Capítulo313
Llegados los últimos días del año su maestro se marchó.

Isabella sostuvo su manga mientras lo acompañaba hasta la puerta. El viento helado rugía y el cielo nublado indicaba que el clima seguiría frio por un buen rato más.

Suspiró al pensar que su maestro también la dejaría. Solo esperaba que el día de su boda no llovería y que los caminos estuvieran transitables. No le pedía al destino nada más.

Su maestro sonrió:

—Te mandé hacer unas bonitas joyas, envía por favor a alguien a recogerlas. Ya he pagado; el recibo está con el mayordomo Eduardo.

—Entonces enviaré a Eduardo —respondió ella, observando cómo las doncellas terminaban de empacar sus cosas. No pudo evitar sentirse melancólica.

—¿Es acaso tan urgente que usted se marche maestro? ¿No puede esperar un par de días más?

—No puedo, es un asunto importante el que requiero atender —dijo él, revolviéndole la cabeza con cariño.

—Nos veremos pronto... No olvides visitar el pronto el cerro de los cerezos.

—¡Sí! —respondió con tristeza. Ent
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