~~~Levy.El resplandor en la piel de mi amante se va tan rápido como llegó, haciéndome dudar si realmente lo he visto o no.Una luminiscencia muy parecida a la que tenemos los hombres lobo, cuando nos encontramos con nuestro espíritu lobo.Y ahora se desmaya, como si todo esto para ella hubiera sido demasiado.Quizás sea eso, y cómo no pensar que lo sea, después de todo, ella ha recibido mi rigor de macho y esto pudo haber despertado a su espíritu lobo."Pero ¿qué esperas para recostarla?", me dice Sanjay y tiene razón, haciéndome sentir como un gran tonto insensible.Se ve tan frágil, con su piel casi traslúcida, que me da miedo quebrarla, si la abrazo muy fuerte.Toco su frente y está algo fría, y no puedo evitar besarla con delicadeza, preguntándome si es que la perderé."Abrígala con la sábana", me pide Sanjay y de inmediato la tomo entre mis brazos y la deposito con cuidado en la cama, para luego ponerme junto a ella y nos cubrimos con el edredón para que entre en calor y pronto,
~~~Levy.La mujer a mi lado está algo afiebrada y me pregunto si es por mi culpa, por haberla tomado, impregnándola con mi maldición."No seas tonto, Levy, esto debe ser solo un resfriado", me dice Sanjay, pero no le creo, "ya te lo dije, ella es la correcta, la que es capaz de unirse a nosotros", me asegura, sin embargo, prefiero ignorarlo.―Necesito que traigas algo para la fiebre―le digo a Ezra al teléfono.― ¿Cómo, mi alfa? ¿Cómo se ha podido enfermar? ―me cuestiona y yo gruño molesto, porque es cierto, nosotros no nos enfermamos tan fácilmente.―Solo trae lo que te pedí, ¿quieres? ―le indico simplemente y él me contesta con un "sí, mi alfa", y un rato más tarde, está en mi puerta con lo que he pedido.Entonces, la escucho.En medio de su inconciencia, ella ha estornudado, algo que de algún modo me alivia, porque está resfriada, y me pregunto cómo ha podido contagiarse de algo tan simple como una enfermedad que no existe en nuestro mundo.Luego recuerdo lo que ha estado haciendo.
~~~Levy."Pero ¿qué se supone que le has dicho?", me reclama Sanjay, molesto, "¿es que acaso te volviste loco o qué?", me espeta, algo que me hace reír."Ya me oíste, ¿o no fui claro?", me burlo de él, algo que parece que lo enoja más."Y yo te dije que la convirtieras en nuestra Luna, pero te has negado, así que dime, ¿cómo se supone que la presentarás en la manada?", me acusa y yo hago un bufido."Ella será mi amante y la madre de mi heredero, desde luego", le respondo, enojado, porque tal parece que no entiende, así que le aclaro, "estará bien bajo mi protección, siendo mi concubina, mucho mejor que aquí, en donde un simple resfriado la puede enfermar gravemente", le recalco, y él se molesta aún más."Eso no es digno para nuestra pareja destinada", me espeta cabreado, "¿cómo pretendes tratarla como a una simple concubina, cuando debería ser mucho más que eso?", me hace notar y yo me burlo de él."Tú dices que es nuestra pareja destinada, pero yo solo veo a una loba débil, cómo para
~~~Ana.Él me ha dicho que soy una perra, así, descaradamente, como si no valiera nada.Pero, si ha sido él quien necesita tener un hijo y pronto. Además, ¿no se supone que, al ser mi pareja destinada, él debería aceptarme como su Luna?¿No es esto un hecho innegable, y por, sobre todo, una ley?"Aún no te unes a mí, y mientras no lo hagas, te seguirás viendo como una mujer débil", se burla de mí Ateba, al tiempo que veo al alfa ir al baño."Yo necesito ser su Luna, no una simple concubina", le espeto cabreada, "nunca podré vengarme, si no tengo un puesto de alto rango en la manada, que él me pueda ver como su igual", le recalco."Ni siquiera siendo la Luna de este alfa, podrás vengarte de Casius", me advierte, algo que me sorprende, "simplemente, la hija de un beta no puede enfrentarse a un alfa, por más poderoso que haya sido su padre", le recuerda, sin embargo, parece que ella no me conoce."Tú también me concideras indigna", le digo con rabia, "tú, quien eres la culpable de todo,
~~~Levy.Su negativa a acceder a mi propuesta, solamente hace que me encienda como un leño ardiendo.― ¿Qué no te das cuenta? ―le susurro al oído, mientras hago un camino de besos desde ahí hasta su cuello― ¿no lo sientes? ―le reclamo, con las ansias por hacerla mía nuevamente, mientras levanto la mitad de su cuerpo, para ponerla a horcajadas sobre mí, aferrando mi brazo en su espalda, al tiempo que aprieto su derrier tan fuerte, que creo que le haré un morado en su delicada piel.Pero no me importa.La convenceré de una manera o de otra.Ya no soportaré su perorata, que quiera convencerme con la razón o que quiera que yo responda a ella.Después de todo, soy un alfa, y mi palabra es ley.Y, sin embargo, ella no pertenece a mi manada, todavía, así que debo hacerla que acepte a lo que le pido.No pretendo vivir lejos de ella, pero tampoco la someteré a algo que la pueda matar.La marca.Así que, si no puedo convencerla u ordenarle, la haré ver que ella tampoco podrá vivir lejos de mí.
Ana.Estoy poniendo toda mi fuerza de voluntad para hablar con el hombre que me ha hecho sentir cosas que jamás hubiera imaginado que se pudieran siquiera experimentar.Quisiera que él reflexionara acerca de nuestra situación.Porque él ha despertado en mí algo que pensé que estaría negado para mí por siempre.La esperanza.Sí, ese deseo incontrolable por ser feliz al lado de mi pareja por el resto de la vida.Así que le estoy hablando desde el fondo de mi corazón, de mi deseo porque él quiera lo mismo que yo.Pero él parece negado a esa posibilidad.¿Será que hay algo más?Entonces, me río, porque la respuesta tiene un nombre.Violeta.Sí, de seguro esta tal Violeta es la Luna que él todavía espera.No, él debe sentir algo por mí, de lo contrario, no estaría tan empeñado en que sea yo y no otra, la que tenga a su hijo, que siga siendo su amante.Él debe estar enamorado de mí y no lo sabe.―Siempre velaré por ti, aunque no seas mi Luna―me responde, lo cual me rompe el corazón y no pue
~~~Ana.Despierto en medio de unos brazos que me acunan y me acercan a un torso desnudo.Los brazos y torso que pertenecen al hombre más cruel que conozco.No, él no es el hombre más cruel, sino Casius, quien se encargó de acabar con toda mi familia.Y sin embargo, este hombre no termina de humillarme.¿Un contrato para que sea su esclava de cama?¿Una sumisa que tiene que acceder a sus caprichos más bajos?“Si tan solo me permitieras”, dice una voz que solo me da más rabia.“Sal de mi cabeza”, le digo, “y sal de mi vida”, le espeto cabreada.“Si me aceptaras, esto se solucionaría”, intenta convencerme.“¿Así como solucionaste todo, el día que murieron mis padres?”, le reclamo y ella intenta responderme, sin embargo, no se lo permitiré, “ya déjame en paz, loba blanca, quiero que te vayas y que no vuelvas a interferir en mi vida”, le grito molesta.Y ella se siente inquieta en mi cabeza, como si mis palabras la hubieran herido, pero eso no me interesa.Nadie quiere a la loba de la per
~~~Ana."¿En serio estás pensado pedirle eso?", me dice la loba blanca, Ateba, algo que me llena de rabia."No eres quién para pedirme explicaciones", le espeto, "por tu culpa estoy obligada a hacer lo que tenga que hacer", le recuerdo, pero ella sigue en su empeño de molestarme."Es la idea más ridícula que se te ha podido ocurrir", vuelve con sus reclamos sin sentido.Como si ella tuviera derecho a decidir algo en mi vida."¿Viste la cantidad ridícula de dinero que pretende darme?", me burlo de ella, "con eso podré vengarme de Casius y de los miserables que mataron a mis padres", le revelo, "incluso hasta del hombre sin corazón que vino hasta esta ciudad humana, solo para asesinar a mi abuela", le recuerdo, manteniendo viva la última vez que vi a mi abuela, tirada en la calle y herida de muerte, como si fuera un perro."Tus padres sacrificaron su vida para que tú vivieras", sus palabras retumban en mi mente como un gran martillo golpeando un yunque, "no desperdicies su sacrificio",