Capítulo LII

Pamela colgó la bocina, pero enseguida repico nuevamente el teléfono.

—Mi amor que se te olvidó —dijo Pam.

—Buenos días, disculpa pamela soy yo Camila.

—Y, ¿porque no llamaste al celular?

—Lo intenté supongo que está apagado.

—Tal vez sí, supongo, dime ¿puedo servirte en algo? tu hijo Cristian ¿cómo se porta ese bebé?

—Como un ángel, muy tranquilo, es hermoso, llora muy poco solo cuando necesita alimentarse.

—Mis hijas eran igual de bebé no molestaban en lo absoluto, ¿cuál es el motivo de tu llamada? —Insistió Pam.

—Preguntar ¿cómo te has sentido con tu pierna?

—Maravillosamente, con los cuidados de mi esposo, las terapias y uno que otro cariñito, dado por mi marido me he sentido genial, la verdad ese hombre es único, y pensar que es solo mío, no te parece Cami.

—Supongo que sí los abrazos, besos junto con lo demás curan las penas del corazón. Edward ¿cómo está?

—Maldiciendo cada día de su vida por los problemas que está afrontando por causa de tu maridito, que puedo decirte amiga.

—P
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