Dana siente la mirada de Alessandro poniéndola nerviosa mientras comen. Ella decide empezar a hablarle sumergiéndose en una conversación afable hasta que no puede soportarlo más y le pregunta.—Alessandro, ¿Puedo contar con tu voto en la convocatoria de los ancianos?Él limpia sus labios con una servilleta antes de responderle.—¿Estás usándome, Dana?Ella se mordisquea el labio inferior y él se ríe suavemente.—Estoy bromeando. Esa ley ha traído solo desgracia a los lobos. Merece ser derogada. Tus cachorros son buenos chicos.—No puedo concebir mi vida sin ellos.—¿Y qué opinas de tener otro cachorro?Dana abrió los ojos abruptamente ante el repentino cambio de tema que por supuesto no se esperaba en lo absoluto.—Yo… ¿Por qué lo preguntas?—Estoy cortejándote Dana, quiero conocerte mejor.Ella dejó salir un suspiro aunque estaba lejos de estar relajada.Recordó rápidamente las palabras de Zakia tensándose.—No quiero. De hecho, después de esto solo quiero dedicarme a mi manada y a m
Todos habían salido del comedor alejándose a distintos lugares de la casa de la manada. Dana se había desviado hasta el jardín en busca de un poco de aire fresco y fue entonces cuando escuchó las pesadas pisadas del macho detrás de ella.Sus fosas nasales se expandieron captando aquel adictivo aromas que ocasionaba que su corazón diera un vuelco y que su celo aumentara.Cada toque o roce se sentía como un castigo. Realmente quería dejar de sentirse de aquella manera pero cuando Kian estaba en su campo de visión todo lo que su loba quería hacer era lanzarse sobre él y hacer que las poseyera.—Te encanta provocarme ¿No es así?El gruñido de Kian no se hizo esperar al llegar al lado de Dana.Enseguida tomó su muñeca y tiró de esta con suavidad haciendo que ella se volviera a mirarlo.Dana dejó escapar un suspiro y apartó la mirada del rostro de Kian aunque él con la otra mano tomó su mandíbula e hizo que lo mirara una vez más.—¿Estás vengándote de mí?—Yo no necesito vengarme de ti, sué
—Tengo que irme, Kian.Él la dejó marchar en silencio viendo fijamente su figura perderse en el interior de la casa.Se sentía frustrado y molesto al mismo tiempo pero no de rendiría.—¿Alfa Kian? Buenas noches.Kian se giró a la voz que le hablaba y ella era una joven hermosa que lo miraba con ojos brillantes.—Buenas noches —respondió el a regañadientes.Estaba a punto de irse, sin embargo, la chica volvió a llamar su atención.—Soy una especie de seguidora de sus batallas, mi padre siempre me ha dicho lo bueno que es en el campo de batalla y yo soy historiadora. Verá, si no es mucha molestia quisiera escribir un libro sobre usted.El Alfa enseguida frunce el ceño sin entender a lo que se refiere. Él quería largarse de ahí e irse a buscar a su compañera pero sabe que ella probablemente lo echará otra vez.—¿Sobre mí?—Sobre sus batallas. Todos los hombres admirarán su destreza a medida que pasen los años. No solo será inmortal para las generaciones venideras sino también para el mun
—Entiendo que hayas estado aquí tratando de recuperar a tu familia. ¿Cuándo me presentarás a mis nietos?Kian sonrió a medias apretando la mano de su madre.Por años la había buscado con desesperación y ahora que la había recuperado la había enviado a su manada con su hermana. No es que no pensara en ellas, pero tenía que estar en el Oeste.Ahora mucho más por la convocatoria de los ancianos.—Cuando quieras.—Tu compañera es muy amable por dejarnos quedar aquí así que me pregunto qué fue lo que le hiciste para que te tenga tanta desconfianza.El Alfa apartó la mirada avergonzado de contarle a su madre que había sido un completo imbécil con ella pero aún así se lo dijo.—Ay Kian. Será un camino difícil con ella.—Todos los días lo es pero no me rendiré con ella.Su madre tomó su mano apretándola suavemente.—Sé que tu padre me amaba pero siempre anteponía la manada por encima de todo. No cometas ese mismo error, Kian.—Lo hice una vez y créeme que me arrepiento profundamente. No sé có
LA MANADA DEL OESTE—Antes de morir, ¿Cuáles son tus últimas palabras, mi querida sobrina?Veo ese brillo asesino en sus pupilas mientras levanta sus garras tratando de encajarlas en mi piel para robarme mi último suspiro, como lo hizo con mis padres. Y pronto, una sonrisa maliciosa se extiende por su cara.—¡Vas a pagar por esto, haré que te arrepientas!—¿De verdad?Está burlándose de mí, pero no le respondo. Sin que lo espere, levanto mi pierna golpeándolo fuerte con mi pie justo en la garganta logrando dejarlo sin respiración por unos segundos. Enseguida ruedo mi cuerpo por la tierra apartándome de él mientras me pongo de pie en el acto sin volver a mirar en su dirección.Esta puede ser mi última oportunidad y no voy a perderla.Estás cerca de tu destino, Dana.—¡Voy a matarte!El vello se me eriza sabiendo lo cerca que está.Soy débil en comparación a él. Un Omega que ha ido a la guerra más veces de las que soy capaz de contar mientras que yo ni siquiera tengo a mi loba aún. Sin
El Alfa completamente tenso por aquel atrevido toque y todos se congelaron mirando las manos que agarraban con fuerza la bota del Alfa.Todos sintieron pena por el atrevido intruso.Pues nadie podía tocar a su peligroso líder, ni siquiera una bota, y mucho menos una mujer.El Beta fue el primero en reaccionar, agachándose para retirar las manos de la mujer y comprobar sus constantes vitales, pero pronto negó con la cabeza.—Alfa, se está muriendo.Alfa Kian bajó los ojos mientras escrutaba fríamente a la intrusa, una mujer moribunda que había cruzado sus límites.Levantó la mano dispuesto a que el Beta se deshiciera de ella, pero con la mano congelada en el aire se quedó inmóvil al notar que aún inconsciente ella se movió y su cabello se apartó de su rostro mostrando sus rasgos femeninos.Los machos que lo acompañaban quedaron paralizados ante la belleza majestuosa de la hembra, pero el Alfa frunció ligeramente el ceño sin apartar aquellos ojos de la intrusa.No era la primera vez que
—Ni siquiera pudiste defenderte de un lobo de clase baja y aún así planeas gobernar —bufa las palabras deslizándose detrás de mí.Después de que me trajera a esta habitación es lo único que ha dicho, estoy frustrada pues sé que tiene algo de razón.La tensión entre nosotros es palpable pero aumenta de nivel al sentirlo rozar la piel de mi espalda. Intento girarme para mirarlo. El siguiente movimiento de su parte me eriza la piel provocando que me detenga en el acto. Rompe mi vestido dejando mi espalda desnuda ante sus ojos.—No te muevas —ordenó con voz de Alfa.Está acostumbrado a mandar y por más que yo sea una Omega no estoy acostumbrada a obedecer pues crecí en la realeza Omega, alejada de los Alfas. Sin embargo, estoy paralizada tal y como si él hubiera puesto un hechizo sobre mí.Siento su poder y es inquietante.La yema de sus dedos roza mi carne vulnerable por el ataque de Owen y luego siento que vierte algo en mis heridas.—¿Alfa? ¿Estás curándome?La sangre de Alfa era curat
Empujo mis manos en su pelaje pero él me gruñe enterrando su húmeda nariz en mi cuello. Contengo un gemido asustada al sentirlo lamer mi piel.—¡No!El lobo no tarda en cambiar a su forma humana quedando completamente desnudo encima de mí.Sin poder evitarlo examino sus abdominales marcados pero me apresuro a subir la mirada a sus orbes las cuales me miran fulminantes.—¿Qué demonios pretendías, Omega?¡¡¡ALFA KIAN!!!—Solo estaba caminando…—¡¿Crees que soy un idiota?! ¡Puedo oler tu malditas feromonas como cualquier macho que esté cerca! ¡Estás provocándonos!Golpea el suelo a mi lado causando que salte jadeando por la sorpresa y nuestros cuerpos se tocan enseguida.El Alfa aprieta la mandíbula, puedo ver un músculo palpitando en esta. Pero lo que me desconcierta es la dureza que siento contra mi vientre. Al darme cuenta de lo que es mis mejillas enrojecen irremediablemente y mis ojos se dirigen a esa zona pero él no me deja mirarlo sosteniendo mi rostro con su inmensa mano.—Jamá