Mikel bajó del coche y fingió no haberse dado cuenta de quién era ella. Isabella, por su parte, aplicó la misma estrategia haciendo que se asomaba al cofre del vehículo para revisar algo.—Buenos días, señorita, ¿Tiene problemas con su auto? — Mikel preguntó impostando la voz de macho alfa que viene al rescate — ¿Necesita que la ayude?Isabella respondió manteniendo la mirada baja y también sus pechos para “mostrar un poco la mercancía”.—¡Oh! Gracias al cielo que usted se detuvo, ¿Tiene idea de lo difícil que es lograr que alguien te ayude hoy en día? Nadie quiere detenerse a prestar ayuda, es terrible, tengo una hora aquí — dijo en plan de necesidad extrema.Mikel sonrió y se acercó más a ella sin quitar la vista de su exuberante escote.—¿Isabella? — fingiendo sorpresa.—¿Mikel? — Ella hizo lo mismo — ¡Oh, Mikel! El cielo te ha enviado hacia mí, ¡Estoy segura! — dijo sacando la cabeza de debajo de la tapa del cofre y acercándose a él para abrazarlo con efusividad — Ah… disculpa, ta
James le dedicó una sonrisita burlona a la secretaria mientras las puertas del elevador se le cerraban justo en la cara.—¡Listo, James, ya estás aquí! Ahora debes hacer que esto valga la pena y encontrar algo que sea útil — se dijo a si mismo manteniendo la vista baja para eludir a la cámara.Arriba en presidencia, la hermosísima mujer vestida de rojo cruzaba la puerta de la oficina de Mikerl Wolf.—Siéntate Isabella, ¿Te apetece un café?—¿Tienes té? Creo que el tiempo en Londres me hizo amar el té — comentó de forma casi casual, aunque nada de lo que ella pudiera decir o hacer, era casual.Además, odiaba el té.—Llamaré a mi secretaria para que prepare uno.—Mikel, de verdad te estoy muy agradecida, te has portado como todo un caballero de brillante armadura, has sido mi héroe el día de hoy — Dijo zalamera para inflarle un poco el ego y mantenerse como la damisela que no quiebra un plato.—Nada de eso, Isabella, creo que un hombre siempre debe salir al rescate de una mujer en pelig
Isabella apuró el trago de la bebida dulce caliente, esperando que la ayudara a recomponerse, mientras luchaba por no desvanecerse.Siempre había sabido que Mikel era un canalla, o al menos lo supo cuando la rechazó aquel día de su séptimo aniversario de bodas creyéndola capaz de traicionarlo, cuando le lanzó las fotos de su supuesta infidelidad a la cara gritándole improperios y tratándola como si fuera una cualquiera capaz de hacer una cosa tan baja, ¡A ella!, que lo único que amaba más en la vida que a su esposo, era a su hijo.Tomó otro sorbo e inspiró hondo, recostando la cabeza contra el mueble. Mientras fijaba la mirada en el estúpido techo adornado con molduras de yeso con un estilo muy rococó que ella misma había elegido hacía mucho, le parecía que había pasado un siglo desde eso.Cerró los ojos y pensó que Mikel debía saber que no podría haberlo hecho, pero no fue así. En su lugar, él se lo creyó todo, se creyó la traición después de que ella hubiera sido víctima de secuestr
James se apresuró a buscar una salida, la sujetó con fuerza de la mano y la mantuvo muy cerca, cubriéndola en todo momento con su cuerpo en una actitud protectora que no le conocía hasta ahora.— Es mejor que salgamos como entramos — ella le susurró al oído cuando debieron pegarse al muro uno contra el otro para ocultarse de los guardias — será más fácil si cada cual sale solo.James la miró como si se hubiera vuelto loca.— ¡No voy a dejarte aquí para que te atrapen! — musitó por lo bajo en actitud enérgica y autoritaria — Estamos juntos en esto, y saldremos de aquí juntos, ¿Vale? — como si le estuviera dando una lección a una niña pequeña.Ella había visto la determinación en su mirada y supo que no le sacaría la idea de la cabeza, además, le gustó como se sintió eso, ser protegida por primera vez en muchísimo tiempo, estar en manos de alguien que se preocupara un poquito por ella, que corriera riegos por ella, era estúpido, y ella lo sabía, pero no pudo evitar emocionarse ni tampoc
— ¿Hay forma de llegar hasta el estacionamiento subterráneo desde aquí? — La voz de James parecía más ronca de lo habitual.—He… sí, claro, podemos salir al pasillo hacia los elevadores del otro lado, de esa forma bajaremos directamente al sótano, y desde ahí será más fácil.Él asintió.—Entonces vamos.James se aventuró a abrir la puerta de nuevo y tras ver el corredor libre tomó de nuevo la mano de su falsa hermana y caminó con ella tratando de no llamar la atención, había mucha gente, así que no fue difícil, ambos subieron al elevador y ya dentro, ella presionó el botón que iba directo al sótano.El aire dentro de la caja de metal parecía electrificado y el momento se tornó demasiado largo e incómodo. James fue el primero en romper el silencio.—¿Vas a decirme qué hacías en las oficinas de presidencia? — preguntó evitando mirarla a la cara, todavía sentía cómo las piernas le hormigueaban y debió guardarse las manos en los bolsillos para mantener el autocontrol, pero no podía dejarse
James solo podía imaginarse todo el dolor y la decepción por la que Isabella estaba pasando, ¿No había sido suficiente haber estado condenada injustamente y alejada de su pequeño hijo, sino que ahora, además, tenía que descubrir que la perpetradora de todo el macabro plan en su contra había sido su mejor amiga?Él la escuchaba sollozar en baja voz junto a su pecho, mientras él la mantenía rodeada con sus fuertes brazos en un gesto protector del que Isabella no quería soltarse, ella erró los ojos y quiso quedarse ahí en ese pequeño espacio rodeada de aquella masculinidad que parecía brindarle una barrera física impenetrable a cualquier daño de fuera que quisiera tocarla.La puerta del elevador se abrió y con ella ambos volvieron a la realidad del momento. Estaban huyendo del edificio de Wolf Company y era imperante echar a correr de nuevo.
Isabella se inclinó sobre James y posó suavemente su boca sobre la de su falso hermano, sorprendiéndolo por completo con el gesto que no se esperaba. Él mismo lo pensó demasiado. El besarla solo era una estrategia para mezclarse entre la gente a plena luz del día y despistar a los guardias, pero al momento de hacerlo se había paralizado, envuelto en una corriente de pensamientos que lo sacaron de su centro.Ella lo hizo. Isabella era una mujer de armas tomar. Si necesitaba parecer una sonsa enamorada en un parque con su pareja para desviar la atención de ella, lo haría; en todo caso, no es como si estuviera besándolo en verdad, ¿O sí?— ¿Dónde se metieron? — la voz del jefe en la radio se escuchaba alterada y fuera de sí — ¡No regresen con las manos vacías, el señor Wolf está muy molesto, ¡Dice que quiere respuestas
El viaje en el auto hasta la mansión transcurrió en silencio. Isabella estaba exhausta, física y emocionalmente, su plan de esa mañana había salido a pedir de boca hasta el momento en el que se topó con la nota de Astrid dejándola sumida en una profunda tristeza, y luego de eso, no supo cómo carajos se vio envuelta en una fuga peligrosa junto a James que había acabado en besuqueo en un parque del centro de la ciudad.Inspiró profundo y miró por la ventana del auto perdida en sus pensamientos mientras se delineaba el borde de los labios con la punta de sus dedos de forma inconsciente.James la observó de soslayo, la larga melena negra azabache de Isabella afinaba sus rasgos delicados, haciéndola ver más femenina y hermosa. Él tragó saliva involuntariamente y se aclaró la garganta para poder hablar.— ¿Estás bien? — la vo