Capítulo 3: El Sacrificio Por La Supervivencia

~~~

Tres años más tarde.

Ciudad Humana.

Ana.

― ¿Crees que algún día podamos regresar, abuela? ―le digo frustrada, con mi amargura consumiéndome, mientras se hace un silencio incómodo en la mesa.

Hoy hace tres años, mis padres murieron en manos de los guerreros lobos del Alfa Casius mientras intentaban protegerme por lo que estamos muy tristes.

Sé que el doctor me lo advirtió, que no debía hablarle de temas incómodos, ya que su corazón está débil, después de la pérdida que ambas tuvimos.

Ella perdió a su hija, y yo, a mi madre.

Pero la urgencia por volver a Luna Escarlata me desespera muchas veces.

―Pues, claro que sí―me responde con rabia―volveremos y vengaremos la muerte de mi amada hija, por manos de esos canallas―asegura, dejando caer con fuerza la cuchara en el plato de comida―pero, mientras tanto, es necesario que sigamos pasando desapercibidos aquí―me dice ahora y me mira con una ceja levantada― ¿está claro? ―me mira con desaprobación.

―Pero, con todo el dinero que tenemos podemos vivir bien, no entiendo la necesidad de que siga de mucama en ese hotel―le digo molesta ―en cambio, deberíamos regresar y acabar de una vez con ese miserable alfa que provocó la muerte de mis padres―le digo indignada.

―Ya te lo he dicho, debemos tener paciencia, para que nuestro plan funcione―me comenta, pero yo... yo...

― ¡Pues, ya estoy harta de tener que esperar, mientras la sangre de mis padres se seca en sus tumbas! ―le digo ofuscada―debemos volver y pronto, para que Casius no se crea que se ha salido con la suya―le señalo y ella se levanta y me pasa la mano por el cabello.

 Porque las lágrimas empiezan a ahogar mis mejillas.

―Ya, ya―me pide y aunque trata de consolarme―tampoco para mí es fácil―me confiesa―a pesar de ser una mujer de edad, soy mejor que cualquiera de todos estos humanos promedio―dice y a pesar de que sus palabras son duras, sigue siendo amable y afectuosa conmigo―pero tengo que hacerlo, compartir en sus grupos de chismes y saludar al verdulero en el mercado―me señala.

―Siento que solo estamos dejando pasar el tiempo, en lugar de tomar la justicia en nuestras manos―le digo aún rabiosa.

―Lo sé, mi niña, pero la venganza es un plato que se come frío, y sabe mejor cuando has cubierto todos los detalles―me asegura y yo la miro ceñuda.

Porque hasta el momento nunca la he visto hacer nada, solamente quejarse y vender las joyas ancestrales de nuestra familia que pudo llevarse, cuando huyó de Luna Escarlata en mi búsqueda, luego de saber cómo murieron mis padres.

―Pero, cuando hago todo eso, también averiguo cómo conseguir balas, armas y hasta un pequeño ejército, lo que sea necesario para ir a acabar con Casius―me revela y yo quedo sorprendida―así que, no te quejes por tu suerte, más bien, haz tu papel para pasar desapercibida y que todo el mundo crea que somos unas simples humanas, ¿de acuerdo? ―me pide y ahora yo estoy sorprendida por lo que me acaba de contar.

Y ahora me siento muy mal porque, mientras mi abuela tuvo que huir, a pesar de que su familia es una de las más antiguas de nuestra manada, ahogando su dolor por la muerte de mis padres a manos de Casius, yo solo me he dedicado a ser una quejica que solo vive amargada.

―Te prometo que no me quejaré más―le digo simplemente y ella me abraza con ternura.

―Ahora, ve al trabajo y sigue fingiendo―me pide y me brinda una sonrisa―y anímate pensando que todo esto tiene un propósito―me asegura, así que me termino de tomar mi vaso de avena y me voy al hotel en donde trabajo.

Y hago todo lo que me ha pedido mi abuela, sin destacar o que parezca que soy mejor a todos ellos, algo que me resulta muy difícil, pero, me recuerdo que todo esto es por nuestra causa.

En la tarde, luego de que salgo del hotel, tomo el autobús y me devuelvo para mi casa, y me bajo en la parada habitual, caminando cerca de ocho cuadras hasta nuestro modesto apartamento.

Pero antes de llegar, veo un cuerpo tirado en el suelo y de inmediato me doy cuenta de quién es.

Mi abuela.

― ¡Hija, que bueno que eres tú! ―me dice con alegría, en medio de gorjeos, escupiendo sangre con sus palabras―nos han encontrado, así que escapa de inmediato―me dice y yo la sigo meciendo entre mis brazos.

― ¡No, abuela, no te dejaré a ti también! ―le aseguro, pero ella trata de empujarme con la poca fuerza que le queda.

―Si permaneces aquí, también te encontrarán―me responde―tus padres sacrificaron su vida para que tú vivieras―me dice, pasándome su mano por mi cara―no desperdicies su sacrificio quedándote conmigo―me recuerda―ahora, vete y no mires atrás―me pide, con las mismas palabras que mi madre me dijo antes de que fuera vilmente asesinada.

Igual que han hecho con mi abuela ahora.

Ella vuelve a empujarme para instarme a que me vaya y yo trato de convencerme de que esto es lo correcto.

Pero la rabia es más fuerte que yo.

Y sé que debo acabar con ellos, o se encargarán de terminar conmigo.

Así que voy al apartamento para buscar el dinero escondido en un hoyo que mi abuela ha hecho en la pared, para largarme y planear mi venganza.

Pero, el apartamento no está vacío, porque hay un hombre revisándolo todo, incluso, se ha dado cuenta de dónde mi abuela ha guardado el dinero.

Debo irme, o ese tipo se dará cuenta de que estoy aquí, así que corro muy a prisa, al tiempo que la culpabilidad y la frustración hacen nido en mi corazón.

He abandonado el cuerpo de mi abuela en medio de la calle y se han robado el poco dinero que quedaba de mi familia.

Es cuando el odio se apodera de mi mente, en contra de Casius, de la loba blanca, pero sobre todo de la principal culpable.

Yo.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo