Capítulo302
El comentario de la vieja marquesa hizo que la Reina Madre Leonor se sintiera orgullosa, pero también un poco avergonzada. Al no invitar a Isabella, su intención había sido darle una lección. Sin embargo, ahora parecía que Isabella no solo no se había ofendido, sino que además había enviado como regalo una obra maestra de su maestro.

Lo cual demostraba que Isabella no solo tenía buenos modales, sino que también era generosa y magnánima. En comparación, ella se sentía algo mezquina.

Al mirar las miradas envidiosas y admirativas de las otras damas presentes, su opinión sobre Isabella mejoró un poco, aunque solo un poco.

Por otro lado, la Gran Princesa y la Princesa Catalina se acercaron a mirar la pintura. Aunque estaban claramente impresionadas, intentaron minimizar su valor. La Gran Princesa, dejando de lado toda pretensión de cortesía, comentó con frialdad:

—El maestro del cerro de los cerezos es famoso por sus pinturas de flores de ciruelo. Si en verdad tuviera intención de agradart
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