82. En un mar lleno de tiburones

Por la impresión que causa en su abuela solo se extiende un gran y profundo silencio. Un solo suspiro no basta. Algo tan pesado yace en sus hombros que ya ni fuerzas tiene para continuar.

—¿Estás segura de eso? —Aleida acaricia su cabello—. Será…un cambio para todos los que te conocen.

—Lo estoy —Altagracia se coloca la mano en el pecho, acariciando el lado de su corazón herido—. Ya no quiero más mentiras. Yo soy una mentira, abuela. Y…tratar de disfrazarme para no sentir dolor no funciona. Sólo me hace más daño.

Colocándose de pie, le sonríe un poco a su abuela.

—Sólo tengo que elegir el momento adecuado. Sé que muchas cosas cambiarán cuando lo haga y eso me aterra un poco —Altagracia camina hacia su perchero. Desde la ventana logra visualizar el patio donde un camión descarga arreglos de flores y tela blanca—. ¿Qué es eso?

—Ana y Juan Carlo —Aleida responde porque el sonido del camión de descarga recorre toda la casa—. Se casan en tres días aquí en Villalmar.

Los dedos d
Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP