–¡Has dejado el nombre de esta familia por el piso, no te mereces ni una cama en la que dormir! – le gritó Antoni a Catalina, la mujer que a pesar de todo seguía siendo su esposa.Él la agarró con rudeza del brazo, la obligó a entrar en la habitación y la arrojó contra la cama, haciéndola caer de forma violenta, en ese momento sentía que la odiaba más que nunca. Catalina siempre había sido una inservible, no era la mujer que le había prometido su padre cuando se la había entregado en matrimonio, pero ahora la veía como tan poca cosa que lamentaba el día en que se habían casado.–¿Creías que ibas a poder escapar de aquí y que nada sucedería? – le gritó.Ella le sonrió amargamente, aún se cuestionaba cómo era posible que ese hombre tan violento fuera su primer amor, el mismo al que le había prometido amor eterno en el altar. –Solo tenías que hacer una maldita cosa, ¡Darme un hijo! – le gritó hincándose en la cama – pero ni capaz de eso eres.Ella había escuchado palabras peores, pero
–¡Por favor, que sea positiva! – rogó Catalina mientras su orina mojaba la prueba de embarazo casera que estaba haciendo.Sentada ahí, en el váter de aquel lujoso baño, lo único que deseaba era poder quedar embarazada –¿Ya la hiciste? – le gritó Antoni, su esposo, que esperaba impaciente un hijo, de ese modo aseguraba la herencia de su padre. Antoni no solo quería aquella herencia, si no que la necesitaba. –Va a matarme – se dijo a sí misma al ver la rayita de color rojo que alumbraba la pantalla. Ella se acurrucó ahí en el suelo de baldosa fina y se preparó para lo peor, ya había pasado un año desde que se había casado con Antoni y desde que habían comenzado a intentar quedarse embarazados.–¡Catalina! – Antoni aporreó la puerta de madera y esperó a que ella respondiera, pero la mujer no lo hizo – ¡Catalina por un demonio! Ábreme la maldita puerta.–¡Tú! – el hombre señaló a uno de sus muchos guardaespaldas – tira la puerta abajo – ordenó.La puerta cayó justo a un lado del cuerpo
Catalina corrió fuera de la propiedad, se escapó por en medio del jardín frontal y salió de allí hasta llegar a la avenida principal donde agarró el primer taxi que encontró.–Al aeropuerto – indicó jadeando.Una vez que estuvo frente al aeropuerto, bajó corriendo del taxi y buscó la sala de embarque más cercana, no importaba cual fuera el destino, solo necesitaba desesperadamente salir de Lombardía. La chica buscó dinero en sus bolsillos, pero no tenía suficiente.Ella pensó que hacer, miro a su alrededor justo cuando estaban haciendo la última llamada con destino a la isla Bratva, corrió hasta allá, esperó hasta que la señorita encargada se distrajera y entonces se escabulló entre los pasajeros.–¡Señorita! ¡No puede entrar asi! – de inmediato, la mujer a cargo se dio cuenta de que Catalina se había colado y llamó al equipo de seguridad.–¡Deténgala! – gritó uno de los gorilas de seguridad que la perseguían.Catalina entró en el avión segundos antes de que las puertas fueran cerrada
–¿De qué estás hablando? – preguntó atónita.–Como escuchaste, asi que andando – el vuelo, aunque había sido largo ya se había terminado, y mientras el piloto se encargaba de cumplir con el protocolo, las personas comenzaban a desabrochar sus cinturones de seguridad para bajar de la aeronave.–No puedo irme contigo – dijo asustada.–Te dije que no era una pregunta – Benjamín se levantó de su asiento y Taylor obligó a que Catalina hiciera lo mismo, agarrándola sin nada de cuidado por el antebrazo.–Si vas a llevarme a las malas, será mejor que le digas a tu gorila que me trate mejor – replicó.–Creo que tu no estas en la posición de exigir nada – Ben le habló de forma ruda, no podía permitirse a sí mismo mostrarse vulnerable.Benjamín y Catalina salieron del avión siendo custodiados por todos los guardaespaldas, ellos ni siquiera tomaron la ruta por la que atravesaron el resto de los pasajeros, si no que caminaron por un pasillo alterno que estaba dispuesto para ellos por todo el equip
Catalina vio la forma en la que Benjamín y Taylor se alejaban y entonces no tuvo de otra más que resbalar su espalda por la pared y acurrucarse allí en ese lugar frio y sobre todo desalador. Tal parecía que su suerte no iba a cambiar, por lo menos no pronto.–Averigua todo lo que puedas de ella, quiero saber quién es, de donde viene, si tiene antecedentes penales, todo – le pidió Ben a su guardaespaldas.–¿No sería mejor simplemente deportarla y asegurarnos de que no pueda volver a pisar el suelo de Bratva?–No, se merece una oportunidad.Taylor rodó los ojos, a veces su jefe se comportaba como un hombre muy insensato.–No me quiero ni imaginar lo que diría su madre si se entera de que esa mujer está aquí.–Tú mismo lo dijiste, podría ser una espía y es mejor mantenerla cerca – Benjamín cambió la expresión en su rostro en cuanto vio a Vivian acercándose a él.Ella tambien sonrió y corrió hasta llegar a donde él para poder abrazarlo.–¡Benjamín, llegaste! No te imaginas cuanto te extra
–Ya te he dicho quién soy, es hora de que tú me digas que haces aquí – pidió Ben. –Ya te lo dije, mi marido es un hombre violento al que ya no soporto más–¿Por qué no te divorciaste? Eso habría solucionado tus problemas.–No es tan fácil.–¿Bratva fue un destino que elegiste al azar? – preguntó, intentando no mirarla a los ojos, de alguna forma cada vez que lo hacía lo único que deseaba era abrazara y cargarla, igual a como solía hacer con Elena.–Si, era el único vuelo que estaba saliendo cuando llegue al aeropuerto.–¿Y que tienes planeado de ahora en adelante?Ella titubeo y lo pensó dos veces antes de responder – no lo sé.–Yo podría ofrecerte un empleo – chasqueó la lengua, esperando sinceramente no arrepentirse de lo que estaba haciendo – podrías trabajar para mí, eso te garantizaría dinero, estadía y todo lo que pudieras necesitar.–¿A cambio de qué?–No ganarías mucho, pero tampoco harías mucho – explicó – solo tendrías que estar a mi lado, dispuesta a ayudarme en lo que y
Catalina se llevó una mano a la mejilla y sintió el ardor en su piel aterciopelada, abrió los ojos y vio la cara de satisfacción y al mismo tiempo de sorpresa que tenía Vivian, de inmediato un sentimiento que Catalina conocía demasiado bien le llenó por completo el pecho, se sentia humillada, igual a como se había sentido siempre que habia estado con Antoni y la maltrataba. –¡¿Cómo se te ocurre golpearla?! – dijo Benjamín irritado. –¿Ahora vas a defenderla a ella y no a la mujer que te ha acompañado todos estos años? – Vivian salió de la estupefacción. Ella más que nadie sabía que los muertos no volvían a la tierra, esa mujer no podia ser Elena, porque si lo fuera, seguramente ya le habría cobrado todo lo que sucedió en el pasado… –¿Estás bien? – pregunto Benjamín a Catalina. La chica dejo que una lagrima resbalara de sus ojos y entonces con la voz ronca pero firme, le habló a Vivian – ¡No se le ocurra volver a golpearme! – dijo entre dientes. –Entonces tú vas a dejar de abrazar
–Ve a hablar con Vivian, hazle saber que lo que pasó hoy no volverá a suceder – Alise acarició la mejilla de su hijo.Benjamín asintió con la cabeza y se dirigió a su oficina, donde ya estaba Vivian mordiéndose las uñas y esperándolo para que le aclarara que Catalina no era nadie importante y que se iría de esa casa antes de convertirse en un problema.–Dime que te deshiciste de esa arpía – dijo Vivian en cuanto Ben entró en el despacho.Benjamín negó resignado y entonces soltó un bufido pesado – tienes que dejes de tratarla como tal, no la conoces, no tienes por qué tratarla como si fuera una cualquiera, eso no le queda nada bien a una mujer de tu categoría.–¿Cuándo vas a aprender, Benjamín? – la chica bajó la voz y se acercó al asiento de Ben – ¿Cómo tengo que hacerte entender que ninguna de esas mujeres te quiere realmente? – preguntó mirándolo con decepción.–Ella no va a ser nadie más que una empleada, para que te quedes tranquila, pero tendrás que aprender a respetarla como a c