–Ya te he dicho quién soy, es hora de que tú me digas que haces aquí – pidió Ben.
–Ya te lo dije, mi marido es un hombre violento al que ya no soporto más
–¿Por qué no te divorciaste? Eso habría solucionado tus problemas.
–No es tan fácil.
–¿Bratva fue un destino que elegiste al azar? – preguntó, intentando no mirarla a los ojos, de alguna forma cada vez que lo hacía lo único que deseaba era abrazara y cargarla, igual a como solía hacer con Elena.
–Si, era el único vuelo que estaba saliendo cuando llegue al aeropuerto.
–¿Y que tienes planeado de ahora en adelante?
Ella titubeo y lo pensó dos veces antes de responder – no lo sé.
–Yo podría ofrecerte un empleo – chasqueó la lengua, esperando sinceramente no arrepentirse de lo que estaba haciendo – podrías trabajar para mí, eso te garantizaría dinero, estadía y todo lo que pudieras necesitar.
–¿A cambio de qué?
–No ganarías mucho, pero tampoco harías mucho – explicó – solo tendrías que estar a mi lado, dispuesta a ayudarme en lo que yo pueda llegar a necesitar.
Catalina frunció el ceño, no era tonta y aquella propuesta sonaba como algo muy sexual, cosa a lo que no estaba dispuesta.
–¡Si crees que voy a prostituirme por dinero, entonces estás loco! – le gritó ofendida.
–¡Perdón si te confundí! – Benjamín era un caballero y no queria que ella pensara lo contrario – constantemente necesito a una asistente, la mujer que trabaja conmigo ahora es bastante vieja, no le interesa asistir a bailes, eventos o reuniones en las que necesito una mano derecha, eso es lo que estoy ofreciendo.
Ella se mordió el labio y entonces el corazón de Benjamín comenzó a latir desenfrenadamente, aquel era un gesto que Elena solía hacer a menudo.
–Si acepto, no sería para estar cerca de ti – aclaró – estoy muy agradecida por lo que intentas hacer, pero no quiere decir que voy a ponerme a tus pies. Conozco a los hombres poderosos como tu – levantó una ceja – creen que tienen el mundo a sus pies y tratan al resto como si estuvieran debajo de sus zapatos – ella pensó en Antoni al decir esas palabras.
Catalina era mayormente débil y lo sabía, pero siempre y cuando fingiera lo contrario, entonces todo estaría bien.
–No sé con qué clase de hombres has tratado, pero yo no soy igual al resto.
–No me interesa si lo eres o no, porque yo simplemente seré una empleada más, ¿Entendido?
–Entendido – asintió con la cabeza.
Ambos permanecieron en silencio, hasta que una duda comenzó a rondarle la cabeza a la chica – este ofrecimiento quiere decir que ¿Confías en que la historia que te he dicho es la verdad?
–No, no te creo, pero tampoco estoy dispuesto a dejarte ir.
Mientras Catalina y Benjamín hablaban en el sótano, Vivian entraba a la gran mansión junto a Alise, la madre de Ben.
–No tienes que molestarte, seguramente le pasó algo – Alise excusó a su hijo.
–Si, seguramente es eso – Vivian asintió y se despidió de Alise, a pesar de eso no estaba conforme con esa excusa, Benjamín la había dejado plantada en el restaurante y eso era algo que nunca había sucedido antes y queria conocer el motivo, ¿Acaso ella ya no era importante para él?
La chica, que estaba ataviada en un vestido corto ajustado, caminó hasta el despacho de Ben dispuesta a pedirle explicaciones, sin embargo se detuvo en cuanto vio que la puerta al sótano estaba entre abierta, ella lo dudó, pero antes de entrar en la oficina fue hacia el sótano para percatarse de que no hubiera nadie allí. Enseguida se asomó y escuchó las voces de Catalina y Benjamín.
–Ahora que tienes claro que no soy una criminal, ¿Podrías sacarme de aqui? – pidió Catalina a Ben.
Él solto una risa jocosa y sacó la llave de su bolsillo para dejarla libre.
Vivian intentó reconocer a la mujer, pero no recordaba haber escuchado esa voz y no podia verla desde donde estaba, asi que tuvo que acercarse un poco más.
–Ya eres libre – dijo Ben, una vez que Catalina salió de la celda.
Ella frunció los labios formando una sonrisa y Ben se quedó observándola embelesado, de repente, mientras la nostalgia le embargaba el pecho al recordar a Elena, no pudo evitar abrazarla mientras se imaginaba que era su ex prometida la persona a la que sostenía en sus brazos.
–Benjamin ¿Qué significa esto? – preguntó Vivian con tristeza mientras bajaba las escaleras.
Enseguida Benjamín se separó de Catalina y le dio la espalda mientras intentaba hablar con Vivian, que parecia que iba a echarse a llorar en cualquier momento.
–¿Quién es ella y porque la estás abrazando? – a pesar de que estaba exigiendo respuestas, su tono de voz estaba entrecortado – ¿Por esto fue que me dejaste plantada? ¿para venir a revolcarte con una cualquiera en este hueco?
Catalina se quedó a las espaldas de Ben, esperando que él pudiera manejar la situación.
–Vivian, lo siento, te prometo que mi intención no fue dejarte plantada, pequeña, escucha… – intentó poner sus manos en los hombros de ella para reconfortarla.
–¡No me toques! No después de que acabas de poner tus manos encima de ella – soltó.
Benjamín trató de hablar con la caprichosa de Vivian, sin embargo, la chica no queria oírlo, solo queria deshacerse de la arpía que estaba abrazando al hombre del que ella siempre había estado enamorada.
¡Paff! Una bofetada cayó en el rostro de Catalina.
Parece que ni con esto pueda apagarse la furia de Vivian. Segundos después de que Catalina levantó la cara, Vivian se quedó aterrorizada como si estuviera viendo a una fantasma.
Es una fantasma de verdad.
¡No puede ser! Pensó Vivian.
Mi hermana está muerta. Estoy más que segura.
Catalina se llevó una mano a la mejilla y sintió el ardor en su piel aterciopelada, abrió los ojos y vio la cara de satisfacción y al mismo tiempo de sorpresa que tenía Vivian, de inmediato un sentimiento que Catalina conocía demasiado bien le llenó por completo el pecho, se sentia humillada, igual a como se había sentido siempre que habia estado con Antoni y la maltrataba. –¡¿Cómo se te ocurre golpearla?! – dijo Benjamín irritado. –¿Ahora vas a defenderla a ella y no a la mujer que te ha acompañado todos estos años? – Vivian salió de la estupefacción. Ella más que nadie sabía que los muertos no volvían a la tierra, esa mujer no podia ser Elena, porque si lo fuera, seguramente ya le habría cobrado todo lo que sucedió en el pasado… –¿Estás bien? – pregunto Benjamín a Catalina. La chica dejo que una lagrima resbalara de sus ojos y entonces con la voz ronca pero firme, le habló a Vivian – ¡No se le ocurra volver a golpearme! – dijo entre dientes. –Entonces tú vas a dejar de abrazar
–Ve a hablar con Vivian, hazle saber que lo que pasó hoy no volverá a suceder – Alise acarició la mejilla de su hijo.Benjamín asintió con la cabeza y se dirigió a su oficina, donde ya estaba Vivian mordiéndose las uñas y esperándolo para que le aclarara que Catalina no era nadie importante y que se iría de esa casa antes de convertirse en un problema.–Dime que te deshiciste de esa arpía – dijo Vivian en cuanto Ben entró en el despacho.Benjamín negó resignado y entonces soltó un bufido pesado – tienes que dejes de tratarla como tal, no la conoces, no tienes por qué tratarla como si fuera una cualquiera, eso no le queda nada bien a una mujer de tu categoría.–¿Cuándo vas a aprender, Benjamín? – la chica bajó la voz y se acercó al asiento de Ben – ¿Cómo tengo que hacerte entender que ninguna de esas mujeres te quiere realmente? – preguntó mirándolo con decepción.–Ella no va a ser nadie más que una empleada, para que te quedes tranquila, pero tendrás que aprender a respetarla como a c
Al dia siguiente, ya estando completamente instalada, Catalina se levantó muy temprano, se arregló y salió dispuesta a comenzar el que sería su primer dia de trabajo.–¡Catalina, creo que anoche empezamos con el pie izquierdo! – Vivian salió de una de las habitaciones y abordó a la italiana.Catalina frunció los labios y la vio con desconfianza, a pesar de eso no le dijo absolutamente nada, era consciente de que estaba en una casa extraña y por como ella veia las cosas, tenia todas las de perder. –Creo que lo apropiado es presentarme – sonrío de forma falsa – soy Vivian, la mujer más importante para Benjamín, después de su madre por supuesto – dijo con orgullo – tu y yo debemos hablar, Benjamín me pidió que te diera instrucciones sobre esta noche – mintió.–¿Instrucciones? Él tambien puede dármelas, supongo – soltó confundida.–Benjamín es un hombre muy ocupado, ahora mismo no puede atenderte, por eso me ha pedido a mí que me encargué. Tenemos que conseguirte un atuendo apropiado pa
La mujer podía sentir la tela de encaje de las bragas color negro que se había puesto aquel dia, eran unas brasileras que seguramente ya todos en el salón habían visto a la perfección. Catalina se cubrió como pudo con la palma de la mano y salió corriendo hacia donde le pareció mejor, no se sentia capaz de salir del salón asi porque sabía que afuera debía haber muchas más personas esperando entrar, y no queria que nadie mas tuviera la oportunidad de burlarse de lo que le habia pasado.Mientras todos las miraban, las mujeres con repudio y los hombres con deseo, Catalina se alejó hasta que encontró alguien que le pudo dar indicaciones del baño mas cercano, ella fue hasta ese lugar y se encerró en uno de los muchos cubículos. –No es posible que esto me esté pasando a mi – dijo para si misma una vez que estuvo allí a solas, se sentia ridícula, estúpida e ingenua por haber confiado en las buenas intenciones de Vivian.Debió haberlo sabido, debió haber sido menos tonta, se reclamó a si mi
–¡Benjamín, esto no es lo que crees! – gritó Benedictt, tratando de librarse de la furia de Ben, todos conocían el temperamento del príncipe.Benjamín no era estúpido, sabia perfectamente lo que habia pasado, no era la primera vez que Benedictt intentaba hacerle daño a una mujer, de hecho, tenía un largo prontuario que se extendía desde ama de llaves hasta secretarias a las que había estado acosando durante años, Bratva era una isla pequeña y todo se conocía, por supuesto todo el dinero, poder e influencia que tenía Benedictt los sacaban siempre de los problemas, pero con Catalina era diferente, porque Benjamín estaba dispuesto a protegerla sin importar lo que le costase. –¡Eres un maldito mal nacido! – le escupió al tiempo en que le dio un golpe en la mejilla. Benjamín estaba sobre él lanzándole puñetazos a diestra y siniestra – esto te enseñará a no meterte con ella, o con ninguna otra mujer, ¿Me entendiste? – le gritó.Catalina simplemente se quedó observando la escena frente a
Taylor se mantuvo sereno e intentó calmar las ganas repentinas que tenía por consolarla, sabía que dentro del reglamento estaban prohibidas las muestras de afecto entre el personal de la mansión de Bratva, y Catalina no solo era parte del personal sino que además de eso tambien era la chica de la que Benjamín no dejaba de hablar.–Tiene que calmarse, señorita, este fue su primer dia de trabajo y la trajeron directo al ojo del huracán.–Tú tienes razón, yo no debí ser tan tonta, no debí confiar en Vivian, ¡No sé qué me pasó! Después de todo el daño que me han hecho y todavía no aprendo – ella se acurrucó en la esquina del auto, se frotó los brazos sobre el blazer y comenzó a temblar.Taylor la miró a traves del retrovisor.–¿Se encuentra bien? – preguntó repentinamente asustado, la chica se puso pálida como una hoja y eso ya era mucho decir en vista de que era bastante blanca.Catalina intentó contestar, pero estaba tiritando, sentia que todos los vellos de su cuerpo estaban erizados y
–¿Estás segura? – preguntó.–Si – ella tragó saliva y lo miro con sus ojos verdes y profundos – estoy segura – murmuró.Benjamín se quedó sorprendido por la propuesta, definitivamente no estaba pensando rechazarla, ni en un millón de años se atrevería a decirle que no a alguien como Catalina Alcott, mucho menos después de la noche que habia tenido.–No vayas a dejarme sola, por favor – ella arrastró las palabras, y con ellas el corazón de Benjamín, que se sentia sumamente perturbado por la delicadeza con la que hablaba Catalina, ella era como una niña a la que él deseaba meter bajo sus brazos para nunca soltarla.–De acuerdo – respiró profundo tratando de calmar sus instintos más salvajes y entonces fue hasta el lado izquierdo de la cama, allí donde ella le había hecho un espacio, se acomodó de medio lado, de forma que ambos se quedaron mirando frente a frente, el cabello de ella alborotado sobre el colchón la hacia ver como una criatura mágica, ver a Catalina sobre la cama era la ima
Cuando Catalina se despertó se dio cuenta de que estaba completamente sola, la chica miro a su alrededor mientras adaptaba sus ojos a la luz que entraba por la ventana que había dejado abierta la noche anterior y entonces todos los recuerdos le cayeron encima como un balde de agua fria, la fiesta, Vivian, el vestido, Benedictt y por último Benjamín, quien habia salido de la habitación muy temprano esa mañana.Ella soltó un suspiro pesado y entonces volvió a tumbarse de espaldas contra la cama al tiempo en que veia el reloj en la mesa de noche, eran casi las siete de la mañana, ya tendría que estar en la oficina de Ben.Sin mucho ánimo y cansada por el dia anterior, ella se puso en pie, se metió en el baño y se dio una ducha de agua caliente. Mientras estaba allí en el baño vio el vestido rojo que se había puesto la noche anterior y en seguida lo tiro al cesto de la basura.–Vamos a empezar de nuevo – se prometió a sí misma mirándose al espejo.Catalina salió de la habitación ya vestid