Catalina corrió fuera de la propiedad, se escapó por en medio del jardín frontal y salió de allí hasta llegar a la avenida principal donde agarró el primer taxi que encontró.
–Al aeropuerto – indicó jadeando.
Una vez que estuvo frente al aeropuerto, bajó corriendo del taxi y buscó la sala de embarque más cercana, no importaba cual fuera el destino, solo necesitaba desesperadamente salir de Lombardía. La chica buscó dinero en sus bolsillos, pero no tenía suficiente.
Ella pensó que hacer, miro a su alrededor justo cuando estaban haciendo la última llamada con destino a la isla Bratva, corrió hasta allá, esperó hasta que la señorita encargada se distrajera y entonces se escabulló entre los pasajeros.
–¡Señorita! ¡No puede entrar asi! – de inmediato, la mujer a cargo se dio cuenta de que Catalina se había colado y llamó al equipo de seguridad.
–¡Deténgala! – gritó uno de los gorilas de seguridad que la perseguían.
Catalina entró en el avión segundos antes de que las puertas fueran cerradas y entonces dejaran atrás a los guardias de seguridad, aun así, no se detuvo hasta que llegó a la parte trasera del avión, entre más escondida estuviera, mejor.
–¿A dónde crees que vas? – un hombre de aspecto intrigante la detuvo.
–Necesito ir a mi asiento – mintió, observando uno de los pocos lugares vacíos que había en el avión.
–Esta zona del avión está reservada, es imposible que su silla se encuentre aquí – dijo sin piedad por ella, que necesitaba desesperadamente tomar asiento antes de que las azafatas se dieran cuenta de que algo extraño estaba sucediendo.
Catalina pensó en sus opciones, no tenía muchas y debía tomar la decisión que le parecía más inteligente.
–¿De verdad vas a abandonarme cuando tengo a tu hijo en mi vientre? – los pasajeros de la última fila abrieron los ojos. Taylor la miró con confusión, no entendía lo que aquella mujer intentaba hacer.
–Taylor, ¿Qué está pasando? – Benjamín, que estaba sentado cerca donde Catalina estaba dando su espectáculo, se puso en pie y se acercó a ellos para averiguar de que se trataba todo aquel alboroto – ¿Qué sucede? – volvió a pregunta una vez que estuvo más cerca.
–La señorita no comprende que tiene que irse inmediatamente de aquí – respondió, aún consternado.
Benjamín vio a la mujer que señalaba Taylor y entonces se quedó petrificado.
–¿Elena? – preguntó –déjala pasar, Taylor – ordenó Benjamín que seguía impactado por el parecido de Catalina con Elena, su ex prometida muerta.
A pesar de la orden que acababa de dar Benjamín, sus guardaespaldas, sobre todo Taylor, se negaban a obedecer, así que antes de que ella pudiera atravesar el pasillo la agarró intempestivamente y volvió a alejarla.
–Señor, es necesario que mantenga su distancia – dijo Taylor, quien siempre fue la mano derecha de Benjamín.
Catalina comenzó a sentir un ataque de pánico, la azafata estaba cada vez más cerca y lo único que podía ver era las manos de Taylor sobre su cuerpo, sujetándola con tanta fuerza que estaba segura de que le quedarían moretones sobre la piel.
–¡No sabemos cuáles son las intenciones de esta mujer! – escupió con rabia.
–Suéltala – le pidió Ben a Taylor.
Taylor lo hizo a regañadientes, Catalina por su parte tragó saliva, cambio el peso de su cuerpo de un pie a otro y miro con atención a Ben que cada vez se acercaba más a ella.
–¿Cómo te llamas? – le preguntó él.
–Catalina… mi nombre es Catalina Alcott.
Él vio su rostro pálido, sus ojos enrojecidos y las bolsas debajo de ellos, vio su pelo enredado y a pesar de eso, sintió que ella era la mujer más bella del mundo, casi tan bonita como su Elena.
–Si se va a quedar con nosotros, será necesario una requisa – gruñó Taylor.
–De acuerdo – Benjamín asintió y entonces su guardaespaldas obligó a que Catalina se pusiera de espaldas.
Taylor paso sus manos desde los hombros de la mujer, deslizándolas a traves de su espalda, sus axilas y su cintura, por último, se concentró en la parte inferior, en sus piernas y en los bolsillos traseros del pantalón que llevaba puesto.
–Creo que es suficiente, Taylor – soltó Ben con la voz ronca y la garganta seca, no podia negar que la imagen sumisa de Catalina le generaba escalofríos.
–Aparentemente no tiene nada.
–Señor, lamento la incomodidad, ¿Todo se encuentra bien? – le preguntó la asistente de vuelo a Benjamín, al tiempo en que ojeaba la situación dentro del perímetro VIP del avión.
–Todo está bien, no hay ningun problema – Benjamín le mostró esa sonrisa encantadora que tenía y la azafata no tuvo de otra más que asentir y marcharse, en parte porque la intimidaba la belleza del hombre y en parte porque sabía que no podia atreverse a molestar a alguien como Benjamín Mascherano.
–Esto es lo que vamos a hacer – Ben enfrentó a Catalina – está claro que ese show que acabas de hacer es porque estás escondiendo algo, pero no me interesa saber que es, puedes quedarte aquí sentada con nosotros durante este vuelo, pero en cuanto aterricemos tu tomarás tu camino y no interferirás en el nuestro, ¿Está claro?
Ella titubeo, pero al final logró responder – claro – asintió con la cabeza.
–Ponle esposas, que no se le ocurra hacer ninguna estupidez – dijo Ben, al tiempo en que tomaba asiento.
–¡¿Que?! ¿Me vas a esposar? – refunfuñó ella.
–Puedes irte por donde llegaste siempre que quieras – respondió de mala gana.
Catalina hizo un mohín con el rostro, a pesar de eso sabía que no tenía más opciones, así que dejó que Taylor le apretara las esposas a la muñeca y que las asegurara con la silla del avión.
–Agradezco que cierres el pico – dijo Ben, ya que ella no dejaba de protestar.
Benjamín vio de reojo como ella hacia una mueca, la verdad era que no se sentia muy cómodo con toda la situación, en cualquier otro momento él no se atrevería a tratar a una mujer de esa forma, pero ella era una desconocida y no podia permitir que su parecido con Elena nublara su juicio.
–Señor, ella podría ser una espía – susurró Taylor al oído de su jefe.
–¿Qué propones que hagamos?
–Hasta que esté confirmado, creo que debemos tenerla con nosotros – Benjamín paso sus manos por su barbilla al tiempo en que analizaba la situación.
–Vendrás con nosotros una vez que estemos en tierra – dijo a Catalina – y no es una pregunta, si no una orden
–¿De qué estás hablando? – preguntó atónita.–Como escuchaste, asi que andando – el vuelo, aunque había sido largo ya se había terminado, y mientras el piloto se encargaba de cumplir con el protocolo, las personas comenzaban a desabrochar sus cinturones de seguridad para bajar de la aeronave.–No puedo irme contigo – dijo asustada.–Te dije que no era una pregunta – Benjamín se levantó de su asiento y Taylor obligó a que Catalina hiciera lo mismo, agarrándola sin nada de cuidado por el antebrazo.–Si vas a llevarme a las malas, será mejor que le digas a tu gorila que me trate mejor – replicó.–Creo que tu no estas en la posición de exigir nada – Ben le habló de forma ruda, no podía permitirse a sí mismo mostrarse vulnerable.Benjamín y Catalina salieron del avión siendo custodiados por todos los guardaespaldas, ellos ni siquiera tomaron la ruta por la que atravesaron el resto de los pasajeros, si no que caminaron por un pasillo alterno que estaba dispuesto para ellos por todo el equip
Catalina vio la forma en la que Benjamín y Taylor se alejaban y entonces no tuvo de otra más que resbalar su espalda por la pared y acurrucarse allí en ese lugar frio y sobre todo desalador. Tal parecía que su suerte no iba a cambiar, por lo menos no pronto.–Averigua todo lo que puedas de ella, quiero saber quién es, de donde viene, si tiene antecedentes penales, todo – le pidió Ben a su guardaespaldas.–¿No sería mejor simplemente deportarla y asegurarnos de que no pueda volver a pisar el suelo de Bratva?–No, se merece una oportunidad.Taylor rodó los ojos, a veces su jefe se comportaba como un hombre muy insensato.–No me quiero ni imaginar lo que diría su madre si se entera de que esa mujer está aquí.–Tú mismo lo dijiste, podría ser una espía y es mejor mantenerla cerca – Benjamín cambió la expresión en su rostro en cuanto vio a Vivian acercándose a él.Ella tambien sonrió y corrió hasta llegar a donde él para poder abrazarlo.–¡Benjamín, llegaste! No te imaginas cuanto te extra
–Ya te he dicho quién soy, es hora de que tú me digas que haces aquí – pidió Ben. –Ya te lo dije, mi marido es un hombre violento al que ya no soporto más–¿Por qué no te divorciaste? Eso habría solucionado tus problemas.–No es tan fácil.–¿Bratva fue un destino que elegiste al azar? – preguntó, intentando no mirarla a los ojos, de alguna forma cada vez que lo hacía lo único que deseaba era abrazara y cargarla, igual a como solía hacer con Elena.–Si, era el único vuelo que estaba saliendo cuando llegue al aeropuerto.–¿Y que tienes planeado de ahora en adelante?Ella titubeo y lo pensó dos veces antes de responder – no lo sé.–Yo podría ofrecerte un empleo – chasqueó la lengua, esperando sinceramente no arrepentirse de lo que estaba haciendo – podrías trabajar para mí, eso te garantizaría dinero, estadía y todo lo que pudieras necesitar.–¿A cambio de qué?–No ganarías mucho, pero tampoco harías mucho – explicó – solo tendrías que estar a mi lado, dispuesta a ayudarme en lo que y
Catalina se llevó una mano a la mejilla y sintió el ardor en su piel aterciopelada, abrió los ojos y vio la cara de satisfacción y al mismo tiempo de sorpresa que tenía Vivian, de inmediato un sentimiento que Catalina conocía demasiado bien le llenó por completo el pecho, se sentia humillada, igual a como se había sentido siempre que habia estado con Antoni y la maltrataba. –¡¿Cómo se te ocurre golpearla?! – dijo Benjamín irritado. –¿Ahora vas a defenderla a ella y no a la mujer que te ha acompañado todos estos años? – Vivian salió de la estupefacción. Ella más que nadie sabía que los muertos no volvían a la tierra, esa mujer no podia ser Elena, porque si lo fuera, seguramente ya le habría cobrado todo lo que sucedió en el pasado… –¿Estás bien? – pregunto Benjamín a Catalina. La chica dejo que una lagrima resbalara de sus ojos y entonces con la voz ronca pero firme, le habló a Vivian – ¡No se le ocurra volver a golpearme! – dijo entre dientes. –Entonces tú vas a dejar de abrazar
–Ve a hablar con Vivian, hazle saber que lo que pasó hoy no volverá a suceder – Alise acarició la mejilla de su hijo.Benjamín asintió con la cabeza y se dirigió a su oficina, donde ya estaba Vivian mordiéndose las uñas y esperándolo para que le aclarara que Catalina no era nadie importante y que se iría de esa casa antes de convertirse en un problema.–Dime que te deshiciste de esa arpía – dijo Vivian en cuanto Ben entró en el despacho.Benjamín negó resignado y entonces soltó un bufido pesado – tienes que dejes de tratarla como tal, no la conoces, no tienes por qué tratarla como si fuera una cualquiera, eso no le queda nada bien a una mujer de tu categoría.–¿Cuándo vas a aprender, Benjamín? – la chica bajó la voz y se acercó al asiento de Ben – ¿Cómo tengo que hacerte entender que ninguna de esas mujeres te quiere realmente? – preguntó mirándolo con decepción.–Ella no va a ser nadie más que una empleada, para que te quedes tranquila, pero tendrás que aprender a respetarla como a c
Al dia siguiente, ya estando completamente instalada, Catalina se levantó muy temprano, se arregló y salió dispuesta a comenzar el que sería su primer dia de trabajo.–¡Catalina, creo que anoche empezamos con el pie izquierdo! – Vivian salió de una de las habitaciones y abordó a la italiana.Catalina frunció los labios y la vio con desconfianza, a pesar de eso no le dijo absolutamente nada, era consciente de que estaba en una casa extraña y por como ella veia las cosas, tenia todas las de perder. –Creo que lo apropiado es presentarme – sonrío de forma falsa – soy Vivian, la mujer más importante para Benjamín, después de su madre por supuesto – dijo con orgullo – tu y yo debemos hablar, Benjamín me pidió que te diera instrucciones sobre esta noche – mintió.–¿Instrucciones? Él tambien puede dármelas, supongo – soltó confundida.–Benjamín es un hombre muy ocupado, ahora mismo no puede atenderte, por eso me ha pedido a mí que me encargué. Tenemos que conseguirte un atuendo apropiado pa
La mujer podía sentir la tela de encaje de las bragas color negro que se había puesto aquel dia, eran unas brasileras que seguramente ya todos en el salón habían visto a la perfección. Catalina se cubrió como pudo con la palma de la mano y salió corriendo hacia donde le pareció mejor, no se sentia capaz de salir del salón asi porque sabía que afuera debía haber muchas más personas esperando entrar, y no queria que nadie mas tuviera la oportunidad de burlarse de lo que le habia pasado.Mientras todos las miraban, las mujeres con repudio y los hombres con deseo, Catalina se alejó hasta que encontró alguien que le pudo dar indicaciones del baño mas cercano, ella fue hasta ese lugar y se encerró en uno de los muchos cubículos. –No es posible que esto me esté pasando a mi – dijo para si misma una vez que estuvo allí a solas, se sentia ridícula, estúpida e ingenua por haber confiado en las buenas intenciones de Vivian.Debió haberlo sabido, debió haber sido menos tonta, se reclamó a si mi
–¡Benjamín, esto no es lo que crees! – gritó Benedictt, tratando de librarse de la furia de Ben, todos conocían el temperamento del príncipe.Benjamín no era estúpido, sabia perfectamente lo que habia pasado, no era la primera vez que Benedictt intentaba hacerle daño a una mujer, de hecho, tenía un largo prontuario que se extendía desde ama de llaves hasta secretarias a las que había estado acosando durante años, Bratva era una isla pequeña y todo se conocía, por supuesto todo el dinero, poder e influencia que tenía Benedictt los sacaban siempre de los problemas, pero con Catalina era diferente, porque Benjamín estaba dispuesto a protegerla sin importar lo que le costase. –¡Eres un maldito mal nacido! – le escupió al tiempo en que le dio un golpe en la mejilla. Benjamín estaba sobre él lanzándole puñetazos a diestra y siniestra – esto te enseñará a no meterte con ella, o con ninguna otra mujer, ¿Me entendiste? – le gritó.Catalina simplemente se quedó observando la escena frente a