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Un mes después.
Ciudad Humana.
Levy.
"Pues, claro que sí, Ezra" le digo a mi beta al teléfono, usando los medios convencionales para no levantar sospechas en medio del mundo humano, en donde sería muy raro utilizar mi telepatía, la que tiene todo alfa para comunicarse con su gente.
Incluso aquí, en la Suite de este hotel cinco estrellas, en donde estoy terminando de arreglarme en el baño, para salir y hacer exactamente lo que vine a hacer.
"Pero, mi alfa, debe haber alguna otra manera para que consigamos lo que quiere, sin llegar a extremos", me indica y yo estoy a punto de morirme de la risa.
"¿Lo que yo quiero, Ezra?", me burlo de él, "es lo que quiere el concejo, no yo", le recuerdo, porque es así, "me han puesto entre la espada y la pared", le aseguro, aunque la verdad es que no le tengo miedo a ninguno de ellos.
"Todo el mundo está preocupado por el futuro de la manada", me dice un poco frustrado, igual que yo.
"Y es por eso que mi idea es la solución y que todos dejen por fin de fastidiarme", le indico y resoplo con fuerza, "a ellos les importa nuestro futuro, asegurando un heredero y eso es lo que les daré", le recuerdo.
"Pero, es que he visto a Lesley y a Lissander susurrándole al oído de los miembros del concejo", me confiesa, a lo cual me río.
"¿Crees que no sé lo que mi tío y mi primo han estado haciendo a mis espaldas?", me burlo de él, "¿que hacen todo lo posible para derrocarme?", le hago ver y escucho que resopla con fuerza.
"Debería venir a aplacar los chismes", me señala, "todos insisten en que va a cometer una locura, luego de que ha perdido a la Luna Violeta", me dice, revolviendo mi dolor por mi amor de la infancia, mi dulce Violeta, “lo siento, mi alfa, no debí mencionar su nombre, pero es que…”, trata de decirme, pero lo interrumpo.
"No, una locura es lo que ha pasado todo este tiempo, tratando de conseguir una pareja adecuada y encontrando tantas objeciones", le señalo ofuscado.
Porque es así.
Desde que se ha regado la noticia por toda la manada de que estoy maldito y que ninguna mujer sobrevivirá a la primera noche de unión conmigo, ninguno de los nobles o plebeyos de mi manada ha querido que sus hijas acepten mi propuesta de unión, que lleven mi marca y que procreemos al siguiente heredero.
Ya lo he intentado.
Justo el año pasado, me uní a Macarena, quien murió en la madrugada, luego de nuestra unión.
Luego de que la marqué y la hice mía.
Igual que pasó con Violeta.
Desde entonces, todos dicen que estoy maldito y que no hay mujer que pueda soportar el rigor de mi hombría.
"Así que conseguiré a una mujer que lleve en su vientre a mi heredero de manera discreta, Ezra", le aclaro, "nada de uniones y de cortejos, ya estoy cansado de todo eso", le confieso muy molesto.
Todo eso ha sido una tortura, estar en medio de mi deber como alfa y mi dolor por perder a mi Luna.
"Incluso, le daré una pequeña fortuna, para que guarde discreción y que nadie sepa lo que estoy haciendo", le añado, "ahora, iré a un club nocturno, porque quiero despejar la mente", le digo y lo escucho decir un "pero, mi alfa, eso no es...", así que le cierro el teléfono de inmediato.
Y en cuanto salgo del cuarto de baño, quedo sorprendido, mientras se me corta el aliento.
Delante de mí hay una mujer de cabello rojo fuego y la cara más angelical que he visto en mi vida, con ojos azules que me recuerdan mucho a los de mi amada Violeta, lo cual me deja perplejo.
Ella se nota nerviosa y atónita, mientras me mira de pie a cabeza varias veces, y sus mejillas se ruborizan, al tiempo que la escucho gritar, avergonzada, tapándose la cara de lo impresionada que está.
― ¡Lo siento, señor! ―me dice, sin mirarme directamente, con sus manos tapando sus hermosos ojos, aunque pareciera que no puede, porque sigue mirándome el pecho a través de sus dedos― ¡yo no quería, perdóneme, por favor! ―se deshace en disculpas, mientras la veo tragar en seco varias veces y su barbilla tiembla, con su respiración agitada.
Y es cuando salgo de mi embobamiento.
―Pero ¿qué demonios haces aquí? ―le digo a la mucama que está en mi habitación― ¡le dije al encargado que no quería que nadie me molestara! ―le grito, al tiempo que la tomo del brazo con fuerza, asiéndola muy cerca de mi cara.
― ¡Lo siento, señor, no vi el letrero y he llamado varias veces, así que asumí que estaba desocupado y pues, si no limpio los cuartos que me asignan, podrían despedirme y es tan difícil conseguir un buen empleo en esta ciudad! ―me contesta muy nerviosa, temblando de pie a cabeza por mi agarre―le prometo que no he escuchado nada de su conversación―me indica y trata de escapar de mí.
Y ahora estoy preocupado.
Pero no por la confesión que acaba de hacerme esta mujer indiscreta, que de seguro ha escuchado toda mi conversación con Ezra, y puede descubrir mi verdadera identidad, una sentencia de muerte segura para ella.
O todo lo que esto pueda provocar en mi manada, que el concejo sepa de mis planes y que todo se vaya al traste.
No, eso no es lo más preocupante, sino por la reacción de mi lobo que quiere tomarla, que sea nuestra, sin importarle si ella lo quiere o no.
~~~Ana.― ¡No me lastime, por favor! ―le ruego al hombre millonario, que me está agarrando del brazo tan fuerte que duele, y ahora tengo miedo de que me vaya a matar porque estoy en su habitación por equivocación.Su mirada destila rabia y de cuerpo emana calor, y yo estoy temblando de dolor, pero me obligo a mí misma a soportarlo, aunque, con lo furioso que está, creo que mi vida está en peligro.―Ahora dime, ¿qué escuchaste? ―me espeta muy fuerte en mi oído― ¿o es que acaso me espiabas para robarme? ―me suelta y yo lo miro sorprendida―te aseguro que, si pretendes chantajearme, antes te mato primero―me asegura, con su aliento rozando mi cara y su fuerte agarre, que pareciera que quisiera romperme el brazo.―Le aseguro que no he escuchado nada y si no me suelta ahora mismo, mi supervisor notará que no estoy limpiando las habitaciones―trato de decir con voz firme, aunque estoy muerta de miedo, tanto, que apenas si me puede escuchar.―No le tengo miedo a nadie, porque ninguno de ellos p
~~~Ana.Mis manos siguen temblando de miedo, mientras estoy en el baño, tal y como el millonario me pidió.¿Debería hacerle caso, luego de que casi me mata, rompiendo toda mi ropa, mientras me agarraba por el cuello posesivamente?¿Debería irme?¿Por qué me lo estoy preguntando, después de la manera en la que me ha tratado?Mis dedos recorren cada parte de mi cuerpo, por los lugares que han pasado sus dedos.¿Soy masoquista?¿Por qué quiero que él vuelva a hacer todo lo que estaba haciéndome, besándome como un desesperado, colocando sus dedos en aquellos lugares de mi cuerpo que solamente yo conozco?¿Por qué mi corazón está tan desbocado, al pensar en su boca, su cuerpo musculoso, su pelvis que estaba a punto de montarse encima de la mía?¿Esto es lo que pasa cuando un hombre está con una mujer?¿Me atreveré a que un hombre desconocido haga conmigo lo que quiera, solamente por venganza?¿O el motivo no es la venganza, sino yo misma, que quiero todo eso, que me siga besando, tocándom
~~~Levy.En cuanto Ezra se larga de la habitación, voy a toda prisa al baño y tiro la puerta de una sola patada.Y ahí está ella, temblando muerta de miedo en un rincón.―Por favor, señor, no me lastime―me ruega, pero Sanjay no está razonando ahora, solo se va directo a ella y la coloca contra la pared―no me mate, señor, ya le dije que puedo ayudarlo en su problema―me dice y ahora quedo desconcertado.― ¿Mi problema? ―me burlo de ella―sé cómo arreglar mi problema justo ahora―le aseguro riéndome.―Sí, señor, el problema del que estuvo hablando con su secretario―me responde y yo sigo nulo, así que traga en seco, aun temblando como una hoja cuando es tocada por una ráfaga de viento―me refiero a que está buscando a una mujer para que tenga a su hijo―me señala, al tiempo que beso su cuello, mientras mi mano se cuela en medio de ella.Sé lo que estoy palpando ahora.Ella también siente lo mismo que yo.―Sí, lo quiero―le susurro en su cuello―y ahora mismo haremos a ese hijo―le confieso, al t
~~~Levy.El resplandor en la piel de mi amante se va tan rápido como llegó, haciéndome dudar si realmente lo he visto o no.Una luminiscencia muy parecida a la que tenemos los hombres lobo, cuando nos encontramos con nuestro espíritu lobo.Y ahora se desmaya, como si todo esto para ella hubiera sido demasiado.Quizás sea eso, y cómo no pensar que lo sea, después de todo, ella ha recibido mi rigor de macho y esto pudo haber despertado a su espíritu lobo."Pero ¿qué esperas para recostarla?", me dice Sanjay y tiene razón, haciéndome sentir como un gran tonto insensible.Se ve tan frágil, con su piel casi traslúcida, que me da miedo quebrarla, si la abrazo muy fuerte.Toco su frente y está algo fría, y no puedo evitar besarla con delicadeza, preguntándome si es que la perderé."Abrígala con la sábana", me pide Sanjay y de inmediato la tomo entre mis brazos y la deposito con cuidado en la cama, para luego ponerme junto a ella y nos cubrimos con el edredón para que entre en calor y pronto,
~~~Levy.La mujer a mi lado está algo afiebrada y me pregunto si es por mi culpa, por haberla tomado, impregnándola con mi maldición."No seas tonto, Levy, esto debe ser solo un resfriado", me dice Sanjay, pero no le creo, "ya te lo dije, ella es la correcta, la que es capaz de unirse a nosotros", me asegura, sin embargo, prefiero ignorarlo.―Necesito que traigas algo para la fiebre―le digo a Ezra al teléfono.― ¿Cómo, mi alfa? ¿Cómo se ha podido enfermar? ―me cuestiona y yo gruño molesto, porque es cierto, nosotros no nos enfermamos tan fácilmente.―Solo trae lo que te pedí, ¿quieres? ―le indico simplemente y él me contesta con un "sí, mi alfa", y un rato más tarde, está en mi puerta con lo que he pedido.Entonces, la escucho.En medio de su inconciencia, ella ha estornudado, algo que de algún modo me alivia, porque está resfriada, y me pregunto cómo ha podido contagiarse de algo tan simple como una enfermedad que no existe en nuestro mundo.Luego recuerdo lo que ha estado haciendo.
~~~Levy."Pero ¿qué se supone que le has dicho?", me reclama Sanjay, molesto, "¿es que acaso te volviste loco o qué?", me espeta, algo que me hace reír."Ya me oíste, ¿o no fui claro?", me burlo de él, algo que parece que lo enoja más."Y yo te dije que la convirtieras en nuestra Luna, pero te has negado, así que dime, ¿cómo se supone que la presentarás en la manada?", me acusa y yo hago un bufido."Ella será mi amante y la madre de mi heredero, desde luego", le respondo, enojado, porque tal parece que no entiende, así que le aclaro, "estará bien bajo mi protección, siendo mi concubina, mucho mejor que aquí, en donde un simple resfriado la puede enfermar gravemente", le recalco, y él se molesta aún más."Eso no es digno para nuestra pareja destinada", me espeta cabreado, "¿cómo pretendes tratarla como a una simple concubina, cuando debería ser mucho más que eso?", me hace notar y yo me burlo de él."Tú dices que es nuestra pareja destinada, pero yo solo veo a una loba débil, cómo para
~~~Ana.Él me ha dicho que soy una perra, así, descaradamente, como si no valiera nada.Pero, si ha sido él quien necesita tener un hijo y pronto. Además, ¿no se supone que, al ser mi pareja destinada, él debería aceptarme como su Luna?¿No es esto un hecho innegable, y por, sobre todo, una ley?"Aún no te unes a mí, y mientras no lo hagas, te seguirás viendo como una mujer débil", se burla de mí Ateba, al tiempo que veo al alfa ir al baño."Yo necesito ser su Luna, no una simple concubina", le espeto cabreada, "nunca podré vengarme, si no tengo un puesto de alto rango en la manada, que él me pueda ver como su igual", le recalco."Ni siquiera siendo la Luna de este alfa, podrás vengarte de Casius", me advierte, algo que me sorprende, "simplemente, la hija de un beta no puede enfrentarse a un alfa, por más poderoso que haya sido su padre", le recuerda, sin embargo, parece que ella no me conoce."Tú también me concideras indigna", le digo con rabia, "tú, quien eres la culpable de todo,
~~~Levy.Su negativa a acceder a mi propuesta, solamente hace que me encienda como un leño ardiendo.― ¿Qué no te das cuenta? ―le susurro al oído, mientras hago un camino de besos desde ahí hasta su cuello― ¿no lo sientes? ―le reclamo, con las ansias por hacerla mía nuevamente, mientras levanto la mitad de su cuerpo, para ponerla a horcajadas sobre mí, aferrando mi brazo en su espalda, al tiempo que aprieto su derrier tan fuerte, que creo que le haré un morado en su delicada piel.Pero no me importa.La convenceré de una manera o de otra.Ya no soportaré su perorata, que quiera convencerme con la razón o que quiera que yo responda a ella.Después de todo, soy un alfa, y mi palabra es ley.Y, sin embargo, ella no pertenece a mi manada, todavía, así que debo hacerla que acepte a lo que le pido.No pretendo vivir lejos de ella, pero tampoco la someteré a algo que la pueda matar.La marca.Así que, si no puedo convencerla u ordenarle, la haré ver que ella tampoco podrá vivir lejos de mí.