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Ana.
― ¡No me lastime, por favor! ―le ruego al hombre millonario, que me está agarrando del brazo tan fuerte que duele, y ahora tengo miedo de que me vaya a matar porque estoy en su habitación por equivocación.
Su mirada destila rabia y de cuerpo emana calor, y yo estoy temblando de dolor, pero me obligo a mí misma a soportarlo, aunque, con lo furioso que está, creo que mi vida está en peligro.
―Ahora dime, ¿qué escuchaste? ―me espeta muy fuerte en mi oído― ¿o es que acaso me espiabas para robarme? ―me suelta y yo lo miro sorprendida―te aseguro que, si pretendes chantajearme, antes te mato primero―me asegura, con su aliento rozando mi cara y su fuerte agarre, que pareciera que quisiera romperme el brazo.
―Le aseguro que no he escuchado nada y si no me suelta ahora mismo, mi supervisor notará que no estoy limpiando las habitaciones―trato de decir con voz firme, aunque estoy muerta de miedo, tanto, que apenas si me puede escuchar.
―No le tengo miedo a nadie, porque ninguno de ellos puede conmigo, ni siquiera podrán hacer nada, si quiero apretarte el cuello justo ahora―me asegura, y yo oprimo mis ojos con fuerza, porque no sé si quiera acabarme tal y como dice―así que habla, y tal vez te de una muerte rápida―me coacciona.
Estoy segura de que va a acabar conmigo, y entonces siento algo afilado que me está cortando la piel, así que trato de ahogar un grito.
Pero no permitiré que él me mate y mucho menos porque no tengo la culpa de nada, y sí, hay algo que me impulsa a seguir luchando por mi vida, porque en medio de mi soledad, recuerdo la razón de mi desamparo.
― ¡Está bien, está bien! ―le digo, cuando siento que la filosa arma sigue cortando mi piel―le diré lo que escuché, pero no me haga daño―le ruego entre sollozos―sé que puedo hacer algo por usted, que le puedo ser útil―le imploro y él aleja el cuchillo de mi garganta.
Cuando abro los ojos, veo que él se acerca a mí, con su cuerpo destilando un calor abrazador, y su mirada es una mezcla entre odio y algo más que no logro entender muy bien.
Es como si quisiera algo de mí, pero no sé qué será ahora.
Porque me toma por el cuello y las palpitaciones de mi corazón se disparan tanto, que retumban en mis oídos y ahora cierro los ojos, temerosa de que él quiera acabar con mi vida.
― ¡Sé que usted necesita un heredero para su empresa, y yo puedo ser esa persona que lo ayude, así que, por favor, no me mate, sé que hice mal en entrar a su habitación y ya le he pedido disculpas, pero estoy segura de que usted necesita de mí o eso oí que le dijo a su secretario! ―le confieso finalmente, con los ojos aun apretados, muerta de miedo.
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Levy.
La mujer frente a mí ha despertado el deseo frenético de mi lobo, tanto, que no logro controlarme.
"Tomémosla de una buena vez", me pide Sanjay, mi lobo interior, quien domina ahora mi cuerpo y tiene a la mujer frente a mí rogando por su vida, mientras la tomo por el cuello.
―Te deseo tanto―le susurro al oído, mientras aspiro el aroma de su piel, lo que en realidad tiene loco a Sanjay.
Lo que está dominando cada poro de mi piel, así que la llevo tomada por el cuello directo a la cama, en donde rompo su blusa y la falda de su uniforme.
― ¡Por favor, le ruego que me dé una oportunidad para ayudarle! ―me implora, mientras veo las lágrimas rodando por sus mejillas de lo asustada que está.
Eso no le importa a Sanjay, quien ahora aspira su aroma directo de su piel, mientras se apodera de su boca, hambriento por ella, por poseerla, al tiempo que le desgarra la ropa interior, y uso mi mano para palparla, tocar aquella parte de su cuerpo que deseo cabalgar hasta que pierda el sentido, arremetiendo contra ella una y otra vez, saciando mi deseo.
― ¡Pero ¿qué hace?! ―me dice confundida entre sollozos, cuando coloco mi pelvis encima de su entrepierna, dispuesto a hundirme en ella con todo el rigor de mi virilidad.
No puedo resistirme a ella, a su aroma que me embriaga.
―No, señor, por favor, no quiera matarme―me dice y ahora me detengo. justo cuando estaba a punto de hacerla mía.
Porque estoy recordando a mi amada Violeta y de cómo la perdimos por mi deseo.
O la muerte de Macarena el año pasado.
Y ahora escucho que golpean a la puerta.
―Está todo bien, mi señor―me dice una persona más que conocida.
Y ahora miro a la mujer desnuda en mi cama, a la cual estaba a punto de tomar... a la fuerza.
―Ve al baño y quédate ahí―le ordeno y ella me mira confundida, todavía llorando por la salvajada que estaba a punto de hacer, con su ropa hecha girones.
Ella no me dice una sola palabra, pero se va al baño, justo como le pedí.
Y entonces voy a la puerta, respirando profundo, tratando de disipar mi pecado.
~~~Ana.Mis manos siguen temblando de miedo, mientras estoy en el baño, tal y como el millonario me pidió.¿Debería hacerle caso, luego de que casi me mata, rompiendo toda mi ropa, mientras me agarraba por el cuello posesivamente?¿Debería irme?¿Por qué me lo estoy preguntando, después de la manera en la que me ha tratado?Mis dedos recorren cada parte de mi cuerpo, por los lugares que han pasado sus dedos.¿Soy masoquista?¿Por qué quiero que él vuelva a hacer todo lo que estaba haciéndome, besándome como un desesperado, colocando sus dedos en aquellos lugares de mi cuerpo que solamente yo conozco?¿Por qué mi corazón está tan desbocado, al pensar en su boca, su cuerpo musculoso, su pelvis que estaba a punto de montarse encima de la mía?¿Esto es lo que pasa cuando un hombre está con una mujer?¿Me atreveré a que un hombre desconocido haga conmigo lo que quiera, solamente por venganza?¿O el motivo no es la venganza, sino yo misma, que quiero todo eso, que me siga besando, tocándom
~~~Levy.En cuanto Ezra se larga de la habitación, voy a toda prisa al baño y tiro la puerta de una sola patada.Y ahí está ella, temblando muerta de miedo en un rincón.―Por favor, señor, no me lastime―me ruega, pero Sanjay no está razonando ahora, solo se va directo a ella y la coloca contra la pared―no me mate, señor, ya le dije que puedo ayudarlo en su problema―me dice y ahora quedo desconcertado.― ¿Mi problema? ―me burlo de ella―sé cómo arreglar mi problema justo ahora―le aseguro riéndome.―Sí, señor, el problema del que estuvo hablando con su secretario―me responde y yo sigo nulo, así que traga en seco, aun temblando como una hoja cuando es tocada por una ráfaga de viento―me refiero a que está buscando a una mujer para que tenga a su hijo―me señala, al tiempo que beso su cuello, mientras mi mano se cuela en medio de ella.Sé lo que estoy palpando ahora.Ella también siente lo mismo que yo.―Sí, lo quiero―le susurro en su cuello―y ahora mismo haremos a ese hijo―le confieso, al t
~~~Levy.El resplandor en la piel de mi amante se va tan rápido como llegó, haciéndome dudar si realmente lo he visto o no.Una luminiscencia muy parecida a la que tenemos los hombres lobo, cuando nos encontramos con nuestro espíritu lobo.Y ahora se desmaya, como si todo esto para ella hubiera sido demasiado.Quizás sea eso, y cómo no pensar que lo sea, después de todo, ella ha recibido mi rigor de macho y esto pudo haber despertado a su espíritu lobo."Pero ¿qué esperas para recostarla?", me dice Sanjay y tiene razón, haciéndome sentir como un gran tonto insensible.Se ve tan frágil, con su piel casi traslúcida, que me da miedo quebrarla, si la abrazo muy fuerte.Toco su frente y está algo fría, y no puedo evitar besarla con delicadeza, preguntándome si es que la perderé."Abrígala con la sábana", me pide Sanjay y de inmediato la tomo entre mis brazos y la deposito con cuidado en la cama, para luego ponerme junto a ella y nos cubrimos con el edredón para que entre en calor y pronto,
~~~Levy.La mujer a mi lado está algo afiebrada y me pregunto si es por mi culpa, por haberla tomado, impregnándola con mi maldición."No seas tonto, Levy, esto debe ser solo un resfriado", me dice Sanjay, pero no le creo, "ya te lo dije, ella es la correcta, la que es capaz de unirse a nosotros", me asegura, sin embargo, prefiero ignorarlo.―Necesito que traigas algo para la fiebre―le digo a Ezra al teléfono.― ¿Cómo, mi alfa? ¿Cómo se ha podido enfermar? ―me cuestiona y yo gruño molesto, porque es cierto, nosotros no nos enfermamos tan fácilmente.―Solo trae lo que te pedí, ¿quieres? ―le indico simplemente y él me contesta con un "sí, mi alfa", y un rato más tarde, está en mi puerta con lo que he pedido.Entonces, la escucho.En medio de su inconciencia, ella ha estornudado, algo que de algún modo me alivia, porque está resfriada, y me pregunto cómo ha podido contagiarse de algo tan simple como una enfermedad que no existe en nuestro mundo.Luego recuerdo lo que ha estado haciendo.
~~~Levy."Pero ¿qué se supone que le has dicho?", me reclama Sanjay, molesto, "¿es que acaso te volviste loco o qué?", me espeta, algo que me hace reír."Ya me oíste, ¿o no fui claro?", me burlo de él, algo que parece que lo enoja más."Y yo te dije que la convirtieras en nuestra Luna, pero te has negado, así que dime, ¿cómo se supone que la presentarás en la manada?", me acusa y yo hago un bufido."Ella será mi amante y la madre de mi heredero, desde luego", le respondo, enojado, porque tal parece que no entiende, así que le aclaro, "estará bien bajo mi protección, siendo mi concubina, mucho mejor que aquí, en donde un simple resfriado la puede enfermar gravemente", le recalco, y él se molesta aún más."Eso no es digno para nuestra pareja destinada", me espeta cabreado, "¿cómo pretendes tratarla como a una simple concubina, cuando debería ser mucho más que eso?", me hace notar y yo me burlo de él."Tú dices que es nuestra pareja destinada, pero yo solo veo a una loba débil, cómo para
~~~Ana.Él me ha dicho que soy una perra, así, descaradamente, como si no valiera nada.Pero, si ha sido él quien necesita tener un hijo y pronto. Además, ¿no se supone que, al ser mi pareja destinada, él debería aceptarme como su Luna?¿No es esto un hecho innegable, y por, sobre todo, una ley?"Aún no te unes a mí, y mientras no lo hagas, te seguirás viendo como una mujer débil", se burla de mí Ateba, al tiempo que veo al alfa ir al baño."Yo necesito ser su Luna, no una simple concubina", le espeto cabreada, "nunca podré vengarme, si no tengo un puesto de alto rango en la manada, que él me pueda ver como su igual", le recalco."Ni siquiera siendo la Luna de este alfa, podrás vengarte de Casius", me advierte, algo que me sorprende, "simplemente, la hija de un beta no puede enfrentarse a un alfa, por más poderoso que haya sido su padre", le recuerda, sin embargo, parece que ella no me conoce."Tú también me concideras indigna", le digo con rabia, "tú, quien eres la culpable de todo,
~~~Levy.Su negativa a acceder a mi propuesta, solamente hace que me encienda como un leño ardiendo.― ¿Qué no te das cuenta? ―le susurro al oído, mientras hago un camino de besos desde ahí hasta su cuello― ¿no lo sientes? ―le reclamo, con las ansias por hacerla mía nuevamente, mientras levanto la mitad de su cuerpo, para ponerla a horcajadas sobre mí, aferrando mi brazo en su espalda, al tiempo que aprieto su derrier tan fuerte, que creo que le haré un morado en su delicada piel.Pero no me importa.La convenceré de una manera o de otra.Ya no soportaré su perorata, que quiera convencerme con la razón o que quiera que yo responda a ella.Después de todo, soy un alfa, y mi palabra es ley.Y, sin embargo, ella no pertenece a mi manada, todavía, así que debo hacerla que acepte a lo que le pido.No pretendo vivir lejos de ella, pero tampoco la someteré a algo que la pueda matar.La marca.Así que, si no puedo convencerla u ordenarle, la haré ver que ella tampoco podrá vivir lejos de mí.
Ana.Estoy poniendo toda mi fuerza de voluntad para hablar con el hombre que me ha hecho sentir cosas que jamás hubiera imaginado que se pudieran siquiera experimentar.Quisiera que él reflexionara acerca de nuestra situación.Porque él ha despertado en mí algo que pensé que estaría negado para mí por siempre.La esperanza.Sí, ese deseo incontrolable por ser feliz al lado de mi pareja por el resto de la vida.Así que le estoy hablando desde el fondo de mi corazón, de mi deseo porque él quiera lo mismo que yo.Pero él parece negado a esa posibilidad.¿Será que hay algo más?Entonces, me río, porque la respuesta tiene un nombre.Violeta.Sí, de seguro esta tal Violeta es la Luna que él todavía espera.No, él debe sentir algo por mí, de lo contrario, no estaría tan empeñado en que sea yo y no otra, la que tenga a su hijo, que siga siendo su amante.Él debe estar enamorado de mí y no lo sabe.―Siempre velaré por ti, aunque no seas mi Luna―me responde, lo cual me rompe el corazón y no pue