~~~
Ana.
Mis manos siguen temblando de miedo, mientras estoy en el baño, tal y como el millonario me pidió.
¿Debería hacerle caso, luego de que casi me mata, rompiendo toda mi ropa, mientras me agarraba por el cuello posesivamente?
¿Debería irme?
¿Por qué me lo estoy preguntando, después de la manera en la que me ha tratado?
Mis dedos recorren cada parte de mi cuerpo, por los lugares que han pasado sus dedos.
¿Soy masoquista?
¿Por qué quiero que él vuelva a hacer todo lo que estaba haciéndome, besándome como un desesperado, colocando sus dedos en aquellos lugares de mi cuerpo que solamente yo conozco?
¿Por qué mi corazón está tan desbocado, al pensar en su boca, su cuerpo musculoso, su pelvis que estaba a punto de montarse encima de la mía?
¿Esto es lo que pasa cuando un hombre está con una mujer?
¿Me atreveré a que un hombre desconocido haga conmigo lo que quiera, solamente por venganza?
¿O el motivo no es la venganza, sino yo misma, que quiero todo eso, que me siga besando, tocándome tan posesivo en mi intimidad, con su urgencia por mí tan desquiciada?
Entonces, me río de mí misma.
Porque no importa ahora lo que yo quiera, sino lo que necesito para vengarme.
Y él tiene los medios para proporcionármelo.
¿Estoy dispuesta a someterme a su voluntad por venganza?
No, no es tiempo de cuestionarme.
La tumba de mi abuela clama venganza.
El sacrificio de mis padres merece resarcirse y solo yo, la única sobreviviente de la masacre de mi familia, debo encargarme de brindar justicia.
Y ese hombre es solo un medio para un fin, sin importar lo que yo sienta por él.
―No sabía que ahora tenía niñero, Ezra―escucho ahora decir al millonario, así que decido prestar atención, no sea que él se arrepienta por alguna cosa que le diga este hombre.
~~~
Levy.
―Y para que estemos claros, no necesito un niñero―le espeto cabreado a mi beta, quien ahora se nota preocupado y solo espero que se vaya pronto.
Me urge montar a la mucama encerrada en el baño.
―Por favor, no se enoje conmigo, se lo ruego―me dice y yo resoplo con fuerza―pero me cerró el teléfono, y necesitaba decirle―señala ansioso.
“Acabemos con él y volvamos con la chica”, dice ahora Sanjay, tan cabreado como yo.
―Quizás hay una manera de que no continúe con toda esta locura―asegura y mi lobo se siente inquieto en mi cuerpo.
"La queremos poseer", me dice Sanjay desesperado, mientras recorro con la mirada el camino que va hasta la puerta del baño.
Ahí está la mujer que me tiene tan desesperado, a la que estuve a punto de tomar a la fuerza.
Y ahora siento culpabilidad.
―Es lo que todo el mundo quiere y es lo que voy a hacer―le recuerdo y él mueve su cabeza de lado a lado.
―A lo mejor sea así, pero ¿qué diría Violeta, Levy? ―me cuestiona, hablándome como mi amigo ahora, y no como mi beta― ¿crees que estaría de acuerdo con que vuelva a ocurrir? ―me dice y ahora estoy dudando.
¿Quiero que la chica muera?
¿Tener intimidad con ella y que luego la pierda por mi potencia de macho?
Entonces, me doy cuenta de que no es solo el deseo lo que me mueve por esta mujer desconocida, a la cual solo he visto desde hace cinco minutos.
Mi corazón se siente desbocado, pensando en ella y su cuerpo, las sensaciones que me provoca.
Pero lo más raro es que tengo sentimientos por ella, algo que no puedo definir en este momento, pero es algo tan fuerte, que no lo puedo controlar.
―Déjame en paz, Ezra―le digo cabreado, con la confusión revolviendo mi cabeza y mi corazón emocionado por la chica en el baño―ya tengo demasiado con el concejo y con mi familia presionándome por esto, no necesito que mi mejor amigo venga con su consciencia a terminar de volverme loco―le recuerdo.
―Pero, podemos desenmascarar a tu tío, Levy, piénsalo―me dice y yo me río.
―Sí, desenmascaramos a él y a Lissander, y luego, ¿qué, Ezra? ―me burlo de él―porque eso no soluciona el problema real, que necesito asegurar un heredero al concejo―le recuerdo y antes de que intente convencerme, le digo―ahora, vete y déjame hacer lo que quiero―declaro y lo tomo por el brazo y lo saco de mi habitación.
Y ahora miro a la puerta del baño, en donde se encuentra la mujer que me está volviendo loco.
A la mujer que deseo por encima de mí y la razón.
~~~Levy.En cuanto Ezra se larga de la habitación, voy a toda prisa al baño y tiro la puerta de una sola patada.Y ahí está ella, temblando muerta de miedo en un rincón.―Por favor, señor, no me lastime―me ruega, pero Sanjay no está razonando ahora, solo se va directo a ella y la coloca contra la pared―no me mate, señor, ya le dije que puedo ayudarlo en su problema―me dice y ahora quedo desconcertado.― ¿Mi problema? ―me burlo de ella―sé cómo arreglar mi problema justo ahora―le aseguro riéndome.―Sí, señor, el problema del que estuvo hablando con su secretario―me responde y yo sigo nulo, así que traga en seco, aun temblando como una hoja cuando es tocada por una ráfaga de viento―me refiero a que está buscando a una mujer para que tenga a su hijo―me señala, al tiempo que beso su cuello, mientras mi mano se cuela en medio de ella.Sé lo que estoy palpando ahora.Ella también siente lo mismo que yo.―Sí, lo quiero―le susurro en su cuello―y ahora mismo haremos a ese hijo―le confieso, al t
~~~Levy.El resplandor en la piel de mi amante se va tan rápido como llegó, haciéndome dudar si realmente lo he visto o no.Una luminiscencia muy parecida a la que tenemos los hombres lobo, cuando nos encontramos con nuestro espíritu lobo.Y ahora se desmaya, como si todo esto para ella hubiera sido demasiado.Quizás sea eso, y cómo no pensar que lo sea, después de todo, ella ha recibido mi rigor de macho y esto pudo haber despertado a su espíritu lobo."Pero ¿qué esperas para recostarla?", me dice Sanjay y tiene razón, haciéndome sentir como un gran tonto insensible.Se ve tan frágil, con su piel casi traslúcida, que me da miedo quebrarla, si la abrazo muy fuerte.Toco su frente y está algo fría, y no puedo evitar besarla con delicadeza, preguntándome si es que la perderé."Abrígala con la sábana", me pide Sanjay y de inmediato la tomo entre mis brazos y la deposito con cuidado en la cama, para luego ponerme junto a ella y nos cubrimos con el edredón para que entre en calor y pronto,
~~~Levy.La mujer a mi lado está algo afiebrada y me pregunto si es por mi culpa, por haberla tomado, impregnándola con mi maldición."No seas tonto, Levy, esto debe ser solo un resfriado", me dice Sanjay, pero no le creo, "ya te lo dije, ella es la correcta, la que es capaz de unirse a nosotros", me asegura, sin embargo, prefiero ignorarlo.―Necesito que traigas algo para la fiebre―le digo a Ezra al teléfono.― ¿Cómo, mi alfa? ¿Cómo se ha podido enfermar? ―me cuestiona y yo gruño molesto, porque es cierto, nosotros no nos enfermamos tan fácilmente.―Solo trae lo que te pedí, ¿quieres? ―le indico simplemente y él me contesta con un "sí, mi alfa", y un rato más tarde, está en mi puerta con lo que he pedido.Entonces, la escucho.En medio de su inconciencia, ella ha estornudado, algo que de algún modo me alivia, porque está resfriada, y me pregunto cómo ha podido contagiarse de algo tan simple como una enfermedad que no existe en nuestro mundo.Luego recuerdo lo que ha estado haciendo.
~~~Levy."Pero ¿qué se supone que le has dicho?", me reclama Sanjay, molesto, "¿es que acaso te volviste loco o qué?", me espeta, algo que me hace reír."Ya me oíste, ¿o no fui claro?", me burlo de él, algo que parece que lo enoja más."Y yo te dije que la convirtieras en nuestra Luna, pero te has negado, así que dime, ¿cómo se supone que la presentarás en la manada?", me acusa y yo hago un bufido."Ella será mi amante y la madre de mi heredero, desde luego", le respondo, enojado, porque tal parece que no entiende, así que le aclaro, "estará bien bajo mi protección, siendo mi concubina, mucho mejor que aquí, en donde un simple resfriado la puede enfermar gravemente", le recalco, y él se molesta aún más."Eso no es digno para nuestra pareja destinada", me espeta cabreado, "¿cómo pretendes tratarla como a una simple concubina, cuando debería ser mucho más que eso?", me hace notar y yo me burlo de él."Tú dices que es nuestra pareja destinada, pero yo solo veo a una loba débil, cómo para
~~~Ana.Él me ha dicho que soy una perra, así, descaradamente, como si no valiera nada.Pero, si ha sido él quien necesita tener un hijo y pronto. Además, ¿no se supone que, al ser mi pareja destinada, él debería aceptarme como su Luna?¿No es esto un hecho innegable, y por, sobre todo, una ley?"Aún no te unes a mí, y mientras no lo hagas, te seguirás viendo como una mujer débil", se burla de mí Ateba, al tiempo que veo al alfa ir al baño."Yo necesito ser su Luna, no una simple concubina", le espeto cabreada, "nunca podré vengarme, si no tengo un puesto de alto rango en la manada, que él me pueda ver como su igual", le recalco."Ni siquiera siendo la Luna de este alfa, podrás vengarte de Casius", me advierte, algo que me sorprende, "simplemente, la hija de un beta no puede enfrentarse a un alfa, por más poderoso que haya sido su padre", le recuerda, sin embargo, parece que ella no me conoce."Tú también me concideras indigna", le digo con rabia, "tú, quien eres la culpable de todo,
~~~Levy.Su negativa a acceder a mi propuesta, solamente hace que me encienda como un leño ardiendo.― ¿Qué no te das cuenta? ―le susurro al oído, mientras hago un camino de besos desde ahí hasta su cuello― ¿no lo sientes? ―le reclamo, con las ansias por hacerla mía nuevamente, mientras levanto la mitad de su cuerpo, para ponerla a horcajadas sobre mí, aferrando mi brazo en su espalda, al tiempo que aprieto su derrier tan fuerte, que creo que le haré un morado en su delicada piel.Pero no me importa.La convenceré de una manera o de otra.Ya no soportaré su perorata, que quiera convencerme con la razón o que quiera que yo responda a ella.Después de todo, soy un alfa, y mi palabra es ley.Y, sin embargo, ella no pertenece a mi manada, todavía, así que debo hacerla que acepte a lo que le pido.No pretendo vivir lejos de ella, pero tampoco la someteré a algo que la pueda matar.La marca.Así que, si no puedo convencerla u ordenarle, la haré ver que ella tampoco podrá vivir lejos de mí.
Ana.Estoy poniendo toda mi fuerza de voluntad para hablar con el hombre que me ha hecho sentir cosas que jamás hubiera imaginado que se pudieran siquiera experimentar.Quisiera que él reflexionara acerca de nuestra situación.Porque él ha despertado en mí algo que pensé que estaría negado para mí por siempre.La esperanza.Sí, ese deseo incontrolable por ser feliz al lado de mi pareja por el resto de la vida.Así que le estoy hablando desde el fondo de mi corazón, de mi deseo porque él quiera lo mismo que yo.Pero él parece negado a esa posibilidad.¿Será que hay algo más?Entonces, me río, porque la respuesta tiene un nombre.Violeta.Sí, de seguro esta tal Violeta es la Luna que él todavía espera.No, él debe sentir algo por mí, de lo contrario, no estaría tan empeñado en que sea yo y no otra, la que tenga a su hijo, que siga siendo su amante.Él debe estar enamorado de mí y no lo sabe.―Siempre velaré por ti, aunque no seas mi Luna―me responde, lo cual me rompe el corazón y no pue
~~~Ana.Despierto en medio de unos brazos que me acunan y me acercan a un torso desnudo.Los brazos y torso que pertenecen al hombre más cruel que conozco.No, él no es el hombre más cruel, sino Casius, quien se encargó de acabar con toda mi familia.Y sin embargo, este hombre no termina de humillarme.¿Un contrato para que sea su esclava de cama?¿Una sumisa que tiene que acceder a sus caprichos más bajos?“Si tan solo me permitieras”, dice una voz que solo me da más rabia.“Sal de mi cabeza”, le digo, “y sal de mi vida”, le espeto cabreada.“Si me aceptaras, esto se solucionaría”, intenta convencerme.“¿Así como solucionaste todo, el día que murieron mis padres?”, le reclamo y ella intenta responderme, sin embargo, no se lo permitiré, “ya déjame en paz, loba blanca, quiero que te vayas y que no vuelvas a interferir en mi vida”, le grito molesta.Y ella se siente inquieta en mi cabeza, como si mis palabras la hubieran herido, pero eso no me interesa.Nadie quiere a la loba de la per