Dana, Kian y Kieran caminaban por el pasillo para ir a la habitación del cachorro. Ahora más que nunca necesitaban saber la verdad.Tenían que poner todo en orden antes de la convocatoria que harían los ancianos.—Alfa, Devanie se ha convertido en loba pero se ha desmayado después.—¡¿Qué?!Kieran se vistió rápidamente y corrió también al encuentro con su hermana.Devanie estaba ahora sobre el regazo de su madre quien pasaba sus palmas por sus mejillas rojas.Kieran se sentía culpable porque todo eso era culpa suya.—Devanie, mi amor. Despierta —suplicó en su oído Dana.Aleksej había cubierto su cuerpo desnudo y Kian lo envolvió para cargarla y acostarla sobre la cama.—Traigan alcohol. Ella despertará con eso.Devanie murmuró algo en sueños, pero ninguno pudo entender qué había sido lo que dijo. Parecía que hubiera hablado en otro idioma.Cuando ella abrió los ojos se vio cegada por una luz resplandeciente y se los cubrió con una mano.—¿Mamá?Ella frunció el ceño sentándose sobre el
—¿Quiénes son esos ancianos? ¿Por qué quieren decidir por nosotros?—Ellos son escogidos por la diosa luna. Ella les envía visiones para que podamos vivir una vida plena en nuestras manadas. Ella los guía. Les muestra cosas que ni siquiera nosotros podríamos ver teniendo el don de la premonición. Por eso ellos son tan respetados e importantes para los nuestros.—Entonces ellos ganarán…—No. No lo harán.*—¿Qué es lo que sabes? ¿Por qué nos dijiste la otra vez esas palabras? —gruñó Kian dándole un nuevo puñetazo en la cara a Owen.Él escupió sangre.Estaba hecho un completo desastre y apestaba.Dana contemplaba la escena temblorosa.No porque le importara Owen en absoluto, sino porque su cabeza no paraba de maquinar. ¿Qué podía hacer para proteger a sus hijos?Sabía que tenía el apoyo de Román como representante del Sur. Solo debía asegurarse de que el Alfa Alessandro también los apoyara. Así los cuatro reinos estarían unidos en una sola decisión y ni siquiera los ancianos podrían hac
El rugido de varios machos peleando en las afueras no fue lo que llamó la atención de aquel macho sino las palabras que le había dicho.—¿Estás seguro? —preguntó la madre del Alfa quien se acomodó en su trono pensativo.Todo su cuerpo había vibrado con tal afirmación pero él se negaba a creerlo.Hace años le habían dicho que su compañera había nacido pero aquella fue una vil mentira. Intentaron traicionarlo para que abandonara a los suyos.Él se había ido a buscar a su compañera como un estúpido pero el bosque oscuro casi había ardido por la ambición y las ganas de gobernarlos.Ellos poseían recursos que nadie poseía. Incluso en los cuatro reinos y definitivamente no iba a dejarse engañar otra vez.—Estoy seguro, señora. Ella tiene la marca de la diosa luna en el hombro. Es una cachorra pero demasiado grande para seguir ahí. El problema es que sus padres la protegen. Iba a traérsela Alfa pero su madre me secuestró.El Alfa arqueó una ceja en su dirección antes de hablar una vez más.—
—¿Estás segura de esto?La voz de Zakia sacó de sus pensamientos a Dana.La había echado de menos y le hacía feliz que estuviera ahí, más aún porque era con la única que podía ser totalmente sincera con sus sentimientos.—Estoy segura de que quiero salvar a mis cachorros si eso es lo que preguntas.—Sabes perfectamente que eso no es lo que estoy preguntándote. Ese macho es peligroso Dana, no es bueno que te acerques a él.—¿Sabes algo que yo no sepa? —le preguntó con curiosidad.Zakia bufó por lo bajo arreglándole el cabello a Dana, sus ojos se encontraron a través del espejo.No iba a confesarle a Dana que había escapado de su manada por culpa de Alessandro, mucho menos que en todos esos años jamás lo había olvidado pero el muy imbécil solo la veía como una cachorra y comenzaba a estar bien con eso.Después de todo ni siquiera sabía si era su compañero o no. Había llegado el momento de soltar.—Es un maníaco del control. Mira Dana, eres hermosa, eso es obvio. Pero para alguien tan ca
Dana siente la mirada de Alessandro poniéndola nerviosa mientras comen. Ella decide empezar a hablarle sumergiéndose en una conversación afable hasta que no puede soportarlo más y le pregunta.—Alessandro, ¿Puedo contar con tu voto en la convocatoria de los ancianos?Él limpia sus labios con una servilleta antes de responderle.—¿Estás usándome, Dana?Ella se mordisquea el labio inferior y él se ríe suavemente.—Estoy bromeando. Esa ley ha traído solo desgracia a los lobos. Merece ser derogada. Tus cachorros son buenos chicos.—No puedo concebir mi vida sin ellos.—¿Y qué opinas de tener otro cachorro?Dana abrió los ojos abruptamente ante el repentino cambio de tema que por supuesto no se esperaba en lo absoluto.—Yo… ¿Por qué lo preguntas?—Estoy cortejándote Dana, quiero conocerte mejor.Ella dejó salir un suspiro aunque estaba lejos de estar relajada.Recordó rápidamente las palabras de Zakia tensándose.—No quiero. De hecho, después de esto solo quiero dedicarme a mi manada y a m
Todos habían salido del comedor alejándose a distintos lugares de la casa de la manada. Dana se había desviado hasta el jardín en busca de un poco de aire fresco y fue entonces cuando escuchó las pesadas pisadas del macho detrás de ella.Sus fosas nasales se expandieron captando aquel adictivo aromas que ocasionaba que su corazón diera un vuelco y que su celo aumentara.Cada toque o roce se sentía como un castigo. Realmente quería dejar de sentirse de aquella manera pero cuando Kian estaba en su campo de visión todo lo que su loba quería hacer era lanzarse sobre él y hacer que las poseyera.—Te encanta provocarme ¿No es así?El gruñido de Kian no se hizo esperar al llegar al lado de Dana.Enseguida tomó su muñeca y tiró de esta con suavidad haciendo que ella se volviera a mirarlo.Dana dejó escapar un suspiro y apartó la mirada del rostro de Kian aunque él con la otra mano tomó su mandíbula e hizo que lo mirara una vez más.—¿Estás vengándote de mí?—Yo no necesito vengarme de ti, sué
—Tengo que irme, Kian.Él la dejó marchar en silencio viendo fijamente su figura perderse en el interior de la casa.Se sentía frustrado y molesto al mismo tiempo pero no de rendiría.—¿Alfa Kian? Buenas noches.Kian se giró a la voz que le hablaba y ella era una joven hermosa que lo miraba con ojos brillantes.—Buenas noches —respondió el a regañadientes.Estaba a punto de irse, sin embargo, la chica volvió a llamar su atención.—Soy una especie de seguidora de sus batallas, mi padre siempre me ha dicho lo bueno que es en el campo de batalla y yo soy historiadora. Verá, si no es mucha molestia quisiera escribir un libro sobre usted.El Alfa enseguida frunce el ceño sin entender a lo que se refiere. Él quería largarse de ahí e irse a buscar a su compañera pero sabe que ella probablemente lo echará otra vez.—¿Sobre mí?—Sobre sus batallas. Todos los hombres admirarán su destreza a medida que pasen los años. No solo será inmortal para las generaciones venideras sino también para el mun
—Entiendo que hayas estado aquí tratando de recuperar a tu familia. ¿Cuándo me presentarás a mis nietos?Kian sonrió a medias apretando la mano de su madre.Por años la había buscado con desesperación y ahora que la había recuperado la había enviado a su manada con su hermana. No es que no pensara en ellas, pero tenía que estar en el Oeste.Ahora mucho más por la convocatoria de los ancianos.—Cuando quieras.—Tu compañera es muy amable por dejarnos quedar aquí así que me pregunto qué fue lo que le hiciste para que te tenga tanta desconfianza.El Alfa apartó la mirada avergonzado de contarle a su madre que había sido un completo imbécil con ella pero aún así se lo dijo.—Ay Kian. Será un camino difícil con ella.—Todos los días lo es pero no me rendiré con ella.Su madre tomó su mano apretándola suavemente.—Sé que tu padre me amaba pero siempre anteponía la manada por encima de todo. No cometas ese mismo error, Kian.—Lo hice una vez y créeme que me arrepiento profundamente. No sé có