Kian estaba cubierto de sangre al igual que ella. Pero la sangre no era de ninguno de los dos sino del bastardo que había arruinado la vida de ambos por años.—¿Es divertido cuando se está del otro lado, Owen?Los latigazos habían destrozado la piel del “Omega” que ya habían descubierto que realmente era un Beta. El hijo bastardo del abuelo de Dana, por eso él no había heredado legítimamente el Oeste. Un Beta no podía gobernar la única manada constituída por Omegas, por eso había tenido que ocultar su verdadero origen, por eso Asling no era una Omega, no porque su madre fuera una Beta, sino porque sus dos padres lo eran.—¿Creen que ganaron? Owen se rió como un psicópata echando una mirada de odio a Kian y a Dana.—Sus bastardos serán la causa del caos, entonces todo lo que yo hice será mínimo.Kian fuera de sí apretó la garganta de Owen asfixiándolo pero cuando Dana comenzó a ver que Owen se estaba desvaneciendo apretó el brazo de Kian.—Basta, está tratando de volvernos locos para
Alison respiró profundamente tratando de calmar los latidos de su corazón. Había logrado escapar porque definitivamente la habían subestimado.Puede que todavía no tuviera a su loba pues apenas iba a cumplir los 18 años y en las hembras aparecía solo a los 21 años. Pero ella podía defenderse perfectamente bien como humana. Su padre la había enseñado muy bien.Su madre había muerto cuando nació y su padre la había criado convirtiéndola en una loba astuta que sabía defenderse por sí misma, sin embargo, debía ser cautelosa. Había presenciado como su padre había sido vencido por la gobernante del Oeste y él era muchísimo más fuerte que ella.—Necesito llegar a él. La castaña caminó con cautela sin saber qué rumbo tomar. Se había sentido traicionada por Kathryn, después de todo su mejor amiga la había dejado para irse con su hermano endureciendo el corazón de Alison. Si ella la había traicionado cómo podía confiar en otra persona.—Mierda —susurró entrecortadamente sintiendo el dolor en s
Él de repente la sorprendió apartando su mano de su pecho fulminándola con la mirada de manera gélida.—No sé a qué te refieres. No vuelvas a tocarme así.Kieran comenzó a tirar de ella en dirección a otro lugar mientras que Alison lloraba en silencio por su padre. Ella haría lo que fuera por él, incluso con lo obstinado y rústico que era ella sabía que la amaba. Siempre había cuidado de ella.Kieran por su parte no pudo evitar pensar en lo que había sentido con el toque de aquella chica. —¿Volverás a encerrarme otra vez?Él no le respondió absolutamente nada hasta que se detuvo frente a una celda.—Tienes cinco minutos. No vas a escapar, estaré justo aquí —gruñó en advertencia señalándole la celda con la cabeza y Alison lo miró con los ojos bien abiertos como si no creyera que él la había llevado con su padre.—¿De verdad? —preguntó con un hilo de voz.El cachorro bufó por lo bajo.No iba a traicionar a su madre, pero él sabía lo que se sentía estar solo. No pasaría nada con que ella
Dana vio el momento exacto en el que el Alfa del Este había llegado junto a una hermosa loba joven del brazo. Sus ojos se encontraron mientras se acercaban lentamente a ella con una sonrisa misteriosa en la cara.Por suerte Devanie había interceptado a Kian llamando su atención y ahora este miraba el intercambio de ambos con recelo.El Alfa estaba cada vez más furioso. No solo por la cercanía del Alfa del Sur sino también por la llegada del Alfa del Norte.—¿Cuándo empezamos los entrenamientos? Kian trató de fingir y volvió su atención a su hija quien lo observaba con curiosidad analizando cada detalle de su rostro. Devanie estaba eufórica por el claro interés de su padre hacia su madre.—Mañana si es posible.—¿A que fue una buena idea que inventara todo ese lío para que mamá se acercara a ti?Kian ahora la observó con verdadera sorpresa antes de que su boca se ladeara en una sonrisa. Devanie sabía que el Alfa del Norte no era conocido por sonreír así que su corazón se llenó de fel
Dana nota con curiosidad como la acompañante del Alfa Alessandro se detiene en seco palideciendo notablemente al ver en su dirección, pero no era a ella a quien observaba, sino al macho a su lado.Dana dio una mirada de reojo a Román y notó que este le devolvía la mirada de manera atenta aunque estaba tratando de mantener la cólera a raya, Dana podía ver a través de él. Durante esos años se habían convertido en buenos amigos, así que podía leerlo. Sus manos se habían convertido en puños deslizando una mirada mortal a Alessandro como si quisiera asesinarlo en ese mismo momento.—¿Román, qué está mal?Dana posó una mano en el brazo de Román llamando su atención. —Dana…Él se calló cuando ambos vimos que la mujer le decía algo a Alessandro y se apartaba yendo en dirección a los baños.“Ella me parece conocida. Tiene que ser del Sur. ¿Cómo si no la conocería Román?”Dana quiso retomar la conversación pero en ese momento llegó Alessandro. Muchas mujeres mantenían la atención en él por su
Dana podía escuchar los pasos y risas al otro lado de la pared. Las charlas no paraban.Todos estaban ajenos a lo que estaba sucediendo detrás de la pared.—Kian… —su protesta sonó ahogada cuando los labios del macho se arrastraron por su cuello erizándole la piel.Ella tuvo que morderse el labio inferior para no dejar salir aquel gemido que amenazaba con escapar de su boca.—¿Recuerdas por qué me llaman monstruo, dulce Omega? Estuve en diferentes guerras, todas ellas las gané, puede haber hecho treguas de paz pero era por mi favor. Todos esos estúpidos que están pululando a tu alrededor no tienen ni idea de lo que les pasará si se atreven a tocarte. Los mataré Dana, no tendré piedad y sus muertes serán dolorosas por acercarse a lo que es mío.—No soy tu propiedad —se quejó ella a punto de apartarse pero Kian metió sus dedos por el dobladillo de su vestido introduciendo su mano para frotar sus bragas.Dana se estremeció al escuchar el gruñido posesivo de Kian al tocar lo húmeda que es
—Dana, te conozco mejor. Estás mintiendo —gruñó él tomando el brazo de ella para acercarla a su firme pecho pero ella se liberó observándolo con ojos ardientes—. Tú me amas, lo sé.Dana soltó una risa suave y si él lo hubiera entendido mejor, dolida.—Te pude amar, pero la traición es algo que nunca podré olvidar. Querías a tu madre y no lo discuto, sin embargo, podía haber otra manera. Podías confiar en mí pero tomaste el camino de hacerme sufrir, es obvio que para ti fue más fácil. Ya no siento nada por ti —mintió descaradamente—. Tuviste razón Kian, te encargaste de que nunca me olvidara de ti. Pero no fue porque quisiera recordarte, sino porque no tenía opción.Finalizó haciendo referencia a lo más importante que ellos compartían, sus cachorros.Kian jamás había sentido que algo le hubiera dolido tan profundamente como las palabras de Dana.Ella creyó ver el dolor en su mirada pero no podía confiar en un hombre que “supuestamente la amaba” y había elegido hacerla sufrir. Incluso au
Devanie había estado buscando a su hermano pero no lo había conseguido en ningún lugar, cosa que la hizo fruncir el ceño.Ahora estaba en la parte de afuera aburrida mirando hacia el cielo.Una gota de lluvia le cayó sobre la nariz pero ni siquiera se molestó en quitársela. —La niña mimada de papá.Ella sonrió irónicamente porque quizás él quería asustarla pero ella había sentido su presencia enseguida a pesar de concentrarse en el bonito cielo nocturno. El sonido de sus pasos tampoco fue un gran misterio. Devanie tenía más desarrollados sus instintos que el resto de los lobos. A medida que crecía sentía que era una especie de bicho raro, nunca podía encajar en los grupos y por supuesto nunca tenía amigos porque no tenía el suficiente tiempo de crear lazos cuando ya estaba creciendo otra vez.Además su mente también lo hacía.Sus pensamientos no eran los de una cachorra de cuatro años, ella se veía de diecisiete y también sentía como las chicas de esa edad. Su madre había tratado d