Asher Miller.Observo como el diablo se lleva a Zaria, tomándola del brazo, ella me devuelve una última mirada llena de esperanza, ella no se ha rendido y yo tampoco me voy a rendir.El silvido hizo que los tipos me dejen de golpear y se marcharon riéndose a carcajadas de mí.Me levanto de inmediato, busco un par de zapatos, mi arma y mi celular.Llamo a mi jefe.—Señor, entraron a mi casa, necesito refuerzos— mientras iba manejando, persiguiendo el auto del tal diablo hecho un manojo de nervios, molestia y ansiedad.Mi jefe me respondió con total seguridad que varias patrullas iban en camino siguiendo la ubicación en tiempo real que le mandé en el chat.No sé que tan horrible se pongan las cosas luego de todo, pero tengo la certeza que la encontraré y la salvaré.Conduzco sin cuidado, olvidandome de cada norma vial, pasando de largo cada semáforo en rojo y amarillo, girando las curvas con tal frenesí que de verdad espero no terminar volcando el auto y perdiendolos.Él también acelera
Zaria Ivanov.20 de Junio, 2014. L.A.Lo mejor de viajar en auto es tener el asiento al lado de la ventana y poder mirar el paisaje, observar cómo se desplaza con rapidez y cambia de forma constante lo que estás viendo, haciendo que sea más difícil memorizar o recordar lo que acabas de ver.Ojala así funcionara la vida.Estoy por ser llevada a un hogar temporal, con una familia que, luego de leer mí expediente a pesar de que soy adolescente, decidió aceptarme.En el asiento del copiloto está sentada Jane cuyo apellido no recuerdo; una agente de servicios sociales y el chofer es otro agente llamado Scott.—Ya casi llegamos, Zaria.— dice, mientras me da una sonrisa de medio lado.Yo intento imaginar cómo serán los señores de esa nueva casa a donde voy, ¿serán amables? ¿Serán estrictos? ¿Los señores serán agresivos conmigo cuando nadie los vigile? Debo admitir que tengo un poco de miedo. Es primera vez que una familia decide aceptar a una adolescente como yo de quince años, la mayoría de
Asher Miller.20 de Junio, 2014. L.A.—Saca las galletas del horno, David— ordena mi ansiosa madre.Yo me acerco a la cocina, preguntando el motivo de su afán en limpiar, ordenar y cocinar todo al mismo tiempo.—Vendrá una visita de servicios social— dijo mi padre.—Oh no— ya sé lo que eso significa, otra persona a quedarse en casa. Odio cuando hacen esto sin consultarme.—Pensé que hablarían conmigo primero, ese era el trato. — refute. Ya habíamos hablado anteriormente de que ser hogar temporal era agotador, no solo para ellos, si no para mí.—Bueno, jovencito, ese no es modo de hablarle a tus padres— me regaña mi padre.—Lo siento, pero pensé que ya no traerían a más niños— insistí.—Este es un caso especial, no es un niño, es alguien que necesita amor y comprensión, así que la vas a tratar bien y apoyaras con una sonrisa hermosa en tu rostro— advierte mi madre.— ¡No es justo! No quiero compartir mis cosas de nuevo, el ultimo niño me rompió mis juguetes— exclame.—Asher, basta, — g
Zaria Ivanov.Que Asher me entregue un sándwich y unas disculpas fueron una forma bonita de empezar el día, no me considero rencorosa, mi madre me enseño a personar repetidas veces, a creer en las segundas oportunidades.Justo ahora creo en ella, sé que se recuperará y vendrá por mí. A cumplir las tantas promesas que me hizo.Sin embargo, cuando la señora Miller, es decir, Adelina mencionó la playa no pude evitar pensar en mi familia. Esa tambien era nuestra tradición.Es inevitable sentir un vacío en mi pecho.—Sé que no tienes traje de baño— me sonrió—pasaremos por una tienda a comprarte uno nuevo.—No es necesario señora Adelina, estoy bien— con vergüenza.—Ay no te preocupes, Zarina. No es nada.—Es Zaria, mi nombre es Zaria. — no me gusta que digan mal mi nombre.—Lo siento— se ríe— soy mala con los nombres, Zaria.Adelina me acompaño hasta mi cuarto y luego me dio privacidad para que me acomodara.En el auto voy sentada junto a Asher, David va manejando y Adelina leyendo una rev
Zaria Ivanov.Me he acostumbrado de una forma increíble a esta casa, a estas personas, Jane tenía razón; los Miller son geniales. En especial Asher, aunque el primer día actuó como todo un idiota, en tanto más paso el tiempo con él, más me doy cuenta que es igual que yo.Que tenemos los mismos deseos por cumplir nuestras metas, que tenemos las mismas ganas de crecer y también tenemos miedo de fallar.Logré entrar al mismo colegio que Asher, estamos cursando las mismas clases. Para muchos podría ser incomodo tener que ir al colegio con una extraña que además vive en tu casa, pero con Asher lo más incómodo se vuelve normal.—No te preocupes, mis amigos son igual de cool que yo— insiste Asher mientras que yo camino más lento a medida que nos acercamos al instituto.Mi respiración se agita, al igual que los latidos de mi corazón. Mis ojos me advierten que si menciono cualquier palabra, lloraré, así que solo me quedo en silencio, paralizada del miedo.Un colegio nuevo es algo que nunca hab
Asher Miller.Llegando al patio se acerca a mí Sabrina Harper, una chica que conozco desde el kínder, íbamos juntos a natación.Me sorprendió verla en esa fiesta, no vamos en el mismo instituto.—¿Qué haces aquí? — pregunte.Ella tambalea y con un pequeño traspiés choca cayendo en mis brazos. La sostuve para que no siguiera de largo al suelo.—Asher— murmura con la lengua pastosa.Yo la sujeto con fuerza.—Estas muy ebria— y le coloco su mano en mi hombro, dándole un último vistazo a Zaria, la cual se encuentra en el patio.Subo con cuidado las escaleras sujetando a Sabrina y llevándola a uno de los cuartos de la casa.—Quiero confesarte algo, Asher— continuaba diciendo con dificultad.—Me lo dirás otro día, ahorita estas muy, muy ebria— la acosté con cuidado en la cama y antes de irme ella tomo mi mano.—Asher, nunca había tenido el valor para decirte lo que siento por ti— Oh no…— desde que somos niños te me hiciste el más guapo de la clase.—Sabrina, basta— intente detenerla, no me
Zaria Ivanov.No pude dormir bien. Cometí el peor error de mi vida; besar a Asher Miller, ¿En que estaba pensando? No puedo echarle la culpa al alcohol porque no estaba bebiendo, ¿adrenalina? Quizá, puede ser creíble.No puedo evitar pensar en sus labios tímidos, en sus manos traviesas que se deslizaban por mi espalda y en lo emocionante que fue hacerlo a escondidas. Fue un error placentero.¿Qué te sucede Zaria? Estas hablando de Asher Miller, el hijo de quienes cuidan de ti hasta que tu madre regrese. ¿Qué no se supone que debe haber ciertos límites entre nosotros?Esto es demasiado que procesar y necesito música.Me levanté de la cama y busque entre mis cosas un viejo reproductor de música mp3, coloque los audífonos en mis oídos y elegí una canción para practicar mi ballet, debo estar tan oxidada.Puse mis pies descalzos en el suelo y me estire, haciendo un arco con los brazos, luego estirándolos y moviendo mis dedos con suavidad.El sonido de la música me trajo recuerdos de cuando
Asher Miller.Hace tiempo que no me reía tanto, me duelen las mejillas de tanto sonreír, ese entumecimiento me hace sentir muy afortunado de haber conocido a Zaria.Tiene un sentido del humor muy parecido al mío así que es inevitable tener largas conversaciones que parecen no tener final y tampoco queremos que lo tenga.—¿Cuándo usarás el cupo?—Estaba pensando ir la semana que viene, ¿me acompañas?—Por supuesto, luego podríamos ir al cine… nunca he besado a alguien en las filas de atrás— coloco su mano en su entrepierna y le beso el cuello.—Asher, ¿no tienes miedo de que nos vean? — resistiéndose.—Son las dos de la madrugada Zari, no hay nada que temer— continuo besándole el cuello.—Asher—Baja su voz, volviéndola tan irresistible y seductora— yo salto desde su cuello hasta sus labios, haciéndola callar, mordiendo un poco su labio inferior en medio del beso.—¿Quieres que pare? —susurre.—No— en medio de jadeosMe subí encima de ella, continuando con mis besos en sus labios, luego