Dana nota con curiosidad como la acompañante del Alfa Alessandro se detiene en seco palideciendo notablemente al ver en su dirección, pero no era a ella a quien observaba, sino al macho a su lado.Dana dio una mirada de reojo a Román y notó que este le devolvía la mirada de manera atenta aunque estaba tratando de mantener la cólera a raya, Dana podía ver a través de él. Durante esos años se habían convertido en buenos amigos, así que podía leerlo. Sus manos se habían convertido en puños deslizando una mirada mortal a Alessandro como si quisiera asesinarlo en ese mismo momento.—¿Román, qué está mal?Dana posó una mano en el brazo de Román llamando su atención. —Dana…Él se calló cuando ambos vimos que la mujer le decía algo a Alessandro y se apartaba yendo en dirección a los baños.“Ella me parece conocida. Tiene que ser del Sur. ¿Cómo si no la conocería Román?”Dana quiso retomar la conversación pero en ese momento llegó Alessandro. Muchas mujeres mantenían la atención en él por su
Dana podía escuchar los pasos y risas al otro lado de la pared. Las charlas no paraban.Todos estaban ajenos a lo que estaba sucediendo detrás de la pared.—Kian… —su protesta sonó ahogada cuando los labios del macho se arrastraron por su cuello erizándole la piel.Ella tuvo que morderse el labio inferior para no dejar salir aquel gemido que amenazaba con escapar de su boca.—¿Recuerdas por qué me llaman monstruo, dulce Omega? Estuve en diferentes guerras, todas ellas las gané, puede haber hecho treguas de paz pero era por mi favor. Todos esos estúpidos que están pululando a tu alrededor no tienen ni idea de lo que les pasará si se atreven a tocarte. Los mataré Dana, no tendré piedad y sus muertes serán dolorosas por acercarse a lo que es mío.—No soy tu propiedad —se quejó ella a punto de apartarse pero Kian metió sus dedos por el dobladillo de su vestido introduciendo su mano para frotar sus bragas.Dana se estremeció al escuchar el gruñido posesivo de Kian al tocar lo húmeda que es
—Dana, te conozco mejor. Estás mintiendo —gruñó él tomando el brazo de ella para acercarla a su firme pecho pero ella se liberó observándolo con ojos ardientes—. Tú me amas, lo sé.Dana soltó una risa suave y si él lo hubiera entendido mejor, dolida.—Te pude amar, pero la traición es algo que nunca podré olvidar. Querías a tu madre y no lo discuto, sin embargo, podía haber otra manera. Podías confiar en mí pero tomaste el camino de hacerme sufrir, es obvio que para ti fue más fácil. Ya no siento nada por ti —mintió descaradamente—. Tuviste razón Kian, te encargaste de que nunca me olvidara de ti. Pero no fue porque quisiera recordarte, sino porque no tenía opción.Finalizó haciendo referencia a lo más importante que ellos compartían, sus cachorros.Kian jamás había sentido que algo le hubiera dolido tan profundamente como las palabras de Dana.Ella creyó ver el dolor en su mirada pero no podía confiar en un hombre que “supuestamente la amaba” y había elegido hacerla sufrir. Incluso a
LA MANADA DEL OESTE—Antes de morir, ¿Cuáles son tus últimas palabras, mi querida sobrina?Veo ese brillo asesino en sus pupilas mientras levanta sus garras tratando de encajarlas en mi piel para robarme mi último suspiro, como lo hizo con mis padres. Y pronto, una sonrisa maliciosa se extiende por su cara.—¡Vas a pagar por esto, haré que te arrepientas!—¿De verdad?Está burlándose de mí, pero no le respondo. Sin que lo espere, levanto mi pierna golpeándolo fuerte con mi pie justo en la garganta logrando dejarlo sin respiración por unos segundos. Enseguida ruedo mi cuerpo por la tierra apartándome de él mientras me pongo de pie en el acto sin volver a mirar en su dirección.Esta puede ser mi última oportunidad y no voy a perderla.Estás cerca de tu destino, Dana.—¡Voy a matarte!El vello se me eriza sabiendo lo cerca que está.Soy débil en comparación a él. Un Omega que ha ido a la guerra más veces de las que soy capaz de contar mientras que yo ni siquiera tengo a mi loba aún. Sin
El Alfa completamente tenso por aquel atrevido toque y todos se congelaron mirando las manos que agarraban con fuerza la bota del Alfa.Todos sintieron pena por el atrevido intruso.Pues nadie podía tocar a su peligroso líder, ni siquiera una bota, y mucho menos una mujer.El Beta fue el primero en reaccionar, agachándose para retirar las manos de la mujer y comprobar sus constantes vitales, pero pronto negó con la cabeza.—Alfa, se está muriendo.Alfa Kian bajó los ojos mientras escrutaba fríamente a la intrusa, una mujer moribunda que había cruzado sus límites.Levantó la mano dispuesto a que el Beta se deshiciera de ella, pero con la mano congelada en el aire se quedó inmóvil al notar que aún inconsciente ella se movió y su cabello se apartó de su rostro mostrando sus rasgos femeninos.Los machos que lo acompañaban quedaron paralizados ante la belleza majestuosa de la hembra, pero el Alfa frunció ligeramente el ceño sin apartar aquellos ojos de la intrusa.No era la primera vez que
—Ni siquiera pudiste defenderte de un lobo de clase baja y aún así planeas gobernar —bufa las palabras deslizándose detrás de mí.Después de que me trajera a esta habitación es lo único que ha dicho, estoy frustrada pues sé que tiene algo de razón.La tensión entre nosotros es palpable pero aumenta de nivel al sentirlo rozar la piel de mi espalda. Intento girarme para mirarlo. El siguiente movimiento de su parte me eriza la piel provocando que me detenga en el acto. Rompe mi vestido dejando mi espalda desnuda ante sus ojos.—No te muevas —ordenó con voz de Alfa.Está acostumbrado a mandar y por más que yo sea una Omega no estoy acostumbrada a obedecer pues crecí en la realeza Omega, alejada de los Alfas. Sin embargo, estoy paralizada tal y como si él hubiera puesto un hechizo sobre mí.Siento su poder y es inquietante.La yema de sus dedos roza mi carne vulnerable por el ataque de Owen y luego siento que vierte algo en mis heridas.—¿Alfa? ¿Estás curándome?La sangre de Alfa era curat
Empujo mis manos en su pelaje pero él me gruñe enterrando su húmeda nariz en mi cuello. Contengo un gemido asustada al sentirlo lamer mi piel.—¡No!El lobo no tarda en cambiar a su forma humana quedando completamente desnudo encima de mí.Sin poder evitarlo examino sus abdominales marcados pero me apresuro a subir la mirada a sus orbes las cuales me miran fulminantes.—¿Qué demonios pretendías, Omega?¡¡¡ALFA KIAN!!!—Solo estaba caminando…—¡¿Crees que soy un idiota?! ¡Puedo oler tu malditas feromonas como cualquier macho que esté cerca! ¡Estás provocándonos!Golpea el suelo a mi lado causando que salte jadeando por la sorpresa y nuestros cuerpos se tocan enseguida.El Alfa aprieta la mandíbula, puedo ver un músculo palpitando en esta. Pero lo que me desconcierta es la dureza que siento contra mi vientre. Al darme cuenta de lo que es mis mejillas enrojecen irremediablemente y mis ojos se dirigen a esa zona pero él no me deja mirarlo sosteniendo mi rostro con su inmensa mano.—Jamá
—Alfa Kian ¿Dejarás que me vaya? —susurro acostada a un lado de él.Miro hacia el cielo estrellado y siento que él me observa de una manera tan inquietante pero aún así no me giro a verlo.—Nunca.Su respuesta gélida es algo que ya me esperaba, aún así la odio tanto como a él.O eso es lo que me digo para mantener mi orgullo intacto, sin embargo, es ridículo pensar que me queda algo de orgullo cuando me he convertido en la amante de mi captor.—Vístete, tenemos que irnos.Él ya se había levantado mientras divagaba así que no me quedó otra que obedecer.Ni siquiera sabía cómo actuar a partir de ese momento pero el Alfa me enseñó mi lugar nada más llegar a la manada.—Lidia, dale a mi doncella lo que te pedí.Su doncella.Al menos es un título más honroso que el de amante.Pensé con amargura.La mujer asintió con efusividad pero cuando él se desapareció por el pasillo su expresión cambió. Ya no era la mujer dócil de hace segundos.Las otras mujeres que quedaban en la cocina me miraban y