—¿Estás segura de que quieres irte sola? — James insistió, no quería perderla de vista en el estado en el que se encontraba.—Sí — respondió a secas y sin mirarlo a la cara.Ella se dio la vuelta y, sin siquiera despedirse, se dirigió hacia la calle en busca de un taxi.James la observó desaparecer con una extraña sensación de desasosiego en el estómago, nunca la había visto así, ni siquiera cuando Beatriz murió, ella había llorado mucho y se había desahogado, pero ahora simplemente se cerraba como una ostra sin mediar palabra y además quería desaparecer y buscar la soledad, y la soledad nunca es buena compañía.Inspiró hondo y subió al auto, no había nada más por hacer, salvo una cosa. Planear como diablos iba a entrar en el piso más alto de Wolf Company.En casa de los Wolf.Mikel detuvo el auto y Mat salió corriendo con las bolsas de las compras directo a su habitación, sacó todo el contenido y lo desparramó sobre la cama.—Nana, ¡Nana! ¿Puedes venir a ver las cosas que mi papá me
La nana se quedó helada, comprendiendo la insinuación de la señora de la casa y temiendo que involucrara al niño en semejante tontería.Astrid siempre buscaba la forma de amargarle la existencia al pobre pequeño, ella misma había tenido que limpiar sus lágrimas durante años por culpa de las injusticias a las que Astrid lo sometía constantemente, y lo peor era que el señor Mikel no lo notaba, era como si la mujer tuviera el poder de vendarle los ojos para que no se diera cuenta de lo cruel que podía ser con Mat.La nana apretó los puños e inspiró hondo, quería a Maty, lo había cuidado desde que nació, y le dolía que lo trataran como si fuera un estorbo.—A ver, mocoso. Cuéntale a tu mamá cómo estuvo eso de conocer a tu nueva amiga — le dijo encarando al pequeño.—Tú no eres mi mamá — Mat dijo, levantando la barbilla y mirándola a los ojos. La mirada azul profundo del niño le recordó a Astrid los ojos de Elisa.« ¡Maldita Elisa! Me dejó a su engendro para que me hiciera la vida un puré
James había tenido dos largos días para pensarlo muy bien, el comentario de Isabella había sido como una inyección fresca a su sistema, y necesitaba comprobar por sí solo si el viejo Emmett Wolf tenía algo en su oficina que pudiera usar en su contra, además, también necesitaba infiltrarse en su equipo de seguridad para conocer sus movimientos contra Lennox y Lennox.Había pasado los dos últimos días metido en el despacho maquinando una forma de hacerlo, y, mientras tanto, había podido observar a Isabella desde los ventanales hacia el jardín haciendo ejercicio matutino muy temprano y llorando en silencio por los rincones cuando pensaba que nadie la estaba viendo. Le preocupaba lo último, y no solo por sus planes, sino que ahora también comenzaba a surgir un interés más… personal en ella. No quería verla triste ni saber de nada que la lastimara, pero el tema de su hijo era demasiado para James, no sabría ni por dónde comenzar.Al fin dedujo una forma de lograr escabullirse en Wolf Compa
Mikel bajó del coche y fingió no haberse dado cuenta de quién era ella. Isabella, por su parte, aplicó la misma estrategia haciendo que se asomaba al cofre del vehículo para revisar algo.—Buenos días, señorita, ¿Tiene problemas con su auto? — Mikel preguntó impostando la voz de macho alfa que viene al rescate — ¿Necesita que la ayude?Isabella respondió manteniendo la mirada baja y también sus pechos para “mostrar un poco la mercancía”.—¡Oh! Gracias al cielo que usted se detuvo, ¿Tiene idea de lo difícil que es lograr que alguien te ayude hoy en día? Nadie quiere detenerse a prestar ayuda, es terrible, tengo una hora aquí — dijo en plan de necesidad extrema.Mikel sonrió y se acercó más a ella sin quitar la vista de su exuberante escote.—¿Isabella? — fingiendo sorpresa.—¿Mikel? — Ella hizo lo mismo — ¡Oh, Mikel! El cielo te ha enviado hacia mí, ¡Estoy segura! — dijo sacando la cabeza de debajo de la tapa del cofre y acercándose a él para abrazarlo con efusividad — Ah… disculpa, ta
James le dedicó una sonrisita burlona a la secretaria mientras las puertas del elevador se le cerraban justo en la cara.—¡Listo, James, ya estás aquí! Ahora debes hacer que esto valga la pena y encontrar algo que sea útil — se dijo a si mismo manteniendo la vista baja para eludir a la cámara.Arriba en presidencia, la hermosísima mujer vestida de rojo cruzaba la puerta de la oficina de Mikerl Wolf.—Siéntate Isabella, ¿Te apetece un café?—¿Tienes té? Creo que el tiempo en Londres me hizo amar el té — comentó de forma casi casual, aunque nada de lo que ella pudiera decir o hacer, era casual.Además, odiaba el té.—Llamaré a mi secretaria para que prepare uno.—Mikel, de verdad te estoy muy agradecida, te has portado como todo un caballero de brillante armadura, has sido mi héroe el día de hoy — Dijo zalamera para inflarle un poco el ego y mantenerse como la damisela que no quiebra un plato.—Nada de eso, Isabella, creo que un hombre siempre debe salir al rescate de una mujer en pelig
Isabella apuró el trago de la bebida dulce caliente, esperando que la ayudara a recomponerse, mientras luchaba por no desvanecerse.Siempre había sabido que Mikel era un canalla, o al menos lo supo cuando la rechazó aquel día de su séptimo aniversario de bodas creyéndola capaz de traicionarlo, cuando le lanzó las fotos de su supuesta infidelidad a la cara gritándole improperios y tratándola como si fuera una cualquiera capaz de hacer una cosa tan baja, ¡A ella!, que lo único que amaba más en la vida que a su esposo, era a su hijo.Tomó otro sorbo e inspiró hondo, recostando la cabeza contra el mueble. Mientras fijaba la mirada en el estúpido techo adornado con molduras de yeso con un estilo muy rococó que ella misma había elegido hacía mucho, le parecía que había pasado un siglo desde eso.Cerró los ojos y pensó que Mikel debía saber que no podría haberlo hecho, pero no fue así. En su lugar, él se lo creyó todo, se creyó la traición después de que ella hubiera sido víctima de secuestr
James se apresuró a buscar una salida, la sujetó con fuerza de la mano y la mantuvo muy cerca, cubriéndola en todo momento con su cuerpo en una actitud protectora que no le conocía hasta ahora.— Es mejor que salgamos como entramos — ella le susurró al oído cuando debieron pegarse al muro uno contra el otro para ocultarse de los guardias — será más fácil si cada cual sale solo.James la miró como si se hubiera vuelto loca.— ¡No voy a dejarte aquí para que te atrapen! — musitó por lo bajo en actitud enérgica y autoritaria — Estamos juntos en esto, y saldremos de aquí juntos, ¿Vale? — como si le estuviera dando una lección a una niña pequeña.Ella había visto la determinación en su mirada y supo que no le sacaría la idea de la cabeza, además, le gustó como se sintió eso, ser protegida por primera vez en muchísimo tiempo, estar en manos de alguien que se preocupara un poquito por ella, que corriera riegos por ella, era estúpido, y ella lo sabía, pero no pudo evitar emocionarse ni tampoc
— ¿Hay forma de llegar hasta el estacionamiento subterráneo desde aquí? — La voz de James parecía más ronca de lo habitual.—He… sí, claro, podemos salir al pasillo hacia los elevadores del otro lado, de esa forma bajaremos directamente al sótano, y desde ahí será más fácil.Él asintió.—Entonces vamos.James se aventuró a abrir la puerta de nuevo y tras ver el corredor libre tomó de nuevo la mano de su falsa hermana y caminó con ella tratando de no llamar la atención, había mucha gente, así que no fue difícil, ambos subieron al elevador y ya dentro, ella presionó el botón que iba directo al sótano.El aire dentro de la caja de metal parecía electrificado y el momento se tornó demasiado largo e incómodo. James fue el primero en romper el silencio.—¿Vas a decirme qué hacías en las oficinas de presidencia? — preguntó evitando mirarla a la cara, todavía sentía cómo las piernas le hormigueaban y debió guardarse las manos en los bolsillos para mantener el autocontrol, pero no podía dejars