—Dana…Quiero descansar, he sido torturada por todas partes por el Alfa y sin embargo, estoy bloqueada a mitad de camino por Lidia y unas doncellas.Frunzo el ceño al escuchar su llamada y doy un paso atrás.Aquel incidente en el bosque me había provocado tal aversión física hacia aquella mujer que casi vomité.—No te acerques a mí —declaro con voz firme.Lidia estaba visiblemente enfadada, pero no lo demostró.—Lo mejor es que vengas conmigo.Tira una mirada de orden y las criadas me agarraron del brazo.—¡Suéltame! ¡No lo quiero, no lo quiero!—No duele mucho, Dana. Todo es por la manada.Estaba a punto de ser arrastrado por ellas cuando de repente sonó una voz fría.—¿Qué está pasando aquí?El gruñido del Alfa hace que ambas nos sobresaltamos. Ninguna de las dos lo habíamos escuchado venir y ni siquiera habíamos captado su olor.—Mátame. Alfa Kian ¡En vez de hacerme esto deberías matarme!—¡¿Qué estás diciendo?! Lidia, ¿Dónde la llevas sin mi permiso?Veo como Lidia palidece y me g
Al despertar mi corazón dio un vuelco al verme justo al lado del Alfa. Anoche me hizo suya más veces de las que puedo contar y al parecer ambos nos quedamos dormidos.—Si él me ve aquí me matará.Doy una mirada rápida por su cuerpo notando que comienza a endurecerse incluso aunque aún sigue dormido. Su cuerpo es como una roca. Completamente duro y firme, demasiado grande para un lobo normal. Kian es hermosamente aterrador gracias a esa cicatriz que cruza su pómulo pareciendo tan peligroso como realmente es.Antes había escuchado cuchicheando a las otras doncellas que en cualquier momento se desharía de mí pues sus amantes nunca le duraban demasiado y eso no era bueno para mi plan. Pero también había oído que él nunca dejaba que lo tocaran ni él tocaba a ninguna mujer.Tengo curiosidad del porqué pero sé que jamás lo sabré. Sin embargo, el Alfa Kian sí se permite tocarme. Me pregunto si esto lo ha hecho con otras amantes o si yo tendré una ventaja que ellas nunca han tenido.Debería ha
Alfa Kian—Eso no va a pasar.El estruendo de la taza metálica arrojada al suelo hizo estremecerse a todos.Aprieto la mandíbula sintiendo la ira embargarme.No es la primera vez que los gobernantes del Oeste quieren que el Norte se una, aunque jamás de esta manera.—Alfa Kian, después de la muerte desafortunada de nuestros gobernantes y de la princesa Dana, estamos tratando de fortificar el Oeste. Es por eso que nuestro señor, Owen, ha hecho esta oferta de paz. Traje conmigo a la princesa Asling, así puede recibirla como su futura esposa.Con cada segundo que pasa me siento mucho más irritado con aquel palabreo incesante aunque la ironía se refleja en mi expresión.—¿Futura esposa? ¿Acaso he pedido su mano?El Beta palidece notablemente.—Alfa, quizás cuando vea la belleza de la princesa Asling…—No.Es mi última palabra.Después de terminar la reunión general con los demás Betas estableciendo una nueva ley contra los lobos desterrados que se acercan a nuestros límites, el Beta del O
De repente sus ojos fríos se clavan sobre mi rostro y finalmente me permito mirarlo pues su cuerpo grande ha bloqueado a todos los que tiene detrás, incluyendo a mi caprichosa prima.Su mirada provoca confusión dentro de mí, inquietándome.—Y tú —Hay fuego en su mirada y me estremezco por su amenaza anterior—. Beta, encárgate de ella, serán 20 latigazos. Es una verguenza tener una doncella tan incompetente.Mis ojos se abrieron y comenzaron a haber susurros a mi alrededor, que iban desde sorpresa hasta burlas.—Pero Alfa…Van se calla ante la mirada asesina que le envía su Alfa mientras que yo estoy procesando la información aterrada.Que yo sepa, ninguna mujer había sido azotada jamás, y yo fui la primera en esta manada.—No soy-Quería defenderme pero Beta de repente me agarró de la muñeca y me levantó del suelo.Sacudió la cabeza hacia mí. Creo que vio a la persona detrás de escena, pero aun así decidió encubrirlo. Esta persona tiene un alto estatus, es obvio.Dejé de hablar y que
Tan rápido como pudo Dana le arrebata el velo y lo coloca de vuelta cubriendo su rostro, por más adolorida que estuviera debía mantenerse bajo perfil.—Vamos Van...Ella quiere alejarse de Asling para no ser descubierta e intentó hacerlo, pronto es detenida por una mano fuerte que se cierra alrededor de su brazo provocando que se estremeciera.—¿Acaso no escuchaste? ¿Los latigazos afectaron tu cerebro? La princesa Asling del Oeste te habló —exclamó Zakia con voz sarcástica.La Omega aprieta los dientes molesta y dolorida, no solo a nivel físico, sino que su corazón también dolía. Aunque no se entendía ella misma, pues no debería sentirse traicionada por un hombre que solo la había tratado como una muñeca sin alma.—Dana…La voz de Asling está un poco más cerca.—No soy Dana, señora.La mentira de Dana es dicha en vano pues su prima hace que se gire para mirarla y le arrebata el velo una vez más dejándola expuesta, casi desnuda para la mirada de los curiosos. Su cabello cae gloriosamen
—Bebe esto.—No voy a-El Alfa le da una mirada irritada ayudándola a incorporarse antes de hacer que tomara la medicina abruptamente sin tener tiempo para quejas. El sabor amargo penetró desde la boca hasta el estómago y Dana sintió que toda su garganta se llenaba de residuos de medicina.Tosió violentamente, pero a Alfa no le importó en absoluto. Obligó a Dana a acostarse en la cama y ordenó.—Duerme.Dana no entendía por qué la actitud de Alfa siempre cambiaba tan rápido, tomándola por sorpresa. ¿Se preocupa por ella? ¿Pero por qué no se curó completamente esta vez?Estaba muy cansada, le pesaban los párpados y todavía le dolía la espalda.*La celda estaba en silencio en plena noche, pero se oían débilmente los pasos.Alguien con el rostro y cabello cubierto se deslizó sigilosamente hasta la celda donde mantenían a la Omega después de cerciorarse que no había nadie a su alrededor y sonrió con malicia al ver las heridas de la mujer.Su piel perfecta estaba cubierta de cicatrices,
Desde su último ataque, las heridas de Dana se han reabierto y supurado, provocándole un coma.No sabía cuántos días llevaba inconsciente, lo único que sabía era que, cuando por fin despertó e intentó beber agua, oyó voces lascivas.—¿Otra vez en el calabozo, dulzura?Una sonrisa letal se muestra en el rostro de uno de los guardias y de inmediato la Omega se pone alerta pues si la historia se repetía otra vez necesitaba defenderse.En esta ocasión no creía que el Alfa Kian apareciera como su salvador. Por el contrario, ese macho debía estar planeando cómo torturarla.De todas formas no lo necesito, sé defenderme.Pensó Dana sin dejar de mirar al lobo frente a ella.—Ni se te ocurra entrar.—¿O qué? ¿Qué puede hacerme una débil Omega como tú? —se burla antes de carcajearse como si fuera muy gracioso.Dana maldijo en su mente y no aflojó las manos mientras escondía la derecha detrás de la espalda, apretando un pequeño cuchillo que había robado del botiquín del Beta.A eso se había aferr
La mirada fría del Alfa penetra las defensas de la Omega quien se estremece entre sus brazos.Kian se inclina sobre ella mirándola con furia y confusión mientras que Dana trata de no parecer desconcertada por su pregunta.—¿Quién te curó? —gruñó él una vez más.—Nadie.El Alfa toma su mandíbula con su mano grande acercándose aún más, sus respiraciones se mezclan y a pesar de aquel cosquilleo que cada vez se hace más conocido para Dana, ella intenta mostrarse impasible como él.—Estás haciendo que pierda la paciencia, Omega. Mi Beta no pudo ser, ¿Cómo te has curado?Los ojos de ambos se encuentran antes de que Kian mire los labios entreabiertos de Dana tensandose por las ganas que tenía de acercarse a ellos reclamándolos con una necesidad malsana. Las emociones que le despierta esta mujer ante él son contradictorias al punto de que lo está volviendo incontrolable. Él, quien ha sido el lobo más apático ahora no puede mantener las manos lejos de aquella maldita hembra inferior.—Yo no lo