Salgo de la carpa para dirigirme a uno de los aseos en el edificio principal. Tengo muchas emociones encontradas, por un lado, estoy humillada porque perdí la apuesta, pero tengo que admitir que pagar dos mil dólares para bailar con el hombre con quien me acuesto, es un tanto descabellado. Esa parte puedo medianamente digerirla, pero de ahí, a tener que aguantar la humillación de verla restregándose con él por toda la pista, es otra cosa, sumado a su amenaza en mi bolso. Porque, ¿y esta quién demonios se cree para tratar de intimidarme? Estoy enojada, muy enojada y, si no fuera porque literalmente ella es la jefa de mi jefe, bien podría darle dos buenas bofetadas por estúpida. Respiro profundamente y decido calmarme, lo mejor es ignorarla y no dejar que mi noche se arruine. Me mojo el cuello, para refrescarme y me retoco el labial mirándome al espejo. El baño está desierto porque todas las chicas están disfrutando de la fiesta.
Cuando estoy lista y voy a salirA la mañana siguiente un ruido me despierta y me incorporo de súbito. Abro un ojo y luego otro para recuperarme del sueño profundo en el que estaba sumergida. Sábanas blancas, un gran ventanal en frente, paredes blancas y desnudas. Ah, estoy en casa de Derek, digo recobrando la consciencia. Lo escucho trastear en la cocina y sonrío antes su desaplomo. Sé que debe estar preparando el desayuno porque ya el sol está brillando con fuerza. Saco los pies de la cama y tan pronto me levanto, un retortijón en el estómago me golpea. Al mismo tiempo, comienzo a salivar y corro al baño, porque siento los vómitos subiendo por mi garganta. Llego al baño justo a tiempo y vacío todo el contenido de mi estómago en el retrete. Fuertes arcadas sacuden mi cuerpo y un sudor frio me cubre todo el cuerpo. Cuando ya siento que no hay nada en mi organismo que quede por expulsar, bajo la tapa y tiro de la palanca, para deslizarme en el piso frío lentamente. –¿Ámbar? – escucho la voz
Llegamos al hospital solos, tras mucho insistirle a los demás que se quedaran en el almuerzo, porque bastante mal me siento con haberles arruinado la comida, para tener también que arrastrarlos a la sala de emergencias. –Solo será alguna prueba de sangre y un medicamento por una intravenosa, mamá. No hace falta que vayas conmigo y que te pierdas tu fiesta de aniversario. Tan pronto me sienta mejor, volveremos – le dije antes de salir, dejándola medianamente conforme. Derek y yo entramos de la mano a la sala de urgencias y vamos al mostrador donde se encuentra la enfermera de turno. –Buenas tardes, ella es mi novia Ámbar y no se siente muy bien, tiene mareos y muchas náuseas, quisiera ver a un doctor – Derek toma el control y eso me gusta. –Claro que sí. Necesitaré que llene unos formularios, señor. Usted pase a la camilla seis, un médico le verá en seguida – dice mirándome a mí. Le entrego mi bolso con m
El sol de la mañana entra por la ventana, el nuevo día ha comenzado y me levanto antes de que suene la alarma. Hoy es un gran día para mí, estoy muy emocionada además de nerviosa, puesto que hoy voy a ser entrevistada para trabajar en la universidad de Oxford para ser maestra de literatura. Esto es algo por lo que he luchado toda mi vida. A pesar de tener veintisiete años, tengo todo lo requerido para el puesto, ya que, durante mi vida laboral, he logrado alcanzar la experiencia para poder aplicar a este trabajo.Mi compañera de piso, Sandra, está en la sala haciendo aeróbicos con un programa de televisión y me saluda con voz jadeante:–He preparado café – dice sin aliento.Le agradezco y voy a la cocina por una taza para recargar energías. Regreso a mi habitación para prepararme. Anoche me encargué de todos los detalles. En mi escritori
El señor Williams carraspea un par de veces como para recuperarse de su distracción y yo me ruborizo porque la mera idea de considerar que él me estuviera viendo interesado me causa desconcierto e interés a la vez.- Enfócate, Ámbar. Estás aquí por el empleo – me reprendo a mí misma mentalmente.- Bien, señorita Shein. Le tengo algunas preguntas que debo hacerle por protocolos de la universidad. ¿Le parece bien? – tiene la mirada en un formulario.-Adelante, por favor – le respondo.- ¿Con cuáles tres características se definiría a sí misma?- Pues soy responsable, sincera y servicial.- ¿Cuáles considera usted que son sus debilidades?- Hmmm – pienso antes de responder – creo que sería la misma sinceridad y la rectitud, a veces puedo excederme un poco con las exigencias.- ¿Ah sí? ¿Cómo es eso? – dice y parece estar muy interesado de repente.- Le exijo a mis estudiantes tod
Estamos a mediados de agosto así que todavía el calor del verano es palpable aquí en Boston. La temperatura está en treinta grados y hace un día soleado. Luego de la entrevista siento que el sol brilla aún más y que el cielo es más azul que de costumbre. Eso es la alegría de haber sido contratada. Tras haber desayunado en McDonald, regreso a mi apartamento para cambiarme el traje y los tacones y seguir con mis cosas, aunque no tengo muchos pendientes dado a que estamos en vacaciones y no tengo que ir al colegio.Al llegar a casa, Sandra no está en el edificio, está trabajando en el centro odontológico que ella emprendió, hace dos años. Yo voy a mi habitación, me cambio la ropa por algo mucho más cómodo y decido ponerme a limpiar mi habitación un poco con la aspiradora. Luego de aspirar, lavo algunos platos sucios en el fregadero y saco la basura. Eso es lo bueno de vivir con Sandra, que ella siempre mantiene la limpieza lo que hace que la convivencia sea mucho más lleva
Me despierto desorientada porque he tomado un siesta y no estoy segura de qué hora es. Mi habitación está a oscuras, pero alcanzo mi celular y veo que son casi las ocho de la noche. Salgo de mi habitación y me dirijo a la cocina para buscar algo de comer. Sandra ha caído dormida en el sofá y la despierto porque debemos prepararnos si vamos a salir.Caliento la pasta que me ha dado mi madre para las dos y comemos mientras vemos algo en la tele. Para nosotras, las diez de la noche es la hora perfecta para salir, sobretodo para mí, que estoy libre todos estos días, hasta que se reinicie el año escolar. Terminamos de comer y nos vamos a nuestras respectivas habitaciones a prepararnos. Tomo una ducha rápida y decido ponerme algo cómodo, porque la noche es húmeda y hace bastante calor. Opto por un vestido corto color turquesa de algodón, junto a unas zapatillas color crema de plataforma. Mi pelo se ha secado al natural luego de haberlo mojado en la piscina y me limito a
Es jueves y es la una en punto. Debo estar en la universidad a las tres, por lo que decido prepararme. Después de la salida nocturna de ayer, me he quedado en casa, disfrutando de la libertad de estar en vacaciones. He leído un par de libros. He hecho un poco de ejercicio en la bicicleta de Sandra, he hecho los quehaceres y también he visto un par de películas en la tele.Sandra se ha ido a trabajar antes de las nueve como cada mañana, por lo que no regresará hasta las cinco. Así que me preparo algo de comer. Decido hacer pechuga de pollo salteada con vegetales, porque es rápido y ligero. No quisiera demorarme mucho en la cocina. Una vez he comido y lavado los platos, voy al baño a toda prisa, porque estoy ansiosa por llegar a la reunión. Hablarán de dinero y sé que el pago es muy distinto a los cinco mil dolares que me pagan en Buenaventura.Tomo una ducha y como ayer me lavé el pelo, me evito ese paso el día de hoy. En vista de que la reunión de hoy será c
Le abro la puerta de mi oficina a la señorita Shein y me tomo un instante para contemplar su trasero. La primera vez que la vi, supe inmediatamente que me gustaba. Esos labios color rosa, junto a sus ojos tan llamativos y esa piel color avena, me consiguieron una erección tan pronto entró a mi oficina. A eso, hay que sumarle el hecho de que constantemente se toca el cuello, cosa que me encanta, como si fuera una invitación a besarlo.El día de hoy, en lugar de su traje aburrido de maestra recatada, se ha presentado con un atuendo mucho más jovial: trae unos vaqueros negros que dejan ver un trasero de manzana que me muero por tocar. A parte una blusa rosa que delatan un buen par de pechos, firmes y turgentes. Junto a la puerta, aguardo a que ella salga de la oficina y cuando pasa junto a mí, su aroma es como el de fresas dulces. Todo en ella es apetecible, pero no estoy seguro si deba dejarle claro mis intenciones porque será mi subalterna. Aunque no me he contenid