52. Tu cuerpo siendo mi adicción

CAPÍTULO 52

Las manos de Gerardo en su piel se transforman en eso que ahoga, que quita el aire. Había olvidado lo que era estar siendo poseída de ésta forma por él.

Gerardo apenas se entromete entre sus piernas, saboreándola para que, por un instante, deje de ser ella y caiga a éste abismo de temblores, gritos y jadeos.

Ésta manera de tocarla traspasa los límites. Gerardo no le interesa absolutamente más nada que oír los jadeos placenteros de Altagracia, quien se restriega en su rostro y hunde las uñas en su cabello para deleitarse más con su boca.

Cuando están juntos todo arde, absolutamente todo. Corazón, alma y cuerpo. Todo se vuelve frágil. Altagracia se vuelve frágil por las caricias de Gerardo que siempre creyó que eran falsas.

Se corre en un santiamén en la boca de Gerardo. Y desde ese punto su cuerpo y sus labios son esclavos de Gerardo. Las caricias que deja por su piel desnuda la estremecen, despojándola del control. Gerardo le quita el control. Es él quien la controla. Dev
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