Catalina vio la forma en la que Benjamín y Taylor se alejaban y entonces no tuvo de otra más que resbalar su espalda por la pared y acurrucarse allí en ese lugar frio y sobre todo desalador. Tal parecía que su suerte no iba a cambiar, por lo menos no pronto.
–Averigua todo lo que puedas de ella, quiero saber quién es, de donde viene, si tiene antecedentes penales, todo – le pidió Ben a su guardaespaldas.
–¿No sería mejor simplemente deportarla y asegurarnos de que no pueda volver a pisar el suelo de Bratva?
–No, se merece una oportunidad.
Taylor rodó los ojos, a veces su jefe se comportaba como un hombre muy insensato.
–No me quiero ni imaginar lo que diría su madre si se entera de que esa mujer está aquí.
–Tú mismo lo dijiste, podría ser una espía y es mejor mantenerla cerca – Benjamín cambió la expresión en su rostro en cuanto vio a Vivian acercándose a él.
Ella tambien sonrió y corrió hasta llegar a donde él para poder abrazarlo.
–¡Benjamín, llegaste! No te imaginas cuanto te extrañé – ella lo abrazó de forma efusiva y él le correspondió enredando sus brazos en la pequeña cintura de la chica – me hiciste mucha falta – le dijo al oído.
Vivian y Benjamin siempre habían estado muy unidos, sobre todo después de la muerte de Elena, que era la hermana de Vivian.
–Estás bronceado – ella se alejó ligeramente de él, lo agarró de las mejillas y se las acarició mientras sentia que su corazón se disparaba a mil por hora. Era una sensación que le atravesaba el cuerpo siempre que estaba junto a él, después de todo, Benjamín era como el hombre perfecto, la hacía sentir amada, protegida, él era lo que cualquier mujer podría pedir.
–Estuve mucho tiempo tumbado bajo el sol de Lombardía – él le sonrío y se fijó en lo arreglada que se veia aquella tarde – ¿vas a algún lado?
–No, pero esperaba reservar una mesa para que vayamos a cenar junto a tu madre.
Benjamín lo pensó, no podia alejarse de la casa teniendo a Catalina encerrada en el sótano, no queria que nadie pudiera darse cuenta de su presencia y tampoco se atrevía a dejarla sola y a su suerte.
–Podrías ir a cenar con mi madre, yo las alcanzaré luego – le dijo. Ben amaba a Vivian como a una hermana, despues de la muerte de Elena él se sentía responsable de ella.
Vivian hizo pucheros y lo miró con cara de perro a medio morir, a pesar de eso terminó aceptado la propuesta con la condición de que él llegara al restaurante, no importaba que tan tarde lo hiciera.
–Taylor, encárgate de la información sobre Catalina – le recordó cuando estuvieron a solas nuevamente.
–¿Quiere que haga algo más?
–No, yo me encargaré del resto.
Un par de horas más tarde, el guardaespaldas se dirigió a la oficina de Ben con un expediente bajo su brazo.
–Es muy raro lo que he encontrado sobre Catalina – Taylor llegó a la oficina de Benjamín con un montón de papales en la mano – no hay nada de ella – suspiró – no hay antecedentes, no hay registros de que haya asistido a ninguna escuela, no hay registros de sus padres, es como si no existiera.
Ben se quedó en silencio y dejó que el hombre terminara de hablar.
–Debemos buscar algo más, es imposible que no haya nada respecto a ella, encárgate de eso, confío en ti, Taylor, mientras tanto mantengamos la situación del mismo modo en el que está.
Taylor salió del lugar y Benjamín hizo lo mismo dirigiéndose hacia la cocina, habia estado tan distraído todo el dia que se le había olvidado comer, estaba hambriento y seguramente Catalina también lo estaba. El hombre pidió a sus chefs que prepararan un platillo para él y otro para Catalina, cuando lo tuvo en sus manos, fue hasta el sótano, en donde ella estaba llorando.
–Toma, creo que lo necesitas – él le extendió el plato.
–Esto es denigrante – ella sorbió por la nariz – yo no debería estar aquí, mucho menos contigo, todo esto es un error.
–¿Y quieres arreglarlo?
Ella lo miro detenidamente y asintió con la cabeza.
–Entonces comienza a decirme la verdad sobre ti.
–Antes necesito saber quién eres – le pidió, a sabiendas de que lo más probable era que él no soltara información alguna.
–Ya te lo dije, soy Benjamín Mascherano.
–Necesito mucho más que eso – murmuró.
–Soy el hijo de la reina, el heredero de Bratva – confesó, haciendo que Catalina abriera los ojos por la sorpresa.
–Ya te he dicho quién soy, es hora de que tú me digas que haces aquí – pidió Ben. –Ya te lo dije, mi marido es un hombre violento al que ya no soporto más–¿Por qué no te divorciaste? Eso habría solucionado tus problemas.–No es tan fácil.–¿Bratva fue un destino que elegiste al azar? – preguntó, intentando no mirarla a los ojos, de alguna forma cada vez que lo hacía lo único que deseaba era abrazara y cargarla, igual a como solía hacer con Elena.–Si, era el único vuelo que estaba saliendo cuando llegue al aeropuerto.–¿Y que tienes planeado de ahora en adelante?Ella titubeo y lo pensó dos veces antes de responder – no lo sé.–Yo podría ofrecerte un empleo – chasqueó la lengua, esperando sinceramente no arrepentirse de lo que estaba haciendo – podrías trabajar para mí, eso te garantizaría dinero, estadía y todo lo que pudieras necesitar.–¿A cambio de qué?–No ganarías mucho, pero tampoco harías mucho – explicó – solo tendrías que estar a mi lado, dispuesta a ayudarme en lo que y
Catalina se llevó una mano a la mejilla y sintió el ardor en su piel aterciopelada, abrió los ojos y vio la cara de satisfacción y al mismo tiempo de sorpresa que tenía Vivian, de inmediato un sentimiento que Catalina conocía demasiado bien le llenó por completo el pecho, se sentia humillada, igual a como se había sentido siempre que habia estado con Antoni y la maltrataba. –¡¿Cómo se te ocurre golpearla?! – dijo Benjamín irritado. –¿Ahora vas a defenderla a ella y no a la mujer que te ha acompañado todos estos años? – Vivian salió de la estupefacción. Ella más que nadie sabía que los muertos no volvían a la tierra, esa mujer no podia ser Elena, porque si lo fuera, seguramente ya le habría cobrado todo lo que sucedió en el pasado… –¿Estás bien? – pregunto Benjamín a Catalina. La chica dejo que una lagrima resbalara de sus ojos y entonces con la voz ronca pero firme, le habló a Vivian – ¡No se le ocurra volver a golpearme! – dijo entre dientes. –Entonces tú vas a dejar de abrazar
–Ve a hablar con Vivian, hazle saber que lo que pasó hoy no volverá a suceder – Alise acarició la mejilla de su hijo.Benjamín asintió con la cabeza y se dirigió a su oficina, donde ya estaba Vivian mordiéndose las uñas y esperándolo para que le aclarara que Catalina no era nadie importante y que se iría de esa casa antes de convertirse en un problema.–Dime que te deshiciste de esa arpía – dijo Vivian en cuanto Ben entró en el despacho.Benjamín negó resignado y entonces soltó un bufido pesado – tienes que dejes de tratarla como tal, no la conoces, no tienes por qué tratarla como si fuera una cualquiera, eso no le queda nada bien a una mujer de tu categoría.–¿Cuándo vas a aprender, Benjamín? – la chica bajó la voz y se acercó al asiento de Ben – ¿Cómo tengo que hacerte entender que ninguna de esas mujeres te quiere realmente? – preguntó mirándolo con decepción.–Ella no va a ser nadie más que una empleada, para que te quedes tranquila, pero tendrás que aprender a respetarla como a c
Al dia siguiente, ya estando completamente instalada, Catalina se levantó muy temprano, se arregló y salió dispuesta a comenzar el que sería su primer dia de trabajo.–¡Catalina, creo que anoche empezamos con el pie izquierdo! – Vivian salió de una de las habitaciones y abordó a la italiana.Catalina frunció los labios y la vio con desconfianza, a pesar de eso no le dijo absolutamente nada, era consciente de que estaba en una casa extraña y por como ella veia las cosas, tenia todas las de perder. –Creo que lo apropiado es presentarme – sonrío de forma falsa – soy Vivian, la mujer más importante para Benjamín, después de su madre por supuesto – dijo con orgullo – tu y yo debemos hablar, Benjamín me pidió que te diera instrucciones sobre esta noche – mintió.–¿Instrucciones? Él tambien puede dármelas, supongo – soltó confundida.–Benjamín es un hombre muy ocupado, ahora mismo no puede atenderte, por eso me ha pedido a mí que me encargué. Tenemos que conseguirte un atuendo apropiado pa
La mujer podía sentir la tela de encaje de las bragas color negro que se había puesto aquel dia, eran unas brasileras que seguramente ya todos en el salón habían visto a la perfección. Catalina se cubrió como pudo con la palma de la mano y salió corriendo hacia donde le pareció mejor, no se sentia capaz de salir del salón asi porque sabía que afuera debía haber muchas más personas esperando entrar, y no queria que nadie mas tuviera la oportunidad de burlarse de lo que le habia pasado.Mientras todos las miraban, las mujeres con repudio y los hombres con deseo, Catalina se alejó hasta que encontró alguien que le pudo dar indicaciones del baño mas cercano, ella fue hasta ese lugar y se encerró en uno de los muchos cubículos. –No es posible que esto me esté pasando a mi – dijo para si misma una vez que estuvo allí a solas, se sentia ridícula, estúpida e ingenua por haber confiado en las buenas intenciones de Vivian.Debió haberlo sabido, debió haber sido menos tonta, se reclamó a si mi
–¡Benjamín, esto no es lo que crees! – gritó Benedictt, tratando de librarse de la furia de Ben, todos conocían el temperamento del príncipe.Benjamín no era estúpido, sabia perfectamente lo que habia pasado, no era la primera vez que Benedictt intentaba hacerle daño a una mujer, de hecho, tenía un largo prontuario que se extendía desde ama de llaves hasta secretarias a las que había estado acosando durante años, Bratva era una isla pequeña y todo se conocía, por supuesto todo el dinero, poder e influencia que tenía Benedictt los sacaban siempre de los problemas, pero con Catalina era diferente, porque Benjamín estaba dispuesto a protegerla sin importar lo que le costase. –¡Eres un maldito mal nacido! – le escupió al tiempo en que le dio un golpe en la mejilla. Benjamín estaba sobre él lanzándole puñetazos a diestra y siniestra – esto te enseñará a no meterte con ella, o con ninguna otra mujer, ¿Me entendiste? – le gritó.Catalina simplemente se quedó observando la escena frente a
Taylor se mantuvo sereno e intentó calmar las ganas repentinas que tenía por consolarla, sabía que dentro del reglamento estaban prohibidas las muestras de afecto entre el personal de la mansión de Bratva, y Catalina no solo era parte del personal sino que además de eso tambien era la chica de la que Benjamín no dejaba de hablar.–Tiene que calmarse, señorita, este fue su primer dia de trabajo y la trajeron directo al ojo del huracán.–Tú tienes razón, yo no debí ser tan tonta, no debí confiar en Vivian, ¡No sé qué me pasó! Después de todo el daño que me han hecho y todavía no aprendo – ella se acurrucó en la esquina del auto, se frotó los brazos sobre el blazer y comenzó a temblar.Taylor la miró a traves del retrovisor.–¿Se encuentra bien? – preguntó repentinamente asustado, la chica se puso pálida como una hoja y eso ya era mucho decir en vista de que era bastante blanca.Catalina intentó contestar, pero estaba tiritando, sentia que todos los vellos de su cuerpo estaban erizados y
–¿Estás segura? – preguntó.–Si – ella tragó saliva y lo miro con sus ojos verdes y profundos – estoy segura – murmuró.Benjamín se quedó sorprendido por la propuesta, definitivamente no estaba pensando rechazarla, ni en un millón de años se atrevería a decirle que no a alguien como Catalina Alcott, mucho menos después de la noche que habia tenido.–No vayas a dejarme sola, por favor – ella arrastró las palabras, y con ellas el corazón de Benjamín, que se sentia sumamente perturbado por la delicadeza con la que hablaba Catalina, ella era como una niña a la que él deseaba meter bajo sus brazos para nunca soltarla.–De acuerdo – respiró profundo tratando de calmar sus instintos más salvajes y entonces fue hasta el lado izquierdo de la cama, allí donde ella le había hecho un espacio, se acomodó de medio lado, de forma que ambos se quedaron mirando frente a frente, el cabello de ella alborotado sobre el colchón la hacia ver como una criatura mágica, ver a Catalina sobre la cama era la ima