61

Desayunamos los cuatro con la reina, que parecía brillar con luz propia esa mañana, esperando a los viajeros con los bebés de Ronda en su falda. Sheila había trepado al sofá, atenta a cada movimiento de los pequeños, mientras su hermano y los hijos de Milo jugaban a sus pies.

Por la tarde me ofrecí a relevar a Cordelia y Morgana con los cachorros, para que pudieran pasar tiempo con Aine y sus hermanas. Habían crecido y vivido juntas hasta que Mora llamara a sus hijas al norte, y yo sabía cuánto las echaban de menos las hijas de Milo.

Ronda se me unió con sus hijos, que de inmediato se convirtieron en el centro de atención de la guardería. Los cachorros los olieron de cabo a rabo, trataron de jugar con ellos, y cuando vieron que eran demasiado pequeños para saltar y correr como ellos, se fueron a seguir sus juegos al jardín. Ronda cambió para amamantarlos rode

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP