y me estremezco por su amenaza anterior—. Beta, encárgate de ella, serán 20 latigazos. Es una verguenza tener una doncella tan incompetente.Mis ojos se abrieron y comenzaron a haber susurros a mi alrededor, que iban desde sorpresa hasta burlas.—Pero Alfa…Van se calla ante la mirada asesina que le envía su Alfa mientras que yo estoy procesando la información aterrada.Que yo sepa, ninguna mujer había sido azotada jamás, y yo fui la primera en esta manada.—No soy-Quería defenderme pero Beta de repente me agarró de la muñeca y me levantó del suelo.Sacudió la cabeza hacia mí. Creo que vio a la persona detrás de escena, pero aun así decidió encubrirlo. Esta persona tiene un alto estatus, es obvio.Dejé de hablar y que
Tan rápido como pudo Dana le arrebata el velo y lo coloca de vuelta cubriendo su rostro, por más adolorida que estuviera debía mantenerse bajo perfil.—Vamos Van...Ella quiere alejarse de Asling para no ser descubierta e intentó hacerlo, pronto es detenida por una mano fuerte que se cierra alrededor de su brazo provocando que se estremeciera.—¿Acaso no escuchaste? ¿Los latigazos afectaron tu cerebro? La princesa Asling del Oeste te habló —exclamó Zakia con voz sarcástica.La Omega aprieta los dientes molesta y dolorida, no solo a nivel físico, sino que su corazón también dolía. Aunque no se entendía ella misma, pues no debería sentirse traicionada por un hombre que solo la había tratado como una muñeca sin alma.—Dana…La voz de Asling está un poco más cerca.—No soy Dana, señora.La mentira de Dana es dicha en vano pues su prima hace que se gire para mirarla y le arrebata el velo una vez más dejándola expuesta, casi desnuda para la mirada de los curiosos. Su cabello cae gloriosamen