–¿De qué estás hablando? – preguntó atónita.
–Como escuchaste, asi que andando – el vuelo, aunque había sido largo ya se había terminado, y mientras el piloto se encargaba de cumplir con el protocolo, las personas comenzaban a desabrochar sus cinturones de seguridad para bajar de la aeronave.
–No puedo irme contigo – dijo asustada.
–Te dije que no era una pregunta – Benjamín se levantó de su asiento y Taylor obligó a que Catalina hiciera lo mismo, agarrándola sin nada de cuidado por el antebrazo.
–Si vas a llevarme a las malas, será mejor que le digas a tu gorila que me trate mejor – replicó.
–Creo que tu no estas en la posición de exigir nada – Ben le habló de forma ruda, no podía permitirse a sí mismo mostrarse vulnerable.
Benjamín y Catalina salieron del avión siendo custodiados por todos los guardaespaldas, ellos ni siquiera tomaron la ruta por la que atravesaron el resto de los pasajeros, si no que caminaron por un pasillo alterno que estaba dispuesto para ellos por todo el equipo de seguridad del aeropuerto.
–¿Quién eres tú? – preguntó la mujer, al darse cuenta de lo extraño que era toda esa situación, de alguna forma la manera en la que Benjamín daba órdenes y exigía cosas le hacía recordar a su marido, Antoni, que seguramente estaba buscándola como un loco justo en ese momento.
Catalina sintió un escalofrió cuando pensó en Antoni y entonces tuvo que detenerse durante un segundo porque sentia que estaba a punto de vomitar, Benjamín frunció el ceño y la observó con atención, o ella estaba muy enferma o entonces era muy buena actriz, porque su semblante se veia muy mal.
–¿Está todo bien? – cuestionó.
–Por supuesto que no, me estás llevando en contra de mi voluntad a Dios sabe dónde, ¡Claro que no estoy bien! – exclamó, tratando de controlar su respiración.
–No tengo tiempo para perder.
Catalina se obligó a sí misma a caminar, de modo que todos continuaron con el recorrido hasta que llegaron al estacionamiento, donde había aparcados un par de autos negros y lujosos, lo que hizo que la mujer se preguntara si quizá Benjamín no era tambien miembro de alguna mafia, como su marido.
–Andando, metete – Taylor la hizo subirse en el auto después de que Ben hubiera entrado.
–¿Quién eres tú? – insistió Catalina, pero benjamin no respondio y por el contrario la contrataco con un bombardeo de preguntas que ella respondió con evasivas – ya respondí todas tus preguntas, ¿Me dejarás ir ahora?
–No – sentenció.
Catalina iba a seguir refutando, sin embargo, se quedó con la boca abierta cuando el auto se detuvo y vio la mansión que estaba frente a ella. Era grande, mucho más de lo que era su casa en Sicilia junto a Antoni. Esta mansión tenía ventanas gigantescas, era colonial y casi parecia el castillo de un cuento de hadas, solo que algo le decía a la mujer que esa historia no era ni sería nada parecida a un cuento romántico.
El hecho de estar en un lugar como ese solo aumentaba su nerviosismo por lo que pasaría de ahora en adelante, ella estaba en manos de hombres a los que no conocía, unos que claramente no confiaban en ella. Lo único que esperaba era no haber escapado de un infierno a otro igual o peor.
–¿De quién es este lugar? – preguntó, pero nadie respondió.
Ellos simplemente la llevaron adentro, haciéndola atravesar por todos los pasillos de la casa hasta llegar a un sótano profundo y recóndito donde hacia frio.
–¿Qué es este sitio? – cuestionó aterrada.
–Este es el sitio en el que te quedarás hasta que averigüemos quien demonios eres – contesto Taylor, ya que Benjamín no era capaz de hacerlo.
De todas formas, su pobre y perturbado corazón no podia dejar de pensar en su parecido con Elena, y aunque no quisiera reconocerlo, él aun no había olvidado a esa mujer que se había convertido en su alma gemela.
–No puedes dejarme aquí – ella soltó una risa nerviosa.
A pesar de eso, Taylor abrió una de las pequeñas celdas de la mansión y la obligó a meterse, aun cuando Catalina puso resistencia, Taylor era más fuerte y ágil que ella y consiguió encerrarla con llave.
–¡Tienes que sacarme de aqui! ¡No te atrevas a dejarme aquí encerrada! – suplicó al tiempo en que golpeó los barrotes.
Benjamín la vio a los ojos, se acercó a ella y entonces se presentó por primera vez – mucho gusto, Catalina, mi nombre es Benjamín Mascherano. Bienvenida a Bratva – dijo y salió del sótano porque no soportaba verla en esa celda como si fuera un animal.
Catalina vio la forma en la que Benjamín y Taylor se alejaban y entonces no tuvo de otra más que resbalar su espalda por la pared y acurrucarse allí en ese lugar frio y sobre todo desalador. Tal parecía que su suerte no iba a cambiar, por lo menos no pronto.–Averigua todo lo que puedas de ella, quiero saber quién es, de donde viene, si tiene antecedentes penales, todo – le pidió Ben a su guardaespaldas.–¿No sería mejor simplemente deportarla y asegurarnos de que no pueda volver a pisar el suelo de Bratva?–No, se merece una oportunidad.Taylor rodó los ojos, a veces su jefe se comportaba como un hombre muy insensato.–No me quiero ni imaginar lo que diría su madre si se entera de que esa mujer está aquí.–Tú mismo lo dijiste, podría ser una espía y es mejor mantenerla cerca – Benjamín cambió la expresión en su rostro en cuanto vio a Vivian acercándose a él.Ella tambien sonrió y corrió hasta llegar a donde él para poder abrazarlo.–¡Benjamín, llegaste! No te imaginas cuanto te extra
–Ya te he dicho quién soy, es hora de que tú me digas que haces aquí – pidió Ben. –Ya te lo dije, mi marido es un hombre violento al que ya no soporto más–¿Por qué no te divorciaste? Eso habría solucionado tus problemas.–No es tan fácil.–¿Bratva fue un destino que elegiste al azar? – preguntó, intentando no mirarla a los ojos, de alguna forma cada vez que lo hacía lo único que deseaba era abrazara y cargarla, igual a como solía hacer con Elena.–Si, era el único vuelo que estaba saliendo cuando llegue al aeropuerto.–¿Y que tienes planeado de ahora en adelante?Ella titubeo y lo pensó dos veces antes de responder – no lo sé.–Yo podría ofrecerte un empleo – chasqueó la lengua, esperando sinceramente no arrepentirse de lo que estaba haciendo – podrías trabajar para mí, eso te garantizaría dinero, estadía y todo lo que pudieras necesitar.–¿A cambio de qué?–No ganarías mucho, pero tampoco harías mucho – explicó – solo tendrías que estar a mi lado, dispuesta a ayudarme en lo que y
Catalina se llevó una mano a la mejilla y sintió el ardor en su piel aterciopelada, abrió los ojos y vio la cara de satisfacción y al mismo tiempo de sorpresa que tenía Vivian, de inmediato un sentimiento que Catalina conocía demasiado bien le llenó por completo el pecho, se sentia humillada, igual a como se había sentido siempre que habia estado con Antoni y la maltrataba. –¡¿Cómo se te ocurre golpearla?! – dijo Benjamín irritado. –¿Ahora vas a defenderla a ella y no a la mujer que te ha acompañado todos estos años? – Vivian salió de la estupefacción. Ella más que nadie sabía que los muertos no volvían a la tierra, esa mujer no podia ser Elena, porque si lo fuera, seguramente ya le habría cobrado todo lo que sucedió en el pasado… –¿Estás bien? – pregunto Benjamín a Catalina. La chica dejo que una lagrima resbalara de sus ojos y entonces con la voz ronca pero firme, le habló a Vivian – ¡No se le ocurra volver a golpearme! – dijo entre dientes. –Entonces tú vas a dejar de abrazar
–Ve a hablar con Vivian, hazle saber que lo que pasó hoy no volverá a suceder – Alise acarició la mejilla de su hijo.Benjamín asintió con la cabeza y se dirigió a su oficina, donde ya estaba Vivian mordiéndose las uñas y esperándolo para que le aclarara que Catalina no era nadie importante y que se iría de esa casa antes de convertirse en un problema.–Dime que te deshiciste de esa arpía – dijo Vivian en cuanto Ben entró en el despacho.Benjamín negó resignado y entonces soltó un bufido pesado – tienes que dejes de tratarla como tal, no la conoces, no tienes por qué tratarla como si fuera una cualquiera, eso no le queda nada bien a una mujer de tu categoría.–¿Cuándo vas a aprender, Benjamín? – la chica bajó la voz y se acercó al asiento de Ben – ¿Cómo tengo que hacerte entender que ninguna de esas mujeres te quiere realmente? – preguntó mirándolo con decepción.–Ella no va a ser nadie más que una empleada, para que te quedes tranquila, pero tendrás que aprender a respetarla como a c
Al dia siguiente, ya estando completamente instalada, Catalina se levantó muy temprano, se arregló y salió dispuesta a comenzar el que sería su primer dia de trabajo.–¡Catalina, creo que anoche empezamos con el pie izquierdo! – Vivian salió de una de las habitaciones y abordó a la italiana.Catalina frunció los labios y la vio con desconfianza, a pesar de eso no le dijo absolutamente nada, era consciente de que estaba en una casa extraña y por como ella veia las cosas, tenia todas las de perder. –Creo que lo apropiado es presentarme – sonrío de forma falsa – soy Vivian, la mujer más importante para Benjamín, después de su madre por supuesto – dijo con orgullo – tu y yo debemos hablar, Benjamín me pidió que te diera instrucciones sobre esta noche – mintió.–¿Instrucciones? Él tambien puede dármelas, supongo – soltó confundida.–Benjamín es un hombre muy ocupado, ahora mismo no puede atenderte, por eso me ha pedido a mí que me encargué. Tenemos que conseguirte un atuendo apropiado pa
La mujer podía sentir la tela de encaje de las bragas color negro que se había puesto aquel dia, eran unas brasileras que seguramente ya todos en el salón habían visto a la perfección. Catalina se cubrió como pudo con la palma de la mano y salió corriendo hacia donde le pareció mejor, no se sentia capaz de salir del salón asi porque sabía que afuera debía haber muchas más personas esperando entrar, y no queria que nadie mas tuviera la oportunidad de burlarse de lo que le habia pasado.Mientras todos las miraban, las mujeres con repudio y los hombres con deseo, Catalina se alejó hasta que encontró alguien que le pudo dar indicaciones del baño mas cercano, ella fue hasta ese lugar y se encerró en uno de los muchos cubículos. –No es posible que esto me esté pasando a mi – dijo para si misma una vez que estuvo allí a solas, se sentia ridícula, estúpida e ingenua por haber confiado en las buenas intenciones de Vivian.Debió haberlo sabido, debió haber sido menos tonta, se reclamó a si mi
–¡Benjamín, esto no es lo que crees! – gritó Benedictt, tratando de librarse de la furia de Ben, todos conocían el temperamento del príncipe.Benjamín no era estúpido, sabia perfectamente lo que habia pasado, no era la primera vez que Benedictt intentaba hacerle daño a una mujer, de hecho, tenía un largo prontuario que se extendía desde ama de llaves hasta secretarias a las que había estado acosando durante años, Bratva era una isla pequeña y todo se conocía, por supuesto todo el dinero, poder e influencia que tenía Benedictt los sacaban siempre de los problemas, pero con Catalina era diferente, porque Benjamín estaba dispuesto a protegerla sin importar lo que le costase. –¡Eres un maldito mal nacido! – le escupió al tiempo en que le dio un golpe en la mejilla. Benjamín estaba sobre él lanzándole puñetazos a diestra y siniestra – esto te enseñará a no meterte con ella, o con ninguna otra mujer, ¿Me entendiste? – le gritó.Catalina simplemente se quedó observando la escena frente a
Taylor se mantuvo sereno e intentó calmar las ganas repentinas que tenía por consolarla, sabía que dentro del reglamento estaban prohibidas las muestras de afecto entre el personal de la mansión de Bratva, y Catalina no solo era parte del personal sino que además de eso tambien era la chica de la que Benjamín no dejaba de hablar.–Tiene que calmarse, señorita, este fue su primer dia de trabajo y la trajeron directo al ojo del huracán.–Tú tienes razón, yo no debí ser tan tonta, no debí confiar en Vivian, ¡No sé qué me pasó! Después de todo el daño que me han hecho y todavía no aprendo – ella se acurrucó en la esquina del auto, se frotó los brazos sobre el blazer y comenzó a temblar.Taylor la miró a traves del retrovisor.–¿Se encuentra bien? – preguntó repentinamente asustado, la chica se puso pálida como una hoja y eso ya era mucho decir en vista de que era bastante blanca.Catalina intentó contestar, pero estaba tiritando, sentia que todos los vellos de su cuerpo estaban erizados y