Al regresar del almuerzo, el señor Long, se dispone a preguntarle a su asistente ciertas cosas que lo están inquietando, él piensa en las respuestas que podría darle, pero está preparado para darle una buena respuesta.—Señorita Caroline, la estaba esperando, ¿cómo estuvo su almuerzo?—Bastante bien señor, ¿el suyo?—¡Delicioso! En el hotel preparan unos exquisitos platos, no puedo quejarme.—¿Se está quedando en un hotel Sr.?—Sí, tengo tiempo viviendo en ese hotel desde que salí de casa, ¡ah! Estoy por volver, quería contárselo.—¡Vaya, eso si es noticia! Creí que vivía en otro sitio.—¡Pues fíjese que no! Está muy mal informada señorita Carol, ¿me gustaría hacerle una pregunta si es posible?—Pregunte con confianza, que quiere saber, le contestaré si está a mi alcance.—¿Dígame algo? ¿Por qué mintió con respecto a la pastilla? Ni fue a la farmacia, ni pasó por la sala de primeros auxilios, ¿qué tiene que decir al respecto?La asistente de Edward se quedó muda por un momento, no sab
Pamela esperó a Dolores. Al llegar, la abrazó como si presintiera algo malo. Ella ha tenido siempre ese tipo de premoniciones, teme a los sueños, a lo que siente, a veces piensa que está sumergida en un sueño y que nada de estas angustias y problemas están pasando. Se aferra a no pensar que a su esposo pudo haberle pasado algo malo. Sabe que ese hombre anda suelto por ahí, que puede aparecer y acabar con todo y todos.—Señora le preparé un té de toronjil, para esos nervios, tranquilícese, le sugiero mi señora Pamela que se lo tome completamente, verá que se sentirá mucho mejor.—Eso espero Lola, la angustia no me deja, perdoné a Edward por el amor que siento por él, y no quiero pensar en sus andanzas.—Señora, no piense nada de eso, él está muy contento por el regreso a casa junto con las niñas, no se angustie más, ¿por qué no descansa un rato? de pronto, vuelve más tarde—reintegró Dolores la propuesta.Amaneció muy de prisa, Pamela bajó peor que como la dejó Dolores la noche anterior
En la comisaría el oficial Thompson, hacía las preguntas pertinentes a Pamela, ella solo se limitaba a contestar.—Señora Pamela, ¿cuánto tiempo lleva conociendo a su esposo?—Toda una vida… veinte años de casados.—Es bastante tiempo, el suficiente para saber todo de él, ¿no es cierto?—Supongo que sí, diga ¿qué desea saber?—Su esposo tenía algunos enemigos, uno en particular.—No, él nunca tuvo enemigos, no que yo supiera, jamás lo vi metido en problemas hasta aquella vez. Usted conoce el caso.—Lo sé, señora, pero ¿cómo se llevaba su esposo con las amistades, los trabajadores? ¿Le conoció usted alguna amante?—Sí, no hace mucho tuvimos un problema personal, él se fue de la casa, tuvimos una fuerte discusión, me confesó tener una amante.—¿Cómo se llama esa amante?—Camila Foster.—¿Esa no es la misma mujer que visitamos, mi colega y yo, a su departamento? ¿La esposa del señor Ascanio Serutti?—La misma, oficial, ella tuvo una aventura con mi esposo, pero yo lo había perdonado y re
Era 4 de julio, día festivo en Estados Unidos, la multitud esperaba para disfrutar de los fuegos artificiales. Mientras continuaba la celebración, zarpaba el crucero Mc Queen, como todos los años en esa época. Todos los pasajeros esperaban el momento para abordar el barco más hermoso y costoso del país. Saldría de las aguas cálidas de Miami, con destino a la isla de Las Bahamas. Era un viaje esplendoroso, muchos pasajeros contemplaban lo fantástico que se veía el cielo destellante de tantas luces de colores. El Mc Queen estaba completamente iluminado, ya iniciaba su recorrido.La mayoría de los turistas venían de familias adineradas, con buenos modales y excelente gusto para vestir. Dicho crucero era uno de los más lujosos, donde se reunían empresarios e integrantes de la realeza, gente de mucho rango. El empresario Edward Long era uno de los que más lo frecuentaba. Ese día viajaba con su esposa Pamela Harrys, hija del muy famoso multimillonario Stuart Harrys. Pamela y Edward estaban
—¿Tomaste mi collar?—¿Cómo se te ocurre preguntarme eso? ¿qué estás insinuando? Si yo te lo di. Pudo haberse caído en la oscuridad, con los tropiezos. – respondió en tono alterado, poco usual en él.Sorprendida, lo abrazó y rompió en llanto. Él intentó consolarla para evitar que perdiera el control. Ella miraba de un lado a otro, como buscando un culpable, entretanto, sintió en su hombro la mano de un hombre que, al darse la vuelta, descubrió que se trataba de su gran amigo Ascanio Serutti.—¡Hola Pamela! ¿qué ha pasado? – saludó con naturalidad.—¿Qué haces tú aquí? – reclamó.— Negocios. Ya me enteré que estás celebrando. –—¿Cómo te enteraste? – preguntó incrédula.— Me lo dijo un pajarito, o en este caso, una pajarita. – rió sarcástico.— Y ella ¿no tiene nombre? –— Ya, dejemos eso. –Ascanio era un hombre de armas tomar, ambicioso y suspicaz. Con cierta debilidad para los negocios turbios, siempre estuvo enamorado de Pamela, desde la universidad. Sin embargo, ella lo veía como
Todo parecía normal hasta que el barco sonó su primera alarma de llegada, mientras los pasajeros se alistaban para ir a retirar sus equipajes. Camila y Edward apenas despertaban un poco asombrados por lo sucedido, pero consientes de todo, con cara de felicidad, pues ambos necesitaban unir esa pasión desenfrenada que sentían a pesar de las consecuencias. Edward se acercó a su oído preguntándole, casi como un susurro.—¿Eres así con tu novio? -—¿Como así? – Contestó.Apasionada, fogosa, totalmente entregada, desenfrenada. - dijo— Solo contigo me siento de esa forma eres único y lo tienes todo, me hiciste perder la razón y esto no queda aquí te lo aseguro Ed, nos volveremos a ver muy pronto. – aclaró.Edward con un poco de seriedad en su rostro, le acepta las palabras a Camila. Se despiden con abrazos, cada uno con una sonrisa en los labios haciendo ver que la pasaron muy bien, que el recuerdo les quedará para una nueva cita amorosa llena de pasión y lascivia. Ya todo el salón estaba r
—¡El precio! ¿Eso fue lo que significó para ti?— Quizás al principio, pero después sucedió algo dentro de mí que cambió el rumbo y me entregué con pasión, desde ese día las cosas han cambiado un poco, me siento muy mal por haber traicionado a mi esposo, él no lo merece.— Tal vez, pero deja te digo algo, nosotros siempre buscamos en otras mujeres cosas diferentes, amor, pasión, compañía, es difícil estar solo.— Pero tú tienes tu novia, ¿Qué tiempo tienen con Camila?— Un montón de tiempo — bromeó.— Vaya, parece bueno ¿la quieres mucho? Lo pregunto por todo esto que está sucediendo.— Ya sabes, estas cosas suelen suceder, incluso a tu marido ¿no has pensado en eso Pamela? Deberías.Ella no hizo mucho caso al comentario de Ascanio, pero él la tomó nuevamente entre sus brazos y con un movimiento un poco brusco, la acarició con una pasión infinita, ella no pudo resistirse y accedió a su desbordado deseo, los latidos del corazón de Pamela se podían oír a lo lejos y en un abrir y cerrar
Aclarando el día, muchos de los huéspedes, se veían a lo lejos ejercitándose, quizás tratando de poner el cuerpo, mente y uno que otros pensamientos en orden, otros paseaban por el jardín, admirando lo hermoso del sitio. Mientras tanto, el señor Ascanio Serutti, disfrutaba de la sauna, es uno de los lugares donde pasa mucho tiempo. Las personas que visitan el hotel se sienten como en casa, es una manera de pensar que no están tan distanciados de sus seres queridos.En el momento en que la mañana transcurría, Edward Long, le comentó a su esposa que iría a platicar con unos amigos, pero cuando se acercó se dio cuenta que Ascanio estaba conversando con algunos de ellos, pues le llamó la atención que tuvieran algo en común. Ascanio volvió la mirada, se acercó a Edward y emitió un comentario.—Venga amigo mío, quiero presentarle a unos amigos.—Ya conozco algunos de ellos, buenos días señores el gusto es mío, —acotó Edward extrañado, balbuceando unas palabras, el cual no le prestaron atenc