Dana miró hacia los lados esperando ver a sus cachorros cerca de su trono pero ninguno de los dos estaba. Por un momento experimentó un mal presagio pero lo apartó rápidamente al ver a Devanie a un lado de su padre.—Kieran vendrá pronto —leyó los labios de su cachorra y pudo respirar más tranquila.Su espalda estaba erguida con seguridad a medida que daba su discurso de coronación.Kian la observaba maravillado. Definitivamente Dana había nacido para gobernar. Se sentía tan orgulloso de ella, de la mujer que siempre había sido pero que él se había negado a ver por tener miedo a enamorarse de ella. Había querido ignorar que la amó desde el primer segundo. Cada día se arrepentía más de haberle hecho daño en el pasado porque había destruido su confianza y solo había logrado causarle dolor. El Alfa sabe que no la merece, pero no puede vivir sin ella y haría lo que fuera para convencerla de su sinceridad.—Frente a todos, la Gobernante legítima de la manada del Oeste, Dana Ziegler.Corona
—La cuestión no es esa, Gobernante. Todo el que se atreva a infringir la ley lobuna sabe sobre las consecuencias.Las consecuencias siempre terminaban en el exilio del cachorro híbrido al que dejaban en los límites del bosque oscuro. Solo sobre su cadáver haría eso con sus hijos.Dana siempre había pensado que las hembras que abandonaban a sus hijos allí no merecían ser llamadas madres.Dana se tensa al igual que Kian, pero ella prosigue sin dejarse intimidar porque ella está convencida de romper con la ley de una vez por todas.—Como todos saben, los híbridos nunca fueron aceptados en ninguna manada. Por lo que jamás los dejaron convivir con nosotros. Nadie sabe cómo actúan porque cuando son dejados en los límites del bosque oscuro son cachorros recién nacidos. ¿No habla eso de cómo somos como sociedad? ¿Cómo ha seguido llevándose esa ley tan cruel que separa cachorros de sus padres? Por miedo. Pero miedo ¿A qué? Nos hemos dejado llevar por una ley que es incluso sádica ¿En beneficio
—Alfa Kian, está cometiendo un error.Era obvio que los ancianos como todos los lobos le temían a Kian. Cuando él les echó una mirada mortal ellos se estremecieron.—¿Un error es proteger a mis hijos?—Sí, porque no sabe lo que implica.—Me importa una mierda lo que implica. Aparecieron aquí para arruinar la fiesta de coronación de la Gobernante Dana y luego acusar a nuestros cachorros de ser un peligro potencial. Esto no está pasando.—Esta es la ley, usted como Alfa debería saberlo.—Y lo sé, pero la Gobernante Dana ha dado sus declaraciones. Ha mostrado que ellos no son peligrosos, ¿Entonces qué más quieren? Esa maldita ley es demasiado vieja y necesita ser modificada.El jadeo colectivo no se hizo esperar y Kian entornó los ojos.—Tengo testigos y todos ellos pueden decir que mis cachorros no son peligrosos —afirmó Dana.—Ya que se ha dado a la tarea de hacer una presentación tan brillante a favor de sus cachorros, como toda buena madre debería hacer. También tenemos la razón del
—Kieran —murmuró Kian con el corazón apretado.Conocía aquel rugido de su cachorro por los entrenamientos.Enseguida todos los presentes salieron de la fiesta para ver lo que pasaba en el exterior.“Nathan. Llévense a Devanie a su habitación y protéjanla. No la pierdan de vista.”Gruñó por el link Kian y al ver que Brent y un par de macho hacían lo mismo entendió que Dana también había ordenado a sus hombres resguardar a su cachorra.MINUTOS ANTES—Quítate de encima, ya me calmé —gruñó la loba empuja do su pecho y enseguida la obedeció.Kieran deslizó su mirada sobre el bonito rostro de Alison pero esta pareció tensa por un segundo antes de enderezar sus hombros alzando su cabeza para mirarlo.—Sé que vas a entregarme a tu madre pero ¿Podrías llevarme un rato al exterior? Yo… siento que me estoy asfixiando aquí —soltó ella con la voz rota.Kieran no entendía porqué le inquietaba ver a la hembra de esa manera pero apretó los dientes y fingió que nada pasaba.—Está bien. Pero no intente
LA MANADA DEL OESTE—Antes de morir, ¿Cuáles son tus últimas palabras, mi querida sobrina?Veo ese brillo asesino en sus pupilas mientras levanta sus garras tratando de encajarlas en mi piel para robarme mi último suspiro, como lo hizo con mis padres. Y pronto, una sonrisa maliciosa se extiende por su cara.—¡Vas a pagar por esto, haré que te arrepientas!—¿De verdad?Está burlándose de mí, pero no le respondo. Sin que lo espere, levanto mi pierna golpeándolo fuerte con mi pie justo en la garganta logrando dejarlo sin respiración por unos segundos. Enseguida ruedo mi cuerpo por la tierra apartándome de él mientras me pongo de pie en el acto sin volver a mirar en su dirección.Esta puede ser mi última oportunidad y no voy a perderla.Estás cerca de tu destino, Dana.—¡Voy a matarte!El vello se me eriza sabiendo lo cerca que está.Soy débil en comparación a él. Un Omega que ha ido a la guerra más veces de las que soy capaz de contar mientras que yo ni siquiera tengo a mi loba aún. Sin
El Alfa completamente tenso por aquel atrevido toque y todos se congelaron mirando las manos que agarraban con fuerza la bota del Alfa.Todos sintieron pena por el atrevido intruso.Pues nadie podía tocar a su peligroso líder, ni siquiera una bota, y mucho menos una mujer.El Beta fue el primero en reaccionar, agachándose para retirar las manos de la mujer y comprobar sus constantes vitales, pero pronto negó con la cabeza.—Alfa, se está muriendo.Alfa Kian bajó los ojos mientras escrutaba fríamente a la intrusa, una mujer moribunda que había cruzado sus límites.Levantó la mano dispuesto a que el Beta se deshiciera de ella, pero con la mano congelada en el aire se quedó inmóvil al notar que aún inconsciente ella se movió y su cabello se apartó de su rostro mostrando sus rasgos femeninos.Los machos que lo acompañaban quedaron paralizados ante la belleza majestuosa de la hembra, pero el Alfa frunció ligeramente el ceño sin apartar aquellos ojos de la intrusa.No era la primera vez que
—Ni siquiera pudiste defenderte de un lobo de clase baja y aún así planeas gobernar —bufa las palabras deslizándose detrás de mí.Después de que me trajera a esta habitación es lo único que ha dicho, estoy frustrada pues sé que tiene algo de razón.La tensión entre nosotros es palpable pero aumenta de nivel al sentirlo rozar la piel de mi espalda. Intento girarme para mirarlo. El siguiente movimiento de su parte me eriza la piel provocando que me detenga en el acto. Rompe mi vestido dejando mi espalda desnuda ante sus ojos.—No te muevas —ordenó con voz de Alfa.Está acostumbrado a mandar y por más que yo sea una Omega no estoy acostumbrada a obedecer pues crecí en la realeza Omega, alejada de los Alfas. Sin embargo, estoy paralizada tal y como si él hubiera puesto un hechizo sobre mí.Siento su poder y es inquietante.La yema de sus dedos roza mi carne vulnerable por el ataque de Owen y luego siento que vierte algo en mis heridas.—¿Alfa? ¿Estás curándome?La sangre de Alfa era curat
Empujo mis manos en su pelaje pero él me gruñe enterrando su húmeda nariz en mi cuello. Contengo un gemido asustada al sentirlo lamer mi piel.—¡No!El lobo no tarda en cambiar a su forma humana quedando completamente desnudo encima de mí.Sin poder evitarlo examino sus abdominales marcados pero me apresuro a subir la mirada a sus orbes las cuales me miran fulminantes.—¿Qué demonios pretendías, Omega?¡¡¡ALFA KIAN!!!—Solo estaba caminando…—¡¿Crees que soy un idiota?! ¡Puedo oler tu malditas feromonas como cualquier macho que esté cerca! ¡Estás provocándonos!Golpea el suelo a mi lado causando que salte jadeando por la sorpresa y nuestros cuerpos se tocan enseguida.El Alfa aprieta la mandíbula, puedo ver un músculo palpitando en esta. Pero lo que me desconcierta es la dureza que siento contra mi vientre. Al darme cuenta de lo que es mis mejillas enrojecen irremediablemente y mis ojos se dirigen a esa zona pero él no me deja mirarlo sosteniendo mi rostro con su inmensa mano.—Jamá