Asher Miller.
Llegando al patio se acerca a mí Sabrina Harper, una chica que conozco desde el kínder, íbamos juntos a natación.
Me sorprendió verla en esa fiesta, no vamos en el mismo instituto.
—¿Qué haces aquí? — pregunte.
Ella tambalea y con un pequeño traspiés choca cayendo en mis brazos. La sostuve para que no siguiera de largo al suelo.
—Asher— murmura con la lengua pastosa.
Yo la sujeto con fuerza.
—Estas muy ebria— y le coloco su mano en mi hombro, dándole un último vistazo a Zaria, la cual se encuentra en el patio.
Subo con cuidado las escaleras sujetando a Sabrina y llevándola a uno de los cuartos de la casa.
—Quiero confesarte algo, Asher— continuaba diciendo con dificultad.
—Me lo dirás otro día, ahorita estas muy, muy ebria— la acosté con cuidado en la cama y antes de irme ella tomo mi mano.
—Asher, nunca había tenido el valor para decirte lo que siento por ti— Oh no…— desde que somos niños te me hiciste el más guapo de la clase.
—Sabrina, basta— intente detenerla, no me gustaría tener que rechazarla y menos en ese estado.
—Te amo, Asher—confeso, cerrando sus ojos por completo, acerqué mi dedo índice a su nariz, comprobando que siga viva.
El aire caliente saliendo de sus fosas nasales me hizo respirar aliviado. Solo está dormida. Salí de la habitación y cerré a puerta.
De verdad odiaría tener que decirle que no siento lo mismo por ella, todavía me sorprende que este en esta fiesta y que Markus la conozca, no la veía desde hace dos años, pensé que se había mudado.
Cuando camino por el pasillo hasta las escaleras escucho un ‘’NO’’ en forma de grito de una chica, esa voz se me hace conocida. Es Zaria.
Corrí hasta esa habitación y encuentro a Markus encima de Zaria en la cama, por la expresión de esta es obvio que no lo está disfrutando. Esta forcejeando con él.
Mi sangre hierve en segundos, mi corazón se acelera y puedo sentir como la ira corre hasta mis brazos, queriendo golpearlo hasta que quede inconsciente.
Me acerco a Markus, el cual me da la espalda estando encima de Zaria, tomándolo por la camisa y trayéndolo a mí, cuando él se da la vuelta dejo caer mi puño con toda mi fuerza en su rostro, haciendo que le sangre la nariz. Sin darle chance a que reaccione.
Markus se cubre rápido la cara.
—¡Idiota! — me grita. En tanto que observa la sangre en sus manos.
—¿Estás bien, Zaria? — le pregunto, ella se levanta de la cama de inmediato, acomodando su blusa.
—¡Lárguense de mi casa, imbéciles! — grito, aun cubriéndose la nariz.
Zaria antes de irse conmigo se acerca a Markus y le patea la entrepierna.
—Cuando una chica te dice que no, es no—musita y luego corre a mi dirección.
Markus cayó al suelo sin poder hablar del dolor.
Ambos salimos de esa casa. Comenzamos a correr hasta alejarnos lo suficiente de ahí, no sé porque huimos como ratas si se supone que él fue el abusador. Sin embargo se sintió liberador correr luego de eso. Como la sangre que bombea nuestras venas por la adrenalina nos llena de más fuerzas.
Se sintió como si pudiéramos correr para siempre.
Entramos en silencio a la casa por la ventana de mi habitación y nos sentamos en el suelo, intentando recuperar el aliento.
—¿Viste como casi llora luego del golpe que le diste? — me pregunta Zaria, ambos nos reímos en silencio, cubriendo nuestras bocas.
—¿Yo? ¿Qué hay de ti? Tu patada de seguro lo castro— recordando cómo lo dejo casi sin aliento en el suelo.
—Perfecto, menos escorias como él.
Luego de reírnos en mute, ella cambio su expresión y bajo la mirada.
—Tenías razón, fue una mala idea ir a esa fiesta.
—No te preocupes, pronto te acostumbraras a darme la razón— ella me golpeo en el brazo suavemente.
—Eres mi héroe, Asher.
No pude evitar dejar de mirarla, la luz de la luna que entraba por la ventana iluminaban sus ojos marrones, haciendo que se ve a detalle cada parte de su retina e iris.
Ella también me miró fijamente, el momento se puso tenso, no voy a negar que mi corazón comenzó a acelerarse, bombeando sangre por mis venas y haciendo que mi pequeño amigo se comience a emocionar, odio cuando eso pasa en momentos no adecuados.
Veo como Zaria se acerca a mí lentamente, su boca está cada vez más cerca de la mía, yo siento que no puedo moverme, estoy paralizado de los nervios.
Jamás había besado a alguien, no que yo recuerde, este sería mi primer beso, ¿y si o hago mal? ¿Debo meter mi lengua en su boca o eso lo hacen los adultos? Al darme cuenta Zaria ya tiene sus labios en los míos, y yo solo puedo cerrar mis ojos para disfrutar el momento.
Sus labios se sienten suaves, sus brazos rodean mi cuello, en tanto que se sube arriba de mí, estoy demasiado nervioso y algo emocionado por cómo se siente su cuerpo muy pegado al mío.
Deslizo mis manos por su espalda hasta llegar a sus glúteos, ahí los apretó un poco.
De repente se escuchan unas voces, es mi madre.
M****a.
Zaria se levanta rápidamente y corre hasta su habitación, dejándome erecto, extasiado y acelerado en el suelo.
Yo reacciono y me acuesto en la cama, intentando relajar mi cuerpo para bajar mi erección.
Escucho como abren la puerta de mi habitación, me arrebatan la cobija de encima y al girar mi cabeza me encuentro a mi padre; cruzado de brazos y con el ceño tan fruncido que se le notan las divisiones en su frente.
—¿En serio? ¿Escaparse de casa? — dejo caer la cobija en la cama— ¿este será el nuevo tú?
—¿Cómo te diste cuenta? — confundido, según yo hice todo a la perfección, mi plan no debía fallar.
—Tienes puesto tus zapatos todavía, tonto— dijo en medio de risas, por lo menos no está molesto.
Qué idiota soy.
Baje mi mirada odiando mis zapatos y lo tonto que fui al no recordar quitármelos, todo iba tan bien… hasta que Zaria puso sus labios en los míos, eso hizo que perdiera el control de todo.
—Lo siento pa…— excusándome, no quiero que despierte a mamá, ella si me castigaría horrible.
—Cuando tenía tu edad también me escapaba, la diferencia era que no era tan estratega como tú, — se sentó a mi lado— a mi si me descubrían y me dejaban saber a punta de golpes que hice mal.
Me quede en silencio, esperando el regaño fuerte que sé que me dará.
—No fue mi intención decepcionarte, papá— confesé.
—¿Decepcionarme? — dejo salir una carcajada silenciosa— claro que no, eres un adolescente, es normal que hagan esas cosas, pero pensé que teníamos la confianza suficiente para hablar de ello antes de hacerlo a escondidas.
Mi cara cambio por completo, ¿de verdad está diciéndome eso?
—¿Qué? — pregunte, aun confundido.
—Estas creciendo, hay etapas que debes experimentar y eso está bien, sin embargo, recuerda que también cada acción tiene una reacción— me da una pequeña palmada en la espalda—, estas castigado una semana sin salir con tus amigos.
M****a, igual me castigo.
Mi padre se levantó, y antes de salir me dio un vistazo más.
—Deberías pensar en ser policía, esa mente que tienes debe servir al lado bueno de la humanidad— se marchó de la habitación y cerró la puerta.
Zaria Ivanov.No pude dormir bien. Cometí el peor error de mi vida; besar a Asher Miller, ¿En que estaba pensando? No puedo echarle la culpa al alcohol porque no estaba bebiendo, ¿adrenalina? Quizá, puede ser creíble.No puedo evitar pensar en sus labios tímidos, en sus manos traviesas que se deslizaban por mi espalda y en lo emocionante que fue hacerlo a escondidas. Fue un error placentero.¿Qué te sucede Zaria? Estas hablando de Asher Miller, el hijo de quienes cuidan de ti hasta que tu madre regrese. ¿Qué no se supone que debe haber ciertos límites entre nosotros?Esto es demasiado que procesar y necesito música.Me levanté de la cama y busque entre mis cosas un viejo reproductor de música mp3, coloque los audífonos en mis oídos y elegí una canción para practicar mi ballet, debo estar tan oxidada.Puse mis pies descalzos en el suelo y me estire, haciendo un arco con los brazos, luego estirándolos y moviendo mis dedos con suavidad.El sonido de la música me trajo recuerdos de cuando
Asher Miller.Hace tiempo que no me reía tanto, me duelen las mejillas de tanto sonreír, ese entumecimiento me hace sentir muy afortunado de haber conocido a Zaria.Tiene un sentido del humor muy parecido al mío así que es inevitable tener largas conversaciones que parecen no tener final y tampoco queremos que lo tenga.—¿Cuándo usarás el cupo?—Estaba pensando ir la semana que viene, ¿me acompañas?—Por supuesto, luego podríamos ir al cine… nunca he besado a alguien en las filas de atrás— coloco su mano en su entrepierna y le beso el cuello.—Asher, ¿no tienes miedo de que nos vean? — resistiéndose.—Son las dos de la madrugada Zari, no hay nada que temer— continuo besándole el cuello.—Asher—Baja su voz, volviéndola tan irresistible y seductora— yo salto desde su cuello hasta sus labios, haciéndola callar, mordiendo un poco su labio inferior en medio del beso.—¿Quieres que pare? —susurre.—No— en medio de jadeosMe subí encima de ella, continuando con mis besos en sus labios, luego
Zaria Ivanov.¿Cómo se puede pasar de la felicidad a la tragedia en cuestión de segundos? Nunca entenderé la ironía de la vida, como te regala un poco de alegría y dicha en tu corazón y luego procede a apuñalarte con un filo hirviendo justo en el pecho. Sin darte tiempo tan siquiera de procesar.Ahí estaba yo, de pie junto a Asher, y los Miller, quienes se han encargado de arreglar poco a poco mi corazón roto, de ponerle color a mi mundo gris. Frente a la mujer que se encargó de destrozarlo, de hacerme sentir miserable y poca cosa.— ¿Mamá? — deje salir con lo poco de aliento que me quedaba del asombro.¿En serio está abriendo sus brazos hacia mí? ¿Qué le hace pensar que le quiero dar un abrazo?Se ve como mi madre; una versión desgastada y enferma de ella, pero no la siento como mi madre.— ¿Qué haces aquí?—Vine por ti.Sus ojos se ven opacos, sin ningún ápice de amor.—No quiero irme.—Eso no lo decides tú.—¿Por qué mejor no tomamos un poco de café y lo hablamos con calma? — sugie
Asher MillerMe siento de manos atadas al ver como Zaria es llevada con fuerza en contra de su voluntad, quería correr para defenderla, pero sentí la mano firme de mi padre en mi hombro.— ¿Por qué se la lleva? ¿Puede hacerlo? — cuestione desesperado.Mi madre saco su teléfono y comenzó a llamar a la de servicios sociales.—No podemos hacer nada, Asher, ella es su madre— inquirió mi padre.—Debe haber una forma…—No la hay, así es la ley.—La ley es una mierda— retire de un jalón la mano de mi padre y subí las escaleras, ignorando el llamado de mi padre.Quiero golpear cosas, quiero golpear todo lo que se me ponga en frente, quiero salvar a Zaria, me siento un inútil por no poder hacer nada.¿Cómo pude quedarme paralizado mientras veía como se marchaba? ¿A dónde se fueron? Esto me está haciendo hervir la sangre a un nivel que jamás había experimentado.Me siento igual de furioso que cuando Markus la estaba besando sin su consentimiento.Baje las escaleras nuevamente para saber qué har
Zaria Ivanov.Nueva York.Me encuentro caminando rumbo a Los Ángeles, sé que es un camino muy largo, pero encontraré la solución para llegar hasta allá; no importa si debo pedir aventón, limosna o trabajar limpiando autos a desconocidos por un par de dólares.Tengo que llegar de cualquier forma hasta Los Ángeles, debo llegar con los Miller, debo volver con Asher.Mientras camino no puedo evitar recordar el rostro de mi madre, como la encontré tendida en el suelo, retiro con mis dedos las lágrimas que se asoman, no quiero llorar y mucho menos en la calle. Está haciendo frio, casi anochece por completo y no tengo idea de cuánto tiempo me llevará llegar a los Miller.Muchos pensamientos vienen a mi mente, todos negativos. Es difícil mantenerse positiva cuando un golpe tras otro te recuerdan que la vida es cuesta arriba.Llevo a penas quince minutos caminando, cuando se acercan unas luces de un auto; yo me hago aun lado montándome en la acera de la calle para no estorbar, pero el auto baj
Asher Miller.Desde que Zaria no está me siento todas las noches frente a mi computador abriendo casi todas las redes sociales que tengo; buscando su nombre y apellido, entrando en cada perfil de ‘’Zaria Ivanov’’, decepcionándome con cada equivocación, cada rostro desconocido.Ninguna es ella.¿Cómo pudo desaparecer? Nunca hablamos sobre nuestras redes sociales, pero si quisiera contactarme ella sabría qué hacer. ¿Qué chica de diecisiete no tiene redes sociales? Es imposible, a menos que ella realmente no pueda buscarme porque no está bien.Empecé a imaginar posibles escenarios; su madre es una adicta, por su forma de actuar y vestir se nota que seguía consumiendo. Muchas cosas malas pueden pasar cuando tienes una madre drogadicta.¿Y si se quedó dormida y dejo la estufa encendida y todo se prendió en fuego? Deslice mi mano con el mouse y busque en google recientes accidentes de casas o departamentos prendidos en fuego en estados unidos. Un par de noticias, pero nada que involucre el
Zaria Ivanov.Unos hombres armados y tatuados me enseñaron todas las instalaciones, me enseñaban las puertas donde ‘’posiblemente puedes huir, pero no podrás porque hay guardias ahí’’, también me dijeron muy claramente; ‘’te pondremos una bala en la frente si lo intentas’’.Quedo claro para mí cuando le dispararon a aquel hombre.El lugar era algo oscuro, tenía iluminación roja y violeta, carteles de neón en todos lados, varios cubículos donde entraban mujeres acompañadas por hombres que las miraban como si fuesen un pollo recién horneado.Tengo muchísimo miedo, pero no quiero morir.Los dos tipos me llevaron al último lugar por enseñarme; El camerino de chicas.Al entrar observo a un montón de piernas delgadas, desnudas, en tacones altos y con mucho maquillaje.Todas se me quedan viendo, el silencio invade el lugar.—Nuevo juguete, ya saben que hacer— dice uno de los guardias mientras me empuja al centro y cierra la puerta.Yo tropiezo con una de ellas, me sujeta y me aparta.—No inv
Zaria IvanovMeses después. 2017El miedo ya no existe en mi pecho, cada noche salgo a bailar imaginando mis recitales de ballet. Nunca pensé que el ballet fuese mi arma para sentirme libre en un club nocturno, sin embargo, cuando las luces se apagan y estoy en una cama rodeada de mujeres con sueños rotos, me doy cuenta que soy una prisionera más.Asher debe estarse olvidando de mí; olvidando de cómo nos besábamos a esta hora, como nos contábamos nuestros planes para estar juntos.Lo extraño con todo mí ser, y siento odio por mi madre. Si mi padre hubiese estado vivo y fuese mi madre la que hubiese muerto en ese accidente de auto yo estaría feliz ahora. No llorando con un delineado corrido por mi mejilla.Tratando de mantenerme cuerda en un lugar como este.Recibiendo acosos de todos los hombres, bailando casi desnuda dentro de una jaula.Lo bueno es que ningún hombre me toca, me siento ‘’segura’’, como si fuera un pedazo de carne jugoso en una vitrina enorme y todos pudieran verme d